En marzo nos apuntamos al Marathon de Chicago, yo no tenía muchas ganas al principio, pero el hecho de que casi toda la gente con la que entreno cada semana se hubiera apuntado me animó al final. El año pasado corrimos en NYC y todo el mundo decía que era una marathon menos estresante y menos compleja logísticamente.
En agosto empezamos con los entrenamientos específicos, durante 10 semanas entrenamos 4 días semanales: un día de series, un día de 10-12 kms, una tirada larga y un día de recuperación más suave: 50 kms de media semanal. La tirada larga empezó en 16 kms el primer domingo y a razón de dos kilómetros más cada semana terminamos en 30 a 3 semanas de la prueba.
Las tiradas largas siempre bajo el mismo patrón, ningún kilómetro más lento de 5,20 min/km y la vuelta siempre más rápida que la ida. El objetivo era claro: trabajar el umbral aeróbico y acostumbrar al cuerpo a correr deprisa al final.
En NYC mi tiempo fue de 3.45 horas y ahora quiero batirlo. A falta de un mes ya veíamos que los entrenamientos los hacíamos mejor que el año pasado. Haber perdido 3kgs desde las vacaciones de verano también ayudaba.
Me empieza a rondar la idea de intentar bajar a 3.30 horas en el marathon. Eso implica correr 42 kms a 4,5 min/km, algo impensable para mí (hace 3 años que empecé a correr), pero los números no engañan. El plan de la carrera es sencillo en la teoría y difícil en la ejecución: correr a la misma velocidad los 42 kms. Estamos todos fenomenal y huele a que muchos vamos a batir nuestro récord personal en Chicago.
Una carrera en Virginia key la semana antes del marathon nos confirma que estamos en forma y ¡los tiempos de todos son buenisímos!
Chicago nos acoge con un clima perfecto para correr, fresquito. Tras haber entrenado 10 semanas con un calor y una humedad sofocantes en Miami, nada me puede apetecer más que un poco de frío.
El día anterior comemos pasta a reventar y hablamos de la ropa a llevar. No es fácil acertar. Yo decido ir al final con camiseta térmica y guantes, decisión de la que luego me alegré mucho
El domingo estamos listos para salir a correr. Que empiece la carrera en el downtown elimina mucho estrés y permite dormir más. Nos reunimos para la salida. Nuestros ojos brillan con la ilusión de los niños pequeños. Vamos todos con la misma camiseta, nos abrazamos, himno y salimos.
El plan de carrera es sencillo, a 5 min/km, 8 min/milla los primeros 30 kms y luego veremos.
La salida es limpia y rápida, perfecto, los primeros 5kms los hacemos en algo menos de 25 minutos, los gps se han vuelto un poco locos por los túneles y los edificios altos, pero el ritmo lo sabemos. La ciudad volcada con la carrera, mucho griterío y ambiente muy agradable.
En el km 15 lo paso mal, totalmente inesperado, gemelos cargados y voy con frío y sudando mucho. Vamos todos juntos, yo iba marcando el ritmo pero de repente no voy y me quedo atrás de nuestro pelotón de 6 unidades. Como algo, me abrigo y me pongo los guantes y en un rato recupero de nuevo.
Pasamos la media marathon en 1.45h, clavado a nuestro ritmo. Saludamos a mujeres y niños que han venido a vernos cuando les vemos entre el público. Seguimos los seis juntos. Veo a todos muy bien, pero lo divertido empieza a ahora. No vamos super, pero vamos bien. Todo el entrenamiento de las últimas 10 semanas ha ido enfocado a estos últimos 21 kms.
Los gemelos están duros y empieza a molestar todo, es el momento de cuidar comida y bebida. Hay mucho avituallamiento, pero también mucha gente, es posible que se vayan un par de segundos en agarrar el agua, sortear a alguien y volver a acelerar (esto tendrá su importancia después).
El objetivo es claro, llegar al km 30 al ritmo previsto y ahí apretar con todo. Lamentablemente el grupo comienza a partirse en el km 25. Una parada al baño, uno que va forzado, uno que no tiene buen día y nos separamos todos un poco…. Me da rabia, porque quería que llegásemos todos juntos al km 30, pero un marathon es muy personal y al final cada uno tiene que hacer su carrera.
Llego al km 30 en justo 150 minutos, 2.30h. Bueno, ya he calentado. Ahora hay una carrera de 12 kms. Dos meses pensando en estos últimos 60 minutos. Física y psicológicamente los he visualizado muchas veces. Pero son durísimos.
Justo cuando me entran ganas de aflojar el ritmo, me dan un relevo brutal de 2 kms a 4.40 min/km que me despiertan y me llevan al límite. Aprieto. Pica todo. El pulso ya va desbocado. Me tiran los gemelos. Pero no he venido a quedarme atrás.
Empiezo con los cálculos. Voy clavado a 5 min/km, pero el marathon son 42.195 metros y nadie cuenta con el minuto final de esos 195 metros. Así que llevo un minuto de retraso y me quedan 7 kms. Si quiero la gloria de bajar de 3.30h no solo tengo que bajar de 5.00 sino ir a 4.50.
Lo intento con todas mis fuerzas, pero sigo a 5.00-4.58, a cambio adelantamos a decenas de corredores en pleno muro. Giramos, volvemos a downtown, quedan 4 kms. Se ven los edificios altos al fondo
En los kms 38, 39, 40 y 41 voy con todo, pero no bajo de 4.58 ¿será posible? Me animo, he cambiado de ritmo decenas de veces a 3 kms de terminar un entrenamiento y se que puedo ir a 4.15 un par de kms y romper 3.30h. Nada, no bajo de 4.55, el último kilómetro aprieto a 4.40, me quedo solo, adelanto a muchísimos corredores agotados, 800 m, 400 m, 200 m, me pita el 3.30h a 200 metros me meta. Entro en 3.30.59h absolutamente reventado. Apenas puedo mover los pies y lo paso mal.
He bajado 15 minutos mi récord personal y estoy feliz, pero 59 segundos me dejan un regusto amargo. He hecho casi todo bien. Pero me ha faltado algo.
Nos reagrupamos todos, nos sentamos al sol y nos reímos comentando la carrera. Récord personal de casi todos. Estamos muy contentos. Me alegro especialmente por sus récord personales. Sin este grupo yo sería incapaz de hacer muchos entrenamientos.
Por la tarde quedamos a tomar una hamburguesa y unas cervezas. Vamos con la medalla al cuello y a todos nos brillan los ojillos, desde el que ha mejorado su récord por 20 minutos hasta el que lo ha batido por un minuto esprintando como un loco en el último km. Es ese minuto de oro el que te hace levantarte a las 6.15h varios días a la semana.
Carrera preciosa, me ha gustado mucho, bonito recorrido, plano y rápido, muy bien organizado, empezando y terminando en el centro de la ciudad.
Toca centrarse en los triathlones, variar los entrenamientos, nadar y montar en bici, tantas semanas seguidas corrriendo cansan.
Hay más retos deportivos a la vista. Seguiremos informando