En los próximos años la sociedad española debe acometer uno de los cambios culturales más importantes de su historia: la auto-responsabilidad sobre su jubilación y la necesidad del ahorro para complementar la pensión pública.
En una entrevista con Futuro a Fondo, la economista y especialista en gestión del cambio, Ana Cabezuelo, explica las enormes diferencias que, en este sentido, existen entre diferentes países. «En países como Chile o Perú los trabajadores por cuenta ajena tienen la obligación de dedicar parte de su salario a un fondo de pensiones privado, porque es su propio dinero el que se le devolverá en su jubilación. En España, sin embargo, la aportación obligatoria es al sistema de la seguridad social que utiliza el dinero que recauda para pagar a los jubilados actuales”.
En el caso de EE.UU. el sistema obligatorio funciona, según explica Cabezuelo, en base a incentivos. «Muchas empresas ofrecen para sus empleados el modelo 401 (K) en el cual la empresa iguala las aportaciones que hacen los empleados, llegando a veces a duplicar el ahorro” explica.
¿Qué necesitamos en España para llegar a tener esta conciencia del ahorro?
El cambio cultural necesario en España debe impregnar a todas las capas de la sociedad, pero no se producirá de un día para otro. “Es un cambio lento que necesita muchas palancas de acción para que pueda surtir efecto aunque la principal es la educación», afirma Cabezuelo.
En su opinión, es el Gobierno el que debe emprender el camino hacia el cambio deseado y es crucial que existe consenso político al respecto. “En la gestión de los cambios, siempre debe haber procesos que marquen las pautas hacia el cambio deseado. En este caso, no estamos hablando de una empresa, sino de la sociedad por lo que serán los gobiernos los que tengan que articular estos procesos. Educación, regulación y fiscalidad son procesos públicos por lo que, si no hay consenso político al respecto, es difícil que se consiga un cambio como éste», argumenta Cabezuelo.
Otra de las resistencias para este cambio está en el nivel de renta de las familias españolas que, si bien es bajo, constituye un elemento disuasorio para el ahorro. «Es cierto que los salarios en España son bajos, pero también es cierto que culturalmente en España tenemos la costumbre de que no es necesario ahorrar para la jubilación porque el sistema lo cubre. Además, carecemos de la educación financiera que nos haga ver que un ahorro mínimo, de muy pocos euros al mes, llevado a cabo de manera constante durante toda la vida profesional de una persona puede generar un complemento interesante a la pensión pública”, opina Cabezuelo.
Las redes sociales como aceleradores del cambio
El poder de sensibilización, formación, difusión y comunicación que existe actualmente con las redes sociales hace que cualquier cambio pueda acometerse mucho más rápido. Ademas, la tecnología está ayudando a las empresas financieras a simplificar enormemente sus procesos y ofrecer herramientas para el ahorro a través de aplicaciones móviles. «Esto hace que cualquier ahorrador pueda fácilmente contratar productos financieros de forma mucho más rápida y sencilla y con inversiones recurrentes desde tan solo un euro y darle seguimiento a la evolución de ese ahorro. Hoy la tecnología es clave para todo y, por supuesto, tiene un importante papel en este cambio cultural”, concluye.