El diseño hace más que sólo cosas lindas: define la forma en como las empresas ( y los países) resuelven problemas de distintas escalas y alcances. De esta forma, usado en el proceso productivo integral y no solo con fines estéticos, tiene mayor retorno de las inversiones, señala una publicación del estudio uruguayo Ministerio de Diseño.
El diseño “ha sido desde siempre una causa directa de competitividad en las empresas y se ha demostrado también, en la de los países. Datos extraídos en varias naciones han demostrado que las compañías que usan el diseño en sus procesos son más productivas, redituables, innovadoras y orientadas a las exportaciones que las que no lo incorporan”, añade la agencia dirigida por Gabriela Pallares.
Cuanto más alto está posicionada una firma en esa escalera, más importante es el atributo del diseño en los procesos y el valor agregado que genera.
“El diseño siempre paga. Compañías que adoptan un sistema basado en el diseño hacen más dinero y exportan más que aquellas que no lo incluyen. Hay un correlacionamiento estrecho entre el uso del diseño y la competitividad nacional”, explican.
La consultora Mc Kinsey ha formulado cuatro áreas de acción que las compañías deben instrumentar al respecto:
_ Enfoque analítico para medir y liderar el comportamiento general con el mismo rigor que la dedicación a costos y beneficios.
_ Cultura de prioridad a la experiencia de usuarios suavizando barreras internas entre canales físicos, digitales o servicios, compartimentos que el cliente no percibe sino como unidad.
_ Estimular a los líderes de los equipos de diseño para que trabajen en equipos de funciones cruzadas
_ Iteración, testeo y corrección incorporando feedback de usuarios.
Construir una estructura innovadora requiere un contexto de visión y estrategia soportado por know how, competencia y conocimiento, sistemas administrativos integrados. La aplicación de un sistema impulsado por el aprendizaje y la integración a través del design thinking dinamiza la cultura de la empresa.
En octubre de 2010, la Comisión Europea incluyó el diseño como prioridad para la estrategia de “unión en la innovación” de la Europa del 2020. Aunque algunos países son líderes en innovación en diseño, a otros les falta infraestructura en empresas y en el ámbito académico, por ello, el diseño ya no debe ser concebido aislado sino integrado a estrategias o técnicas de management.
Desde Ministerio de Diseño consideran que “en países emergentes hay una gran oportunidad de aprender de las experiencias de otros que han transitado ese camino y aplicarlo desde sus pequeñas y medianas empresas. El diseño ha sido reconocido y apoyado en numerosos países desarrollados como Bélgica, Australia, Dinamarca, Finlandia, Hong Kong, Estonia, República Checa, Nueva Zelanda, Noruega, Suecia y Korea”.
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