Las causas de la volatilidad son numerosas y muchas están interconectadas, pero con frecuencia de distintas maneras, por factores diversos y siguiendo ciclos diferentes. En este sentido, desde Deutsche Bank Wealth Management explican que las cinco causas que han provocado la volatilidad reciente:
1. La fuerte caída del mercado a finales de mayo respondió a un giro imprevisto en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China; dado que no es probable que se llegue pronto a un acuerdo comercial de amplio alcance entre ambos países, la situación se mantendrá.
2. Los temores sobre el comercio repercutirán en preocupaciones sobre el crecimiento, que a su vez desestabilizarán las expectativas sobre las políticas monetarias.
3. También sucede lo contrario: las crecientes expectativas de una relajación de las políticas de los bancos centrales alentaron a los mercados en junio.
4. Las variaciones de los beneficios empresariales también podrían impulsar la volatilidad: la temporada de anuncios de resultados del segundo trimestre de EE.UU. mostrará hasta qué punto el pesimismo actual refleja la realidad.
5. No hay que ignorar los riesgos geopolíticos, incluso si parecen estar en otro plano. Las crecientes tensiones con Irán de junio muestran cómo pueden reactivarse los antiguos conflictos. Otros problemas políticos, por ejemplo, relativos al Brexit o a Italia, también podrían tener una dinámica no económica.
La volatilidad no se refiere solamente al VIX
Al igual que las causas de la volatilidad son numerosas, también lo son las consecuencias para los mercados. Las medidas individuales de volatilidad no reflejan plenamente la situación. Últimamente, por ejemplo, las crecientes esperanzas de una relajación de las políticas monetarias han hecho bajar la volatilidad según la medida más utilizada, el índice VIX.
No obstante, este dato debe contemplarse con cautela. La medición del VIX, que es la volatilidad implícita de las opciones sobre el índice S&P 500, solamente refleja un aspecto de la volatilidad, y unos valores relativamente bajos no significan necesariamente que haya calma; esto quedó de manifiesto hace poco, a finales de 2018, antes de los retrocesos del mercado de renta variable.
Las opiniones también son volátiles
Otro motivo para permanecer vigilantes con la volatilidad es que las expectativas no son más que eso, y vivimos en un entorno muy incierto en que podrían cambiar rápida y profundamente. Los mercados financieros tendrán numerosas razones por las que preocuparse en la segunda mitad de este año, muchas de ellas contradictorias: el impacto de las disputas comerciales o la política europea, entre otras, podrían muy bien poner a prueba la confianza de los inversores en la capacidad de la futura política de la Fed para resolver las cosas. En consecuencia, la volatilidad podría repuntar durante este segundo semestre de 2019.
Desde el punto de vista de las carteras, el riesgo de una mayor volatilidad debe abordarse de varias maneras. Hay que revisar las posiciones en renta variable, y las inversiones en renta fija deben centrarse en alcanzar el mejor equilibrio posible entre riesgo y remuneración potencial.
Por otra parte, unas mayores posiciones de efectivo tendrían que ser temporales, ya que comportan sus propios riesgos en un entorno más volátil. En resumen, las caídas de la volatilidad serán pasajeras y las medidas estándar de volatilidad no reflejarán más que una parte del panorama.