Llega la temporada estival y con ella los viajes, la relajación, las fiestas, las comidas fuera de casa, pero también el calor, un gran enemigo para la comida que puede traer con él un aumento de las intoxicaciones alimentarias.
Las altas temperaturas favorecen a la proliferación de microrganismos en los alimentos provocando que se estropeen con más facilidad en verano. Esta relajación propia de las vacaciones también afecta a las pautas más básicas de manipulación de alimentos. De hecho, según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), el origen de más del 50% de casos de intoxicación alimentaria está en los hogares. “Una de las intoxicaciones alimentarias más frecuentes en los meses de verano es la salmonelosis, pero no es la única”, advierte la Dra. Sánchez.
Por ello en verano hay que prestar especial atención al estado de nuestros alimentos, de hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año, las enfermedades de transmisión alimentaria afectan a una de cada 10 personas y provocan la pérdida de 33 millones de años de vida saludable. Además, pueden llegar a ser mortales, especialmente en menores de 5 años. Cada año se producen 420.000 muertes por esta causa y 1 de cada 3 afecta a niños.
“Verano y salmonella son un binomio inseparable cada año”
Para la Dra. Amalia Sánchez López, médico general de mediQuo, “verano y salmonella son un binomio inseparable cada año. Según explica, esta bacteria se encuentra de forma natural en el intestino del ser humano y de los animales, por lo que las heces son un foco de contaminación de los alimentos y del agua.
“Los alimentos más implicados suelen ser los huevos crudos, en preparaciones como la mayonesa, o poco cocinados (el huevo causa el 23% de las toxiinfecciones alimentarias por salmonella en verano), aves mal cocidas (este tipo de carne blanca produce el 5% de las intoxicaciones) y alimentos cocinados que se han dejado a temperatura ambiente varias horas” apunta.
Para evitar los riesgos de salmonelosis a través de los huevos, la Dra. Sánchez recomienda no lavarlos, ya que la cáscara es muy porosa y la humedad facilita la penetración de bacterias en el interior, nunca usar huevos rotos, conservarlos siempre en la nevera y lavar el plato donde se ha batido o manipulado el huevo crudo.
Otras bacterias muy comunes son la Escherichia coli, que está presente sobre todo en carne cruda o poco cocinada, leche cruda o productos frescos crudos. A lo que la doctora recomienda someter a los alimentos a un proceso de cocción cuidadoso en el que se cocine bien toda la pieza, de forma especial el centro, evitar el consumo de leche no pasteurizada o agua no potable y desinfectar los vegetales que se vayan a tomar crudos.
Le sigue la Listeria monocytogenes, “esta bacteria se multiplica de forma rápida en alimentos refrigerados y alimentos listos para consumir, como la leche cruda, verduras o productos en conserva”, explica la Dra. Sánchez. Para la experta, los mejores métodos de prevención pasan por evitar el almacenamiento prolongado de vegetales, limpiar bien las superficies y utensilios con los que se manipulan los alimentos crudos, cocinar de manera homogénea y mantener una rigurosa higiene de la nevera.
Consejos para conservar los alimentos con seguridad
Ante estos riesgos la OCU, ha elaborado un decálogo con recomendaciones para preservar los alimentos con seguridad.
Respecto a la temperatura para conservar la comida en el congelador, la OCU recomienda que esté por debajo de los -18 ºC. En la nevera, las carnes y pescados deben mantenerse entre 1 y 4 ºC y el resto, entre 5 y 8 ºC. Además, si se sale al campo o la playa, aconsejan llevar la comida en recipientes muy limpios y herméticamente cerrados y mantener fresca la nevera o cesta con la comida.
En la compra, dejar para el final los alimentos que necesitan refrigeración y meterlos lo antes posible de nuevo en frío. Si se va a tardar en llegar a casa, deben meterse en una bolsa isotérmica: así se conservarán sin que se rompa “la cadena del frío”. Una vez en casa, guardar en primer lugar los alimentos congelados.
Asimismo, la organización aconseja mantener ordenada la nevera, revisar los alimentos de vez en cuando y poner lo que tenga próxima la fecha de caducidad o de consumo preferente más a mano. Lo demás podrá estar al fondo.