Los niños tienen que dormir, idealmente entre diez y once horas antes de la adolescencia, y entre ocho y diez horas, entre los 13 y los 18 años. Los adultos de media deberían dormir unas siete u ocho horas cada noche. La falta de sueño genera todo tipo de problemas, no solo de comportamiento y bienestar, sino de aprendizaje e incluso médicos.
El sueño juega un papel esencial en el bienestar de niños y adultos. Dormir poco o dormir mal puede afectar a la salud mental, la capacidad de aprendizaje, la memoria y en el caso de los niños y adolescentes,
al desempeño escolar.
En torno al 30% de los adultos sufre problemas de sueño, siendo el insomnio el más común
Ayudar a los niños a dormir bien desde que son pequeños es una obsesión para muchos padres. Ahora, un estudio de la Universiad de Warwick y la Universidad de Basilea desvela que los niños duermen peor si su madre sufre de insomnio. Curiosamente, que el padre sufra de insomnio no afecta en absoluto al sueño de los pequeños. Los investigadores achacan esto a que, a pesar de la incorporación generalizada de la mujer al mundo laboral, todavía es norma que la madre pase más tiempo con los niños que el padre influyendo más en su modo de vida.
El estudio, publicado en la revista Sleep Medicine, pone de manifiesto que los niños de 7 a 12 años con madres insomnes se acuestan más tarde, duermen menos horas y disfrutan de menos tiempo en el ciclo de sueño profundo. Todo esto tiende a afectar de forma negativa en su desarrollo y en su capacidad de aprendizaje. Varios mecanismos pueden influir en la relación entre los patrones de sueño de padres e hijos.
Para empezar, los niños aprenden todo de sus padres, también los hábitos de sueño. En segundo lugar, cuando hay un problema en la familia, afecta tanto al sueño de los padres como al de los hijos. Si hay discusiones o peleas en la cena puede afectar al sueño de toda la familia. En tercer lugar, se baraja la posibilidad de que los padres que duermen mal muestren “atención selectiva” hacia su problema y el de sus hijos.
Esto lleva a una sobre monitorización del sueño y según los estudios, tratar de controlar el sueño puede afectar de manera negativa en su calidad. Es decir, al obsesionarse con el tema duermen peor.
Por último, los hijos con problemas para dormir pueden tener predisposición genética heredada de sus padres a dormir mal.
A estos factores se unen otros ambientales, que impiden una correcta conciliación del sueño.
Un 44% de los adultos reconocen dormir con su teléfono móvil en la cama. Esto, además de exponer al individuo a la radiación del teléfono durante toda la noche –algo especialmente preocupante en el caso de los niños-, incide directamente en la generación de melatonina y perjudica la conciliación del sueño debido a la “luz azul” que radian los teléfonos y tabletas.
Un reciente estudio concluye que de media, los usuarios de dispositivos que emiten luz azul en las dos horas previas al sueño duermen 16 minutos menos
Estos son algunos consejos recogidos por Harvard Medical School que pueden ayudar a los padres a dormir mejor:
- Procurar mantener el mismo horario para irse a dormir y despertarse todos los días, incluso en el fin de semana.
- Usar la cama solo para dormir y practicar sexo.
- Aparcar la siesta, especialmente a última hora de la tarde
- Limitar el tiempo que pasamos en la cama despiertos. Acostarse solo cuando se siente sueño y si no se concilia el sueño en 15 minutos o si uno se despierta y no consigue dormirse de nuevo en 15 minutos, levantarse de la cama y hacer algo relajante hasta que se sienta de nuevo somnolencia.
- Evitar bebidas con cafeína (café, muchos tés, chocolate y bebidas con cola) después de las 2 de la tarde, o del mediodía si se es especialmente sensible a la cafeína.
- Evitar alimentos que provoquen ardor de estómago.
- Evitar bebidas alcohólicas al menos dos horas antes de irse a la cama.
- Limitar el consumo de líquidos antes de acostarse para evitar sucesivos viajes al cuarto de baño durante la noche.
- Hacer ejercicio de forma regular (pero no en las dos horas previas al momento de acostarse).
- Mantener el dormitorio fresco, a oscuras y en silencio.
Referencia: Natalie Urfer-Maurer, Rebekka Weidmann, Serge Brand, Edith Holsboer-Trachsler, Alexander Grob, Peter Weber, Sakari Lemola. The association of mothers’ and fathers’ insomnia symptoms with school-aged children’s sleep assessed by parent report and in-home sleep-electroencephalography. Sleep Medicine, 2017; DOI: 10.1016/j.sleep.2017.07.010