En el último Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO, que tuvo lugar a principios de julio en la ciudad de Bonn (Alemania), se examinaron 36 nuevas propuestas de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial, resultando finalmente inscritos 24 lugares de interés cultural.
El sistema hidráulico del Acueducto de Padre Tembleque en México, el paisaje cultural industrial de Fray Bentos en Uruguay, y las Misiones de San Antonio en Estados Unidos fueron incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial, que en estos momentos tiene inscritos 1.031 sitios distribuidos en 163 países.
El sistema hidráulico del acueducto del Padre Tembleque en México fue construido en el siglo XVI, se encuentra entre los estados de México e Hidalgo, en la meseta central mexicana. Se compone de una zona de captación de aguas, una red de canales, un conjunto de depósitos y una serie de puentes-acueductos. La obra fue iniciada por el fraile franciscano Tembleque, este acueducto combina las técnicas tradicionales de construcción europeas (en concreto romanas), con las técnicas mesoamericanas que incluyen el uso de cimbras de adobe.
El paisaje cultural industrial de Fray Bentos en Uruguay es un complejo industrial situado al oeste de la ciudad de Fray Bentos. Su origen fue una fábrica de salazones, creada en 1859, para la producción de carnes de vacuno de las praderas de los alrededores. El sitio comprende los equipamientos de la empresa Liebig Extract of Meat Company, que exportaba a Europa carne en conserva y concentrado de carne. Posteriormente el complejo fue ocupado por la compañía Anglo Meat Packing Plant, que exportaba carne congelada.
Las Misiones de San Antonio en Texas, Estados Unidos, se compone de un grupo de cinco complejos de misiones frontera, situados a lo largo de una cuenca del río de San Antonio al sur del estado de Texas, así como un rancho situado a 37 kilómetros al sur de las misiones. Estos complejos incluyen estructuras arqueológicas, granjas, residencias, iglesias, graneros y sistemas de distribución del agua. Estos complejos fueron construidos por misioneros franciscanos en el siglo XVIII, e ilustra los esfuerzos de la Corona española por colonizar, evangelizar, y defender los territorios al norte de Nueva España. Estas misiones son un ejemplo de cómo se desarrolló la convivencia entre las culturas españolas y la coahuilteca.