Una de las principales preocupaciones de los donantes, al igual que ocurre en la inversión de impacto, es que su dinero logre el objetivo para el cual se destinó. Asegurar ese cumplimiento es uno de los retos que está afrontando el Tercer Sector, que está sumando esfuerzos y desarrollando iniciativas para garantizar el seguimiento e impacto de las donaciones.
La Fundación Ayuda Efectiva es un ejemplo de ello. Esta entidad sin ánimo de lucro aspira a ayudar a sus donantes a maximizar su impacto en el mundo, además de a canalizar las donaciones a las causas y ONG de mayor impacto. Para ello, trabaja bajo el principio de “ayuda efectiva”, que cimienta las bases y los objetivos de la Fundación.
“La ayuda efectiva es una nueva forma de enfocar nuestros esfuerzos por mejorar el mundo. Cuando pensamos en ayudar a personas que lo necesitan, es habitual elegir alguna de estas dos opciones: donar a alguna de las organizaciones más conocidas y a un problema que te importa, o donar a algún proyecto en el que conoces personalmente a alguien”, explica Pablo Melchor, fundador y presidente de la Fundación Ayuda Efectiva.
Según Melchor, este concepto de ayuda efectiva tiene un doble origen: “Por un lado, en la Universidad de Oxford, los filósofos Toby Ord y Will MacAskill se plantearon varias preguntas fundamentales: ¿tenemos la obligación moral de ayudar a los demás si el coste de hacerlo no afecta de forma notable a nuestra calidad de vida? ¿Si un programa humanitario ayuda mucho más que otro, debo elegir el primero? Por otro lado, en EE.UU., dos compañeros que trabajaban en Bridgewater, la gestora de Ray Dalio, se sorprendieron al comprobar que, al contrario que en el mundo de la inversión, nadie estaba midiendo y comparando la efectividad de las diferentes ONG. Al no entender cómo era posible, crearon GiveWell, que hoy es el principal evaluador independiente de programas humanitarios”. A partir de esas dos semillas, ha surgido un movimiento internacional que busca identificar las mejores formas de ayudar a los demás y a dedicar una cantidad importante de recursos a desarrollarlas.
La Fundación, a través de su trabajo, asegura el mayor grado de impacto seleccionando y financiando los programas benéficos que “con una misma cantidad de recursos, salvan más vidas o consiguen un mayor impacto”.
Además, aspira a transformar la forma de donar en España, explicando a los donantes por qué es esencial comparar los posibles destinos de sus donaciones, aplicando criterios de coste-efectividad. “Los datos nos dicen que algunas formas de ayudar son decenas de veces mejores que otras: si no elegimos bien, incurrimos en un coste de oportunidad enorme”, destaca Melchor.
Para el desarrollo de su actividad, la Fundación se apoya en el trabajo de investigación de los mejores evaluadores independientes internacionales. Por ejemplo, en el área de la pobreza y salud global, se apoyan en GiveWell, que dedica 40.000 horas al año a identificar los programas que maximizan el impacto de sus donaciones.
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