La emergencia sanitaria y el confinamiento por causa de la pandemia del COVID-19 han servido para enfatizar, entre otras cosas, la tremenda importancia de cuidar el medio ambiente y favorecer soluciones que apoyen el proyecto global de cambio climático, sin sacrificar retornos financieros. El mercado de bonos verdes proporciona a los inversores una forma de participar en este gran proyecto, sin dejar de beneficiase al mismo tiempo de potenciales retornos.
Los bonos verdes son un tipo de bono diseñado para financiar la inversión en proyectos ambientales o que mitiguen el cambio climático. Los emisores de bonos verdes se comprometen a proporcionar información detallada sobre sobre los proyectos e infraestructuras financiadas con los ingresos del bono verde.
Antes de pasar a describir en que consiste un bono verde, recordemos qué es un bono. Un bono es un instrumento de deuda financiera utilizado para pedir prestado dinero o para recaudar fondos. Los inversores pueden suscribir títulos de bonos emitidos por compañías, gobiernos o municipalidades y recibir a cambio pagos periódicos de interés, o cupones, así como el repago de su inversión inicial, o principal. Los términos y condiciones del bono describen el plazo y la frecuencia durante la que el prestatario pagará al inversor, incluidos los pagos de intereses. Generalmente, los bonos se emiten para recaudar fondos para proyectos empresariales en curso o para proyectos específicos, como puede ser la construcción de un puente o de una nueva fábrica.
Los bonos verdes son un tipo de bono diseñado para recaudar fondos para la inversión en proyectos ambientales o de cambio climático. Los emisores de este tipo de bonos se comprometen a proporcionar a los inversores información detallada sobre los proyectos e infraestructuras para cuya financiación se han utilizado los ingresos obtenidos a partir del bono verde. En noviembre de 2008, el Banco Mundial emitió su primer bono verde en respuesta a una solicitud de un grupo de fondos de pensiones suecos que buscaban invertir en proyectos que abordaran el cambio climático. Etiquetado como el primer bono verde del mundo, se convirtió en el prototipo del actual mercado de bonos verdes, proporcionando opciones para que los inversores apoyen las soluciones climáticas con sus inversiones sin sacrificar los rendimientos financieros.
Para ser considerado como bono verde, el bono ha de cumplir con algunos criterios: los ingresos obtenidos por la emisión habrán de utilizarse exclusivamente para proyectos verdes legalmente documentados; el emisor debe comunicar claramente a los inversores los objetivos ambientales y el proceso para determinar cómo se encuadra el proyecto en las categorías del proyecto verde elegible y los criterios de elegibilidad relacionados, los ingresos netos del bono verde deben ser registrados en una cuenta para su correcto seguimiento y verificación y el emisor debe emitir los informes obligatorios sobre el uso de los ingresos para garantizar la integridad del mercado.
¿Y quiénes pueden ser los emisores de los bonos verdes? Además de entidades supranacionales, como el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones, podemos encontrar a nivel nacional emisiones de bonos verdes de los dos grandes grupos bancarios, BBVA y Santander, la petrolera Repsol, Telefónica o la eléctrica Iberdrola. También entidades públicas como Adif o el ICO lanzaron durante el pasado año emisiones de bonos verdes.
El cambio climático tiene un impacto drástico en nuestro mundo físico, pero también en nuestros sistemas financieros. Requiere que los países transformen sus economías inteligentes y bajas en carbono en los próximos 20 años, o que se arriesguen a quedarse atrás. Esta rápida transición, necesaria para hacer frente al cambio climático, significa una participación significativa de los mercados financieros en la financiación de proyectos limpios y respetuosos con el clima.
Los bonos verdes son también un barómetro del impacto del cambio climático en el sistema financiero. El desarrollo de mercados activos de bonos verdes permite a países y organizaciones movilizar inversiones tradicionales de deuda hacia proyectos que pueden tener impactos positivos y respetuosos con el medio ambiente. Los bonos verdes también ofrecen a los inversores la oportunidad de cumplir sus objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) mediante la creación de inversiones para proyectos con bajas emisiones de carbono.