¿Cómo conseguir que el sueño, uno de los factores de salud más importantes y también menos reconocidos, pueda ser todo lo reparador que todos necesitamos? La respuesta también está en aprender a descansar. El sueño es asimismo una cuestión de hábitos, por lo que prepararnos para caer en las garras de Morfeo puede ser primordial. Desde Hoteles Center ofrecen las siguientes recomendaciones:
1. El descanso del cuerpo
El ritmo frenético al que estamos acostumbrados hace que muchas veces sacrifiquemos nuestro propio descanso para amoldarnos a la rutina. Rendirse al estrés implica pagar un alto precio: se altera el equilibrio natural del cuerpo, se debilita el sistema inmunológico y se acelera el proceso de envejecimiento.
Cuidarse a uno mismo también es una cuestión de salud, así que, después de un día duro o de trabajo habitual, es importante darle al cuerpo un merecido descanso. Para ello, sentarse correctamente, darse quizá una ducha o un baño caliente o recibir un masaje son claves para que el descanso sea efectivo. Hay que saber preparar al cuerpo antes de dormir, relajarlo y paliar, si los hubiera, los dolores o molestias ocasionados por el día a día (malas posturas, dolor de pies, cervicales, contracturas… etc.).
Los expertos también recomiendan ser conscientes de los tiempos, ya que no es suficiente con un descanso de quince minutos. Así que ya sabes, dedícale tiempo al descanso del cuerpo.
2. El descanso de la mente
El pensamiento constante es un acérrimo enemigo del descanso. De hecho, según datos del estudio elaborado por Cinfasalud el año pasado, nueve de cada diez españoles han sufrido estrés en algún momento y casi la mitad de los trabajadores están padeciéndolo de forma constante. Los psicólogos afirman que no somos conscientes de la importancia de no hacer nada ni pensar en nada.
Vaciar la mente de pensamientos que además son tóxicos puede convertirse en una práctica complicada al principio, pero muy beneficiosa para nuestra salud. La mente también merece relajarse así que, cuando llega la noche, salir con los amigos, leer, ver una película y hacer lo que sea necesario para desconectar es una tarea obligatoria. ¿Lo aplicas?
3. El descanso… de los malos hábitos
Además de trabajar por las noches y restarle tiempo al descanso para dárselo a las obligaciones, hay otras prácticas completamente desaconsejables. Una ingesta excesiva de alcohol, café más allá de las cinco de la tarde, comidas copiosas y cenas fuertes, son algunos de elementos que pueden interferir en el descanso.
Se trata también de poder ser conscientes de los tiempos, autoimponerse una rutina para poder acostumbrar al cuerpo a desconectar con puntualidad, y crear una atmósfera favorable para ello: nada de mucho frío o mucho calor o luces o aparatos electrónicos que exciten al sistema nervioso. ¿Sabías de estos malos hábitos que merman la calidad de tu descanso?
4. El gusto del descanso
Poder descansar correctamente sin darle protagonismo al estrés no es fácil. Sin embargo, el descanso es no solo una cuestión de salud, sino también de placer. Salir de un baño relajante y sentirnos abrazados por un albornoz suave, disfrutar de una deliciosa infusión en momentos previos al sueño, tumbarnos sobre un colchón de calidad y una almohada que se ajusta perfectamente a nuestra rutina del sueño son también factores que aumentan el placer por el descanso.
Sin duda, sueño y descanso son parte de la rutina saludable que debe aplicarse en la vida de cada persona, y cómo no, en los hoteles también. Elige tu hotel para descansar como un profesional del sueño, escoge almohada, disfruta del merecido descanso que los establecimientos ofrecen y… a dormir.