Estamos acostumbrados a escuchar que los españoles tenemos una escasa educación financiera y que esto nos lleva a ahorrar poco y a invertir, los que lo hacen, de forma incorrecta. Pese a que, como dice el refrán, «mal de muchos, consuelo de tontos», un reciente análisis del Instituto de Investigación de Flossbach von Storch, nos revela que los alemanes tampoco son un ejemplo a seguir como inversores. Y lo cierto es que, como ahorradores, son muy buenos. Sin embargo, fallan, como les sucede a los inversores españoles, en sus elecciones de inversión debido a una preferencia contraproducente por productos de ahorro de renta fija, que apenas ha cambiado debido a la política de bajos tipos de interés del BCE.
El estudio de Flossbach von Storch que, en colaboración con la empresa de encuestas GfK, realizó una encuesta representativa entre 10.000 residentes alemanes, sugieren que la falta de conocimiento sobre temas fundamentales para invertir perjudica a los ahorradores alemanes. «Los inversores particulares alemanes no acaban de comprender que no pueden lograr sus objetivos de inversión con productos de renta fija, como cuentas bancarias o bonos, en un entorno de bajos tipos de interés y aumento de la inflación», dice el estudio.
Paradójicamente, la mayoría de los encuestados cuenta con un rendimiento anual de más del 2%, y un grupo significativo con más del 3%, esperando una inflación más alta. Aún así, siguen comprometidos con las cuentas corrientes y de ahorro sin intereses como sus vehículos de inversión preferidos. El estudio de Flossbach von Storch alude al proverbial «angustia o miedo alemán» para justificar este comportamiento que, por otra parte, considera hijo de la ignorancia.
En estre sentido, a los 10.000 participantes en la encuesta se les preguntó no solo sobre su comportamiento real de inversión, sino también sobre cómo invertirían para lograr ciertos objetivos y cuáles eran sus expectativas para el futuro. Los resultados muestran que existe una tendencia entre las generaciones más jóvenes, las mujeres y las personas con un nivel de educación inferior a actuar en contra de su interés debido a la ignorancia y el miedo. En conclusión, la acumulación de riqueza no está determinada tanto por el tamaño de la cartera como por el estado de ánimo.
El 60% prefiere las cuentas bancarias para un ahorro a largo plazo
Entre las principales conclusiones de la encuesta encontramos que, al solicitar un ahorro a largo plazo, solo el 23% de los encuestados decidió invertir su dinero en acciones o fondos de acciones. Una mayoría de casi el 60% prefería cuentas bancarias o seguros de vida, privándolos de la posibilidad de acumular riqueza.
En cuanto a las expectativas de rentabilidad, no coinciden con las preferencias de inversión de los participantes de la encuesta. En un entorno de tipos cercanos a cero para los bonos del gobierno y los productos de ahorro bancario, el 75% de los encuestados espera un rendimiento anual de su inversión de más del 2% mientras más del 20% espera un retorno de más del 5%.
Ahorrar para la jubilación es importante solo para un 15% de los jóvenes
Las aportaciones a planes de pensiones privados son, con una participación del 40%, la motivación de ahorro más fuerte para las personas de 50 a 59 años. Para ellos, por supuesto, es demasiado tarde para acumular activos. Entre los jóvenes, que tienen tiempo para acumular riqueza, la provisión para la vejez es importante para solo el 15%.
La mayoría de los participantes en la encuesta ven el mayor riesgo de la inversión en las fluctuaciones de los precios de los productos de inversión. El miedo a la volatilidad afecta especialmente a los jóvenes inversores (más del 50%), a pesar de que teniendo en cuenta su horizonte de inversión a largo plazo, podrían aguantar más fácilmente las fluctuaciones a corto plazo y deberían estar más preocupados por la recuperación de la inflación.
Mujeres y jóvenes, los más reacios a asumir riesgos
Esta encuesta realizada por Flossbach von Storch revela, además, que las mujeres son más reacias a invertir en activos de mayor riesgo que los hombres. Solo un poco más del 10% de las mujeres invertiría en acciones o fondos, mientras que un poco más del 30% de los hombres lo haría. Por su parte, los jóvenes tienen una menor preferencia por las inversiones de renta variable que los mayores (alrededor del 12% versus el 26%).
Además, los encuestados con niveles educativos más bajos también prefieren la renta fija sobre la renta variable, ya que solo el 10% de los que ganan alrededor de 1.000 euros mensuales prefieren las acciones bancarias frente al 40% de los que ganan 4.000 euros o más.