Durante el primer semestre del año no faltaron eventos signficativos: subida de tipos por parte de la Reserva Federal, un dólar más fuerte, la inestabilidad política ante el Brexit y el proyecto de la Unión Europea e incluso las tensiones de una guerra comercial entre Estados Unidos y China. ¿En qué lugar deja todo esto la confianza de los empresarios?
Según el último estudio elaborado por Grant Thornton, los empresarios holandeses, austriacos, alemanes, españoles, irlandés y franceses son los más optimistas, al menos así se mostraron durante el primer semestre del año. Entre los menos optimistas están Reino Unido e Italia, mientras que los empresarios griegos se muestran negativos frente al entorno actual.
El análisis de Grant Thornton muestra que, en términos generales, aumentan las expectativas de ingresos, pero se estanca la inversión en todo el mundo. “A pesar de las sólidas expectativas de ingresos en todo el mundo, los niveles de inversión siguen planos. A medida que el ciclo económico toca techo, las empresas deben considerar la posibilidad de realizar inversiones estructurales ahora para mitigar los riesgos en el futuro y mantener el crecimiento a largo plazo”, señala la firma.
A nivel global, según los datos que arroja el estudio, el 59% es optimista en sus expectativas de ingresos para los próximos doce meses. Un porcentaje mayor para los empresarios norteamericanos, del 75%, frente a los europeos que se quedan por debajo de esta media (un 46%). A la hora de valorar sus expectativas de inversión, la prioridad está puesta en la tecnología, frente a invertir en nuevas construcciones, planta y maquinaria, o en I+D.
Sobre los resultados del informe, Alejandro Martínez Borrell, presidente de Grant Thornton, señala que “si bien los niveles de optimismo son una muestra de la vuelta a la normalidad, después de un final de 2017 muy influenciado por la inestabilidad política, las empresas deben considerar la necesidad de apostar por el crecimiento aumentando sus niveles de inversión en la medida de sus posibilidades para afrontar una posible ralentización de la economía y una mayor volatilidad en los mercados y en el comercio internacional”.