Caminar añade años de vida y no, no estamos hablando solo de realizar largas caminatas diarias sino de adquirir pequeños hábitos que contribuyen tanto a nuestra longevidad como a evitar ciertas enfermedades.
Un estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer analizó a 140.000 adultos y confirmó que aquellos que caminaban al menos seis horas a la semana tenían un riesgo menor de morir de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer que aquellos que no estaban activos. De hecho, según este estudio a partir de las dos horas semanales se empieza a reducir el riesgo de enfermedad. «Nuestros cuerpos fueron diseñados para moverse», explica el Dr. David Agus, profesor de medicina e ingeniería en la Universidad del Sur de California.
La Sociedad Estadounidense del Cáncer recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad de intensidad moderada (igual a una caminata rápida, a un ritmo de 5 kilómetros por hora) o 75 minutos de actividad de intensidad vigorosa (acelerando el ritmo cardíaco y la respiración, y sudas) repartidas a lo largo de la semana.
Lo cierto es que las personas más longevas del mundo, las que viven en las conocidas como «Blue Zones», no suelen ir al gimnasio ni se ejercitan levantando pesas. Lo que sí tienen en común es que viven en entornos que constantemente les empujan a moverse sin pensarlo, como cuidar un jardín, cultivar un huerto o realizar las tareas domésticas de forma manual. Además, caminan a diario y casi en cualquier parte.
Por ejemplo, en las comunidades Amish de América del Norte, un estudio mostró que la mujer promedio registraba 14.000 pasos al día y el hombre promedio registraba 18.000 pasos al día, y ambos géneros promediaban unos 10.000 en su día de descanso. Estas comunidades Amish también tenían las tasas más bajas de obesidad de cualquier comunidad en América del Norte.
Entre los beneficios de caminar está que activa el sistema linfático, elimina toxinas, combate las infecciones y fortalece el sistema inmune.
Puede que piense que su entorno no le invita a caminar, pero hay fórmulas para facilitarlo si ponemos un poco de interés en ello:
-Haga varios pequeños paseos diarios. Lleve a su perro a dar un corto paseo por la mañana y otro por la tarde, aunque sea alrededor de la manzana o al parque más cercano.
-Camine en lugar de conducir para ir a la compra, al trabajo o a hacer recados. Probablemente no podrá realizar la compra semanal en un solo viaje, pero puede hacer varios viajes a lo largo de la semana
-Establezca la rutina de dar un paseo después de la cena con su familia
-En los trayectos de casa al trabajo, tome el transporte público en una estación más lejana y vaya dando un paseo
-Camine cinco minutos cada hora levantándose de su mesa y dando un paseo por la oficina
-Realice una o dos veces a la semana un paseo largo de 30/40 minutos
Para ayudarle a adquirir el hábito, invite a un amigo o un grupo de amigos. Esto les ayudará a no desmotivarse si algún día caminar se le vuelve cuesta arriba.