Afrontando la inflación

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Pixabay CC0 Public DomainInflación. Inflación

Saber si la inflación es transitoria o estructural es el quid de la cuestión al que se enfrentan actualmente los mercados financieros y los bancos centrales. En Estados Unidos y la zona euro, la inflación ha estado notablemente por debajo de la tendencia durante al menos la última década. En Japón y en varios otros países, esta situación se mantiene desde hace más de 20 años. De hecho, Japón incluso se enfrentó a la deflación.

Confiamos en que la mayoría de los problemas actuales de la cadena de suministro son de carácter transitorio como consecuencia de la pandemia de Covid. Sin embargo, el mayor reto que apunta a un cierto nivel de inflación estructural es el cambio de mentalidad de los trabajadores, que probablemente se traduzca en salarios más altos y que difícilmente será de naturaleza transitoria. Llevamos décadas viendo un giro desde el poder obrero hacia el poder del capital, y muchos trabajadores se resisten a volver a trabajos con salarios bajos sin una progresión profesional relativamente sólida y con futuro. Covid aceleró este giro.

En Estados Unidos, el estímulo de los demócratas en el poder es notablemente más fuerte que bajo el partido republicano, con un importante plan de infraestructuras, así como un posible impulso social adicional. En la UE, hace años que se inyectan estímulos en las economías, y en China hay un movimiento hacia lo que se denomina prosperidad común.

Este estímulo propiciará la inflación, pero advertimos que es probable que la Reserva Federal lo considere como una inflación «buena» y una vuelta a lo que quiere ver en cuanto al cambio de la dinámica social en la economía. Por lo tanto, creemos que la mayoría de las presiones inflacionistas subyacentes son de carácter transitorio, pero es probable que lo «transitorio» sea un proceso que dure varios años mientras nos recuperamos de los problemas de la cadena de suministro.

¿Qué es lo que nos espera?

Actualmente, el balance general del consumidor estadounidense sigue siendo sólido, con la deuda de los hogares todavía en un nivel más bajo que antes de la pandemia, aunque en el segundo trimestre de 2021 se produjo un aumento de la deuda de las tarjetas de crédito. Incluso los balances generales de las empresas, aunque elevados, muestran una fuerte capacidad de servicio de esa deuda. En nuestra opinión, no es probable que un pequeño aumento de los tipos de interés subyacentes detenga mucho el crecimiento.

El tapering y la idea de una subida de los tipos de interés en Estados Unidos (para 2022 ya se han previsto casi dos subidas de los tipos de interés por la Reserva Federal en función de la inflación impulsada por la oferta, más que por la inflación transitoria) están demostrando tener un impacto profundamente negativo en el rendimiento de los activos de los mercados emergentes. Esto es especialmente cierto en el caso de los créditos soberanos/corporativos de alto rendimiento de los mercados emergentes, en los que el mercado se ha visto «Offer Wanted» y muchos participantes temen una crisis de liquidez.

A escala mundial, hemos combatido las dos últimas ralentizaciones del crecimiento con un nivel de deuda y apalancamiento bastante elevado. Si vamos a continuar viendo un fuerte crecimiento, es poco probable que se produzca con tipos notablemente más altos, ya que los tipos más elevados suelen actuar como un freno al crecimiento. Sin embargo, dada la probabilidad de que los salarios sean ahora más altos, es probable que veamos una inflación elevada en comparación con los niveles anteriores a la pandemia. De hecho, la inflación estuvo bastante por debajo de la tendencia durante más de una década antes de la pandemia y, por tanto, para los bancos centrales y la Reserva Federal en particular, seguramente no supondrá ningún problema que se sitúe ligeramente por encima de la tendencia durante algunos años.

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A pesar de la presión ejercida en todo el mundo y en Estados Unidos por el aumento de la inflación y las dudas respecto a su carácter transitorio, los tipos se mantienen relativamente contenidos. Desde la primavera de este año se ha producido un aplanamiento de la curva de rendimientos en EE. UU., con una modesta caída de los tipos a largo plazo, mientras que los tipos a corto plazo han subido.

 

A menudo se ha dicho que la renta fija es el lastre de una cartera de renta variable, y así ha sido en un entorno de bajos tipos y baja inflación. Normalmente, cuando la renta fija hace zig, los mercados de renta variable hacen zag. Pero en un entorno de subida de tipos, y en un entorno de aumento de la inflación, puede que no sea así. Cuando los tipos de interés suben, la renta fija es menos defensiva, y quizás, los múltiplos de la renta variable se compriman, y la propia renta variable caiga. La forma en que estamos pensando en esto en nuestras carteras multiactivas es, ante todo, reevaluar el riesgo y la rentabilidad que puede tener la renta fija. Actualmente, esto significa mantener una postura de duración infraponderada. A medida que los tipos de interés suben y potencialmente ralentizan la economía, un aumento de la duración puede aumentar junto con ella.

 

Hoy en día, nos parece que lo mejor para los inversores es jugar más a la defensiva desde el punto de vista de los tipos, centrándose en los consumidores con balances sólidos a través de valores respaldados por activos, tales como los préstamos de automóviles titulados y las hipotecas que representan ese mercado. Aunque actualmente mantenemos una postura de duración infraponderada, creemos que a medida que los tipos suban y la economía se normalice, querremos entrar en lo que creemos que son niveles relativamente neutrales de duración, de modo que posicionemos las carteras para tener un equilibrio natural y actuar como una compensación de otros activos globales de riesgo.

 

En cuanto a la renta variable, no queremos infraponderar demasiado el riesgo. La recuperación de la economía y la vuelta de los trabajadores a las oficinas y otros lugares de trabajo tienen aspectos muy positivos, pero también hay cierto riesgo en la transición hacia el nuevo paradigma económico.

Los índices bursátiles de la mayor parte del mundo se sitúan notablemente por encima de lo que eran antes de la pandemia, por lo que los mercados financieros actuales no solo representan una vuelta a la normalidad. Representan quizás un nuevo paradigma: uno de tipos bastante reducidos, estímulos gubernamentales continuos y múltiplos más altos en todo el mundo.

Somos relativamente neutrales en nuestras asignaciones a la renta variable y en nuestro presupuesto de riesgo global, al tiempo que mantenemos una postura defensiva en la renta fija. No tratamos de cronometrar el ciclo económico, pero queremos asegurarnos de que estamos bien equipados para aprovechar cualquier debilidad y aprovechar las oportunidades cuando se presenten.

 

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Black Friday: cómo y con quién invertir en pequeñas y medianas compañías europeas

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Pixabay CC0 Public DomainAutor:ElisaRiva. Black Friday: cómo y con quién invertir en pequeñas y medianas compañías europeas

Como cada último viernes después del Día de Acción de Gracias tiene lugar el Black Friday. Conocido ya mundialmente como la inauguración de la temporada de compras navideñas, con significativos descuentos y ofertas en los comercios, supone un aumento en la facturación más que considerable para los mismos. Durante la semana en la que se celebra, sectores como el ecommerce obtienen unos picos de tráfico y conversiones muy elevados destacando el buen comportamiento de las mid&small caps. Pero, ¿a qué se debe este fenómeno? ¿Qué factores respaldan el crecimiento exponencial y por qué son interesantes para los inversores?

Existen diversas teorías que explicarían el origen del Black Friday, una cita que hoy en día ha traspasado fronteras. Una de ellas defiende que todo surgió en los almacenes Macy’s en Nueva York, donde tras el crack del 29 se adelantaron las rebajas navideñas al día después de Acción de Gracias.  A partir de este momento y de forma paulatina, el resto de tiendas de la ciudad fueron imitando los descuentos de Macy’s que se volvieron tan populares que acabaron ocasionando inmensas colas e intensas jornadas para los trabajadores de los comercios. En medio del caos que reinaba en la ciudad de Filadelfia, a mediados de los 50, los policías comenzaron a referirse a esta fecha como Black Friday. El propio uso del concepto fue extendiéndose en los medios de comunicación y fue en 1975 cuando The New York Times lo acuñó para hacer alusión al caos de tráfico que se originaba en la ciudad.

La tradición llegó hasta Europa y actualmente las compañías también se benefician de esta fecha para incrementar sus beneficios, especialmente teniendo en cuenta que desde hace varias décadas las empresas del Viejo Continente están desarrollando un know how único en sectores como la automatización de procesos en la logística, clave para que el ecommerce pueda hacer frente a las compras del Black Friday, el Ciber Monday o la campaña de Navidad.

Además, es importante destacar que el universo de pequeñas y medianas empresas es el lugar de la innovación por excelencia y en el sector del ecommerce no iba a ser la excepción. Se crean nuevas tecnologías, nuevos modelos económicos en todos los sectores y es precisamente en este sweet spot donde se identifican compañías que ya no son conceptos industriales, sino que están presentes en buenos mercados con los productos adecuados y la gestión correcta, y que se beneficiarán de fases de expansión y aceleración de su crecimiento.

En este contexto, si se combinan todos estos aspectos, el resultado es que las small & mid caps europeas de determinados sectores son el segmento idóneo para aprovechar el potencial de fechas como el Black Friday. Por ejemplo, la revolución del comercio electrónico y la distribución multicanal está obligando a las empresas a repensar sus sistemas logísticos. 

En este sentido, la compañía Id Logistics, un operador francés de logística externalizada, constituye una gran opción para jugar esta “revolución” logística. Asimismo, en la parte de almacenes automatizados encontramos una empresa que se llama Kion, un proveedor alemán de soluciones logísticas automatizadas y carretillas elevadoras. En lo relativo a la maquinaria y los componentes, destaca una empresa que se llama Interroll, una compañía suiza que es el principal proveedor mundial de soluciones de handling de materiales.

A esto hay que añadir que las pequeñas y medianas empresas detentan un poder cada vez mayor en la economía y se han convertido en un motor esencial en la creación de empleo. De manera adicional, y desde una perspectiva de rendimiento ajustado al riesgo, también son más atractivas, ya que dependen de la volatilidad del propio modelo de negocio, y menos de las noticias macro. Por tanto, durante el Black Friday puedes pensar en “gastar tu cartera” o tratar de revalorizarla a través de la inversión en small & mid caps. 

 

Tribuna de Francisco Rodríguez d’Achille, socio y director de Desarrollo de Negocio de LONVIA Capital.

COP26, próxima parada COP27

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Pixabay CC0 Public Domain. globo

La COP26 ha sido la primera cumbre sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas después del informe tan alarmante emitido el 9 de agosto de 2021 acerca de la catástrofe climática actual, donde se mostraba al ser humano como principal responsable del calentamiento global de nuestro planeta. Lo que ha supuesto que haya sido una cumbre con gran difusión en los medios y seguida al detalle.

La cumbre arrancó el domingo 31 de octubre, con el objetivo central del Acuerdo de París, mantener el aumento medio de la temperatura global a 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, y redoblar esfuerzos para no superar la cota de 1,5 grados al final de este siglo. Ese mismo día el Papa en su ángelus dominical pidió rezar por el éxito de la COP26: “Recemos para que los gritos de la Tierra sean escuchados”.

Tras catorce días de conversaciones y unas pocas noches en el Scottish Event Campus (SEC) de Glasgow, se ha llegado a determinados compromisos y acuerdos, aunque muchos de ellos sin carácter vinculante, habrá que ver en adelante cómo se concretan y materializan.

Algunos de los acuerdos y compromisos más importantes:

Deforestación

La deforestación representa uno de los problemas más urgentes del cambio climático, supuso el primer acuerdo de la cumbre. Más de 100 países, entre ellos Brasil, dieron su respaldo a un acuerdo mundial para poner fin a la deforestación en el 2030. La importancia de Brasil en el cambio climático es vital. En su territorio se encuentra la mayor parte de la superficie de la selva amazónica, con gran capacidad de absorción de carbono de la atmósfera.

Metano

Ciento cinco países suscribieron el compromiso para reducir un 30% para 2030 las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que tiene grandes focos de emisión en instalaciones de hidrocarburos, determinados cultivos agrícolas y explotaciones ganaderas. Sin embargo, China, Rusia e India suponen el 35% de emisiones de metano y se resistieron a firmarlo.

Objetivo de carbón

Se diluyó en el último minuto  un compromiso de «reducir gradualmente» en lugar de «eliminar gradualmente» la energía del carbón, por petición de India y China. A pesar de esto, sigue siendo significativo que por primera vez se haga mención a los combustibles fósiles en un texto de la COP.

Trato China-EE.UU.

La mayor sorpresa en Glasgow fue el acuerdo de los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo para trabajar juntos. Estados Unidos tuvo que dejar de lado otros problemas actuales con China, incluidos los problemas humanitarios. Más específicamente, el tratamiento actual de los uigures étnicos de China.

Reglas para el mercado mundial de carbono

Los mercados de carbono suponen una herramienta por la cual los países y empresas que han excedido sus derechos de emisión (es decir, han emitido más de lo que debían) pueden comprar a terceros países derechos sobrantes o realizar proyectos para la reducción de emisiones. En la cumbre se han establecido reglas sobre el comercio internacional de carbono, que aportan claridad a las empresas, en un mercado que estaba creciendo de manera descontrolada.

Revisión anual de los planes de reducción las emisiones de gases de efecto invernadero de cada país (NDC). Los países deberán revisar sus planes con carácter anual, de cara a la COP27 de 2022 en Egipto. En un inicio, tras el Acuerdo de París, la revisión se hacía cada cinco años (aunque la pandemia obligó a retrasarlo todo un año).

Compensación por daños

Por primera vez, se reconoce que los países afectados por eventos climáticos catastróficos recibirán ayudas. El mecanismo de estas ayudas está por definirse, es algo para la COP27, en Egipto el próximo año.

Por otro lado, los países ricos se comprometieron a sacar adelante la promesa incumplida de 2009 de destinar 100.000 millones de dólares al año a partir 2020 y hasta 2025 para que los países con menos recursos hagan frente al cambio climático.

La COP26 ha dejado un sinfín de acuerdos, compromisos, pactos y alianzas, en su mayoría no vinculantes, por lo que nadie asegura que se vayan a cumplir.

Próxima parada, la COP27 de Egipto. Tenemos un año por delante para que promesas y pactos se materialicen, y que el cambio climático siga ocupando un lugar prioritario en las políticas de gobiernos y empresas.

Tribuna de Rebeca Cordero, asesora en sostenibilidad de Portocolom AV.

Pictet Asset Management: Se nublan los cielos

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Foto cedidaLuca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management

Las perspectivas se están ensombreciendo para la economía mundial. A medida que los bancos centrales suban los tipos de interés para combatir la inflación, el crecimiento del PIB se ralentizará aún más, aumentando la probabilidad de una recesión mundial.

Dado que las condiciones de liquidez global siguen empeorando al mismo tiempo, mantenemos nuestra infraponderación en renta variable, cuyas valoraciones son aún más difíciles de justificar tras el reciente rally del mercado. Mantenemos nuestra sobreponderación en renta fija; los bonos del Tesoro, en particular, cotizan a unos niveles que ofrecen protección barata frente a la actual debilidad económica.

Para volvernos más positivos con respecto a las acciones, necesitaríamos ver una estabilización de las previsiones de beneficios empresariales, una curva de rendimientos más pronunciada y mejores valoraciones relativas para los sectores cíclicos de la renta variable.

Nuestros indicadores del ciclo económico muestran que el ritmo de crecimiento en EE.UU. es negativo y se está deteriorando, tal y como reflejan las previsiones de los analistas (véase la fig. 2). Cada vez hay más indicios de debilidad en el mercado de la vivienda, la actividad de construcción se ha desplomado y la demanda interna se ha estancado.

De cara al futuro, prevemos que el crecimiento del PIB de EE.UU. se ralentizará hasta situarse muy por debajo de la tendencia durante los próximos tres trimestres (a una tasa inter trimestral anualizada del 0,4%), antes de que se produzca una tibia recuperación en el segundo semestre del año que viene. Aunque las expectativas de precios parecen estables –una especie de resquicio de esperanza–, sigue existiendo el riesgo de una inflación persistentemente enquistada. Esto, a su vez, desencadenaría otro endurecimiento monetario y llevaría a la economía estadounidense a la recesión.

En la zona euro la recesión parece aún más probable y, de hecho, es nuestro escenario básico. Un aspecto positivo es la mejora de la dinámica de la seguridad energética gracias al aumento de los niveles de almacenamiento de gas (con varios países a plena capacidad) y la correspondiente bajada de los precios del gas. Sin embargo, el racionamiento de energía después de los meses de invierno sigue siendo una posibilidad, lo cual supone un riesgo para la producción industrial.

Por otra parte, a raíz de la consolidación del poder del presidente Xi Jinping en China, estamos reevaluando las perspectivas a corto y medio plazo para la economía china. La Conferencia Central de Trabajo Económico anual, que se celebrará en diciembre, debería ofrecer más claridad sobre el rumbo que seguirá la política económica.

Nuestros indicadores de liquidez muestran que el exceso de dinero –que calculamos como el agregado monetario amplio menos el crecimiento de la producción industrial nacional– se está reduciendo rápidamente. Desde marzo, los bancos centrales han retirado unos 8 billones de dólares de estímulos monetarios postpandemia. Al ritmo actual, se necesitarían otros cinco meses para recuperar las tendencias prepandemia y purgar completamente la inflación monetaria. Los efectos del endurecimiento cuantitativo –la venta de bonos en poder del banco central estadounidense– se han visto amplificados por las acciones tanto de los bancos comerciales como de los bancos centrales de los países emergentes, que también se han desprendido de sus tenencias de bonos de EE.UU.

Prevemos que las condiciones de liquidez seguirán siendo negativas para las clases de activos más arriesgadas de cara al comienzo del nuevo año, y muy posiblemente durante más tiempo, lo que normalmente debería ejercer presión sobre los múltiplos de beneficios de las acciones.

El principal cambio en nuestros modelos de valoración es que el precio que ofrece la renta fija es cada vez mejor, con unos rendimientos de los bonos globales actualmente situados en sus niveles más altos desde mediados de 2011. Cabe destacar que el rendimiento del US Treasury a 10 años se ha disparado hasta el 4,3%, superando con creces nuestra estimación del valor razonable del 3,5%.

Aunque la renta variable ha sufrido una intensa venta masiva –el índice MSCI World ha perdido un 22% en lo que va de año– todavía no está lo suficientemente barata como para ser la razón de otro posible deterioro del crecimiento económico y de las perspectivas de beneficios empresariales. Prevemos que los beneficios por acción mundiales se mantendrán sin cambios durante los próximos 12 meses, muy por debajo del consenso de los analistas de un crecimiento del 6%. Incluso nuestra previsión podría acabar siendo optimista.

Los indicadores técnicos respaldan nuestra postura infraponderada en renta variable. Los indicadores de tendencia siguen siendo débiles en todas las regiones. El posicionamiento de los inversores en los activos más arriesgados es relativamente prudente, especialmente entre los inversores institucionales. Las posiciones largas netas en futuros del S&P 500 se encuentran en un mínimo histórico, descontando una notable desaceleración del ritmo de crecimiento, la cual podría corresponderse con la caída del índice ISM de EE.UU. a 45 (frente al nivel de 50,9 de septiembre).

 

Opinión de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.

 

Descubra las perspectivas macroeconómicas y de asignación de activos de Pictet Asset Management (sólo disponible en inglés).

¿Cómo mide Lyxor la alineación de los países con diferentes escenarios climáticos?

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Pixabay CC0 Public Domain. La carrera hacia el cero neto: cómo navegar por un nuevo mundo de compromisos climáticos

Con el objetivo de aumentar aún más la transparencia de nuestros fondos y el impacto climático de los mismos, en enero de 2021 publicamos la temperatura de más de 150 de nuestros ETFs.

De acuerdo con nuestro compromiso de brindar más transparencia, hemos desarrollado ahora una metodología específica para medir la alineación de nuestros ETFs de bonos soberanos con los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Este nuevo enfoque tiene como objetivo determinar si la contribución de un país a la lucha contra el cambio climático es conforme a los escenarios climáticos de referencia, desarrollados por la Agencia Internacional de Energía o a partir de análisis específicos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

La ambición de reducción de emisiones de un país se compara con varios escenarios climáticos para determinar si su objetivo de emisiones está en línea con las trayectorias de reducciones absolutas de emisiones que se espera que limiten el calentamiento global. Los escenarios climáticos con los que se comparan las ambiciones de los países apuntan a potenciales de calentamiento de 1,5 °C (con una meta intermedia de cero emisiones netas para 2050), 1,65 °C, 2 °C o 2,7 °C.

Gráfico Lyxor tribuna

El uso de diferentes escenarios climáticos nos permite evaluar las ambiciones de los países con respecto a las diferentes trayectorias del calentamiento global, y también con respecto a los diferentes enfoques para la distribución del presupuesto global de carbono. Por ejemplo, los escenarios de la Agencia Internacional de la Energía proponen una distribución de este presupuesto en base a un conjunto complejo de parámetros políticos y socioeconómicos, hipótesis relativas al crecimiento poblacional y económico, supuestos sobre innovación, financiamiento, desarrollo de infraestructura, etc.

En contraste, los datos proporcionados por el PNUMA son datos agregados: definen la tasa mínima de descarbonización de la economía global necesaria para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Al incorporar estos datos en nuestro enfoque, estamos aplicando un enfoque de «derechos adquiridos» que busca determinar si las ambiciones de los países están alineadas con los mínimos de reducción global requeridos.

Las posibles distribuciones del presupuesto de emisiones globales son infinitas, aunque algunas son más realistas y alcanzables que otras. El uso de un panel de escenarios permite anticipar y limitar los riesgos de desalineación con los objetivos de 1,5 °C o 2 °C.

Con base en estas medidas realizadas para cada país, estimamos, para cada uno de los ETFs de bonos soberanos, la participación total de los activos de sus fondos que están alineados o no con cada uno de los escenarios climáticos.

 

Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.

 

¿Qué va a pasar con el value en los mercados emergentes?

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Pixabay CC0 Public Domain. mapa

Tras el éxito de la distribución de la vacuna y la fuerte recuperación económica global, la inversión value ha repuntado de forma extraordinaria en 2021. Pero para muchos inversores en mercados emergentes, que suelen inclinarse por los segmentos growth del mercado, ha sido un año más difícil. Dado que en los últimos diez años los mercados se han visto impulsados principalmente por las acciones growth, ¿qué va a pasar con el value en los mercados emergentes?

El entorno actual es muy similar al de hace 20 años, cuando muchos inversores parecían haber descartar del todo el value. Los titulares que vimos el pasado verano en los que se tildaba de obsoleto y superfluo el estilo de inversión value de Warren Buffett y Benjamin Graham eran exactamente los mismos que hace 20 años, en el punto álgido de la burbuja tecnológica. El año pasado, la divergencia entre value y growth alcanzó su nivel máximo de 20 años, ya que las acciones value de los mercados emergentes quedaron casi un 20% por debajo de las growth.

Aunque durante buena parte de 2021 ha cundido el pesimismo sobre los mercados emergentes, creemos que las malas noticias ya están prácticamente descontadas y, lo que es más importante, los beneficios, que se han visto sometidos a una fuerte presión desde principios del año pasado, parecen estar recuperándose. En términos generales, las valoraciones también son bajas comparadas con los mercados estadounidenses, y no digamos ya con los mercados europeos actualmente.

Aunque las duras medidas recientemente adoptadas contra los sectores tecnológico, inmobiliario y educativo pueden haber espantado a los inversores y arrastrado los mercados emergentes a la baja, no es más que la última etapa de un continuo ciclo de reformas que se repite cada varios años. Ya hemos visto antes cómo el gobierno chino tiende normalmente a imponer reformas reglamentarias desde una posición de fortaleza económica. Ha sido la única gran economía en generar un crecimiento positivo del PIB en 2020, el año de la pandemia global, por lo que ha podido endurecer su política monetaria y reglamentaria en 2021.

Sin embargo, en nuestra opinión, creemos que la aceleración de la actividad económica en los países emergentes que están dejando atrás la pandemia ―y que ahora se benefician de una administración mucho más rápida de vacunas de ARNm más eficientes― ofrecerá un entorno favorable para la inversión en value.

Los mercados emergentes son los que exportan al mundo y ese es uno de los motivos por los que creemos que la recuperación tras la pandemia puede ser tan fuerte. Creemos que los mercados emergentes están en buenas condiciones para beneficiarse del mayor crecimiento global, en respuesta a la política de estímulo masivo que hemos observado en EE. UU., Europa y el Reino Unido en los últimos 18 meses. Esto ha disparado la demanda de productos por parte de los consumidores de los países desarrollados que ahora tienen más dinero que gastar. En particular, China se ha beneficiado enormemente del aumento del gasto en bienes de consumo relacionado con el estímulo, como se refleja en las exportaciones de mercancías de China, que actualmente se sitúan un 20% por encima de sus niveles anteriores a la pandemia de COVID19.

A más largo plazo, creemos que el objetivo de neutralidad de carbono para 2050 (2060 en el caso de China) alentará un nuevo ciclo de inversión y dará un impulso a muchos sectores tradicionales o de la vieja economía durante el largo periodo de transición.

Para cumplir los objetivos de energía verde y emisiones de carbono, el mundo tendrá que gastar sustancialmente en los sectores de actividad tradicionales durante los años de la transición, lo que debería generar oportunidades sumamente interesantes durante varios años en el ámbito del value. Por ejemplo, la energía renovable no está fácilmente disponible en la mayoría de los mercados emergentes y creemos que el gas natural desempeñará un papel importante en las primeras etapas de su transición hacia una energía más limpia.

El mundo ha invertido de manera muy insuficiente en este ámbito y los países probablemente tendrán que incrementar el gasto en bienes de equipo rápidamente si quieren cumplir los objetivos de reducción de emisiones netas de carbono. El enorme gasto en infraestructuras en China entre 2000 y 2010 contribuyó de forma importante a la mayor rentabilidad obtenida por los inversores en value en todo el mundo en esa década. La historia no tiene por qué repetirse, pero creemos que puede parecerse a sí misma.

Las presiones inflacionistas y las incertidumbres sobre la futura senda de la política monetaria estadounidense han afectado últimamente al ánimo de los inversores de los mercados emergentes. Sin embargo, creemos que gracias a la disciplina de muchos bancos centrales de los mercados emergentes durante la pandemia ―y que ha supuesto un cambio fundamental con respecto a recesiones anteriores―, cuentan con los cimientos económicos para recuperarse con más fuerza. Los bancos centrales de los mercados emergentes no han gastado tanto como los mercados desarrollados, y hemos visto países como Brasil que ya han empezado a subir los tipos de interés para tratar de controlar la inflación, lo que debería permitirles recuperarse rápidamente de los obstáculos inmediatos.

Creemos que los obstáculos para las acciones value que provocaron su inferior comportamiento relativo en el pasado podrían revertirse y transformarse en impulsos. La tendencia temática de estímulos directos y desglobalización podría normalizar el crecimiento y la inflación, lo que es bueno para los valores «olvidados» de los mercados emergentes. Asimismo, la transición hacia objetivos «verdes» sigue brindando oportunidades, ya que podría traducirse en un nuevo ciclo de inversión. En nuestra opinión, las empresas de los mercados emergentes, que hasta ahora han venido exhibiendo una gran disciplina en cuanto a su inversión en bienes de equipo, podrían beneficiarse de estas oportunidades. Creemos que hay grandes motivos para invertir en value de los mercados emergentes en adelante y muchos más para que los inversores diversifiquen su exposición exclusiva al growth de sus carteras emergentes.

 

Tribuna de Ernest Yeung, gestor de carteras emerging markets discovery equity strategy de T. Rowe Price.

¿Qué piensa Xi Jinping? – Parte 1

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Pixabay CC0 Public Domain. análisis china

Una de las preguntas más importantes para los inversores es: ¿en qué dirección quiere dirigir la economía de su país el jefe del Partido Comunista de China? En el primer fragmento de este número de dos partes de Sinology, explicamos por qué es poco probable que las recientes medidas reguladoras sean un intento de Xi Jinping de hacer retroceder al sector privado de China. 

Más bien, creemos que Xi está tratando de abordar las mismas preocupaciones socioeconómicas con las que luchan la mayoría de las democracias, aunque la aplicación inicial ha sido caótica. Si se mejora el proceso de regulación y Xi consigue reducir la desigualdad y reforzar la competencia empresarial, podría sentar las bases para la siguiente fase del desarrollo de China basado en el mercado. Si fracasa, será por la mala aplicación de las políticas diseñadas para crear «prosperidad común», no porque sea antiempresarial. Ya hemos visto algunas consecuencias negativas de la mala aplicación, pero esperamos que se resuelvan en los próximos trimestres.

En la comunidad de inversores extranjeros han surgido dos grandes escuelas de pensamiento. Una dice que Xi quiere hacer retroceder las reformas basadas en el mercado de las últimas décadas. La segunda cree que, más que un intento de frenar al sector privado, los cambios normativos de Xi forman parte de un esfuerzo por abordar importantes problemas socioeconómicos, como la desigualdad de ingresos y el acceso desigual a la educación y la sanidad.

Escuela uno: Hacer retroceder la marea empresarial
La primera opinión es que la tormenta reguladora forma parte de un esfuerzo por hacer retroceder las reformas basadas en el mercado de las últimas décadas, incluyendo la restricción de la capacidad de los empresarios para innovar. Algunos incluso afirman que Xi quiere devolver a China a su pasado maoísta, cuando la empresa privada estaba prohibida.

En mi opinión, esta perspectiva se basa en las incertidumbres causadas por el rápido y caótico despliegue de nuevas regulaciones, más que en los objetivos a largo plazo anunciados por los líderes del Partido Comunista Chino (PCC). Las reformas basadas en el mercado y el sector privado han creado el crecimiento económico que ha mantenido al PCC en el poder durante mucho más tiempo que la mayoría de los demás regímenes autoritarios de partido único. Revertir estas reformas destruiría la economía de China, lo que acabaría con el apoyo popular al PCC. ¿Por qué los líderes del Partido tomarían lo que sería claramente un camino políticamente suicida?

La economía china se ha disparado
El impacto global ha sido dramático. En los 10 años hasta 2019, China, en promedio, representó alrededor de un tercio del crecimiento económico mundial, más grande que la parte combinada del crecimiento mundial de Estados Unidos, Europa y Japón. En 2020, China fue la única economía importante que registró crecimiento.

El auge ha sido impulsado por las reformas basadas en el mercado y las empresas emprendedoras
Las pruebas de las reformas basadas en el mercado son claras. Cuando volví a China en 1984 como diplomático estadounidense junior, no había empresas privadas: todo el mundo trabajaba para el Estado. Hoy, casi el 90% del empleo urbano se encuentra en pequeñas empresas privadas. Como el sector estatal sigue reduciéndose, toda la creación neta de nuevos puestos de trabajo procede hoy de empresas privadas.

Otra forma de visualizar el ascenso de las empresas privadas es a través de su participación en las exportaciones de China. Hace tan sólo 20 años, las empresas privadas nacionales representaban sólo un 5% del total de las exportaciones, mientras que en 2020 ese porcentaje aumentó a más del 50%. En cambio, durante ese periodo de tiempo, la cuota de exportaciones de las empresas estatales (SOE) cayó del 47% a menos del 10%. (El resto de las exportaciones son producidas en gran parte por empresas de propiedad extranjera). 

Aunque las exportaciones desempeñan un papel menor en el crecimiento del país, China sigue siendo el mayor exportador de bienes del mundo, por lo que la cuota dominante de las empresas privadas es una métrica útil para entender el papel clave que desempeñan ahora los empresarios.

Las empresas privadas son las más innovadoras de China y los planes de crecimiento económico del gobierno se basan en la innovación. El viceprimer ministro Liu He reconoció recientemente que las empresas privadas representan «más del 70% de la innovación tecnológica».

El ascenso del sector privado chino ha continuado bajo el mandato de Xi Jinping. Desde que se puso al frente del Partido en 2012, las empresas privadas han seguido impulsando toda la creación neta de nuevos empleos. El crecimiento de la renta real (ajustada a la inflación) ha aumentado a un ritmo medio anual del 6,4%, frente al 2,3% de Estados Unidos y el 1,5% del Reino Unido. El PIB per cápita de China, en base a la paridad de poder adquisitivo (PPA), era el 27% del de Estados Unidos en 2020, frente al 19% de 2012. Las empresas emprendedoras de propiedad privada han impulsado este crecimiento.

El Partido ha adoptado un enfoque muy pragmático y práctico de la economía y los negocios desde la década de 1990. El retroceso de este enfoque basado en el mercado devastaría la creación de empleo, la innovación y la riqueza en China. ¿Qué motivaría a los dirigentes del Partido a tomar ese camino?

El Partido no ha dicho que quiera frenar a los empresarios
En mi opinión, sería ilógico y contraproducente que el Partido quisiera hacer retroceder el espíritu empresarial del país. Y esto no es lo que los líderes del Partido han dicho que quieren hacer.

En un discurso pronunciado el 17 de agosto ante el Comité Central de Finanzas y Economía del Partido, Xi dijo que quiere «mejorar la capacidad de enriquecerse». En ese discurso, cuyo texto no se hizo público hasta el 15 de octubre, Xi dijo: «Los propietarios de pequeñas y medianas empresas y los autónomos son grupos importantes para iniciar un negocio y enriquecerse». Añadió que «es necesario proteger los derechos de propiedad y los derechos de propiedad intelectual, y proteger la riqueza legal».

El Partido dice que no sacrificará el crecimiento
Los funcionarios del Partido también han dicho que no tienen intención de sacrificar el crecimiento para lograr la «prosperidad común». Xi, en su discurso de agosto, dijo: «La prosperidad común de la que hablamos… no es la prosperidad de unos pocos, ni es el igualitarismo uniforme».

Xinhua, un medio de comunicación oficial del Estado, declaró que «la prosperidad común no es… en absoluto robar a los ricos para ayudar a los pobres, como han interpretado erróneamente algunos medios de comunicación occidentales. La protección de la propiedad privada legítima está inscrita en la Constitución china». El editorial decía que el objetivo del gobierno está «lejos de la simple redistribución de la riqueza», y que se trata de «crear condiciones más inclusivas y justas para que la gente obtenga una mejor educación y mejore sus capacidades de desarrollo».

Otro alto economista del Partido, Xie Fuzhan, escribiendo en el oficial Diario del Pueblo, declaró que el plan de Xi Jinping es «dividir bien el pastel en el proceso de ampliarlo continuamente».

En la segunda parte de este número de Sinología, profundizaremos en la segunda escuela de pensamiento: cómo los cambios regulatorios del PCC son un esfuerzo para abordar las mismas preocupaciones socioeconómicas con las que luchan la mayoría de las democracias. 

 

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El camino hacia las cero emisiones: el potencial de los vehículos eléctricos

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Pixabay CC0 Public Domain. El camino hacia las cero emisiones: el potencial de los vehículos eléctricos

Parece que los vehículos eléctricos jugarán un papel importante en la transición a las cero emisiones, y sus ventajas siguen aumentando e impulsando la demanda de diversos componentes y metales como el cobre, utilizado en la producción de vehículos eléctricos, así que, ¿cuál es el potencial de este sector?

Creemos que el impacto de la proliferación de los vehículos eléctricos será generalizado, tanto a nivel corporativo como a nivel nacional. Esto significa que los inversores deberán tener en cuenta estos factores al analizar sus carteras. Entonces, ¿dónde están los ganadores y los perdedores en este escenario de transición hacia un mundo de movilidad más limpio y ecológico?

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Un punto de partida obvio al considerar a los ganadores es pensar en los recursos. Con el tiempo, los productores mundiales de cobre, cobalto, elementos de tierras raras, grafito, níquel, aluminio y litio probablemente se beneficien del aumento de la demanda. Los proveedores de baterías y las empresas de electrónica también pueden salir beneficiados del aumento del número de vehículos eléctricos que se fabrican y, por lo tanto, de la mayor demanda de la tecnología que los alimenta.

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El ritmo de adopción es una variable clave que podría determinar la magnitud del impacto del cambio a los vehículos eléctricos en diversos ámbitos del mercado, ya que, en última instancia, una transición rápida dificultaría la adaptación de las empresas, el sector energético y los países. Los inversores pueden calibrar mejor el impacto potencial en sus carteras de inversión examinando cómo la demanda creciente de vehículos eléctricos puede afectar a las inversiones en el sector automovilístico, el sector energético y las exposiciones de los países.

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Análisis de Gareth Colesmith, director de investigación macro y de tipos globales, Insight Investment, BNY Mellon IM.

 

El gobierno corporativo, una deuda pendiente de la región

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Pixabay CC0 Public Domain. Sala de reuniones

El Índice de Sustentabilidad de Dow Jones (DJSI por sus iniciales inglés) es quizás el índice más conocido y reputado mundialmente de sostenibilidad corporativa. El pasado 12 de noviembre, cada una de las empresas participantes pudo conocer su puntaje y si fue o no listada en los índices. Como preámbulo, Standard & Poor’s ya dio a conocer una serie de estadísticas y resultados generales para las empresas de Latinoamérica en su conjunto, que vale la pena analizar. 

Para el proceso de este año fueron invitadas 64 compañías chilenas, de las cuales 35 respondieron el cuestionario, representando un 55% de participación, y obtuvieron un promedio de 63 puntos (escala 0-100). Esto significa un aumento de 5 puntos con respecto al promedio del año anterior, lo que puede parecer bastante positivo, más no debería llevar al sector a conformarse. 

Por un lado, la participación de las empresas chilenas todavía está bastante por debajo de las participaciones de empresas en México y Colombia (79 y 86% de participación, respectivamente). Por otro lado, el desempeño promedio de las empresas chilenas está 15 puntos más abajo que sus pares colombianas, y tan solo 2 puntos arriba de las empresas brasileñas.

Además, es interesante notar que las empresas peruanas aumentaron su puntaje promedio en 11 puntos, quedando solo a 10 unidades de las chilenas. Ante este escenario competitivo, las compañías del país deben aumentar sus esfuerzos para mantener y mejorar su posición en la región.

En particular, en el criterio de Gobierno Corporativo, las empresas chilenas y latinoamericanas presentan un rezago persistente cuando se les compara con el promedio mundial, mostrando un promedio regional 18 unidades más bajo que los 54 puntos promedio del global. Las empresas chilenas ostentan un puntaje promedio de 37 puntos en este ámbito, apenas por sobre los 36 puntos del promedio latinoamericano. Y en este criterio el puntaje se mantuvo sin cambios respecto al año anterior.

Cabe mencionar que el criterio de Gobierno Corporativo es bastante más amplio que los aspectos relacionados al Directorio, ya que incluye temas como la propiedad accionaria, derechos a voto, y la remuneración a largo plazo de los ejecutivos/as y del Gerente General. Como ejemplo ilustrativo, en la pregunta específica sobre alineación de la remuneración ejecutiva con objetivos a largo plazo, 74% de las empresas chilenas participantes obtuvieron 0 puntos.

Esto demuestra la distancia que existe en estos temas al compararnos con empresas europeas o estadounidenses: en Latinoamérica la transparencia de remuneración ejecutiva continúa siendo un tema bastante “tabú”, lo que contrasta con la transparencia que ya es costumbre, o ley, en Estados Unidos y Europa. Queda como tarea el avanzar en forma decidida para subsanar estas brechas y saldar la deuda pendiente en esta materia.

Yves Bonzon: “Un rendimiento del bono del tesoro a 10 años del 1% es más probable que el 2%”

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Como era de esperar, el debate sobre el carácter permanente o transitorio de la inflación está lejos de cerrarse. Este tema fue tratado en la reunión externa que celebramos el mes pasado en torno a nuestras perspectivas a largo plazo y en la que analizamos y definimos las fuerzas estructurales que actúan sobre la economía y los mercados de capitales.

Una de las indiscutibles tendencias clave es el envejecimiento de la población en China, Europa y EE.UU., en ese orden. Desafortunadamente, la evidencia académica no es concluyente a la hora de determinar si el aumento de la tasa de dependencia de la población es inflacionista o deflacionista.

 En el caso de Japón, los datos son claramente deflacionistas. ¿Podría suceder lo mismo en EE.UU.?

La pregunta es oportuna, ya que la pandemia ha provocado una ola de jubilaciones anticipadas en los Estados Unidos. No obstante, el producto interno bruto estadounidense ha logrado recuperar su nivel prepandemia con tres millones menos de trabajadores activos. Aparentemente, la productividad se ha acelerado, por lo que un crecimiento más rápido de los salarios no constituye necesariamente un factor inflacionista. Esta parece ser la opinión del mercado de bonos, ya que los bonos del Tesoro de EE.UU. han registrado un repunte tras el sólido informe de empleo de octubre, un mes que registró más de medio millón de puestos de trabajo de nueva creación.

En China, seguimos atentos al persistente aumento de la tensión en materia de financiación en el sector de la promoción inmobiliaria. Este impacto es el que persigue la política del gobierno y, si bien el sector inmobiliario chino constituye la mayor clase de activos del mundo, de momento los responsables políticos ni siquiera han pestañeado. En cuanto a la energía, nuestra previsión de que los precios de los combustibles fósiles terminarán cediendo empieza a materializarse.

La combinación de todos estos factores refuerza nuestra opinión de que es más probable que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años vuelvan a acercarse al 1% antes de superar el 2%, algo que eventualmente ocurrirá, pero no todavía. Además, no vemos la perspectiva de que la Fed reduzca sus estímulos (tapering) como un problema a corto plazo. De hecho, la efervescencia de los precios de los activos justifica una mayor contención por parte del banco central estadounidense; mientras que los resultados empresariales siguen siendo sólidos. El crecimiento de los beneficios del S&P 500 del tercer trimestre avanza hacia el 39% interanual, dejando atrás el 27% previsto antes de la publicación de los resultados.

En cualquier caso, los balances de los bancos centrales del G5+ seguirán creciendo hasta bien entrado el año 2022. Resultados sólidos, liquidez positiva… ¿Dónde está el problema? Tal vez en las valoraciones. Sin duda, estas encabezan la lista de las preocupaciones de los inversionistas. Sin embargo, en estos momentos es importante recordar uno de nuestros principios clave de inversión: «Por lo general, la valoración es una consecuencia, no una causa». En otras palabras, no hay que operar en renta variable basándose simplemente en si la valoración de los títulos es demasiado barata o cara. La valoración solo es útil en horizontes temporales de varios años; a corto y medio plazo, mandan la dinámica de los resultados y la liquidez.

Dado que la prima de riesgo prospectiva de la renta variable de EE.UU. sigue siendo generosa, al situarse en el 3,8%, es poco probable que las empresas pasen de recomprar acciones a emitir otras nuevas. La autorización para la recompra de acciones en EE.UU. ha alcanzado recientemente un récord de 1 billón de dólares. El rendimiento total de retorno en efectivo del índice S&P 500 se sitúa en torno al 3%. Un aspecto crítico del principio expuesto arriba es que también se aplica a las acciones individuales. Esto es sumamente importante porque, como volvió a destacar un reciente estudio, el rendimiento del mercado bursátil está increíblemente concentrado. La mayoría de las acciones no superan a los bonos del Tesoro estadounidense a lo largo de su ciclo de vida en el índice al que pertenecen. En cambio, casi toda la creación de valor para los accionistas procede de unos contados y enormes ganadores, y así ha sido siempre.