El verano comienza con un 10,2% de inflación interanual, causada principalmente por el aumento del precio de la energía y la disrupción de las cadenas de suministro. Así lo valoran algunos miembros de Aseafi (Asociación Española de Empresas de Asesoramiento Financiero). “La subida del IPC se ha visto relanzada por la guerra en Ucrania y los nuevos confinamientos en China”, afirma Guillermo Santos, socio de iCapital. “En Europa, la excesiva dependencia energética de Rusia impacta de manera directa sobre los precios de la energía y los alimentos”, expresa Mariano Valderrama, responsable de análisis macro de Intermoney.
Ignacio Peche, del departamento de desarrollo de negocio de Alveus, asevera que las restricciones al comercio global y las medidas de estímulo de los bancos centrales están detrás de la situación actual. En este sentido, Javier Galluza, del equipo de estrategias de inversión en Diverinvest, distingue entre la inflación en Estados Unidos “causada por un derroche masivo de la Fed con el objetivo de que la pandemia no debilitase en demasía la economía de las familias” y en Europa generada por “el incremento de costes”.
Evolución en verano
Aun así, Valderrama espera que se produzca la normalización del turismo si tomamos la Semana Santa como ejemplo, pero agrega que el aumento de la inflación vía servicios puede aminorar el flujo de turistas al contar con un menor poder adquisitivo; lo que supone un freno para el consumo, los beneficios empresariales y el empleo, aseguran desde iCapital, por lo que “el BCE debe frenar este alza de precios y es probable que tras el incremento de 50 puntos básicos podamos ver una nueva subida de la misma magnitud en la reunión de septiembre”, advierten.
Para Javier Gazulla, “el problema del incremento de precios es que no sea pasajero y permanezca en la mente de los ciudadanos. Si ven que persiste ese incremento, pedirán aumentos de sueldo y entonces la espiral inflacionista habrá empezado”. Por su parte, Peche señala que las economías domésticas se van a resentir. “Difícilmente los sueldos absorberán esas subidas por la inflación, con lo que el poder adquisitivo se reducirá. Habrá que renunciar a determinados productos que no sean de primera necesidad. Todo indica que se presenta un otoño complicado”, afirma.
Por su parte, Guillermo Santos estima que vamos a convivir con elevados niveles de inflación durante bastante tiempo, si bien prevee un descenso de la tasa interanual a final de 2022 para acercarse al nivel deseado por los bancos centrales en 2023, lo que llevará a que éstos paren o espacien las subidas de tipos en 2023 y a que se relajen las curvas de deuda. Sobre esta idea también pivota Javier Gazulla, “esta inflación puede durar un año más y no creemos que sobrepase el 11%”.
Por el momento, en EE. UU. se prevé que la Fed acabe domando la inflación a finales de año, mientras que en Europa la labor es más complicada considerando que las acciones del BCE son bastante inocuas a las presiones derivadas por el lado de la oferta, explica Valderrama. “Es complicado reducir la inflación sin poner en apuros el crecimiento de un país. Por eso ahora se habla tanto de recesión, porque esta subida de tipos puede acabar afectando al crecimiento, ralentizarlo o incluso pararlo”, expresa Peche.
El valor del asesoramiento financiero
En este contexto, el papel del asesor financiero se torna aún más relevante, como indica Ignacio Peche: “Ahora lo importante es ser capaz de reducir las pérdidas. El profesional ayudará con la planificación, a mantener la calma y a lidiar con los mercados, aportando no sólo conocimientos sino también profesionalidad y templanza”. Para Guillermo Santos, la clave está en crear una cartera adaptada al entorno macro actual y con capacidad de incorporarse a la recuperación del mercado.
En la misma línea, el experto de Diverinvest manifiesta que es necesario no perder de vista el objetivo que cada cliente tiene para su patrimonio. “Probablemente este año genere buenas ocasiones para aumentar la cartera tanto de renta fija como de renta variable, pero para hay que estar preparado para saber aguantar el chaparrón. A largo plazo, las buenas empresas seguirán ganando dinero y habrá buenas oportunidades para comprarlas a precios por debajo de la media histórica”, afirma Gazulla.
“Mucha gente sabe lo que es una recesión o las implicaciones más directas de una inflación elevada, pero el análisis más profundo y las implicaciones que cada escenario puede tener en los diferentes activos no es algo tan intuitivo”, señala Daniel Rodriguez-Sahagun de Intermoney, y subraya que “el episodio que estamos viviendo es diferente a otros que hayamos visto en el pasado y por tanto debe prevalecer la prudencia y la flexibilidad de un equipo gestor experimentado”.