Se puede afirmar que un amplio porcentaje de las nuevas generaciones, si bien no lo ponen en práctica, saben de la importancia de ahorrar para su futuro. Ya quedaron atrás los colchones abultados llenos de billetes, cuando se creía que esta era una forma segura de ahorrar. Ya no predomina esa reticencia a los bancos como hace unas décadas, puesto que hoy es casi obligado el tener una cuenta bancaria. O por lo menos, un bien necesario para realizar la mayor parte de transacciones financieras de nuestro día a día.
Pero las estadísticas hablan por sí mismas: “solo uno de cada cuatro españoles invierte sus ahorros”, según una encuesta realizada por JP Morgan. Y, ¿qué significa esto realmente? La consecuencia es mucho más negativa de lo que la gran mayoría puede llegar a pensar, ya que significa que los españoles están perdiendo dinero año tras año como resultado de la inflación.
Esos ahorros que quedan hoy estancados en una cuenta bancaria, al cabo de 10 años tendrán mucho menos valor que en la actualidad. Es decir, la inflación juega en contra al hacer que perdamos poder adquisitivo y disminuya nuestra capacidad de compra con el paso de los años.
Con el avance en la tecnología y el auge de las plataformas de inversión, la banca y los brókeres online, es cada vez más fácil empezar a rentabilizar nuestros ahorros. Hay multitud de productos financieros que actúan tanto en el corto plazo, como pueden ser los mercados de valores y divisas, o en el largo plazo, como los fondos de inversión o los planes de pensiones. Los primeros, conllevan mayor riesgo a cambio de una mayor liquidez; mientras que los segundos, son más estables y seguros, a costa de no poder disponer de ese dinero por un plazo de tiempo mayor.
Para un mejor aprovechamiento de nuestros recursos económicos, y para conseguir la tan ansiada estabilidad financiera, hay dos factores fundamentales a tener siempre en cuenta: el tiempo y la diversificación.
El papel del tiempo en tus inversiones
Todos conocemos los depósitos o inversiones a corto o medio plazo, que suelen funcionar con interés simple y son útiles para que nuestros ahorros no se devalúen. Pero, por lo general, no se optan a grandes rentabilidades con este tipo de productos.
En cambio, los fondos de inversión a largo plazo y los planes de pensiones suelen funcionar con interés compuesto. Esto significa que cada nuevo año se aplica el interés al conjunto del capital más la rentabilidad acumulada, lo que hace que, con el tiempo, tus ahorros crezcan exponencialmente por el llamado efecto bola de nieve. He ahí la importancia de sacrificar la liquidez para que tus ahorros vayan creciendo.
La importancia de diversificar tus ahorros
Es importante entender que,para optar a mayores rentabilidades no vamos a poder disponer de ese dinero en un largo plazo, por lo que no podemos arriesgarnos a perder un alto porcentaje de liquidez que nos puede salvar de apuros que puedan ir surgiendo en nuestro día a día.
Lo ideal es destinar un pequeño porcentaje de nuestro ahorro para el largo plazo e ir haciendo aportaciones periódicas, mientras que la parte restante la vamos trabajando en el corto y medio plazo. Según los especialistas, se debería ahorrar entre un 10% y un 20% del ingreso mensual, aunque esto puede variar dependiendo de la situación financiera y deudas acumuladas en cada caso.
Una correcta diversificación permitirá cubrir las diferentes necesidades en el corto, medio y largo plazo. Además de permitir tener la liquidez necesaria para afrontar situaciones inesperadas, mientras otra parte de tus ahorros opta a mayores rentabilidades.
Sobre todo, es fundamental mentalizarse de la importancia de trabajar nuestro ahorro, especialmente hoy en día que vemos cómo los sistemas de pensiones públicos se tambalean y hay previsiones muy negativas en torno a ello. Vivir al día no es una opción acertada y hemos de poner nuestro granito de arena para labrarnos un futuro financiero estable.