¿Nos traiciona la mente a la hora de invertir? Esta es la pregunta que lanzó Acacia Inversión en la segunda edición de su Laboratorio de Ideas, que celebró recientemente en Madrid. Bajo el título “Las trampas en las que cae nuestra mente al invertir”, reunió a varios expertos para tratar sobre las finanzas conductuales y los errores que cometemos los inversores por culpa de los sesgos psicológicos.
El evento contó con la participación de Juan Ramón Caridad, director de Iberia y Latam de GAM, Óscar Esteban, director de Ventas de Fidelity, y Germán García Velasco, responsable de asesoramiento y planificación de Acacia.
Entre las principales intervenciones de la jornada, destaca Caridad, quien explicó las reacciones habituales que experimentan los inversores ante la evolución de los mercados y cómo se ven afectados por las emociones irracionales del hombre.
Por su parte, Esteban mostró cómo funciona el cerebro, diferenciando entre pensamiento rápido y pensamiento reflexivo, y cómo esto lleva a cometer errores creando ineficiencias en los mercados. Los errores que apuntó se sintetizan en ocho sesgos. Cuatro de ellos se producen tanto en la vida diaria como a la hora de invertir y se trata de mental accounting, exceso de confianza, confirmación y manada. Y los otros cuatro están centrados en las decisiones inversoras: cortoplacismo, aversión a la pérdida, sobrecarga de información y familiaridad.
Evitar errores
Durante la jornada, se plantearon situaciones comunes con las que muchos invitados se sintieron identificados. Por ejemplo si se busca información o artículos que ratifiquen una idea predeterminada (sesgo de confirmación), cuando se debería cuestionar siempre por qué esa inversión y no otra. O incluso si se dejan llevar por el grupo, donde se sienten resguardados y tranquilos, en vez de tener cierto sesgo contrario (sesgo de manada).
Otros aspectos que se mencionaron fue si se dejan guiar por el cortoplacismo, porque el retorno inmediato resulta demasiado atractivo como para dejarlo pasar y se mira más allá de los próximos meses (sesgo de familiaridad); o si el inversor se siente más tranquilo al comprar aquello que puede ver o tocar.
Posteriormente, se pasó a plantear soluciones a estas situaciones. Entre ellas se destacó la mejora de la información, donde Acacia presentó iniciativas ad hoc para cada tipo de cliente. También se llamó la atención sobre la importancia de la planificación financiera, el definir los objetivos vitales y asignar los activos adecuados dentro del horizonte temporal definido.
Desde Acacia destacaron que confiar en un experto independiente ayuda a tomar decisiones fiables. También que apostar por la diversificación total de las inversiones, pese a que las personas se sientan más cómodas comprando aquello que sienten cercano.
En definitiva, una de las conclusiones a las que se llegó en este encuentro fue que puede que no se pueda cambiar la forma en la que trabaja el cerebro, pero los inversores deben ser conscientes de la propensión a cometer errores. Y se subrayó que si se desea estar satisfechos con las decisiones financieras, se deben adoptar medidas que ayuden a contrarrestar los propios sesgos cognitivos.