Diez años después del comienzo de la crisis financiera, la riqueza a nivel mundial ha aumentado un 27%, según se desprende del «Informe de la riqueza mundial de 2017» elaborado por el Credit Suisse Research Institute. En el periodo de doce meses hasta mitad de 2017, la riqueza mundial ha crecido a un ritmo más rápido que el observado en los últimos años, y la riqueza media por adulto ha alcanzado un nuevo máximo histórico.
Durante el periodo de un año hasta mediados de 2017, la riqueza mundial total aumentó a una tasa del 6,4%, la más acelerada desde 2012, y alcanzó los 280 billones de dólares, lo que representa un incremento de 16,7 billones de dólares. Este hecho refleja las importantes ganancias registradas por los mercados bursátiles, aunadas a subidas similares en los activos no financieros, que volvieron a situarse por encima de los niveles previos a la crisis de 2007 por primera vez este año. La riqueza mundial también superó al crecimiento demográfico, de modo que la riqueza media por adulto a escala mundial aumentó un 4,9% y alcanzó un nuevo máximo de 56.540 dólares por adulto.
En la edición de este año el informe de Credit Suisse Research Institute, analiza las perspectivas de riqueza de la generación de los Millennials, «que están viviendo un periodo mucho más complicado que el vivido por sus predecesores». Los datos generales apuntan a una desventaja de esta generación, debido a, entre otros aspectos, unas hipotecas con condiciones más estrictas, el aumento del precio de la vivienda, una mayor desigualdad en los ingresos y una menor movilidad de los mismos, lo que frena la acumulación de la riqueza de los trabajadores y los ahorradores más jóvenes en muchos países. Asimismo, previsiblemente sufrirán un acceso más limitado a las pensiones que sus predecesores.
Las consecuencias de la crisis financiera mundial sobre la riqueza y otros problemas a los que se enfrentan los Millennials se reflejan, por ejemplo, en el hecho de que, según los últimos datos estadounidenses, la riqueza media de las personas entre 30 y 39 años (72.400 dólares) en 2017 es un 46% inferior a la riqueza con esa misma edad de los que este año tienen 40-49 años (134.800 dólares).
Estos mismos datos de EE. UU. apuntan a que este inicio desfavorable ha hecho que los Millennials adopten una postura más prudente de cara al endeudamiento que las generaciones anteriores. Su ratio endeudamiento/ingresos empezó en cotas más elevadas que sus predecesores, para después caer a medida que se volvían más cautos tras la crisis.
Algunos Millennials han prosperado a pesar de las dificultades, tal y como refleja el mejor panorama de esta generación en China en comparación con otros países emergentes. Si bien los números siguen siendo muy reducidos, recientemente también se ha producido un repunte, en términos absolutos, en la cantidad de millonarios jóvenes.
No obstante, las perspectivas generales para los Millennials apuntan a que no solo se enfrentarán a mayores desafíos a la hora de constituir sus patrimonios en el futuro, sino que también seguirán afrontando una mayor desigualdad en la distribución de la riqueza que las generaciones anteriores.
La estabilidad en Europa permite un crecimiento de la riqueza del 6,4%
Al comparar los aumentos en la riqueza de los diferentes países, la fortaleza de la zona del euro se refleja en los niveles de crecimiento de la riqueza de Alemania, Francia, Italia y España: todos ellos lograron situarse entre los diez primeros países que mayores ganancias registraron. En conjunto, representaron un aumento de 3,1 billones de dólares, es decir, casi un 20% del aumento total de la riqueza en todo el mundo. La riqueza total de la zona del euro en 2017, de 53 billones de dólares, es similar a la riqueza total de Estados Unidos a finales de la década de 1990.
En cuanto a los componentes de la riqueza, tan solo los activos financieros han registrado un alza notable desde 2007, mientras que los activos no financieros han fluctuado por encima del nivel de 2007 por primera vez en este año y registran una subida del 2%.
Durante el presente siglo, la deuda creció a un ritmo más elevado (9%) hasta las crisis financieras, pero ha registrado una evolución plana desde entonces sin volver a alcanzar la cota máxima de 2007. La deuda por adulto se sitúa actualmente un 3% por debajo del nivel de 2007.