Hay muchos frentes abiertos. Inflación, actuaciones de los bancos centrales, una posible recesión, conflictos geopolíticos… Todos ellos influyen en el contexto económico que se está volviendo cada vez más complicado de seguir e interpretar.
Con el objetivo de arrojar luz, el IEB, escuela de negocios especializada en formación financiera, jurídica y empresarial, ha presentado el informe “La Hoja de Ruta de la Economía”, en el que expertos del claustro analizan el escenario económico global, a través de un compendio de artículos, que tratan sobre los riesgos de la alta inflación y la caída de los precios de los activos financieros; la situación de Europa con la guerra de Rusia contra Ucrania y, sus consecuencias, la depreciación del euro, la economía española y los desafíos empresariales a nivel global.
No estamos en los años 70
Desde una perspectiva global, Paul Moran, economista, profesor del Master in International Finance de IEB, destaca que “en comparación con la década de 1970, los marcos de política monetaria son más creíbles y se centran más en la estabilidad de precios. Las economías son más flexibles ahora que en la década de 1970. La intensidad energética ha disminuido, pero nuestras economías siguen dependiendo en gran medida de la energía de los principales productores como Rusia y Arabia Saudita”.
Asimismo, estima que “nos dirigimos a una tormenta económica. Será financieramente estresante. Debemos tomar ahora las medidas necesarias para reducir los riesgos financieros. Como dijo Shakespeare, antes de la tormenta, “la preparación lo es todo”.
Javier Santacruz, economista y profesor de IEB, explica la necesidad de comprender la estanflación de los 70 para no repetir sus errores. “Aunque la estanflación sea un fenómeno ocurrido hace casi medio siglo, las lecciones que dio aún hoy en muchos países continúan resonando con fuerza. Es el caso de las economías emergentes, las cuales se endeudaron sin control entre la década de los 60 y principios de los 70 al calor de unos costes históricamente bajos de financiación. La aplicación rápida y tardía de políticas contractivas en los países acreedores provocaron quiebras en cadena y fenómenos de pobreza de los cuales algunos países todavía no se han recuperado”.
Santacruz explica que el encarecimiento de los costes de financiación debe llevar a una prudencia gradual de los gobiernos a la hora de instrumentar su política fiscal. “No es razonable (y sería repetir un grave error de finales de los 70) esperar a que la situación se haga más compleja y ahí aplicar de golpe un ajuste presupuestario que prolongue aún más la recesión”.
¿Qué papel jugará China?
Por su parte, José María Viñals, director del Máster en Relaciones Internacionales de IEB y socio de Squire Patton Boggs, contextualiza que, tras meses de la invasión progresiva de Rusia en Ucrania, habida cuenta del impacto económico que el conflicto tiene para Europa, entra en juego el misterio acerca del papel que China podría tener en este panorama internacional.
Pese a su declarada neutralidad, existen razones para pensar que la balanza de su ambigüedad se inclina en favor de su socio estratégico, Rusia con quien comparte reivindicaciones territoriales con países vecinos, tales como Taiwán, los atolones del pacífico sur o las reivindicaciones por el dominio de cuatro de las islas Kuriles, conflicto en el que Japón entra a formar parte, pues el tratado de paz que lleva sobre la mesa más de 70 años entre los Estados nunca se ha llegado a materializar.
En opinión de Viñals: “Las consecuencias que esta preferencia podría tener a largo plazo confrontan directamente con el efecto de las sanciones económicas adoptadas, ya que China, junto con India, son los principales compradores de gas y petróleo de la Federación Rusa. Pero su respaldo económico podría no acabar aquí, pues con la retirada de diversas empresas multinacionales de suelo ruso la inversión china en el país podría suponer un elemento fundamental para su mantenimiento y posterior recuperación económica. Para los europeos la situación se puede complicar todavía más. A la situación de Ucrania se podría sumar el endurecimiento de la posición europea frente a China motivada por EE. UU.”.
Inflación y petróleo
Luis Fernando Utrera, subdirector del Máster en Bolsa y Mercados Financieros de IEB, se adentra en la problemática de la inflación y el petróleo y señala que históricamente, los shocks de demanda de crudo han estado relacionados con problemas de crecimiento, mientras que los shocks de oferta han liderado procesos inflacionistas. En su opinión: “La situación actual, vuelve a confirmarlo”. Ante ello, cuestiona ¿hay algo en el horizonte que haga pensar que oferta-demanda se equilibrarán pronto, devolviendo el precio a sus niveles pre-guerra?
“La respuesta es, en principio, no. El problema es estructural. El precio del petróleo se mantendrá o subirá algo en el segundo semestre del año. ¿Se puede hacer algo para que el margen de refino vuelva a la media histórica? Si no es así, el precio para el usuario final seguirá muy alto. La inflación está pasando al resto de la economía, algo muy peligroso y los bancos centrales subirán más los tipos para controlarla. Riesgo: que el equilibrio se rompa y caigamos en recesión. Que el empleo va a sufrir es una certeza, pase lo que pase. ¿Será la condición para que demanda y precio del petróleo caigan? ¿Tendrán los gobiernos margen de deuda para soportar esa situación? Veremos”.
Retos para las empresas
En este entorno, muchas son las razones de las empresas europeas para mirar con miedo a su alrededor. Diego Pitarch, profesor del Master in International Finance de IEB, explica que “inversiones, transformaciones digitales y energéticas, salarios, impuestos financiación, competitividad, internacionalización, dividendos y creación de valor son solo algunos de los retos que tenemos en un entorno hostil, con una guerra en la misma Europa, con una amenaza constante social, económica y territorial, con un dinero cada vez más caro y unas necesidades gubernamentales más grandes, pero donde sobrevivir será como en la biología, el que mejor se adapte será el que mejor sobreviva, porque casi hoy podría decir que nos enfrentamos a un modelo de subsistencia y no tanto de ocurrencia”.
Tres situaciones que alimentan la incertidumbre en los mercados
Por su parte, Javier Niederleytner, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros de IEB, explica que “si algo asusta a los mercados, especialmente al de renta variable es la incertidumbre, y ahora mismo por desgracia abunda bastante”. El experto destaca la incertidumbre en primer lugar por la situación que crea la invasión de Ucrania fundamentalmente en el precio de las materias primas. Derivado de esta situación del alto precio de la energía, la segunda gran incertidumbre es la evolución de la inflación, que está haciendo que tanto familias como empresas estén perdiendo poder adquisitivo.
La tercera gran incertidumbre, derivada a su vez de la alta inflación, es la evolución de la política monetaria, fundamentalmente de la evolución que vayan a tener los tipos de interés.