El internet de las cosas está tomando forma rápidamente. Son muchos los inversores que ven una gran oportunidad en las múltiples aplicaciones que tiene, así como las oportunidades de inversión que puede llegar a ofrecer. Sin embargo, el primer paso es entender bien qué significa cuando se habla de «el internet de las cosas».
Este fenómeno consiste en aplicar el poder de internet más allá de los ordenadores y los teléfonos inteligentes a una amplia gama de objetos, procesos y entornos. A través de él se conectan dispositivos y otros elementos para recopilar información valiosa y enviarla a la nube para su análisis o incluso a otros elementos conectados. Este aumento de la información ya está ayudando a las empresas y las personas a mejorar las decisiones, la eficiencia y la productividad.
La consultora Gartner estima que había 11.200 millones de dispositivos conectados en 2018 y que esa cifra aumentará a 20.400 millones en 2020. Cuando un objeto está conectado a Internet, puede enviar información o recibir información, o ambas cosas. Esta capacidad no implica que un dispositivo tenga un súper almacenamiento o un súper ordenador en su interior, sino que puede conectarse o tener acceso a un sistema de gran almacenamiento.
La recopilación y envío de información requiere sensores que pueden variar desde detectores de temperatura y humedad hasta los de calidad del aire y de luz. Estos sensores nos permiten recoger datos del entorno y tomar mejores decisiones. Los beneficios se pueden encontrar en todas las industrias. Por ejemplo, en agricultura el internet de las cosas puede utilizarse para detectar la humedad en el suelo y predecir las precipitaciones potenciales para saber exactamente cuándo pueden regarse los cultivos. De esta manera, se evitan consecuencias costosas derivadas de un mal riego.
El internet de las cosas proporciona a las empresas una visión y un control sobre las cosas y los entornos que tradicionalmente han estado fuera de su alcance. Para los proveedores de estos dispositivos, chips y softwares, puede significar mayores ventas y para los usuarios de el internet de las cosas puede significar una mayor rentabilidad. Sin embargo, los actores que no se adapten a esta tendencia pueden ver deteriorados sus beneficios.