Credit Suisse ha elaborado, junto con una serie de profesores líderes en economía, política social y tecnología, un informe que profundiza en cuatro consideraciones clave sobre el impacto del progreso tecnológico en los empleados, las empresas y la sociedad en general. El primer capítulo analiza qué significa el cambio tecnológico para el futuro del trabajo, y concluye que, contrariamente a la creencia popular, no habrá escasez de trabajo en las economías contemporáneas.
«En lugar de una economía sin empleo, los dos grandes desafíos en el mercado laboral pueden ser, por un lado, la descolocación masiva y por el otro, la distribución de las ganancias de productividad. Si bien el cambio tecnológico no llevará al fin del trabajo, sin duda reposicionará a las personas de sus ocupaciones y sectores”, comentaron Rafael Lalive y Daniel Oesch, profesores de economía y sociología respectivamente en la Universidad de Lausana.
El segundo capítulo evalúa cómo hacer más probable que la transformación de la Inteligencia Artificial (I.A.) tenga éxito al observar ejemplos pasados de formas innovadoras de invertir en I.A. Se profundiza en ejemplos como BMW con Project i, Amazon y compras predictivas, el uso de la tecnología de transistores por parte de Sony como un factor que interrumpe el dominio de RCA en el mercado de la televisión y el surgimiento de nuevos participantes en la industria financiera que aprovechan las interfaces digitales.
Howard Yu, profesor LEGO de gestión e innovación en la Escuela de Negocios IMD y Jialu Shan Asociado de Investigación en el Centro Global para la Transformación de Negocios Digitales señalaron que se necesita más que solo visión, creencia, pasión y experimentación en I.A. para transformar una empresa. «Es necesario un bolsillo tan profundo que requiere el dinero de otras personas para cumplir con esa aspiración. Es un enfoque poco convencional adoptado durante un tiempo no convencional», explicaron.
El tercer capítulo establece la necesidad de seguridad económica en la “gig economy”. El creciente número de trabajadores independientes que reemplazan a los empleados tradicionales proporciona mucha mayor libertad, flexibilidad y control del trabajo por cuenta propia, pero es imperativo que estos trabajadores no tradicionales tengan sus derechos y seguridad económica protegidos.
“La idea de que la protección social debe adaptarse a la naturaleza cambiante del trabajo ahora está firmemente integrada en los debates públicos. El desafío que tenemos ante nosotros es preservar los altos niveles de cohesión social y seguridad económica logrados en el pasado en este nuevo mundo económico y tecnológico emergente”, sostuvo Giuliano Bonoli, profesor de política social en la Universidad de Lausana.
La sección final analiza los retos éticos y legales planteados por la inteligencia artificial y explica cómo podemos garantizar que la tecnología informática moderna mejore el mundo laboral y, en última instancia, beneficie a las personas de las futuras generaciones.
«Los legisladores deben ser conscientes de las complejidades que rodean a la tecnología de la información y la inteligencia artificial y tratar de evaluar su ‘naturaleza’ para definir los objetivos que debe perseguir la regulación», indicó por su parte Bettina Hummer, profesora de derecho social y alemán legal de la Universidad de Lausana.
“Los grandes datos y los avances en el poder de la informática han provocado una revolución tecnológica que tiene una enorme influencia en el lugar de trabajo y en el mercado laboral. Las máquinas y los robots están mejorando sus capacidades rápidamente a través de inteligencia artificial e innovaciones en diseño y estructura. La manera en que las empresas naveguen con estos cambios, mientras se aseguran que los clientes estén conectados, habilitados y protegidos, serán el desafío y la oportunidad que tendrán por delante», concluyó Urs Rohner, presidente del Consejo de Administración de Credit Suisse Group y presidente del Credit Suisse Research Institute.