¿Cuál ha sido el efecto de los 100 días de Biden sobre la agenda ASG?

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Pixabay CC0 Public Domain. Joe Biden

En el período previo a su elección, el presidente estadounidense, Joe Biden, prometió abordar muchas cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Tras 100 días de gobierno, ¿qué se ha hecho hasta ahora?

La “A”- Del escepticismo a la acción climática

El anuncio de Biden de establecer un objetivo de reducción del 50%-52% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 catapulta a EE.UU. desde la posición de uno de los países desarrollados menos ambiciosos en materia de cambio climático a uno de los más exigentes.

Tras reincorporarse al Acuerdo de París al inicio de su mandato, Biden organizó el 22 y 23 de abril una cumbre sobre el clima que reunió a 40 líderes mundiales y que sirvió de catalizador para que otros países también mostraran mayor ambición en la lucha contra el cambio climático, como Japón y Canadá.

Ahora habrá que vigilar de cerca el cumplimiento de este objetivo. La revocación de la aprobación presidencial al controvertido oleoducto Keystone XL fue una primera señal de cambio, y el plan de infraestructuras anunciado recientemente fue un paso importante, al asignar 174.000 millones de dólares para impulsar el mercado de vehículos eléctricos. La administración Biden también se ha ocupado de rediseñar la maquinaria federal para integrar el cambio climático en la toma de decisiones de forma sistemática.

Se avecinan decisiones difíciles, y con un escaso margen en el Congreso es probable que algunas de las medidas más controvertidas, como el impuesto al carbono, impliquen una dura batalla para salir adelante. Sin embargo, los logros alcanzados hasta ahora en los primeros 100 días de la presidencia de Biden han sido sin duda osados, y representan un giro de 180 grados respecto de las políticas climáticas de la administración anterior.

La “S” – Hacia una mayor equidad racial

Tras las protestas por el asesinato de George Floyd y el auge del movimiento Black Lives Matter, la lucha contra la injusticia racial ocupaba un lugar destacado en la agenda de Biden. Más allá de la retórica, esto se ha manifestado en su plan de gasto en infraestructuras Build Back Better (Reconstruir Mejor), que pretende abordar las desigualdades raciales en diversas instituciones como la vivienda, el transporte, el empleo y la sanidad.

Por ejemplo, el plan ampliaría las opciones de vivienda asequible para facilitar a las personas de color la compra de casas, eliminaría las leyes de zonificación excluyente y reconstruiría el sistema de vivienda pública. La propuesta incluye una inversión de 400.000 millones de dólares en empleos de asistencia a personas mayores y discapacitadas para crear puestos de trabajo y aumentar los salarios y las prestaciones de los trabajadores asistenciales, que son predominantemente mujeres de color. Además, se prohibió que el Departamento de Justicia renovara los contratos con las prisiones privadas existentes, con el fin de hacer frente al encarcelamiento masivo que afecta de forma desproporcionada a las minorías étnicas.

En cuanto a los derechos de los pueblos originarios, Biden ha anunciado el compromiso de su administración de honrar la soberanía de los gobiernos indígenas, o gobiernos tribales, y de garantizar la consulta sobre las políticas que les afectan. Aparte de la mencionada cancelación del oleoducto Keystone XL, al que se oponen desde hace tiempo los grupos liderados por los indígenas por el impacto que podría tener en sus tierras, el proyecto de ley del Plan de Rescate Estadounidense destina 31.000 millones de dólares directamente a las naciones originarias, que se han visto muy afectadas por la pandemia y que históricamente han recibido una financiación insuficiente.

LaG” – Un cambio de actitud en la regulación de los valores

Junto con el cambio de administración dejó su puesto el presidente de la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC), Jay Clayton (nombrado por Trump), y la mayoría de los cinco comisionados pasó del rojo al azul (el color de los demócratas). El nuevo titular designado por Biden, Gary Gensler, es un conocido (y temido) regulador que anteriormente presidió la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas y se espera que ponga fin a cuatro años de flexibilización de las normas bajo el mandato de Clayton.

Esto ha provocado cambios significativos en la agenda de la SEC, que ya se ha pronunciado de forma mucho más positiva sobre el sector de la inversión responsable y el uso del voto delegado para promover un mejor rendimiento en materia ASG. Por ejemplo, se ha creado un nuevo puesto, el del “zar del clima”, y se anima a las empresas a ser más transparentes ante sus inversores respecto de los riesgos relacionados con el clima.

A veces un cambio de administración llega con un suspiro, a veces con un estallido. Sin duda la elección del presidente Biden entra en esta segunda categoría, porque aporta una filosofía política opuesta a la de su predecesor. Los primeros 100 días no sólo han traído consigo algunas decisiones políticas importantes, sino también un cambio de cultura.

Tribuna de David Sneyd, vicepresidente de Inversión Responsable; Rosa van den Beemt, vicepresidenta de Inversión Responsable, y Vicki Bakhshi, directora de Inversión Responsable en BMO Global Asset Management

Hablemos de riesgo

El valor de las inversiones y los ingresos derivados de ellas pueden subir y bajar de igual manera, por lo que podría darse el caso de que los inversores no recuperasen la cantidad original invertida.

La información, opiniones, estimaciones y previsiones descritas en esta columna proceden de fuentes consideradas fiables, pudiendo cambiar en cualquier momento.

Los puntos de vista y las opiniones reflejadas en esta columna pertenecen a BMO Global Asset Management y, como tales, no deben entenderse de manera expresa como recomendaciones o solicitudes de compra o venta de empresas que puedan ser mencionadas.

 

Posibles consecuencias del resultado de las elecciones de la Comunidad de Madrid

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Pixabay CC0 Public Domain. Posibles consecuencias del resultado de las elecciones de la Comunidad de Madrid

La persistente fragmentación parlamentaria de España ha sido una debilidad crediticia crítica en los últimos años y un obstáculo para abordar los cuellos de botella estructurales del país, como el elevado desempleo, la baja productividad y los desequilibrios estructurales de las finanzas públicas.

El perfil crediticio soberano de España, que calificamos en A-/Negativa, depende principalmente de una recuperación económica sostenida, de los esfuerzos del gobierno para abordar las ineficiencias del mercado laboral y aumentar la productividad, junto con una estrategia creíble de consolidación fiscal a medio plazo.

En este contexto, las tensiones regionales y las elecciones son relevantes para el perfil crediticio de España en la medida en que afectan a la toma de decisiones a nivel nacional, dada la dependencia del gobierno en minoría PSOE-UP del apoyo externo para implementar reformas que faciliten la recuperación económica de España y fortalezcan las finanzas públicas del país.

Los resultados electorales de Madrid contrastan fuertemente con los de Cataluña en febrero, lo que pone de manifiesto cómo la polarización política de España está aumentando y dando lugar a gobiernos regionales muy diferentes que probablemente no cooperen en políticas críticas, incluidas las relacionadas con la gestión de la crisis del COVID-19 y las medidas para facilitar la recuperación económica.

En nuestra opinión, a corto plazo, el riesgo clave es que los gobiernos regionales de Madrid y Cataluña, las dos regiones más importantes desde el punto de vista económico, obstruyan la elaboración de políticas o traten de obtener todas las concesiones posibles de un gobierno minoritario débil hasta las próximas elecciones generales de 2023.

El hecho de que las elecciones de Madrid hayan provocado que UP, partido con el menor peso en la coalición del gobierno central, pierda a su líder, también debilita directamente al ejecutivo central. En general, es poco probable, en nuestra opinión, que esto conduzca a la estabilidad política y a las mayorías parlamentarias que son críticas para implementar reformas políticamente costosas, particularmente en el mercado laboral y las pensiones.

A medio plazo, la desaparición de facto del partido centrista Ciudadanos y la aparición de un campo político de dos tendencias – izquierda y derecha – reducirá probablemente la capacidad de los responsables políticos de encontrar un amplio consenso social en el futuro, lo que dará lugar a decisiones políticas más extremas y a vaivenes políticos.

Tribuna de Alvise Lennkh, director de calificaciones soberanas de Scope Ratings

Por qué los inversionistas que busquen rentabilidad e impacto deben tener en cuenta el agua

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Pixabay CC0 Public Domain. Por qué los inversionistas que busquen rentabilidad e impacto deben tener en cuenta el agua

A medida que crece la popularidad de la inversión sostenible, los inversionistas nos preguntan a menudo qué pueden hacer para posicionar sus carteras de forma que tengan un impacto social y medioambiental positivo sin sacrificar la rentabilidad potencial. Nuestra respuesta es siempre la misma: considere la posibilidad de realizar una asignación específica al agua como tema de inversión.

Los beneficios sociales de la inversión en agua son claros. Una de cada tres personas en el mundo carece de acceso al agua potable, un déficit que contribuye a la muerte evitable de casi 1.000 niños diariamente. Junto con este costo humano hay un costoso pasivo económico: las millones de horas perdidas en la búsqueda de agua potable podrían utilizarse en la educación y otras actividades productivas que podrían sacar a innumerables personas de la pobreza. Nuestra crisis del agua es tan grave que las Naciones Unidas incluyen «garantizar el acceso al agua y al saneamiento para todos» como uno de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, alcanzar este objetivo requiere una construcción masiva de infraestructuras impulsada por una gran cantidad de capital e inversión

La necesidad de inversiones relacionadas con el agua no se limita al mundo en desarrollo. En la próxima década, se gastarán miles de millones de dólares en infraestructuras hídricas en Europa y Estados Unidos, donde la demanda de agua supera a la oferta, impulsada por el crecimiento de la población, la expansión de la agricultura y un consumo más intensivo de agua a medida que aumenta el nivel de vida. Factores como el crecimiento industrial, el aumento del número de centros de datos o la electrificación del transporte provocarán inevitablemente una mayor necesidad de agua para la generación de energía. En Estados Unidos, la generación de energía representa ya el 40% del total de las extracciones de agua dulce, a la par del agua utilizada para el riego en la agricultura.

A medida que el mundo se industrializa, se electrifica y aumenta su población, el consumo de agua ha aumentado en más de un 150% en las últimas cinco décadas, mientras que el suministro -principalmente de agua de lluvia- permanece estático y distribuido de forma desigual, lo que deja a la población local con pocas opciones para hacer frente a la escasez de agua.

Las dos opciones más obvias son abordar proactivamente este desequilibrio protegiendo los recursos de agua dulce existentes del mal uso y el desperdicio, o hacer un uso más eficiente del agua. Existen varias soluciones tecnológicas y de productos, pero ambos enfoques requieren un desembolso inicial de capital que se suma a los miles de millones de dólares que serán necesarios simplemente para mantener las infraestructuras hídricas existentes en países como Estados Unidos, donde gran parte de las infraestructuras existentes tienen más de 100 años. El beneficio medioambiental de invertir en la preservación de los recursos hídricos es también obvio, dada su naturaleza esencial y el hecho de que no existe ningún sustituto. 

Nuestros retos en materia de agua se ven agravados por el cambio climático, que está provocando pautas meteorológicas más severas, como sequías prolongadas, inundaciones y temperaturas intempestivas. Como resultado, lugares que antes tenían agua suficiente podrían necesitar ahora importantes mejoras en sus infraestructuras, para superar las tormentas y satisfacer las necesidades individuales e industriales. La buena noticia es que podemos solucionar estos problemas, si destinamos suficiente capital público y privado para construir y mejorar las infraestructuras hídricas en todo el mundo. Por ello, los inversionistas pueden ayudar a satisfacer esta necesidad de capital invirtiendo en el crecimiento estructural a largo plazo del sector del agua, al tiempo que ayudan a solucionar uno de nuestros problemas medioambientales más urgentes. 

Entonces, ¿cómo pueden los inversionistas desplegar el capital? Vemos tres áreas en las que pueden formar parte de la solución y, al mismo tiempo, beneficiarse de las próximas inversiones para hacer frente a la escasez de agua:

 

  1. Aumentar el acceso al agua: Empresas que distribuyen agua a poblaciones crecientes mejoran la capacidad de almacenamiento de agua o ayudan a convertir la sal o las aguas residuales en agua utilizable. 
  2. Mejorar la eficiencia del agua: Empresas con productos que permiten a los clientes reducir su huella hídrica sin pérdida de productividad, es decir, reduciendo el desperdicio o arreglando las fugas.
  3. Mejorar la calidad del agua: Empresas que ayudan a gestionar las aguas residuales, a menudo recuperando parte de la enorme cantidad de agua que se tira por los desagües o inodoros, o empresas que ayudan a garantizar que nuestra agua potable es y se mantiene segura para el consumo. 

Al dirigirse a estas áreas, los inversionistas pueden acceder a una fuente potencial de crecimiento a largo plazo con niveles de riesgo que han sido históricamente más bajos que otros tipos de acciones de crecimiento. A diferencia de muchas otras áreas de crecimiento, como la innovación tecnológica, las empresas del segmento del agua tienden a ofrecer modelos de negocio ya bien establecidos y generadores de efectivo, con sólidas relaciones con los clientes, que no son fáciles de perturbar, dado que la dependencia del agua potable suficiente y segura crea altas barreras de entrada.

Por supuesto, como todas las inversiones, las empresas relacionadas con el agua conllevan sus propios riesgos idiosincrásicos específicos de los activos. Por ello, los inversores deben atenerse a los fundamentos y diversificar sus participaciones entre empresas, regiones y sectores. Hay más de cien empresas en todo el mundo en estas categorías, lo que ofrece suficientes opciones para construir una cartera diversificada de acciones en el sector del agua.

Estas características hacen que las empresas relacionadas con el agua sean un objetivo ideal para los inversionistas que buscan incorporar la sostenibilidad a sus carteras. Sin embargo, aquellos que deseen aprovechar esta oportunidad deben actuar con rapidez. Las infraestructuras están en el centro de la agenda política de EE.UU., donde la administración Biden está planeando una inversión en infraestructuras de 2 billones de dólares. Europa, China y otros lugares también están aumentando la inversión. Este gasto puede desencadenar una avalancha de proyectos destinados a sustituir las viejas y peligrosas tuberías de plomo, y a modernizar las infraestructuras de agua, pasando de su actual estado de vieja economía de ladrillo y mortero a una iteración más automatizada, inteligente y digital del siglo XXI. 

Hay una razón aún más convincente para que los inversionistas actúen ahora. Como sociedad, hace tiempo que deberíamos haber abordado el problema del acceso al agua. Sabemos cómo resolverlo: todo lo que necesitamos es la voluntad y el capital. Los inversionistas pueden ayudar con ambas cosas. Si dan un paso al frente ahora, pueden cosechar las posibles recompensas financieras al tiempo que impulsan un impacto positivo en un área donde es más necesario. 

 

Tribuna descrita por Andreas Fruschki, CFA, director de renta variable temática en Allianz Global Investors, con sede en Fráncfort; y Alexandra Russo, CFA, miembro del equipo de renta variable temático de Allianz GI, con base en New York.

 

Escuche más de Andreas y Alexandra en el evento virtual del Día de la Sostenibilidad de AllianzGI el próximo 12 de mayo.

La sexta ola del crecimiento

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Pixabay CC0 Public Domain. La sexta ola del crecimiento

El economista ruso Nikolai Kondratieff piensa que el mundo ha sido testigo de cinco largas olas de crecimiento, desde la invención de la máquina de vapor hasta las tecnologías de la información. Estos superciclos han afectado enormemente a todas las áreas de la economía y a nuestras vidas. Ahora, la tendencia hacia una mayor sostenibilidad está transformando nuestras economías y marca el inicio de la sexta ola.

Se cumplen todos los criterios clave para una nueva ola: la utilidad de las «innovaciones básicas» anteriores se agota y la productividad está disminuyendo. Los inversores están buscando desesperadamente retornos y hay un exceso de capital disponible para financiar nuevas innovaciones clave y desarrollarlas aún más. Las controversias sobre digitalización y políticas ambientales están poniendo de relieve cambios en la sociedad.

En este contexto, está surgiendo un factor clave: el cambio climático se está convirtiendo en el factor que, según Kondratieff, facilitará el desarrollo de nuevas innovaciones básicas y desencadenará el proceso de transformación. El economista ruso cree que la innovación por sí sola no es suficiente para un cambio fundamental si no satisface una determinada necesidad. El cambio climático es la última llamada de atención para que gestionemos la transición del crecimiento parasitario al simbiótico.

El crecimiento y la innovación son indispensables para detener el calentamiento global y luchar contra el hambre y la pobreza. La sostenibilidad solo es posible si nos apoyamos en la innovación, ya que el autocontrol no será suficiente. Si aproximadamente 1.000 millones de personas de Europa y América del Norte emiten menos dióxido de carbono porque renuncian al consumo, los aproximadamente 6.500 millones de personas restantes de África, Asia y América del Sur todavía no podrían vivir una vida más cómoda. Y la población mundial sigue creciendo. Las estimaciones de la ONU sugieren que, para 2100, llegará a 11.000 millones de personas.

El medioambiente en sí se ha convertido en un recurso escaso. Según cálculos de Global Footprint Network, en este momento, estamos consumiendo 1,7 veces la biocapacidad disponible, y la tendencia sigue apuntando al alza.

El Acuerdo de París no ha tenido un impacto importante en las emisiones de carbono y el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático pronostica que las temperaturas medias globales aumentarán entre 3º y 5°C para 2100. Para evitar que esto suceda, la transición hacia una mayor sostenibilidad costará dinero. Las Naciones Unidas estima que las inversiones globales necesarias si se quieren alcanzar los 17 ODS para 2030 serían de 5 a 7 billones de dólares por año. Este total (una cantidad asombrosa de dinero) incluye tanto la inversión pública como la privada. Aun así, no parece completamente fuera de su alcance. Debemos recordar que los 3.038 signatarios de la iniciativa Principios de Inversión Responsable (“PRI”) gestionan un total de 103 billones de dólares. Estos gestores de activos se han comprometido a tomar sus decisiones de inversión en base a criterios de sostenibilidad.

Se cumplen las condiciones previas para una nueva ola de «crecimiento verde» y debemos invertir para combatir el cambio climático y apoyar la sostenibilidad.

Tribuna de Dr. Hans-Jörg Naumer, director global Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors.

¿Vida real? ¿O sólo fantasía?

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¿Vida real? ¿O sólo fantasía?
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Vida real? ¿O sólo fantasía?

Los resultados macroeconómicos del primer trimestre en China son una mezcla de fantasía y vida real, por lo que distinguir entre ambas es importante para entender la sostenibilidad de la recuperación económica post pandemia.

La fantasía es la comparación interanual con el primer trimestre del año pasado, cuando gran parte de China permaneció paralizada en respuesta al COVID-19. La debilidad de la base de referencia se traduce en cifras como el aumento del 33,9% interanual de las ventas minoristas reales (ajustadas a la inflación), ya que estas ventas disminuyeron un 22% en el primer trimestre del año pasado. Asimismo, el valor añadido industrial aumentó un 24,5% interanual en el primer trimestre de 2021, tras un descenso del 8,4% hace un año. El efecto base también generó en el primer trimestre de 2021 una fantástica tasa de crecimiento del PIB del 18,3% como resultado de una caída del PIB del 6,8% interanual en el primer trimestre de 2020.

Es evidente que las comparaciones con el primer trimestre del año pasado no son una guía útil para los próximos trimestres. Sin embargo, la vida real se puede discernir comparando los últimos datos con aquellos anteriores a la pandemia, en el primer trimestre de 2019. Esta comparación refleja una economía sana y sostenible, impulsada por la demanda interna, si bien el país no se ha sacudido aún del todo del impacto de la pandemia.

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Las ventas reales al por menor, por ejemplo, aumentaron un 4,6% en el primer trimestre de 2021 respecto al mismo período en 2019. Otra observación interesante es que la tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) de las ventas reales al por menor fue del 2,3% en los dos últimos años, mientras que en el primer trimestre de 2019 fue del 6,9% interanual. El gasto de los consumidores se está recuperando, pero todavía tiene un largo camino por recorrer para alcanzar los niveles de crecimiento anteriores al COVID-19, pues las preocupaciones por la salud siguen reprimiendo los deseos de reunirse en interiores.

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El valor añadido del sector industrial aumentó un 14% en el primer trimestre de este año con respecto al primer trimestre de 2019. Además, la tasa de crecimiento interanual ha sido del 6,8% en los dos últimos años, superior al aumento del 6,5% del primer trimestre de 2019. La industria manufacturera se ha recuperado del virus.

Con respecto al PIB, creció un 10,3% en comparación con el mismo periodo de hace dos años. La TACC ha sido del 5,0% en los dos últimos años. Este es un buen ritmo, pero algo más débil que la tasa del 6,3% interanual registrada en el primer trimestre de 2019.

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El consumo se recupera

A pesar de no haber recuperado del todo los niveles previos a la pandemia, China sigue siendo la mejor historia de consumo del mundo. El gasto en consumo de los hogares, que incluye una gama más amplia de servicios en comparación con los datos de ventas minoristas, aumentó un 8% en comparación con el primer trimestre de 2019. Por su parte, las ventas minoristas de bienes en línea aumentaron un 33,2% en comparación con el primer trimestre de 2019.

Este gasto en consumo se ha visto impulsado por una recuperación muy firme de la tasa de crecimiento de la renta disponible per cápita, que aumentó un 14,6% en el primer trimestre de 2012 en comparación con el primer trimestre de 2019.

Si bien el gasto de los consumidores se ha recuperado en líneas generales, los persistentes temores relativos al COVID-19 siguen frenando la recuperación de las ventas en restaurantes y bares, las cuales disminuyeron un 2% en comparación con el primer trimestre de 2019. No obstante, con muy pocos brotes el mes pasado, las ventas de servicios de alimentos y bebidas aumentaron un 91,6% interanual en marzo, un aumento del 3,5% respecto al mismo mes de 2019. Ante el despliegue de vacunas en toda China, así como en gran parte del resto del mundo, es probable que la recuperación del comercio minorista se acelere en los próximos trimestres. Las ventas de entradas de cine alcanzaron un máximo mensual histórico en febrero a pesar de las restricciones que limitaron la ocupación de las salas, lo que constituye una señal de que los consumidores se sienten cada vez más cómodos reuniéndose en interiores.

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La vivienda goza de buena salud

Las ventas de viviendas nuevas en el primer trimestre de 2021 aumentaron un 24,6%, en términos de metros cuadrados, respecto al primer trimestre de 2019. Los bruscos aumentos en los precios de las viviendas se han limitado a un pequeño número de ciudades; en general, los precios han subido en línea con los ingresos. En los 10 años previos a 2019 incluido, antes de la pandemia, los precios de las viviendas nuevas aumentaron a un ritmo medio anual del 7,7%, mientras que los ingresos urbanos nominales lo hicieron a un ritmo medio del 9,5%. La pandemia ha interrumpido este equilibrio, con los precios de las viviendas nuevas subiendo un 16,3% interanual en el primer trimestre de 2021 frente a un aumento del 12,2% interanual de los ingresos urbanos nominales. Sin embargo, es probable que se trate de una anomalía temporal.

El mercado de la vivienda en China no está generando el tipo de riesgos para el sistema financiero que tuvieron lugar en Estados Unidos durante la década anterior a la crisis financiera mundial, en parte porque los reguladores chinos han aprendido de nuestros errores. A decir verdad, debido a que los compradores de viviendas están obligados a utilizar mucho dinero en efectivo y a que no se ha permitido a los bancos conceder préstamos irresponsables, las hipotecas pueden estar entre los activos bancarios más seguros en China.

Los compradores de vivienda chinos que recurren a una hipoteca deben poner al menos un 20% de dinero en efectivo para una residencia principal, y mucho más en el caso de una propiedad destinada a la inversión. Esto contrasta considerablemente con la media del 2% como pago inicial en efectivo que se requería en Estados Unidos en 2006.

China se enfrenta a un grave problema inmobiliario, pero es un problema social y político: en las grandes ciudades, muchos residentes se ven excluidos del mercado y es posible que nunca puedan permitirse una vivienda en propiedad. Este problema – que comparte con ciudades como San Francisco, Nueva York y Londres – es un reto a largo plazo y con consecuencias muy diferentes a las de una burbuja inmobiliaria.

Inflación moderada

El IPC se mantuvo estable en el primer trimestre respecto al año anterior debido, en gran parte, a un descenso del 12,5% interanual en el precio de la carne de cerdo, la principal fuente de proteínas de China. Esta situación es el resultado de una base muy elevada el año pasado, cuando un brote de gripe porcina africana provocó la muerte de cerdos y la escasez de carne, elevando los precios en casi un 50% interanual.

Para este año, esperamos que la elevada base mantenga baja la inflación de los precios de los alimentos, lo cual compensará un modesto repunte de los precios de los servicios a medida que disminuya la preocupación en torno al COVID-19. Por tanto, es probable que el IPC tenga poca repercusión en el proceso de toma de decisiones de política monetaria en China para la etapa post COVID-19.

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Los beneficios de la industria van por buen camino

Durante los dos primeros meses del año, según los últimos datos disponibles, los beneficios de las grandes empresas industriales aumentaron un 72% en comparación con el mismo periodo de hace dos años, antes del COVID-19. Los márgenes de explotación de estas empresas, muchas de las cuales no cotizan en bolsa, alcanzaron niveles no vistos desde 2011. Las tasas de utilización de la capacidad también han alcanzado niveles récord en los últimos años. Es probable que los beneficios industriales sigan gozando de buena salud en los próximos trimestres, a medida que China y gran parte del mundo se recuperan de la COVID-19.

Las tensiones políticas no deberían alterar la recuperación económica

Por último, unas palabras sobre política. Las relaciones entre EE.UU. y China han seguido siendo difíciles durante los primeros días de la administración Biden. Sin embargo, esto debería tener un impacto modesto en la economía china, que se alimenta principalmente de la demanda interna y no de las exportaciones.

También cabe señalar que los aranceles establecidos por la anterior administración estadounidense no ejercieron presión sobre las exportaciones chinas ni sobre los responsables políticos en Pekín. A pesar de los aranceles y de las tensiones políticas, la proporción de las importaciones totales de productos manufacturados que llegaron a Estados Unidos desde China volvió a alcanzar el máximo histórico del 22% el año pasado, una cifra que se registró por última vez en 2016. Asimismo, la participación de China en las exportaciones mundiales alcanzó un máximo histórico de casi el 15%, al tiempo que el país siguió impulsando el crecimiento económico mundial.

Por último, la estrategia de inversión centrada en la demanda interna – empresas chinas que venden bienes y servicios a los consumidores chinos – debería ser ajena a las tensiones políticas bilaterales.

 

Tribuna de Andy Rothman, estratega de inversiones en Matthews Asia.

 

 

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Tantrum o vuelta al valor razonable

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Michael. Michael

No parece que fuera hace tanto tiempo que las discusiones sobre economía y mercados se centraban en que los bancos centrales iban a mantener la política expansiva, que los tipos de interés y la inflación iban a permanecer en niveles bajos y que iba a pasar mucho tiempo antes de que las economías volvieran al pleno empleo. Tal percepción tuvo sentido en enero, cuando no estaba claro el grado de expansión monetaria y fiscal adicional que Estados Unidos podría aplicar.

De hecho, en el aspecto de fundamentales, el ritmo de las vacunaciones masivas no estaba claro, Europa afrontaba un duro confinamiento de duración desconocida, el crecimiento chino parecía estar llegando a su punto máximo y el gasto de los consumidores y la producción industrial se estaban desacelerando en gran parte del mundo. Ahora, puede estar produciéndose demasiado estímulo, demasiada inflación y crecimiento demasiado fuerte. ¡Cómo ha cambiado la corriente!

Así, el movimiento en las rentabilidades de la deuda publica en lo que va de año ha hecho que empiece a usarse el término inglés «tantrum», que se refiere a las consecuencias ante la posible reducción de los estímulos. Esto nos remonta al episodio conocido como «“taper tantrum» de 2013 en Estados Unidos, cuando la Reserva Federal barajó la reducción de su programa de expansión cuantitativa (QE), desencadenando una reacción de mayores rentabilidades, diferenciales de crédito más amplios y mayor debilidad de la renta variable. Cuando quedó claro que la Reserva Federal no iba a poner fin repentinamente al programa de expansión cuantitativa, ni a endurecer la política, y que la economía no se debilitaría, los diferenciales de crédito se recuperaron, las rentabilidades cayeron y las acciones repuntaron. ¿Está sucediendo hoy algo parecido a lo que pasó en 2013?

Gráfico 1: Rendimiento de los activos desde el comienzo del año

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Creemos que no. Si bien la volatilidad ha aumentado drásticamente, la subida en las rentabilidades de la deuda pública ha sido repentina, pero bastante ordenada, y, hasta ahora, no ha tenido un impacto excesivo en el crédito (ni tal vez incluso en las acciones, dados ambos niveles de valoración). Es más probable que el repunte en la deuda pública se explique por un fenómeno de precio ajustado por el mercado. Lo que esto significa, es que, dado el flujo de información sobre la pandemia, las tasas de vacunación, las acciones de política, la dinámica de crecimiento y la fijación de precios de otros activos, como el crédito y las acciones, las rentabilidades de la deuda pública eran demasiado bajas, en términos relativos. El incremento en la rentabilidad del bono a 10 años del Tesoro estadounidense al 1,50% lo devuelve a donde estaba antes de la pandemia en febrero de 2020. Este equilibrio de rentabilidad y retorno previstos entre las clases de activos no supone una preocupación en términos de impacto en las perspectivas sobre los diferenciales de crédito, por ejemplo. Solo si las rentabilidades aumentan «demasiado», es decir, se mueven hacia un rango más restrictivo, alguien podría cuestionar las mayores previsiones de crecimiento para las economías de todo el mundo. Simplemente, todavía no hemos llegado a ese punto. Nos situaríamos del lado del optimismo justificado que explica el aumento de las rentabilidades, en lugar de considerarlo injustificado.

Gráfico 2: Variaciones mensuales de divisas frente al USD

Morgan Stanley IM

 

El ritmo de aumento de las rentabilidades ha sido intenso. Es probable que esto cause indigestión en el mercado, ajuste de las posiciones de riesgo entre los participantes de este y preocupación por el futuro, pero es poco probable que haga descarrilar la economía. La cantidad de estímulo fiscal que se lanza, y es probable que se lance, a la economía de Estados Unidos no tiene precedentes. Los paquetes fiscales de diciembre de 2020 y los que probablemente se adopten en 2021 podrían llegar a más del 20% del PIB. Es poco probable que aumentos moderados en los tipos causen problemas, a menos que se pierda el control. En nuestra opinión, eso significa que las rentabilidades de los valores del Tesoro estadounidense superaran rápidamente el 2%, lo cual es prematuro dado el estado aún débil de los mercados de trabajo. Pero, si el ritmo de la subida se ralentiza, no hay razón para preocuparse de que unas rentabilidades más elevadas hagan descarrilar una economía que probablemente esté consumiendo “esteroides” fiscales este año, y posiblemente también el próximo.

Las implicaciones de este escenario son en cierto modo sencillas: a menos que se materialicen unas reacciones similares a las descritas anteriormente ante la posible retirada de los estímulos, lo que creemos que no sucederá, el riesgo de tipo de interés / duración seguirá siendo un obstáculo para el rendimiento del mercado de bonos. Un crecimiento más fuerte es bueno para los resultados de las compañías y también puede serlo para sus balances. Sin embargo, el aumento de la volatilidad también es importante, ya que perjudica a los activos de riesgo, por lo que nos mostramos prudentes a la hora de agregar riesgo a las carteras a corto plazo. Seguimos posicionados para beneficiarnos potencialmente de los activos sensibles al crédito que superan a la deuda pública y seguimos creyendo que la duración será un obstáculo para el rendimiento a lo largo de 2021.

Gráfico 3: Variaciones mensuales considerables de las rentabilidades a 10 años y los diferenciales

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Perspectiva para la renta fija

Todo gira en torno a la economía. Creo que fue James Carville, exjefe de campaña del expresidente Clinton, quien dijo algo en ese sentido, tal vez usando un lenguaje más colorido. Pero la percepción es correcta. Las perspectivas para la renta fija, más que nunca, se refieren a la evolución de la economía y la actitud de los responsables de política hacia ella. Hasta hace poco, es decir, febrero, la perspectiva para los tipos apuntaban a una lenta subida, justificada por la mejora de las condiciones económicas; los bancos centrales limitarían mediante su política los aumentos, ya fuera a través de programas de expansión cuantitativa, orientación a futuro o incluso ajustes de tipos (que era la opción menos probable). Cualquier debilidad que surgiera por sorpresa se compensaría con más estímulos, probablemente fiscales, aunque, no obstante, en el fondo, hablaríamos de estímulos.

En resumen, ha habido demasiadas «buenas» noticias para justificar el nivel de las rentabilidades durante este año, o incluso a finales de enero (o probablemente también en febrero). Inicialmente, el repunte de enero estuvo encabezado por el aumento de las expectativas de inflación. No supone una preocupación terrible, dado el bajo punto de partida, e incluso es bienvenida por los bancos centrales y los mercados bursátiles y de crédito. Pero, a mediados de febrero, la narrativa cambió. Las rentabilidades reales comenzaron a subir, lo que impacta directamente en las condiciones financieras, las endurece y afecta a la economía real. Si las rentabilidades reales aumentan simplemente porque las expectativas de crecimiento mejoran, es posible que esto tampoco sea disruptivo y no necesariamente justifica la preocupación por parte de la Reserva Federal o de los mercados financieros: una economía con un crecimiento más rápido naturalmente hace que los tipos reales a largo plazo aumenten. Pero esta visión benigna de los movimientos de tipos / rentabilidades se complicó ante el cambio abrupto del mercado en su pronóstico sobre la política de la Reserva Federal. A finales de febrero, el mercado había adelantado casi 40 puntos básicos (pb) de subidas de tipos para 2023, algo que no estaba en el pronóstico de la Reserva Federal y lo contrario de lo que sugerían sus comunicaciones, es decir, no se iban a producir subidas de tipos hasta 2024. Este aumento en las expectativas a corto plazo sobre los tipos de interés se opone directamente al pronóstico de la propia Reserva Federal y tienen efectos perjudiciales, ya que, por ejemplo, socavan los precios de los activos de riesgo y no son bien recibidos por los mercados de riesgo ni por el banco central, considerando la distancia a la que se encuentra la economía de sus objetivos de inflación / mercado laboral y la continua incertidumbre económica.

De hecho, las previsiones de mercado para el crecimiento del primer trimestre de Estados Unidos probablemente se encontraban en el rango del 1%-2% a finales de 2020. Para febrero, las expectativas se movieron al rango del 3%-4% (en contraposición a una desaceleración en el primer trimestre), con aumentos proporcionales en las expectativas de crecimiento para 2021 y 2022. Sin ninguna señal preocupante de que la inflación esté aumentando «demasiado rápido», la Reserva Federal no ha visto necesario actuar ante la subida de las rentabilidades y el ajuste de sus previsiones de política.

Lo que también es notable es la naturaleza global del incremento de las rentabilidades. Las rentabilidades no solo han aumentado con fuerza en Estados Unidos, generando uno de los peores inicios de los bonos del Tesoro en la historia, sino aún más en países como Canadá, Australia y el Reino Unido, lo que sugiere que la expansión fiscal sin precedentes en Estados Unidos impulsará a TODOS los países, aumentando el crecimiento global. Las expectativas de tipos están cambiando en todas partes y, en cuanto a duración, no ha habido lugar para esconderse. Los mercados emergentes se han comportado de forma idiosincrática; algunos superando a los mercados desarrollados, otros con un rendimiento relativo negativo. Esperamos que este tipo de patrón continúe. Los diferenciales de crédito y de mercados emergentes se han mostrado muy resilientes a pesar del aumento de las rentabilidades. Consideramos una ampliación material de los diferenciales como una oportunidad de compra.

La gran pregunta es: ¿Estamos disfrutando de algo demasiado bueno? ¿Es la política demasiado expansiva? Los bancos centrales dicen que no. Los mercados dicen que sí, al menos en términos de previsión de subidas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Básicamente, el mercado considera que la Reserva Federal cederá y endurecerá la política antes de lo que afirma. Pero, según la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE) (y la mayoría de los demás bancos centrales), las economías están lejos de alcanzar los objetivos de inflación / mercado laboral / crecimiento necesarios para endurecer la política. El presidente Powell reiteró este punto de vista en sus comentarios durante la primera semana de marzo. Declaró, a efectos de paráfrasis, que la política actual es apropiada a pesar de que las perspectivas mejoran, que el mercado de bonos se vuelve más volátil y que se adelantan las primeras subidas de tipos. Sin cambios en la política monetaria. Los mercados van por su cuenta.

Por tanto, dada la continuación de políticas fuertemente procíclicas en 2021 y años posteriores, la alta tasa de ahorro, las vacunaciones masivas, la naturaleza síncrona del ciclo económico global y el nivel relativamente bajo de las rentabilidades nominales y reales, consideramos que la asignación a activos de renta fija debería continuar orientándose hacia activos cíclicos y en detrimento de bonos de alta calidad y sensibles a los tipos de interés altos. Dicho esto, hay niveles en los que la deuda pública suponen una compra. Es solo que aún no sabemos cuáles son esos niveles. Como siempre, depende del estado de la economía y de la opinión del banco central en cuanto a su idoneidad. Sin embargo, la discriminación sigue siendo clave dados los niveles de las valoraciones y la incertidumbre presente en los mercados. Dadas las sólidas perspectivas macroeconómicas, parecen apropiados los movimientos para reducir en general la calidad crediticia, minorar la sensibilidad a los tipos de interés (tal vez no de inmediato dada la velocidad de la reciente subida), sobreponderar los mercados emergentes y buscar una prima de riesgo razonable. Creemos que la preocupación del mercado acerca de la excesiva fortaleza de la economía o la indiferencia de la Reserva Federal por el aumento de las rentabilidades es incorrecta, dado el actual nivel de conocimientos. Es probable que la preocupación acerca de que la economía sea demasiado fuerte como para contener una mayor inflación sea exagerada.

Tipos y monedas de mercados desarrollados

ANÁLISIS MENSUAL

En febrero, las rentabilidades aumentaron significativamente en los mercados desarrollados a medida que se aceleraba el ritmo de administración de las vacunas y las tasas de infección continuaban cayendo, lo que provocó un aumento de las expectativas de crecimiento e inflación. La mayor parte del aumento de las rentabilidades se debió a mayores rentabilidades reales más que a mayores expectativas de inflación. Los bancos centrales de los mercados desarrollados reiteraron su moderación y voluntad de brindar apoyo continuo.

PERSPECTIVA

Esperamos una recuperación económica mundial sólida y sincronizada este año, al eliminarse las restricciones relacionadas con la COVID-19 y la contención de la demanda impulsa la recuperación del consumo. Se espera que la política fiscal expansiva, especialmente en Estados Unidos, estimule aún más el crecimiento y se espera que los bancos centrales sigan siendo acomodaticios, ya que se cree que las brechas de producto siguen siendo elevadas, los riesgos económicos siguen sesgados a la baja y se espera que el aumento de la inflación sea temporal.

Si bien no esperamos incrementos dramáticos en los mercados de deuda pública, creemos que el riesgo está sesgado al alza de las rentabilidades, ya que las valoraciones aún son amplias en términos históricos y existe la posibilidad de que las primas por plazo adicionales se descuenten en el extremo largo de la curva de rentabilidades. Los bancos centrales en general no han expresado su preocupación, ni abiertamente ni a través de canales secundarios, por el aumento de las rentabilidades, presumiblemente porque aún no ha provocado un endurecimiento injustificado de las condiciones financieras.

Tipos y monedas de mercados emergentes

ANÁLISIS MENSUAL

EM debt posted negative returns in February across the board, i.e., in both local and hard currency bonds. From a sector perspective, companies in the Infrastructure, Real Estate, Financial and Consumer segments led the market, while those in the Pulp & Paper, Oil & Gas. and Diversified sectors underperformed.

PERSPECTIVA

A pesar de un año complicado para la deuda de mercados emergentes hasta ahora, todavía tenemos una visión optimista sobre la clase de activos para el resto de 2021. Un entorno global de expansión monetaria sostenida, la administración en curso de múltiples vacunas en el mundo desarrollado (y en partes de la esfera emergente) y las expectativas de una política fiscal más laxa en Estados Unidos debería favorecer a la clase de activos de los mercados emergentes. Un optimismo quizá excesivo acerca del descenso de las fricciones comerciales con un gobierno de Biden (en particular, en el caso de las relaciones entre Estados Unidos y China) podría poner en jaque nuestras hipótesis positivas para el comercio y el crecimiento globales, con el consecuente lastre para el rendimiento de activos de la esfera emergente sensibles al crecimiento.

Crédito

ANÁLISIS MENSUAL

Los diferenciales se ajustaron durante el mes, impulsados principalmente por las expectativas de repunte económico, estímulo fiscal adicional y beneficios del cuarto trimestre superiores a las expectativas.

PERSPECTIVA

Creemos que el crédito se verá respaldado por las expectativas de repunte económico en 2021. Nuestra hipótesis de referencia refleja la visión de consenso de que la COVID-19 es coyuntural y que el persistente respaldo de las políticas monetaria y fiscal posiblemente estrechará los diferenciales a medio plazo. Prevemos un impulso de las valoraciones en el primer semestre de 2021, con una posible corrección en el segundo, a medida que las fusiones y las adquisiciones aumenten. Sin embargo, persisten las preguntas sobre el nivel del programa de expansión cuantitativa en 2022 y dudas acerca de que el miedo a quedar fuera se convierta en miedo a poseer valoraciones que parecen históricamente caras.

Productos titulizados 

ANÁLISIS MENSUAL

El aumento de los tipos y el rendimiento relativo negativo de los de los bonos de titulización hipotecaria de agencia fueron los temas dominantes en febrero, mientras que el crédito titulizado siguió obteniendo buenos resultados. Los temores de una desaceleración en las amortizaciones anticipadas y la extensión de la duración superaron el continuo apoyo de la Reserva Federal al mercado de bonos de titulización hipotecaria de agencia. Los diferenciales de bonos de titulización de activos y los bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles residenciales de Estados Unidos se mantuvieron generalmente sin cambios, mientras que los diferenciales de los bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles residenciales de Europa se ajustaron ligeramente. Los diferenciales de los bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles comerciales de Estados Unidos fueron dispares, con un rendimiento relativo positivo de las clases con calificaciones más bajas.

PERSPECTIVA

Esperamos un rendimiento sólido continuo en los próximos meses. Hemos pasado de una perspectiva negativa a una neutral en bonos de titulización hipotecaria de agencia de agencia dado su abaratamiento en lo que va de año. Los bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles residenciales no de agencia de Estados Unidos todavía ofrecen un valor relativo razonablemente atractivo.Los bonos de titulización de activos estadounidenses arrojan una perspectiva heterogénea para 2021: los de consumo tradicional son caros, mientras que los sectores más afectados por la COVID-19 ofrecen un potencial de recuperación mucho mayor. Algunos sectores de bonos de titulización hipotecaria sobre inmuebles comerciales ofrecen oportunidades de valor atractivas, pero otros tienen posibles problemas de crédito. Los edificios plurifamiliares (apartamentos y de oficinas) podrían enfrentarse a retos si se producen virajes fundamentales en la forma en que las personas desean vivir y trabajar en el mundo que deje la pandemia. Los mercados europeos están registrando una dinámica de rendimiento por sectores similar.

 

 

Columna de Michael Kushma, CIO del equipo de Renta Fija Global, y Jim Caron, portfolio manager y director de Global Macro Strategies en el equipo de Renta Fija Global en Morgan Stanley Investment Management.

 

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¿Y por qué la Fed destina toda su artillería al corto plazo?

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Wikimedia CommonsReserva Federal, Washington. ,,

Desde hace meses hemos venido observado un incremento de las tasas de interés de los bonos del tesoro estadounidense,  y si miramos esos de largo plazo, así es. Cosa diferente ocurre en los de corto plazo, que prácticamente no han visto variación y, de hecho cada vez están más cercanos al cero absoluto que a algunos puntos básicos positivos. La razón fundamental de esto, es que la Reserva Feral ha venido interviniendo el mercado de estos últimos de manera constante y sostenida, a diferencia de los bonos del tesoro de largo plazo (vencimientos 2040 y posteriores), donde interviene de manera puntual, sin grandes sumas, y muy esporádicamente. Basta ver las cifras públicas de la NY FED, para ver la manera en que la Fed es capaz de meter en algún día, más de 12.000 millones de dólares a bonos del tesoro de vencimiento entre 2021 y 2027, pero menos de 2.000 millones de dólares en días puntuales, a los de largo plazo.

Un tema importante es que la Reserva sigue interviniendo, a pesar de que muchos piensen que no. Un punto que resalto en mis conversaciones con inversionistas, es el hecho de que los anuncios de la Fed han sido no subir la tasa de interés, no retirar dinero de la economía y seguir comprando, al menos 80.000 millones de dólares mensuales en bonos del tesoro. Si uno mira los de largo plazo, pensará que la Fed no está interviniendo, pero si mira uno los de corto plazo, la historia es diferente: la Reserva interviene, lo hace a manos llenas, y sigue inundando el mercado de dólares.

 La pregunta es, ¿por qué lo hace de esta manera? La respuesta es que tiene mucho que ver con algunas dinámicas de corto plazo, y que explican esta situación. Los bonos del tesoro son subyacentes de muchas operaciones y, por su calidad, se utilizan como garantía de cumplimiento de muchas de ellas. Entre esas operaciones se encuentran las cuentas de margen, las cuales constituyen un peligro potencial por la magnitud que han alcanzado. Cifras que ponen frío a cualquiera: hoy en día los activos apalancados suman cerca de 500 trillones de dólares (sí, como se lee, trillones…para ver si yo mismo estaba entendiendo mal la cifra, comparé el dato con el PIB estadounidense y la magnitud se observa en la gráfica que se anexa):

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El apalancamiento nunca antes había estado tan alto en términos absolutos y nunca antes había crecido de manera tan desproporcionada en un año, como en los 12 meses recientes (con aumentos de más del 40%). Esto, sin duda alguna, es una bomba que donde explote, solo dejará caos a su paso. Por ello es que la Fed, entre otras cosas, está manteniendo bajas las tasas de los bonos del tesoro de corto plazo: no puede dejar subir los intereses de operaciones como estas cuentas de margen, pues sería catastrófico. 

/var/folders/vw/jgqmlf0974g94rp3jvqgb_6w0000gn/T/com.microsoft.Word/WebArchiveCopyPasteTempFiles/cleardot.gifUna corrección de mercado, unida a un aumento de los intereses de los préstamos que respaldan estas operaciones apalancadas, podría ser un problema serio, pues lo más lógico es que ante el descuadre financiero que eso implica, muchos operadores salgan a cerrar posiciones, vendan activos y lo único que hace toda esa lógica es magnificar el desastre. Claro, como de esto se salva el que primero se salva, son estos momentos en los cuales todo el mundo quiere salir al tiempo, no encontrando los mercados un piso rápido y así, generando una bolsa de nieve más y más grande cada vez. Total, si sumamos estos factores a otros muy en boga hoy en día, como los Robotraders, cuyo mandato es que al tocar ciertos niveles ejecuten la operación para la cual fueron programados, el coctel perfecto para que una corrección se pueda convertir en un crash de mercado.

Así las cosas, las correcciones de los mercados financieros no serán un gran problema mientras las tasas de interés estén bajas y las operaciones de margen sigan generando unas ganancias potenciales. Si suben los intereses, y la ecuación financiera se descuadra, los problemas pueden ser muy, muy grandes. Esta espada de Damocles va a pender sobre los mercados financieros siempre, pues mantener las tasas bajas de interés va a ser una tarea muy complicada (o más bien, imposible) de manera constante en el largo plazo…es más, tarde o temprano, va a tener que caer la espada sobre la cabeza de los inversionistas. Así la pregunta no parece ser si esto explotará, sino cuándo lo hará. 

 

Manuel Felipe García Ospina es vicepresidente Wealth Management de Skandia Colombia

 

 

 

No intente predecir la inflación, prepárese para ella

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Brad Slingerlend 16x9 WEB

Cualquiera que siga los mercados de capital no puede haber dejado de notar el creciente nerviosismo sobre la inflación, provocado por múltiples episodios de estímulo fiscal y monetario por parte de los gobiernos a nivel global y de los bancos centrales con el objetivo de compensar los peores impactos económicos causados por la pandemia del coronavirus.

En Estados Unidos, por ejemplo, la preocupación por el paquete de ayuda frente al COVID de 1,9 billones de dólares del presidente Joe Biden y la propuesta de ley de infraestructura de 2 billones de dólares contribuyeron a que la tasa de equilibrio a 10 años -un indicador de las expectativas de inflación ampliamente utilizado- superase el objetivo de inflación del 2% de la Reserva Federal en aproximadamente 30 puntos básicos.

Los cambios a corto plazo en la inflación tienden a ser producto de la escasez -por ejemplo, una escasez de semiconductores hace que el precio de las unidades de procesamiento gráfico suba-, pero en un horizonte más largo plazo hay un tira y afloja entre la presión al alza del aumento de la población y la deuda, y la presión a la baja ejercida por las ganancias de eficiencia que nos permiten producir más por menos.

Sin embargo, incluso a medida que la deuda total continúa expandiéndose -por unos 24 billones de dólares hasta alcanzar un récord de 281 billones de dólares el año pasado- según el Instituto de Finanzas Internacionales, la tasa de crecimiento de la población mundial se ha reducido casi a la mitad, a un poco más del 1% en los últimos 60 años, mientras que, en Estados Unidos, la población se reduciría sin la inmigración.

Al mismo tiempo, el ritmo del progreso tecnológico se ha acelerado exponencialmente, lo que tiene un efecto multiplicador sobre la productividad. Un solo sistema A100 de Nvidia con un coste de 100.000 dólares tiene el potencial de producir un gran avance que crea muchas veces su coste en valor adicional por día. Ahora, aplique esta cifra en todo el ecosistema de computación en la nube.

Entonces, si bien las tasas cercanas a cero y las compras de activos por parte de los bancos centrales nos colocan en un período de expansión significativa de la deuda -en el que la emisión de bonos con grado de inversión de Estados Unidos alcanzó un récord de 1.687 billones de dólares el año pasado, un aumento del 60% con respecto a 2019, según datos de S&P-, en realidad, estamos en una fase mucho más significativa de avance tecnológico, que cada vez es más acelerado.

Lo que hace que uno se pregunte por qué los mercados están tan convencidos de que vamos a ver un aumento en la inflación, especialmente si se considera que la mayor parte del estímulo no generó un nuevo crecimiento, sino que reemplazó la actividad económica que cesó durante lo peor de la pandemia.

¿No parece lógico que la presión inflacionaria creada por un mayor endeudamiento sea contrarrestada, o incluso cancelada, por el potencial deflacionario de la desaceleración del crecimiento de la población y la aceleración del progreso tecnológico, el último de los cuales probablemente aumentará aún más a medida que ingresemos en la era de la inteligencia artificial?

La mejor respuesta que puedo dar es a lo mejor sí, a lo mejor no, porque muchas otras variables impactan en este sistema extraordinariamente complejo que se adapta infinitamente a cada pequeño cambio y entrada. Tal sensibilidad significa que es mucho pedir predecir con precisión dónde aterrizará la inflación con cierto grado de certeza.

El único pronóstico remotamente preciso que podemos hacer es que, de vez en cuando, habrá períodos de shock inflacionario a corto plazo. Saber cuándo, qué tan alto y por cuánto tiempo son preguntas que están abiertas a un rango de posibilidades mucho más amplio.

Lo que recuerda el antiguo adagio “di lo que sucederá o cuándo sucederá, pero nunca ambas cosas”. Si pensamos más en la línea de cómo se puede desarrollar una serie de predicciones en un sistema adaptativo complejo como la economía global, podemos posicionarnos mejor para beneficiarnos del crecimiento y evitar lo peor de las recesiones inevitables.

Tenemos una tendencia como especie a ser optimistas, lo cual es algo muy bueno, pero también significa que subestimamos el riesgo y la probabilidad de que los eventos que se producen en las colas anchas de una distribución normal puedan arruinar nuestros planes. Estos llamados cisnes negros son mucho más comunes de lo que creemos.

Por lo tanto, al construir carteras con una base de posiciones más grandes en empresas resilientes que están bien ubicadas para adaptarse y navegar la disrupción, y equilibrarlo con una larga cola de participaciones más pequeñas en empresas que algún día pueden convertirse en esos disruptores resilientes se mitiga el riesgo general y se optimizan las oportunidades.

La transformación digital de la economía global se está acelerando, y una clave para beneficiarse de eso es evitar quedarse atrapado en el pensamiento y las prácticas de la era industrial del siglo XX, como preocuparse por el nivel absoluto de una métrica como la inflación y, en cambio, concentrarse en tomar puntos de vista a largo plazo sobre empresas con capacidad de adaptación y rasgos resilientes o disruptivos que pueden beneficiarse de tales fluctuaciones.

 

 

 

Tribuna de Brad Slingerlend, inversor en NZS Capital, firma de gestión de activos que cofundó junto con Brinton Johns en 2019. NZS Capital tiene una asociación estratégica con Jupiter Asset Management.

 

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Impuesto al carbono en la frontera de la UE: ¿una medida sostenible o un catalizador para la fuga de carbono?

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Pixabay CC0 Public Domain. Impuesto al carbono en la frontera de la UE: ¿una medida sostenible o un catalizador para la fuga de carbono?

El plan de la Unión Europea (UE) de gravar el contenido de carbono de las importaciones puede proteger a la industria de materiales europea de los competidores de otros países con normativas menos estrictas y costosas en materia de gases de efecto invernadero, principalmente China, pero no logra frenar la llamada “fuga de carbono”.

La Comisión Europea está preparando un proyecto de ley sobre el Mecanismo de Ajuste en Frontera de las Emisiones de Carbono (CBAM) como complemento del Green Deal de la UE, que impondrá a la industria nacional costes adicionales vinculados a la sostenibilidad. Pero la Comisión Europea también quiere evitar que las empresas trasladen la producción a jurisdicciones extranjeras más permisivas desde las que exportan bienes con carbono no gravado de vuelta a la UE.

Bruselas se enfrenta a la dificultad de identificar el contenido de carbono de los productos manufacturados importados. La identificación del contenido de carbono original y su cantidad en materiales importados como el acero o el cemento parece manejable, pero la tarea se vuelve cada vez más compleja en el caso de productos manufacturados, como los ordenadores y la electrónica.

Si los importadores de productos manufacturados están inicialmente exentos del CBAM, la medida aumentaría, en lugar de reducir, la fuga de carbono al fomentar la deslocalización de los productores europeos de materiales, como los proveedores de acero, cemento y productos químicos, que tienen una gran huella de carbono.

Igualmente, una tasa de este tipo fomentaría las importaciones de productos manufacturados cuyo contenido de carbono no se grava por el momento. Al mismo tiempo, los productos manufacturados son los más comercializados a nivel mundial en términos de valor añadido. El coste administrativo de definir e identificar el contenido de carbono de estos bienes es difícil: depende de las tecnologías de producción subyacentes y de la combinación de energías, ambas difíciles de identificar si la cadena de suministro implica a múltiples países de origen. Este es exactamente el reto al que se enfrentan los inversores a la hora de juzgar los riesgos e impactos ASG de las empresas con cadenas de suministro complejas y globales.

La tasa de importación de la UE recaería en mayor medida sobre los productos chinos que sobre las importaciones de cualquier otro país por dos razones. En primer lugar, China es el mayor exportador de carbono del mundo, ya que su economía depende en gran medida de los combustibles fósiles para la generación de energía. En segundo lugar, el país es uno de los mayores productores mundiales de materiales y productos acabados.

La carga de la tasa sería mayor en términos absolutos para las importaciones de productos manufacturados, pero es más punitiva para las importaciones de materiales, que representan una proporción mucho mayor del valor añadido que para los productos manufacturados, como la electrónica.

En consecuencia, es probable que los incentivos para cambiar las cadenas de suministro existentes repercutan más en el sector de los materiales que en el de las manufacturas, incluso si se gravan ambos.

TRIBUNA SCOPE

Tribuna de Bernhard Bartels, director de análisis de Scope ESG.

Algunas implicaciones de la cumbre sobre el cambio climático

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Foto: Biden campaign. Foto:

El 22 y 23 de abril de 2021 se llevó a cabo la Cumbre sobre Cambio Climático promovida por el Presidente Biden de Estados Unidos y en la cual participaron 40 jefes de estado, empresarios, instituciones internacionales y representantes de organizaciones indígenas. 

Esta reunión refleja que Estados Unidos desea retomar el liderazgo en el tema del medio ambiente. Logró que algunos países establecieran compromisos precisos respecto a la reducción de emisiones para 2030.  El Reino Unido las reducirá en 68%, la Unión Europea en 55%, Estados Unidos en 50%, Japón en 46% y Canadá en 45%.  Rusia dijo que las reducirá sustancialmente para 2050, sin establecer meta precisa, en tanto que China confirmó que llegará a emisiones netas cero en 2060.

Si bien ya hay metas específicas en diversos países, se requiere que alguna organización internacional establezca parámetros para todos, porque cuando hablan de reducciones no todos lo hacen con respecto al mismo año.  Asimismo, se necesitan parámetros internacionales homogéneos para evaluar el cumplimiento de las metas.

Adicionalmente, Estados Unidos creó un grupo con Canadá, Noruega, Qatar y Arabia Saudita, quienes representan el 40% de la producción mundial de petróleo, para que de manera conjunta logren las emisiones netas cero en 2050.  Estableció un acuerdo con la India para apoyarlo con tecnología y recursos financieros para generar 450 GW de energía renovable en 2030, lo que equivale a 10 veces la actual demanda de México.  Por otra parte, para América Latina y el Caribe, hay un programa para incrementar en 70% la energía renovable en la región, a través de trasferencia tecnológica y financiamientos vía el BID.  Este programa está liderado por Colombia, Chile y Costa Rica. 

Las metas establecidas son muy ambiciosas, reducir las emisiones de carbón e incrementar el uso de energías renovables y limpias van a implicar cambios en los patrones de consumo de la gente, los procesos productivos de la industria, las cadenas de suministro, el transporte, la generación de energía, etc. Se van a instrumentar diversos mecanismos para que el mundo en su conjunto se mueva hacia las energías limpias, fomentar la investigación para almacenar energía solar y eólica, subsidios para sustituir maquinaria y equipo dependiente de energías no renovables, como es el caso del transporte, apoyos tecnológicos para adecuar los procesos productivos de empresas a las nuevas energías, financiamiento para lograr la transformación que se requiere.  El financiamiento va a ser un factor fundamental en este proceso, no nada más el proveniente de organismos internacionales como el BID o el Banco Mundial, sino de las instituciones financieras privadas.  De hecho, ya JP Morgan anunció que planea otorgar de aquí a 2030 2,5 billones de dólares (trillion en inglés) a proyectos relacionados con el cambio climático, en tanto que Citibank estableció una meta de un billón (trillion en inglés), seguramente otras instituciones también canalizaran recursos a proyectos de esa índole.  Para desincentivar el uso de energía contaminante y hacer más atractivas las alternativas, seguramente se utilizará el mecanismo de precios, imponiendo impuestos a las primeras y subsidiando, directa o indirectamente, a las energías limpias.

Los sectores intensivos en el uso de carbón van a ser perjudicados y tenderán a desaparecer o transformar sus procesos productivos, la mayor penetración de energías limpias y renovables detonará nuevas oportunidades de negocio.  Los consumidores, productores y autoridades deberemos ajustarnos a esta transformación energética, convertirnos en elementos del cambio y no querer ir en contra corriente.  Eventualmente al momento de seleccionar proveedores no nada más será el precio el único criterio, se incorporará el impacto climático generado en el proceso productivo y por lo tanto, si no se cumplen con los estándares internacionales de contaminación perderemos espacio en los mercados internacionales. Proveedor que no contribuya o perjudique la emisión neta cero de la empresa adquiriente o de los productos finales va a ser desechado.

Columna de Francisco Padilla Catalán