Con la llegada de la primavera y el buen tiempo llegan también las alergias, una desagradable realidad que afecta a más de 14 millones de personas en nuestro país y ante el que no existen grandes remedios. De hecho, en algunas ocasiones, la alergia es capaz de condicionar la calidad de vida de quien la padece, e incluso de ponerle en peligro.
Un problema que cobra todavía más importancia en ámbitos como el laboral, la conducción y hasta la socialización de la persona. De hecho, según el comparador de seguros Acierto.com, casi siete de cada diez alérgicos afirman que su afección les impide llevar una vida normal. De entre ellos, un 60% afirma que le impide cumplir con sus obligaciones laborales como lo haría habitualmente, y dos de cada cinco señalan que conducir se vuelve más complicado.
La alergia reduce la productividad
Si nos centramos en el aspecto laboral, observamos que más de la mitad de los trabajadores reducen su productividad como consecuencia de la alergia. Y lo hacen hasta en un 13%. ¿Lo peor? Que la mayoría de ellos lo ignoran. Algunos de los síntomas que afectan directamente al trabajo son la somnolencia, el dolor de cabeza, el lagrimeo y la visión borrosa y los estornudos, sobre todo si estos últimos se producen en cadena y nuestro desempeño es manual, trabajamos frente al ordenador o ejercemos una profesión que requiere de focalizar la atención.
Las alergias también disparan el absentismo y los accidentes laborales
Cabe mencionar aquellos puestos que implican desplazarse en coche durante la jornada. Sí, porque la alergia puede mermar nuestro tiempo de reacción, sentidos y atención al volante en general. Unos síntomas que interfieren negativamente en la conducción y que incrementan el riesgo de sufrir un accidente. De hecho, una secuencia de estornudos equivale a recorrer más de 100 metros a ciegas, según los datos del también comparador de seguros de coche. Aunque depende de la velocidad a la que te desplaces.
Además, la conjuntivitis alérgica produce picor en los ojos, que nos lleva a frotarlos persistentemente para paliar la sensación de lagrimeo. Eso no hace más que irritarlos en mayor medida, menoscabando nuestra visión, un sentido clave en la carretera. También nos hace más sensibles a las luces y al sol, y puede aumentar la sensación de fatiga -no respirar ni descansar bien nos merman-. En definitiva una serie de dificultades de las que los propios alérgicos son conscientes.
Un correcto abordaje, clave
A pesar de las consecuencias, solo dos de cada diez afectados está siendo o ha sido tratado por un médico. ¿Qué hace el resto? O no se trata, se automedica, o recurre a las recomendaciones de sus allegados.
De hecho, la mayoría confía en las recomendaciones de su farmacéutico y prefiere acudir a él antes que al médico. Su objetivo es evitar las esperas propias de la Seguridad Social. En este punto un seguro médico puede resultar de gran ayuda -no solo te permitirá acudir a un profesional alergólogo, sino también a otros expertos en el sistema respiratorio y demás-.
Asimismo, debes saber que la mayoría de alergias son tratadas con antihistamínicos, cuyos efectos más habituales son la somnolencia y la disminución del estado de alerta y el retraso del tiempo de reacción. Todos ellos son importantísimos en el trabajo y en la carretera.
Otras recomendaciones
También es importante considerar que el alérgeno puede encontrarse en el trabajo. Ante estos casos podemos poner en marcha varias medidas:
Inspeccione el lugar de trabajo y procurar que se encuentre bien ventilada y tenga la humedad adecuada
Asegúrese de que está limpia
Solicite un cambio de puesto -a otro en el que no se esté expuesto a la sustancia en cuestión-.
Otro punto básico será cumplir las medidas de seguridad de la empresa y leer las etiquetas de los productos antes de manipularlos
Sentarnos al volante con mayor seguridad también es posible:
Lávese la cara y los ojos antes de salir, y hágase con unas buenas gafas de sol con cristales antirreflejantes.
Prescinda de los ambientadores
No fume en el interior del habitáculo. Los conductores que lo hacen favorecen la evolución y el agravamiento del cuadro clínico rinosinusal. Por no hablar de las distracciones que hacerlo conlleva.
Consulte los niveles de polen: puede hacerlo en la web de la Red Española de Alergología, e incluso existen apps específicas.
Circule con las ventanillas subidas
Aspire el coche regularmente y manténgalo limpio.
Compruebe los filtros y cámbielos si es necesario. El filtro antipolen, además, es uno de los que más suelen descuidarse. Sin embargo, estamos hablando de una pieza muy sencilla de sustituir. Hasta puede hacerlo usted mismo.