El entorno latinoamericano puja cada vez más fuerte por alcanzar un lugar relevante en el entorno espacial mundial. Propuestas como la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), un organismo encargado de coordinar la cooperación en el ámbito espacial o, desde el plano privado, empresas como EXA y Satellogic, están demostrando el potencial de la región en un mercado con un valor superior a los 400.000 millones de dólares, según la última edición del Space Report.
Así, la región parece adecuarse a lo que ya es tendencia global: según un informe publicado en Space Capital, la inversión de compañías privadas en infraestructura espacial alcanzó los 14.500 millones de dólares el año pasado, una cifra que pulveriza todos los récords de inversión del pasado.
El mercado espacial, una inversión segura
La mayor parte del mercado espacial hoy, cerca de un 80%, es mercado comercial, un segmento que se compone de desarrollo de infraestructura comercial y desarrollo de productos y servicios. Este 80%, que se corresponde con más de 340.000 millones de dólares, surge de una inversión acumulada del 77,8% durante los últimos diez años, por eso, no resulta nada descabellado pensar que durante los próximos años el sector verá reafirmada esta tendencia creciente, convirtiéndose en uno de los más deseados desde el punto de vista de la inversión privada.
Numerosos analistas estiman que en 2040 la economía del espacio global superará el billón de dólares, con tasas de crecimiento anuales cercanas al 10% sostenidas durante los próximos veinte años. Así, propuestas como la del propio Space Capital LP, la empresa de capital riesgo creada en 2016 dedicada exclusivamente a inversiones en tecnologías espaciales, podrían resultar cada vez más frecuentes, aumentando el número de planteamientos de inversión adecuados a este mercado creciente.
Además, el desarrollo en este ámbito comercial comprende productos tan generalizados hoy en día como la televisión por satélite, servicios de navegación basados en el posicionamiento, radio o internet por satélite, así como algunos otros productos mucho más innovadores en el mercado, verbigracia chipsets de navegación espacial o elementos de fabricación y lanzamiento de satélites comerciales, lo cual puede dotar al mercado de una robustez sensible al cambio que los nuevos tiempos están haciéndonos ver.
Inversión estatal: una asignatura pendiente en Latinoamérica
El entorno latinoamericano ha comenzado hace relativamente poco sus andadura, esto explica que dos de los países más punteros, Brasil y Argentina, dispongan de agencias espaciales propiamente dichas tan solo desde hace la década de los 90, unas agencias relativamente jóvenes si las comparamos con la archiconocida NASA, ya sea en términos de reconocimiento o de inversión, y es que la agencia espacial estadounidense, junto a otras propuestas de desarrollo espacial, recibe más de 40.000 millones de euros de inversión estatal, una cifra que supone más del 54% de inversión estatal mundial.
Estas cifras de inversión pública hacen funcionar las sinergias entre la investigación y desarrollo estatales y las propuestas de desarrollo del sector privadas, es por eso que, hoy en día, la mayoría de las empresas punteras del sector: General Motors, Teledyne, Airbus o Thales Alenia Space se emplacen en Estados Unidos, sino en países europeos capaces de replicar de forma minimizada la inversión estadounidense.
Aún así, en el entorno latinoamericano diversos países se han embarcado en lo que se conoce como “carrera espacial latinoamericana”, que, pese al nombre, remite a un proyecto interregional de coordinación de proyectos espaciales que sean de gran beneficio e impacto para Latinoamérica.
Una de las empresas más boyantes del sector resulta Satellogic, que tiene su sede en Argentina y es la primera empresa de análisis geoespacial integrada verticalmente en el país. Una empresa que actualmente está construyendo una constelación de 60 satélites que podrá volver a cartografiar todo el planeta cada semana, proporcionando a los clientes imágenes de alta resolución y análisis procesados que permitirán un apoyo diario en la toma de decisiones de diversos sectores económicos.
Por otra parte, la Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA) es una institución no gubernamental sin ánimo de lucro que sigue un modelo de exploración espacial civil. Se ha consolidado como la primera agencia espacial de Ecuador y se encarga de ejecutar el programa espacial de la nación, además, EXA se ha encargado de democratizar los avances en el entorno espacial mediante CubeSat.Market, una empresa espacial comercial, que promociona la comercialización de los productos espaciales desarrollados. Los productos de EXA han sido elegidos por varios socios regionales e internacionales para volar en diferentes misiones a la órbita terrestre, a la luna y más allá.
Uno de estos clientes es el Programa Cubesat STEM de Irvine, que está desarrollando una flota de 12 satélites con EXA como proveedor principal. Otro cliente es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que está desarrollando su propia nave espacial K’OTO con el bus espacial de EXA como núcleo. Además, EXA ha desarrollado un módulo de comunicación láser capaz de transformar la forma en que se realizan las comunicaciones desde el espacio a tierra y en órbita, especialmente entre los satélites de una constelación.
Por tanto, podemos decir que EXA es un excelente caso de estudio sobre cómo un país latinoamericano como Ecuador puede comenzar a producir tecnología comercial para el mercado espacial mundial, llevando a toda la región a lo que se ha conocido como NewSpace.
Esta halagüeña situación se ve simbolizada en la figura de Katya Echazarreta, quien fuera la primera mujer nacida en México en viajar al espacio exterior, formando parte de la misión New Shepard de la compañía Blue Origin, de Jeff Bezos, que tuvo lugar hace apenas unas semanas. La astronauta mexicana relata que, durante su niñez, cuando se encontraba alejada de sus padres por un proceso de inmigración, su abuela le repetía que “aunque estemos separados, vivimos bajo el mismo cielo”. Habrá que esperar para ver si Latinoamérica traduce las buenas sensaciones en hechos y, al fin, comparte cielo con algunas de las naciones más poderosas del entorno espacial.
Redactado por Carlos Burgos Retamal.