En lugar de jugar a intentar adivinar los resultados de los mercados de valores, esperando a realizar aportaciones extraordinarias en momentos bajos, realizar aportaciones periódicas (por ejemplo, mensuales) permite diversificar el riesgo, disminuir la volatilidad y mejorar los resultados de tu ahorro finalista a largo plazo. Con las aportaciones periódicas, estarás comprando a un precio medio: unas veces más caro, otras más barato.
El llamado market timing es una estrategia de inversión que consiste en la toma de decisiones de compra o venta de activos de inversión (acciones, bonos, etc.) intentando anticipar el movimiento, al alza o a la baja, que tendrá el precio de estos activos. Si estimamos que el mercado va a bajar venderemos para evitar pérdidas, y si prevemos que va a subir compraremos para obtener ganancias.
Se trata de acertar sobre el mejor momento para invertir: por ejemplo, comprar las acciones de una empresa cuando se prevé que su precio va a subir, y venderlas cuando se cree que el precio va a bajar.
Los detractores del market timming argumentan que es difícil prever cuál va a ser el comportamiento del mercado, y que los inversores con poca experiencia pueden creer que esta práctica les garantiza comprar al mejor precio cuando no necesariamente es así.
Convendría más centrarse en lograr una correcta diversificación de acuerdo con el perfil inversor del ahorrador, más que en un posible momento idóneo de entrada en el mercado.
Nadie sabe cuándo llegará la próxima caída. Lo que sí se conoce es que la economía y los mercados se rigen por ciclos y que las caídas son parte de ellos. Uno de los errores de los inversores sin experiencia es tratar de adivinar cuándo llegarán estas caídas, comprando bajo para vender caro. El resultado suele ser el contrario, vender cuando no se debe y no saber después cuándo volver a entrar.
El market timming es una estrategia cortoplacista, por lo que no debería ser tan relevante para aquél que quiera invertir a largo plazo, como por ejemplo quien ahorra para su jubilación o quien hace un ahorro genérico con la finalidad de mejorar su salud financiero pero sin un objetivo financiero concreto.
Las aportaciones periódicas han logrado en el pasado mejores resultados que el market pricing.
Al realizar aportaciones periódicas, en lugar de buscar el market timing, se estará promediando el coste de compra y reduciendo la volatilidad de la inversión al aportar un dinero constante cada mes. Habrá momentos en los que el ahorrador-inversor comprará caro, pero éstos se compensarán con otros en los que compre más barato.
Esta modalidad de aportación periódica es más conveniente que la aportación única, ya que diversifica a lo largo del tiempo el valor al que se adquieren las participaciones del fondo de inversión, del plan de pensiones, o de otro vehículo de ahorro-inversión de que se trate, por lo que se diversifica el riesgo, buscando una menor volatilidad.
En momentos de altas valoraciones en los mercados de valores se comprarán menos participaciones. En cambio, cuando baja el mercado la misma cantidad invertida permite adquirir más participaciones. En el medio y largo plazo, con la previsible subida en el valor de la participación, se revalorizan ambas (la compradas en momentos “baratos” y las compradas cuando el mercado está alto), lo que permite obtener ganancias en toda la inversión.
Es muy complicado saber cuál es el momento adecuado para invertir y cuál para rescatar la inversión, prediciendo y determinando con exactitud hasta donde puede caer una acción, para conseguir altas rentabilidades.
No obstante, el ahorrador puede aprovechar momento de mercado bajista (por ejemplo, tras crisis económicas y bursátiles) para, como complementario a una estrategia principal de aportaciones periódicas, realizar aportaciones/suscripciones extraordinarias, “comprando barato”.