En el último Virtual Investment Summit organizado por Funds Society y Eastspring Investments, tres gestores y expertos de la firma ofrecieron su visión sobre las perspectivas de inversión en los mercados emergentes asiáticos, con especial énfasis en las posibilidades que ofrece la nueva situación en China. El evento, titulado Perspectivas de mercado para 2020: China y Asia en el año del tigre, se puede volver a ver en este enlace. Además, será válido para revalidar sus titulaciones de EFPA España; pueden encontrar el test, activo hasta el 31 de diciembre a las 12 horas, en este link.
Adam Matthews, jefe de gestores de carteras de clientes de las estrategias multiactivo de Eastspring, sostuvo que en 2022 las tendencias del mercado seguirán siendo favorables a la renta variable asiática y china. Aunque los mercados de renta variable “siguen estando caros” por norma general, con una correcta selección es posible encontrar valores más ajustados a la rentabilidad ofertada. Aunque la variante Ómicron retrasará aún más la reapertura del comercio, las altas tasas de vacunación garantizan una vuelta a la actividad a mediados del año próximo y aunque el crecimiento seguirá moderándose y la inflación será mayor, las presiones se atenuarán con la respuesta de la oferta. Asimismo, señaló que los bajos rendimientos en los países desarrollados empujarán a los inversores en bonos a los mercados emergentes.
En lo relativo a la política monetaria, la Reserva Federal de Estados Unidos se está mostrando «más agresiva» al acelerar la subida de los tipos de interés mientras que China, por su parte, está en una fase de relajamiento que hace la inversión en bonos muy atractiva. Esta fase durará lo necesario para estabilizar el sector inmobiliario, una operación de saneamiento que durará hasta 2023, según el directivo de Eastspring Investments.
Asimismo, respecto a la nueva política de “prosperidad común” puesta en marcha por el presidente Xi Jinping, el gestor opina que el Gobierno se muestra comprometido a arreglar los principales problemas que “no permiten a los jóvenes chinos formar una familia”, como son el precio de la vivienda y de la educación. No obstante, la prosperidad común no significa que “la historia de crecimiento de China se haya acabado”, puntualizó Matthews. Según explicó, países como Corea del Sur tuvieron en su día un desarrollo explosivo similar al chino pero no se detuvieron en el 60% de urbanización sino que alcanzaron el 80%.
China ha tenido una reapertura muy lenta y precavida tras la pandemia pero la recuperación de las exportaciones llegará y comportará una recuperación de los gastos en capital en toda la región, según opinó el gestor. Asimismo, afirmó que puede haber un cambio en la regulaciones y que el “paisaje institucional puede cambiar” a mejor pronto.
Los bonos chinos resisten
Tricia Wong, gestora de carteras de clientes especializada en renta fija, opinó que el mercado asiático se encuentra en un momento positivo debido a que su fase de recuperación es más temprana que en occidente y a que los estímulos fiscales se han orientado mucho más al consumidor, con moratorias de deuda y subsidios, frente a países como EE.UU. en los prácticamente no han aportado dinero a los bolsillos del ciudadano. Además, el repunte en la producción y la movilidad favorecerán la expansión y atenuarán la presión de la inflación, y aunque la subida de los tipos de interés de la Reserva Federal afectará también a los tipos domésticos debido a la interconexión de ambos mercados, el contexto de crecimiento y el consumo doméstico limitarán su impacto.
En cuanto a las posibilidades de inversión, Wong aclaró que el mercado onshore de bonos chinos cuenta con tan solo un 5% de exposición al sector inmobiliario, por lo que su afectación por la actual crisis es muy pequeña. Además, los bonos chinos tienen muy poca correlación con la mayoría de otros tipos de activos mundiales, lo que los hace atractivos para inversores internacionales.
Asimismo, afirmó que se está dando un mayor incremento de la tasa de impago en el mercado offshore que en el onshore, donde los inversores en general cuentan con un entendimiento más profundo de las prácticas locales y por tanto tienen una cierta «ventaja» sobre los inversores offshore. No obstante, aclaró que el aumento de la morosidad se magnifica más en el mercado de bonos offshore porque es más pequeño, con un peso de 600.000 millones de dólares frente a los tres billones del onshore. Según Tricia Wong, dejando a un lado el sector inmobiliario, tanto el mercado onshore como el offshore de dólares han sido relativamente resilientes en sectores como por ejemplo los del gas y la gasolina.
La inversión value asiática presenta una oportunidad que «solo se da una vez en la vida»
El último interviniente, el gestor de carteras de clientes Sam Bentley, se centró en el análisis de la inversión variable, cuyo rendimiento en los mercados emergentes ha sido muy diverso durante el último año, con malos datos en China y Corea, donde el sector agrícola lastró el buen desempeño del tecnológico, y buenos en La India y Taiwán, por ejemplo.
El gestor explicó que el 2021 ha sido de nuevo un buen año para la inversión value, la cual ha ofrecido también grandes rendimientos a lo largo de la última década frente a la inversión growth y quality y presenta en la actualidad una oportunidad «que solo se da una vez en la vida» debido a su bajo precio en los mercados emergentes asiáticos.
El interés de los investores por los activos growth y quality ha ido aumentando progresivamente durante los últimos años hasta volverse “extremadamente caros”, una tendencia exacerbada durante la pandemia y que ha situado a los activos value con un precio muy competitivo, sobre todo si se lleva a cabo una buena selección y se tiene en cuenta su buen rendimiento a largo plazo.
La inversión value debería verse favorecida también por los planes de estímulo a las infraestructuras, que se van a centrar a largo de la próxima década en la descarbonización de la economía, frente a la digitalización, que fue la tendencia de la década anterior.
Otra idea que trató el gestor es la posibilidad de excluir a China del bloque de los mercados emergentes en los índices debido al enorme peso económico del país asiático. China domina el índice MSCI de mercados emergentes, del que supone un 40% y posee una capitalización de mercado mayor que Japón, explicó.
Según defendió el gestor, el enorme peso del mercado chino en los índices de activos de mercados emergentes podría eclipsar las oportunidades que ofrecen otros países como India, Brasil o Taiwán, dificultando a los inversores e incluso a los expertos encontrar dichas oportunidades. Este es uno de los argumentos más importantes para separar a China del resto de mercados emergentes en índices como el MSCI.