La inteligencia artificial (IA) hace referencia a la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requerirían de la inteligencia humana.
Estamos viviendo una transición desde la IA tradicional a la inteligencia artificial generativa, que consiste en la creación de sistemas y herramientas capaces de generar contenido nuevo y original de manera autónoma, ya sean textos, imágenes, audio o vídeo.
La IA generativa puede analizar grandes cantidades de información y aprender por sí misma nuevas tareas. Ello podría contribuir a solucionar problemas complejos, adquirir nuevos conocimientos y favorecer la creación de nuevos modelos de negocio.
Las diferentes aplicaciones que se le pueden dar a la inteligencia artificial están transformando la manera en la que se ofrecen servicios. Por ejemplo, en materia de inversión, la IA se emplea, entre otras aplicaciones, para conformar carteras y elegir activos de inversión, facilitando la parte del proceso de inversión que incluye la investigación, el análisis y la toma de decisiones ya que aumenta las capacidades cognitivas de los analistas y gestores de activos.
En cuanto a las oportunidades de la inversión en activos vinculados a la inteligencia artificial, la IA se está convirtiendo en una de las temáticas de inversión de mayor interés en los mercados de valores, por el potencial de las empresas que lideran el desarrollo de tecnologías de IA para generar retornos significativos a largo plazo.
Las principales oportunidades de inversión se centran en 4 categorías de compañías: propietarios de grandes conjuntos de datos (como, por ejemplo, las grandes compañías tecnológicas), fabricantes de equipos, centros de datos, y desarrolladoras de software y aplicaciones.
Pero la inversión en inteligencia artificial no se limita a un único sector, sino que es una tecnología transversal que impacta en todos los sectores de actividad económica e industrial. Por ejemplo, en el sector salud, la automoción y la agricultura.
Esa transversalidad de la inteligencia artificial crea oportunidades de inversión diversificadas en un amplio espectro de sectores y empresas. Entre los principales ámbitos en los que las compañías están integrando la IA, están el de los descubrimientos médicos y científicos, el desarrollo de productos, la robótica y automatización industrial, y los servicios tecnológicos.
Las oportunidades de inversión vendrían por el enorme aumento de la productividad y la reducción de los costes que trae consigo la adopción de la IA, y por la identificación de las compañías que han decidido comenzar ya a utilizarla para obtener una ventaja competitiva.
Según la consultora McKinsey, el mercado de IA podría alcanzar los 13 billones de dólares en 2030.
Respecto a las alternativas de vehículos para invertir en la temática inteligencia artificial, hacerlo a través de fondos de inversión es una manera sencilla y oportuna de tener exposición a esta temática, porque permite que con un pequeño importe invertido podamos tener una adecuada diversificación y asignación de activos.
La inversión temática es aquella que se hace en una serie de industrias que tienen un crecimiento superior a la media y un mayor potencial futuro, porque que se apoyan en fuerzas económicas, sociales, tecnológicas, o demográficas, capaces de transformar el mundo, como la tecnología transformadora, la demografía y la salud del planeta.
Los fondos temáticos son una forma óptima de tomar exposición en varias megatendencias (incluida la temática IA), evitando la concentración en una sola temática y permitiendo una diversificación efectiva.
Finalmente, se debe tener en cuenta que, a pesar de su potencial y de las atractivas rentabilidades actuales, los activos de IA están expuestos a una elevada volatilidad. Por tanto, es importante tener paciencia y ser cauteloso. La volatilidad de ese tipo de activos, aunque supone riesgos, presenta oportunidades, especialmente si el inversor está en manos de gestores profesionales.