La formación es clave para lograr la integración de los jóvenes que están en riesgo de exclusión social, pero no solo la formación reglada sino también en competencias sociolaborales. En este campo trabaja la Asociación Joven Norte que, apoyada por BNP Paribas y su voluntariado corporativo, ofrece talleres de teatro para ayudar a los jóvenes a desarrollar sus habilidades.
Cuando el telón de la vida se levanta, no todos somos igual de afortunados. Se estima que en España el 32% de la población de entre 20 y 29 años está en riesgo de pobreza o exclusión social, un riesgo que se triplica para aquellos que no han acabado el instituto. Si analizamos la situación global de los jóvenes que tienen menos de 30 años, la métrica no mejora: un dato orientativo del escenario al que se enfrenta esta parte de la juventud nos la ofrece la encuesta de la EPA, donde se observa que para las 6.817.100 personas de entre 16 a 29 años la tasa de desempleo se situó en el 36,43% a finales de 2020.
Según la experiencia de las entidades del Tercer Sector, el fracaso escolar, las altas tasas de desocupación, la pobreza y la exclusión forman un círculo que se retroalimenta y provoca que los jóvenes en desventaja social se enfrenten a un guion muy difícil de interpretar y muy complejo de romper. Una de las ONG que trabaja con este colectivo es la Asociación Norte Joven, que desde 1985 desarrolla programas para favorecer la inclusión de los jóvenes en riesgo de exclusión social.
“En este tiempo, nuestra misión no ha cambiado. Promovemos el desarrollo personal y la integración sociolaboral de personas en situación de desventaja social a través de la formación, del acceso al empleo y de la sensibilización de la sociedad”, explica Alicia Rivera, presidenta de Asociación Norte Joven. Una misión que tiene la visión de “lograr la igualdad real de oportunidades en el acceso a los derechos y recursos de la sociedad y en el ejercicio de deberes cívicos, ofreciendo otras alternativas de formación para el desarrollo integral de personas que sufren exclusión”.
Según su experiencia, las prioridades de este colectivo son dos: la atención y el apoyo. “Trabajamos con otros recursos para poder abordar la intervención con jóvenes, adultos y menores, para que no abandonen y se mantengan en los programas en los que están participando, sin que la situación económica se convierta en un obstáculo para ello. Los niveles de desempleo juvenil, la precariedad en el empleo y la incertidumbre laboral en el actual contexto son, sin duda, el caballo de batalla de los jóvenes con menos oportunidades. Sin una primera oportunidad de empleo, los jóvenes encuentran un muro infranqueable para entrar al mercado laboral. Por eso hemos reforzado aún más la intermediación y acompañamiento de los alumnos que finalizan su formación, para facilitar su acceso al empleo. Ahora estamos buscando con ahínco empresas que puedan ofertar sus puestos de trabajo a los alumnos formados en Norte…
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