El impacto que puedan tener de las aportaciones económicas a los partidos políticos sobre las donaciones benéficas se ha debatido durante décadas, especialmente en años electorales. No hay duda de que las agresivas campañas políticas desaniman a las organizaciones sin ánimo de lucro a realizar esfuerzos en busca de donantes, cuando la competencia por captar la atención del público es tan intensa.
Sin embargo, según los datos aportados por un reciente estudio realizado por Blackbaud sobre las donaciones a organizaciones benéficas en clima electoral, realizado con datos de la campaña de 2012, los donantes políticos seguidos por la comisión electoral federal destinaron más recursos a organizaciones sin ánimo de lucro en 2012 de lo que hicieron en 2011.
Los resultados del estudio muestran que los donantes que hicieron aportaciones a las campañas políticas en 2012,donaron un 0,9% más a organizaciones benéficas que en 2011 y que, por el contrario, los donantes que no sumaron a campañas electorales redujeron sus donaciones al resto de organizaciones en un 2,1%. Estos resultados fueron comunes a todos los segmentos demográficos por edad, ingresos, género del cabeza de familia o tipo de actividad a la que se encaminó la ayuda (arte y cultura, medioambiente y animales, salud, servicios humanitarios, asuntos internacionales, beneficios a la comunidad).
“Hay que destacar el hallazgo de que en años electorales los donantes a campañas políticas incrementan sus donaciones benéficas habituales, pues es contrario a la idea convencional de que la búsqueda de fondos por parte de las oficinas federales o presidenciales reduce el apoyo a otras causas benéficas -por parte de los donantes políticos- ese año”, apuntan Chuck Longfield yChris Dann, en la presentación del estudio.
El Blackbaud Index of Charitable Giving reportó un incremento general del 1,7% en las donaciones en 2012 con respecto a 2011. El aumento lo lideraron las causas religiosas, que crecieron un 6,1%, y las relacionadas con la educación, que subieron un 1,6%, mientras que algunos otros grandes temas como asuntos internacionales, sanidad y servicios humanitarios, sufrieron un cierto declive. De hecho -señala el documento-, si no se tuvieran en cuenta las donaciones a religión y educación en 2102, el volumen general habría caído un 1,7% con respecto al año anterior.
La edad de los individuos también influye en las donaciones, pues lógicamente se ven afectadas por la disponibilidad de ingresos discrecionales y experiencias vividas. Como se ve en la tabla de abajo, la poca diferencia en donaciones a unas y otras causas en el rango de edad de 18 a 24 años podría indicar cierta competencia entre ambas. Los autores del estudio destacan, sin embargo, el 10,8% de incremento en donaciones benéficas en el grupo que abarca desde los 25 a los 34 años. Una posible explicación a este fenómeno podría ser –dicen Longfield y Dann- que la campaña electoral de 2012 resultó en nuevos donantes e influyó en mayor medida sobre este grupo de edad que sobre los más maduros -con hábitos ya establecidos-. Estos datos podrían indicar que los años de campañas intensas pueden ser ideales para la adquisición de nuevos y jóvenes donantes por parte de las organizaciones sin ánimo de lucro.