Noche incierta y larga en Washington DC tras el asalto de los seguidores de Donald Trump al Capitolio. Según indican los analistas políticos, el 6 de enero de 2021 pasará a la historia como un ataque a una de las democracias de referencia del mundo. Sin embargo, los mercados y los inversores tienen la atención puesta en qué significa que, finalmente, el Partido Demócrata controle el Senado.
La jornada, que coincidía con la ratificación del resultado de las elecciones del 3 noviembre que dan la victoria a Joe Biden, se ha saldado con cuatro fallecidos, 14 policías heridos y 53 detenidos. Los analistas de Banca March destacan que, en este contexto, y pese a las revueltas, hubo avances en la mayoría de bolsas del país y sólo el Nasdaq Composite retrocedía un 0,6% al cierre. “En parte por la expectativa de posibles nuevos estímulos, relacionados con el coronavirus y las infraestructuras, y en parte por la percepción de un riesgo de mayor regulación contenido, ante la exigua victoria demócrata en el Senado que implicaría la necesidad de pactos previos antes de cualquier gran cambio legal. Esta mañana las bolsas europeas abren con avances moderados y los futuros del S&P son también optimistas, +0,75%”, explican.
Como ya apuntaban los análisis post electorales, no estamos ante la esperada “ola azul”, pero finalmente el Senado estará en manos de los demócratas y eso tendrá sí es relevante para el mercado. “Pese a que las encuestas otorgaban la probable victoria a los candidatos republicanos, finalmente esta se decantó del lado demócrata. El Senado tendrá así el mismo número de senadores para cada partido, un total de 50, pero a la que hay que añadir el voto de calidad de la vicepresidenta Kamala Harris, lo que en la práctica supone el control de la cámara para las filas demócratas, uniéndose así al control que ya ejercen en la Cámara de Representantes”, añaden los analistas de Banca March.
En opinión de Jack Janasiewicz, portfolio manager en Natixis Investment Managers, este resultado es “tal vez” el “escenario ideal”. Según explica el gestor, “una mayoría de 50/50 +1 en el Senado podría ser justo lo que receta el médico: suficiente para sacar adelante más estímulos, pero no lo suficiente para conseguir que se hagan las subidas de impuestos. En términos de mercado, esto tiene las siguientes consecuencias. Los ganadores serán los sectores cíclicos, energías verdes, financieros, biotecnología, aseguradoras de salud ACA (Affordable Care Act) e infraestructuras. Y entre los perdedores estarán: defensa, combustibles fósiles, farmacia y tecnología”.
En este sentido, apunta que podríamos estar ante mayores estímulos y también ayudas estatales y locales. “Podemos esperar que se envíen cheques de 2.000 dólares. Se puede esperar una extensión de los beneficios de desempleo. Incluso un estímulo a los 300 dólares para los beneficios de desempleo está sobre la mesa. Los números para el plan de estímulo pasan ahora a tener un tamaño de 750.000 millones a 1 billón”, afirma Janasiewicz.
Una visión que también comparte Wen-Wen Lindroth, estratega de gestión de activos en Fidelity International, quien considera que la implicación más significativa es que un estímulo fiscal adicional a los 900.000 millones de dólares aprobados en diciembre (de entre 1,5 y 3 billones de dólares en los próximos 4 años) sea desbloqueado, con una primera partida de alivio contra el COVID-19 a comienzos de este 2021.
“Creemos que esto podría llevar al PIB de Estados Unidos a una tasa de crecimiento del 7% en 2021, muy por encima del consenso actual del 3,9%, lo cual apoyaría las fuerzas inflacionarias en la economía. Una vez que se haya vacunado a un porcentaje suficiente de la población, lo que permitirá que la economía se reabra con cierta normalidad, es probable que la administración Biden trate de aprobar un paquete de estímulo fiscal centrado en las infraestructuras, la atención sanitaria, la educación y el cuidado de los niños. Esperamos que la presión política sobre los demócratas, y también sobre muchos republicanos, acelere el regreso al bajo nivel de desempleo del 3,5% que EE.UU. disfrutaba hace un año. Las próximas elecciones parciales de 2022, con una posible vuelta del control de la Cámara de Representantes a manos republicanas, reforzará la urgencia de esta política de apoyo a la economía”, afirma Lindroth.
Por su parte, el gestor de Natixis recuerda que también es esperable que suban los impuestos. Según explica subirán, pero no es algo definitivo: “50/50+1 no es un pase libre. Se espera que el impuesto de sociedades suba y también el impuesto sobre la renta. Hay una posibilidad de que sean menos que las cantidades propuestas por Biden durante su campaña. La tasa máxima en el lado personal probablemente alcanza el 39,6%, que es lo que Biden defendió. Se esperaba que la tasa corporativa subiera del 21% al 28%. Tal vez esto sea menos severo y quede en un entorno del 25%-26%. Hay que recordar también que las elecciones intermedias ya están en la agenda, y esto hace que la ventana legislativa sea algo estrecha. Los próximos 12-18 meses serán críticos”.
A estos comentarios, desde UBP añaden que “el presidente electo Biden y los demócratas del Congreso tienen ahora cobertura política para tratar de adelantar el gasto hasta el 2021 e impulsar los aumentos de impuestos para pagar los nuevos programas más adelante en el plazo de 10 años, siempre y cuando los inversionistas esperen un gasto fiscal más adelantado y más cambios fiscales atrasados de lo que se había previsto anteriormente”
Efecto en los mercados
En opinión de James Athey, director de inversión en Aberdeen Standard Investments, los mercados ven en la victoria de los demócratas un factor que impulsará el mayor apoyo de las políticas fiscales a la economía de los Estados Unidos. Además, según explica Athey, “el resultado también añade un nuevo empuje al tema de la reflación que impregnó los mercados de Estados Unidos durante gran parte de la segunda mitad de 2020. Con el posible obstáculo de un Congreso dividido ya eliminado, la posibilidad de un mayor estímulo fiscal se percibe como otra fuerza alcista de la inflación en el país. Si se considera en el contexto de una Reserva Federal que parece dispuesta a aceptar la nueva libertad que le ofrece el paso a un objetivo de inflación flexible, creemos que hay margen para que el mercado de la inflación siga anticipando presiones adicionales sobre los precios a medio y largo plazo.
“Es probable que este impulso reflacionario ejerza una presión al alza sobre los rendimientos de los bonos, que ya están empezando a superar los rangos recientes. Es probable que la volatilidad aumente significativamente a corto plazo por las expectativas de una mayor relajación fiscal en la lucha contra el virus. En cuanto a la renta variable, esta situación da apoyo a la rotación sectorial y de estilo, beneficiando más a los sectores de valor y de pequeña capitalización”, añade Lindroth.
Por último, el director de inversión en Aberdeen Standard Investments advierte sobre algunos riesgos potenciales que este nuevo panorama político puede suponer, como el citado aumento de impuestos y los efectos en el dólar. “Una regulación antimonopolio más robusta y la aplicación de la ley tienen el potencial de succionar el viento de las velas de grandes tecnológicas en un momento en el que las valoraciones allí ya parecen cada vez más difíciles de justificar. Si a esto se le suma la posibilidad de una rotación más prolongada de los llamados ganadores del COVID-19 hacia los perdedores del COVID-19, impulsada por las mayores expectativas de crecimiento que se derivan de este resultado electoral, puede que el actual no sea un entorno tan perfecto para los gigantes de la tecnología. El segundo riesgo es el dólar. Un impulso positivo de crecimiento específico de los EE.UU. junto con el aumento de los rendimientos de los bonos del tesoro no es una combinación que esperaríamos ver que haga bajar la moneda. Si el dólar se da la vuelta, proporcionará un alivio bienvenido a los exportadores del mundo, pero puede que no sea tan bien recibido en los mercados financieros, que a menudo asocian la subida del dólar con períodos de riesgo. Esa asociación es muy a menudo una profecía autocumplida», explica Athey.
Para David Page, Head of Macro Research en AXA Investment Managers, la reacción del mercado a corto plazo es más incierta y señala que las perspectivas del mercado de valores son complicadas. “Unas perspectivas de crecimiento más firmes deberían apoyar a la renta variable, pero la posibilidad de una subida del tipo del impuesto de sociedades y un menor apoyo monetario nos hacen esperar una reacción negativa neta. Desde las elecciones, el índice S&P 500 ha subido más de un 10% – algunas de estas ganancias pueden ser revertidas. Sin embargo, el equilibrio preciso del índice de acciones puede regir la reacción general, ya que las grandes empresas y las empresas de tecnología tal vez sean las que más pueden perder con los cambios en los planes de impuestos de las empresas, mientras que las empresas más pequeñas pueden beneficiarse más con una recuperación más amplia de la actividad económica”, argumenta Page.
Y en opinión de Randeep Somel, gestor del equipo de renta variable de M&G, la verdad oportunidad para los inversores a largo plazo está en la apuesta por la economía verde que hará el nuevo presidente. “Biden hizo campaña para que los EE.UU. volvieran al Acuerdo de París sobre el clima, pero esta acción habría sido en gran medida simbólica sin la política, algo que el partido republicano no ha mostrado signos de ceder terreno. Sus planes incluyen 2 billones de dólares de gasto del gobierno federal durante su mandato de cuatro años, algo que será más probable ahora que los planes de gasto de los demócratas no serán bloqueados por los republicanos del senado. Representa una gran oportunidad para las empresas de sostenibilidad centradas en el clima tanto en los EE.UU., como en todo el mundo”, afirma Somel.
Polarización y riesgos políticos
Según los analistas políticos, lo ocurrido ayer demuestra la gran polarización que existe en Estados Unidos. En opinión de David A. Meier, economista de Julius Baer, “las protestas podrían continuar en las dos semanas hasta la toma de posesión de Biden el 20 de enero. Lo que pasó ayer en Washington D.C., sin embargo, mantendrá al país ocupado por más tiempo y al partido republicano en la responsabilidad de limpiar el desastre de la aventura de Trump”.
Justamente, uno de los principales riesgos que se apuntaron tras la victoria electoral de Joe Biden fue que Donald Trump opusiera resistencia a dejar la Casa Blanca. “La situación puede cambiar el 5 de enero con las dos elecciones al Senado en Georgia. Los demócratas todavía tienen una oportunidad de arrebatar la mayoría en la Cámara Alta, pero observamos que aunque Joe Biden ha podido ganar a los votantes de tendencia republicana, éstos no extendieron su rechazo a la personalidad de Donald Trump en la carrera para el Congreso. La movilización puede ser un tema para los demócratas en enero con el Presidente en ejercicio en su salida”, advertía a principios de noviembre Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM.
A los ojos de Benjamin Melman, Global CIO en Edmond de Rothschild AM, pese a lo impactante de las imágenes de ayer, este evento no pone en duda la solidez de las instituciones norteamericanas ni la elección de Joe Biden como presidente de Estados Unidos. “Es necesario señalar que las principales figuras del partido Republicano, incluido el vicepresidente, se han desvinculado de las últimas exigencias del Presidente Trump para impedir la formalización de la elección del candidato demócrata. Hemos visto una primera división profunda en el campo republicano unas horas antes del asalto al Capitolio. El dramático giro de los acontecimientos debía poner fin a un bando republicano que estaba bastante unido hasta ahora. Esta es una crisis política, no una crisis para los mercados”, concluye Melman.
Para finalizar este análisis, Paul O’Connor, responsable de Multiactivos en Janus Henderson, señala que por un día no se está hablando de la evolución tan negativa que está teniendo el coronavirus en Estados Unidos, pero no por ello hemos olvidar que seguirá siendo el «motor dominante» en los mercados. «Una vez que se asiente el polvo sobre el resultado de las elecciones, inevitablemente se volverá a prestar atención a los acontecimientos en el frente de la salud. La velocidad de propagación de la nueva variante del coronavirus del Reino Unido en las últimas semanas sigue siendo bastante inquietante. Si bien, hasta ahora, esta variante sólo se ha detectado en pequeñas cantidades fuera de las Islas Británicas, cualquier prueba de que está cobrando impulso en otros países sería un acontecimiento ominoso, que podría abrumar rápidamente las consecuencias para el mercado del voto del Senado», recuerda O’ Connor.