Los bonos cupón cero son muy comunes y la mayoría cotizan en las principales bolsas. Compañías, gobiernos nacionales, regionales y locales, e incluso el tesoro de diferentes países emiten bonos cupón cero. Los bonos cupón cero de emisores corporativos suelen tener un mayor nivel de riesgo asociado que otros bonos similares que paguen cupones, ya que, si el emisor de un bono cupón cero entra en suspensión de pagos, el inversor ni siquiera habrá recibido pagos de cupón por su inversión.
En un bono cupón cero la rentabilidad va implícita en el precio de emisión. Si en el caso de los bonos tradicionales se paga un cupón periódico, en el caso de los bonos cupón cero este cupón o rentabilidad no existe de forma explícita. El retorno con el que este tipo de bonos incentiva a los inversores es la rentabilidad obtenida de la diferencia entre el precio de adquisición y el precio de reembolso del bono.
Puesto que los intereses van implícitos en el bono, los intereses se abonan al vencimiento junto con el principal y su rentabilidad es igual al importe obtenido por la diferencia entre el valor de adquisición y el valor de reembolso. De todos modos, si el activo se adquiere en el mercado secundario (es decir, no en el momento de la emisión) tal rentabilidad viene dada, como en cualquier otro caso, por la diferencia entre el precio pagado en el mercado y el valor de reembolso.
Las emisiones de bonos u obligaciones cupón cero pueden adoptar dos formas principales:
1. Emisión al descuento, lo que supone que en el momento de la emisión se aplica un descuento o prima de emisión al valor nominal, en función del tipo de interés o rentabilidad deseada y del período de amortización o vida de la emisión, con lo que el inversor recuperará el valor nominal completo en el momento del vencimiento. Por ejemplo, la suscripción de una letra del tesoro le puede costar al inversor 9.500 euros, y 18 meses después recupera el nominal de 10.000 euros y 2. Emisión por el nominal y reembolso con prima. Por ejemplo, se emite una obligación por 10.000 euros y un año más tarde se amortiza por 10.120 euros.
A efectos fiscales tienen un tratamiento diferente del resto de bonos. En los bonos con pagos periódicos de cupón, a cada cupón periódico se le resta la retención correspondiente y cada año fiscal hay que tributar por él. En los bonos cupón cero sólo se pagan impuestos al final de la operación. Al no tributar año a año por estos pagos se consigue un rendimiento algo superior fruto del diferimiento fiscal.
El precio de un bono de cupón cero se puede calcular utilizando la siguiente fórmula: P = M / (1+r)n
P es el precio, M es su valor en la fecha de vencimiento, r es el rendimiento anual esperado por el inversor dividido por 2 y n es el número de años hasta el vencimiento multiplicado por 2. Por ejemplo, si desea comprar un bono de cupón cero de la empresa XYZ que tiene un valor nominal de 1.000 euros con vencimiento a tres años, y le gustaría ganar un 10 por ciento anual con su inversión, usando la fórmula anterior podría estar dispuesto a pagar: P= 1.000 EUR / (1+.05)6 = 746,22 euros
Al vencimiento del bono, obtendría 1.000 euros, rentabilizando su inversión a través de la apreciación gradual del bono. Cuanto mayor el periodo hasta el vencimiento de un bono cupón cero, menos pagará el inversor generalmente por él. Así que, si el bono de 1.000 euros de la Compañía XYZ vence en 20 años en lugar de en 3, sólo debería pagar: P = 1.000 EUR / (1+.05)40 = 142,05 euros
Los bonos cupón cero suelen ser inversiones a largo plazo. Aunque la falta de ingresos actuales proporcionada por los bonos de cupón cero desalienta a algunos inversores, pueden resultar muy útiles para alcanzar objetivo financiero a largo plazo. El descuento que ofrecen ayuda al inversor a acumular una suma considerable durante varios años a partir de su inversión.
La falta de pagos de cupones en los bonos de cupón cero significa que su valor se basa únicamente en su precio actual en comparación con su valor nominal. Por lo tanto, sus precios tienden a subir más rápido que los precios de los bonos tradicionales cuando los tipos de interés descienden y viceversa.