Parece obvio, pero todavía sigue siendo necesario que nos lo digan. Y si además llega desde instituciones académicas de prestigio como la Harvard T.H. Chan School of Public Health, el mensaje es más convincente. Y el mensaje no es otro que llevar un estilo de vida saludable, que inlcuye no fumar, beber con moderación, mantener un peso adecuado y hacer ejercicio de forma regular, se eviatarían la mitad de las muertes por cáncer.
El énfasis del estudio en la prevención contrasta con los hallazgos de un estudio de 2015, ampliamente divulgado en los medios de comunicación, que sugirió que la mayoría de los cánceres se deben a mutaciones celulares aleatorias y, por lo tanto, no se pueden prevenir. Pues bien, los investigadores buscaron asociaciones entre un estilo de vida saludable (no fumar, no beber más de una bebida al día para mujeres o dos para hombres, mantener un índice de masa corporal entre 18.5 y 27.5, y hacer ejercicio aeróbico cada semana durante al menos 75 minutos a intensidad vigorosa o 150 minutos a intensidad moderada) y la incidencia y mortalidad como consecuencia del cáncer.
Lo que descubrieron es que las conductas saludables podrían tener un gran efecto en la prevención de ciertos cánceres, en particular el cáncer de pulmón, el cáncer de colon, el cáncer de páncreas y el cáncer de riñón. Extrapolando los hallazgos a la población de EE.UU. se estima que el 41% de los casos de cáncer y el 59% de las muertes por cáncer entre las mujeres eran potencialmente evitables. Entre los hombres, se estima que el 63% de los casos de cáncer y el 67% de las muertes se pueden prevenir.
«Como sociedad, no debemos pensar que el riesgo de cáncer es inevitable o que se necesitan nuevos descubrimientos médicos para hacer ganarle la batalla. En su lugar debemos aprovechar la oportunidad de reducir la incidencia del cáncer mediante una prevención eficaz y cambiando nuestro estilo de vida», afirma Graham Colditz, profesor adjunto de epidemiología de la Harvard Chan School.