Un estudio global basado en los pasos diarios que contabilizan los teléfonos inteligentes ha descubierto una “desigualdad de la actividad”, similar a la desigualdad salarial. Los investigadores de Stanford utilizaron teléfonos inteligentes para rastrear los niveles de actividad de cientos de miles de personas en todo el mundo y realizaron un interesante descubrimiento: En los países con un nivel bajo de obesidad, la mayoría de las personas caminan una cantidad similar cada día. Sin embargo, las grandes diferencias entre las personas que caminan mucho y las que caminan muy poco coinciden con niveles mucho más altos de obesidad.
Los hombres caminan más que las mujeres
Utilizando datos de pasos capturados por smartphone, los investigadores de Stanford han definido un nuevo riesgo para la salud pública que llaman “desigualdad de actividad”. Esto ocurre cuando se desarrollan grandes diferencias dentro de un país entre las personas que caminan mucho y las que caminan muy poco, lo que lleva a niveles insalubres de obesidad.
Teniendo en cuenta que cada año aproximadamente 5,3 millones de personas mueren por causas asociadas a la inactividad física, estos investigadores han desarrollado una manera simple y eficiente de medir la actividad de millones de personas para ayudar a entender por qué la obesidad es un problema mayor en algunos países que en otros.
El estudio, que aparece en la revista Nature, utilizó datos capturados desde teléfonos inteligentes para analizar los hábitos de 717.000 hombres y mujeres de 111 países, cuyos pasos fueron estudiados durante un promedio de 95 días.
Otros estudios previos sobre la actividad física, realizados principalmente en EE.UU., han demostrado que los hombres caminan más que las mujeres, y esto se confirma también a nivel global. Lo que sorprendió a los investigadores, sin embargo, fue cuán grande era esta brecha de género entre un país y otro en perjuicio del género femenino.
Smartphones y pasos
Los smartphones están equipados con diminutos sensores llamados acelerómetros que pueden grabar automáticamente los movimientos escalonados. Los investigadores adquirieron los datos para este estudio de la aplicación Azumio Argus, que rastrea la actividad física y otros comportamientos de salud. Azumio proporcionó datos clave sobre la salud: edad, sexo, altura y peso. Los dos últimos datos permitieron a los investigadores calcular el índice de masa corporal de cada persona.
Los resultados se basaron principalmente en los datos de los 46 países para los que Azumio proporcionó al menos un millar de usuarios anónimos, suficiente para formar la base para inferencias estadísticamente válidas. El análisis reveló fuertes correlaciones entre la desigualdad de la actividad, la brecha de género-actividad y los niveles de obesidad.
Suecia registró una de las brechas más pequeñas entre la actividad alta y la actividad baja, y la menor disparidad entre el número de pasos de hombres y mujeres”. Sin embargo, EE.UU. ocupa el cuarto lugar en cuanto a desigualdad de la actividad global, lo que indica una gran brecha entre la actividad elevada y la actividad baja. Como se observa en el siguiente mapa, España se sitúa en la franja de mayor actividad diario con una media superior a los 6.000 pasos diarios.
Ciudades en las que se pueda caminar
Para entender mejor las causas y las consecuencias de esta “desigualdad de actividad” en los entornos urbanos, los investigadores analizaron un gran subconjunto de datos de EE.UU. Las investigaciones previas habían clasificado cada ciudad por la facilidad para caminar a tiendas, restaurantes, parques y otros destinos.
Los investigadores entonces correlacionaron este índice de «walkability» con sus datos de la actividad del smartphone. En este sentido, descubrieron que el diseño de la ciudad tiene impacto en la salud: las ciudades más propicias para caminar registraron la desigualdad de actividad más baja.