El 28% de las familias con alto patrimonio, family offices o empresas familiares ha sido objetivos de ciberataques en algún momento de su historia. Este es uno de los datos que arroja el último estudio elaborado por Camp Campden Wealth y Schillings, basada en una encuesta a más de 120 personas procedentes Europa, América del Norte, Asia-Pacífico y Medio Oriente, América del Sur y África, y que representan a family offices o empresas familiares con un patrimonio superior a los mil millones de dólares.
Según los datos del informe, el 77% reconoce haber sido objeto de phishing; una forma de ciberataque en el que los delincuentes estafan a personas de forma individual y obtienen de ellos información confidencial de forma fraudulenta, como puede ser sus contraseñas o información detallada sobre sus tarjetas de crédito o incluso información bancaria. Ésta es una forma habitual en que estos defraudadores “se cuelan” en las familias.
El estudio también muestra que, aunque el 98% de los participantes dijeron que la reputación era importante para el éxito de su familia, el 38% no cuenta con un plan de seguridad cibernética. “Hay una delgada línea entre la complacencia y la confianza”, apunta el presidente ejecutivo y socio de Schillings, Rod Christie-Miller.
En su opinión, este perfil de inversor no ha valorado correctamente el vínculo que hay entre el robo de información privada y confidencial, y el impacto que puede tener en su reputación. Según el informe, la mayoría de las infracciones pasan inadvertidas para los usuarios, en concreto para el 61% pasó inadvertido.
Los ciberdelincuentes utilizan regularmente la información pública disponible para que su ataque sea más certero, sin embargo el estudio de Camp Campden Wealth y Schillings revela que el 51% de los encuestados nunca ha hecho una auditoria o un control sobre la información pública sobre su familia que hay disponible. Algo importante si se tiene en cuenta que muchos de estos ataques consisten en chantajes, extorsiones o campañas de desprestigio.