La exposición “La economía no es solo cosa de hombres” organizada por AFI Escuela de Finanzas, en el marco de su proyecto #mujeresquetransforman, trata de rectificar la invisibilidad a la que fueron sometidas las mujeres en la historia, especialmente en el ámbito económico desde el siglo XVIII hasta hoy.
Lo que empezó siendo un proyecto dentro de las actividades de la Universidad de Sevilla se ha convertido en una exposición que no para de dar saltos por el mapa de España. La muestra rescata la biografía de 15 de las economistas más influyentes en Europa y Estados Unidos: Jane Marcet (1769-1858), Hariet Taylor Mill (1807-1858), Mary Harris Smith (1844-1934) , Mary Paley Marshal (1850-1944), Beatrice Potter Webb (1858-1943), Clara Elisabeth Collet (1860-1948), Rosa Luxemburgo (1870-1919), Edith Abbott (1876-1957), Elizabeth Boody Schumpeter (1898-1953), Joan Robinson (1903-1983), Rose Director Friedman (1910-2009), Edith Penrose (1914-1996), Anna Jacobson Schwartz (1915-2012), Elinor Ostrom (1933-2012) y Janet Yelen (1946).
Estas economistas se incluyen en la exposición por su importancia en el desarrollo de la teoría económica, en su difusión y/o en su divulgación, ya que en la mayoría de las publicaciones dedicadas a la historia del pensamiento económico no son mencionadas, con la excepción de Rosa Luxemburgo y de Joan Robinson. “La idea de esta exposición surgió cuando le pregunté a mis alumnos por los economistas más relevantes de la historia. Solo se mencionaban nombres masculinos, incluso cuando se les preguntaba por los grandes economistas actuales. ¿Alguna vez habéis visto a mujeres opinando sobre economía en los medios? Teníamos que poner sobre la mesa que la economía no es solo cosa de hombres”, comentó Joaquina Laffarga, profesora del departamento de Contabilidad y Economía Financiera de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad de Sevilla, durante la inauguración de la muestra.
Grandes académicas que vivieron bajo la sombra de sus maridos
La historia de estas pioneras tiene muchos rasgos en común, ya que la mayoría nació en familias de corte liberal y alto poder adquisitivo cuyos padres estaban preocupados por su educación, una cuestión importante si consideramos que a finales del XIX y principios del XX las mujeres estaban dedicadas a las tareas domésticas y al cuidado de maridos e hijos. Sus maridos también desempeñaron un papel importante al apoyar sus carreras, aunque en muchos casos el mérito únicamente se le atribuía a ellos.
Es el caso, por ejemplo, de Mary Paley Marshal, primera catedrática en Cambridge, aunque probablemente más conocida por ser la mujer de uno de los economistas neoclásicos más famosos, Alfred Marshall. Elizabeth Boody Schumpeter, por su parte, tuvo un papel decisivo como editora de la obra “Historia del análisis económico” de Joseph A. Schumpeter.
En la exposición se pueden encontrar otras figuras relevantes como Beatrice Potterr Webb, fundadora de la London School of Economics, o Janet Yelen, a la se le atribuye el mérito de haber roto el techo de cristal al que se enfrentan las mujeres al alcanzar cargos en las más altas esferas económicas mundiales como la presidencia de la Reserva Federal o la del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca.
Otro de los aspectos que destaca la exposición es el interés mostrado por muchas de estas economistas por la vertiente social de la economía y por su carácter reivindicativo, ya que fueron grandes luchadoras que perseguían la igualdad entre sexos y el sufragio femenino.
A pesar de que la mayoría hiciese aportaciones muy importantes al mundo de la economía, la única mujer en la historia que sí se ha llevado un Premio Nobel en esta disciplina ha sido Elinor Ostrom, que lo obtuvo en 2009, compartido con Oliver Williamson, por su análisis económico de la gobernanza, especialmente de los bienes comunales.
Según Joaquina Laffarga, «queda mucho camino por recorrer, pero esperamos que estas pequeñas semblanzas acerquen al mundo las biografías y las aportaciones realizadas a la economía por estas grandes y desconocidas mujeres y que ello contribuya a que en los años venideros no se tenga que hacer una exposición sobre las economistas olvidadas del siglo XXI”.