“El dinero es una convención social donde una de las partes lo acepta como pago con la expectativa de que otros lo hagan también”. Esta es la premisa con la que arranca el trabajo de investigación de Isabel Schnabel y Hyun Song, miembros del departamento monetario e económico del Banco de Pagos Internacionales –Bank for International Settlements (BIS)–; institución financiera internacional conocida por ser propiedad de los bancos centrales.
Según defienden en su estudio Dinero y Trust: las lecciones del dinero desde 1920 en la era digital, la creación y existencia de bancos centrales “ha mitigado a lo largo de la historia las perturbaciones monetarias”. Entre sus principales conclusiones destacan que los bancos de depósito son, frente a otras opiniones académicas, que los primeros bancos de depósito deberían considerarse los primeros precursores de los bancos centrales modernos. Una visión que defiende pese “a la opinión convencional de que dichos bancos se crearon mucho más tarde, principalmente con la intención de iniciar guerras”.
“La principal lección que extraemos de los bancos de depósito público en la década de 1600 es que reprimió la hiperinación en Europa durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Como precursores de los bancos centrales modernos, los bancos de depósito público establecieron confianza en el intercambio monetario al hacer que el valor del dinero fuera de conocimiento común”, señala el estudio.
En su opinión, este estudio demuestra cómo la creación de bancos de depósito público puede haber mitigado las perturbaciones monetarias a principios del siglo XVII. Tal y como indican sus autores, el estudio realizado demuestra como, en el contexto del modelo teórico, esta confianza se arraigó en un sistema por el cual “los bancos crearon una moneda nacional, que estaba respaldada por la tenencia de monedas, cuya calidad se había verificado al momento del depósito”.
Según el estudio, “se puede anticipar la importancia que tuvo la fundación de los bancos de depósito público al observar el ascenso de Ámsterdam o Hamburgo como los principales centros comerciales y financieros de la época. Esto apunta a una importancia mucho mayor de los bancos que a su impacto inmediato sobre la situación monetaria de la época, y destaca la importancia de las instituciones financieras para el crecimiento económico”.
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