A algunos el nombre de Frank Abagnale puede que no les resulte familiar, pero puede que sí la película de Steven Spielberg “Catch me if you can” (Atrápame si puedes) que en 2002 protagonizó Leonardo DiCaprio y que llevó al cine la historia de Frank Abagnale, un hombre que de los 16 a los 21 años llegó a robar 2,5 millones de dólares falsificando cheques por todo Estados Unidos y en más de 26 países en la década de los 60. Para cometer sus fechorías se hizo pasar por piloto de Pan Am, médico, abogado y profesor de universidad.
Pero la historia de Abagnale, como dijo el propio Spielberg en su día, no se llevó al cine por los delitos que cometió en su adolescencia y primeros años de juventud, sino por como encauzó su vida después de cumplir cinco años de cárcel en Francia, Suecia y Estados Unidos. En su país fue puesto en libertad a cambio de colaborar con el Gobierno federal, un acuerdo que le obligaba, y sin remuneración, a asistir a las agencias federales durante unos años para completar su condena. Esos años se han convertido en 37 y continua colaborando con el FBI gracias a su experiencia en falsificación de documentos y suplantación de identidades, algo en lo que es considerado una eminencia en todo el mundo.
Además de su trabajo en el FBI, recorre Estados Unidos no solo ofreciendo su experiencia, también abogando por una sociedad donde primen los valores, pues cree que la falta de ellos en la sociedad actual llevan a situaciones como las que él mismo protagonizó en su adolescencia. De ahí, que crea en la importancia de la familia y la escuela principalmente para transmitir esos valores a los niños y adolescentes.
Este es el principal mensaje que Abagnale trasladó este miércoles a los asistentes del VII Foro Private Banking & Americas Family Office, que Terrapinn organizó en Sunny Isles (norte de Miami) durante dos días, en una conferencia en la que se colgó el cartel de aforo completo.
Abagnale subrayó ante un nutrido grupo de profesionales de la banca privada y gestión patrimonial que gracias a que en su infancia no le faltó la figura materna y paterna y al posterior apoyo incondicional de su esposa durante los últimos 37 años se encuentra hoy donde está. Sin querer vanagloriarse de sus fechorías, narró con mucha labia y gracia su historia, con lo que logró captar la atención de los asistentes de principio a fin.
Durante su intervención, no escatimó en elogios hacia sus padres y su mujer, «la gran responsable de que me encuentro hoy donde estoy…. Señores, olvídense, lo verdaderamente importante en la vida no es el dinero, el puesto…, lo verdaderamente importante es la familia».