Regreso a la normalidad

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Con el nuevo año, los inversores están pasando página a un periodo tumultuoso y abriendo un nuevo capítulo que esperemos sea más tranquilo. Dejamos atrás cuatro años marcados por la pandemia y las contramedidas en materia de política fiscal y monetaria, con una volatilidad macroeconómica tan acusada que los gráficos históricos de la mayoría de los indicadores parecen sismogramas.

La producción, el consumo, el empleo y los ingresos se desplomaron en 2020, rebotando con fuerza en 2021. La inflación y los tipos de interés siguieron después, impulsados por el impacto de la guerra de Ucrania en el precio de la energía. Con la inflación fuera de control, la Fed, inicialmente prudente, tuvo que dar un volantazo y embarcarse en el ciclo de subidas más agresivo de las últimas décadas.

La mayoría de las variables, incluida la inflación, han ido regresando gradualmente a sus rangos habituales y, en su última reunión, la Fed finalmente insinuó posibles recortes de tipos este año. Esto podría significar el inicio de un nuevo ciclo económico. En la fase inicial de expansión, los tipos de interés bajan y las ganancias corporativas crecen, lo que generalmente es positivo para los bonos y las acciones. En esta etapa, los inversores suelen centrarse en los beneficios más que en la sostenibilidad del ciclo, lo que ayuda a mantener la volatilidad bajo control.

Sin embargo, los mercados anticipan el futuro y, para cuando sea ya claro que un nuevo ciclo arranca, gran parte de la recuperación podría estar ya descontada. Esto se puso de manifiesto con los principales índices alcanzando máximos históricos a finales de 2023, a pesar del estancamiento en los beneficios y de que el tipo del bono del Tesoro a 10 años alcanzó niveles no vistos desde 2007. Históricamente, las valoraciones y los tipos de interés tienden a regresar a la media, lo que sugiere que los bonos podrían tener un mejor desempeño que las acciones en 2024.

La duda capital es dónde se fijarán los tipos de interés una vez que la inflación se normalice por completo. La respuesta puede diferir entre el extremo corto y el largo de la curva de tipos. Dada la resiliencia de la economía a los tipos altos, la Fed podría inclinarse por evitar excesivos recortes de tipos, y así mantener algo de «dry powder» para apoyar a la economía cuando sea necesario. Según las proyecciones del FOMC, se espera que el tipo de interés se estabilice alrededor del 3%.

Los tipos de interés a largo plazo son una historia diferente. Tras su largo descenso en las últimas décadas, rebotaron drásticamente el año pasado hasta niveles previos a la Gran Crisis Financiera, causando importantes pérdidas a los tenedores de bonos. Los factores detrás de este cambio siguen siendo inciertos, y el mercado sigue calibrando bruscamente. Si la era de los experimentos de política monetaria finalmente llega a su fin, los bonos podrían recuperar el protagonismo en las carteras.

Del mismo modo, los mercados de valores parecen estar experimentando su propio cambio de régimen. Las primas de riesgo, que se mantuvieron cómodamente por encima de su media durante la era de tipos ultrabajos, se han comprimido drásticamente durante el último año. Sin embargo, el argumento a favor de las acciones se basa, en última instancia, en el crecimiento de los beneficios, no en las valoraciones. Los indicadores de precio-beneficio, precio-valor en libros y prima de riesgo son medidas estáticas que nos indican si las acciones son baratas o caras basándose únicamente en los beneficios por acción del momento.

Una lectura más útil es considerar las valoraciones como un «listón» que las futuras ganancias corporativas deben superar para justificar los precios actuales de las acciones. Cuando las valoraciones son bajas, es más fácil saltar el obstáculo. Este es el atractivo de comprar acciones baratas, nos ofrecen un mayor margen de error. Sin embargo, quien en el pasado se centró únicamente en bajas valoraciones se perdió periodos de rendimientos bursátiles estelares, por no mencionar que nunca invirtió en empresas como Amazon o Tesla, cuyas valoraciones desafiaron las métricas tradicionales

El gráfico a continuación muestra cómo primas de riesgo bajas pueden conducir tanto a excelentes como a pésimas rentabilidades más tarde. Por el contrario, las primas de riesgo altas han sido históricamente una garantía de rendimientos positivos. En cierta manera podríamos estar regresando a una nueva normalidad, saliendo de la zona de confort asociada a tasas ultrabajas, pero lejos de la exuberancia de la era de las puntocom. Esta comparación es particularmente pertinente, porque el potencial transformador de la IA podría ser similar al de Internet.

Independientemente del pivote de la Fed, los tipos de interés van a mantenerse elevados por un tiempo, impactando los costos de endeudamiento gubernamental, corporativo y privado. Este proceso de normalización económica también significa que no podemos confiar infinitamente en la resiliencia del consumidor o en el apoyo fiscal para apuntalar la economía. Estos pueden tornarse en vientos en contra para el crecimiento de las ganancias y la sostenibilidad del ciclo.

Al despedirnos de la era de la pandemia, los inversores no deben olvidar el riesgo siempre presente de «cisnes negros». Las tensiones geopolíticas y las elecciones presidenciales estadounidenses son dos ejemplos prominentes. «Retorno a la Normalidad» fue el lema utilizado por el presidente Warren G. Harding para ganar las elecciones de 1920, cuando el país salía de otra pandemia, la gripe española. A pesar de los paralelismos, la reutilización de este lema por parte de cualquiera de los candidatos actuales podría resultar, como mínimo, altamente controvertida.

Inversiones en Real Estate: mucho más que recibir ingresos por renta

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Tras varios meses de crisis, en septiembre de este año las ventas de viviendas unifamiliares nuevas en Estados Unidos aumentaron.

Esto nos haría creer que existen importantes oportunidades de inversión en EE.UU., principalmente con la compra de viviendas residenciales. Pero no es así.

El aumento de viviendas unifamiliares nuevas en EE.UU. fue gracias a que el precio medio anual de la vivienda registró su mayor caída desde 2009, a lo que se sumaron importantes descuentos ofrecidos por los constructores.

Así,  las  hipotecas de tasa fija a 30 años promedió el 7,9% en las últimas semanas, la más alta desde septiembre de 2000, lo que ha provocado que el volumen de solicitudes de hipotecas cayera a niveles que no se observaban desde 1995.

Por ello, ante la falta de acceso a las hipotecas, se ha generado una escasez crónica de casas usadas, lo que está impulsando a los compradores a optar por nuevas construcciones, situación que se ve fomentada por los propios constructores, que supuestamente ofrecen una serie de importantes descuentos.

¿Pero existe realmente en EE.UU. una oportunidad de inversión?

La realidad es que, si se compara la tasa de rendimiento de la renta de los activos versus la tasa de interés de los préstamos hipotecarios, y si se tiene en cuenta que los valores aún se encuentran 50% por encima de los valores máximos alcanzados en la burbuja del 2008, la conclusión es que en EE.UU. el mercado se seguirá contrayendo.

Debido a esto, es probable que las oportunidades estén en otros lados como Europa, continente que, en general, no tuvo la fuerte apreciación de EE.UU.

Específicamente, uno de los países a destacar es España, que se encuentra entre los mercados favoritos de los inversores inmobiliarios en el Viejo Continente, ya que tan solo se encuentra 10% arriba de los valores del 2010 y 23% debajo de los máximos del 2008, frente al resto de Europa que se ubica en promedio 46% por encima de los valores del 2010.

Allí, existe una gran cantidad de propiedades (más de 100.000 millones de euros) en el mercado primario (bancos o subastas), a las cuales se puede acceder con importantes descuentos, algo que es fundamental ya que nos permitirá “maximizar retornos” al generar una ganancia mayor cuando se desinvierta el activo.

Y si le agregamos los ingresos por rentas, es posible obtener una rentabilidad sostenida de más del 15% anual neto en moneda dura.

¿Pero solo la adquisición de propiedades para renta representa una buena inversión?

Generalmente, las personas que desean invertir, pero no son profesionales, creen que la mayor fuente de ingreso en una inversión de Real Estate tiene que ver con el flujo de caja, es decir, el ingreso por renta.

De esta forma, se concentran en buscar propiedades alquiladas con flujo estabilizado para poder obtener este ingreso ya mencionado.

Sin embargo, como se explicó anteriormente, esto no es lo único que se debe tener en cuenta a la hora de invertir.

En realidad, un factor clave es aplicar estrategias de inversión, como la oportunista, que permite acceder a propiedades con descuentos de su valor de mercado, o la Value Add, en las que se puede añadir valor mediante la gestión del activo. En ambas, se asume más gestión y más incertidumbre, pero los retornos son más interesantes.

Cuando se aplican estas estrategias, es probable que no se obtengan flujos al momento de la inversión, aunque seguramente se registrarán importantes ganancias a futuro.

Centrándonos en el caso de España, allí el mercado de inversión se ha contraído más de un 50% en lo que va del año 2023, permitiéndoles a los grandes inversores que adquieran portafolios de propiedades con descuentos de más del 35% de su valor de mercado, sumado a un 15% adicional de descuento debido al ajuste de precio promedio que sufrieron los activos comerciales sin flujos durante los últimos 15 meses por el impacto de las subas de tipos de interés.

Al mismo tiempo, en la semana del 23 de octubre, el Banco Central Europeo confirmó una pausa en su política monetaria restrictiva, dejando su tasa de interés en 4,5%.

Así, aunque este es su nivel más alto desde la creación de la entidad, la decisión nos invita a creer que, a partir de 2024, las tasas comenzarán a bajar.

Por lo tanto, si hoy en día se adquiere una propiedad con descuentos, un efecto rebote se producirá en los precios de las propiedades, lo que en los próximos 2 o 3 años nos dará la oportunidad de venderlas y obtener retornos extraordinarios.

Además, con este tipo de estrategias, otra de las ventajas es que no resulta necesario apalancarse a un porcentaje muy alto (endeudarse con un préstamo), para obtener altos rendimientos, lo que reduce el riesgo de la inversión.

En este sentido, lo que comenzó siendo una buena idea para generar flujo de caja producto de la renta, puede terminar siendo contraproducente con alto porcentaje de apalancamiento en estos contextos de altas tasas.

Por ello, teniendo en cuenta estos conceptos, si no se cuenta con la experiencia necesaria, será fundamental recurrir a un Asset Manager que nos ofrecerá las mejores estrategias y oportunidades de inversión.

La industria de los activos en el mundo, hacia un futuro más sostenible y digital

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La industria de los activos en el mundo se encuentra en un momento de transición. Los retos económicos y geopolíticos actuales están obligando a los gestores de activos a replantearse sus estrategias y modelos de negocio.

Uno de los retos más importantes es la inflación. Los precios están aumentando en todo el mundo, lo que erosiona el valor del dinero y dificulta la generación de rendimientos atractivos para los inversores. Los gestores de activos están buscando alternativas de inversión que les permitan proteger el capital de sus clientes y generar rendimientos reales positivos.

Otro reto importante es la actividad económica. El crecimiento económico mundial aunque se ha recuperado después de la pandemia mantiene la incertidumbre por la geopolítica y otras variables que pueden ocasionar cierto freno, lo que podría afectar los resultados de las empresas y, por lo tanto, los rendimientos de las inversiones. Los gestores de activos están buscando estrategias de inversión que sean menos sensibles a los ciclos económicos.

En este contexto, la industria de los activos está apostando por la sostenibilidad y la digitalización.

Los inversores están cada vez más preocupados por la sostenibilidad. Quieren invertir en empresas que tengan un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Los gestores de activos están desarrollando estrategias de inversión que se alinean con estas preocupaciones.

La digitalización está transformando la industria de los activos. Los inversores están cada vez más dispuestos a utilizar soluciones digitales para gestionar sus inversiones. Los gestores de activos están invirtiendo en tecnología para mejorar la eficiencia y la experiencia de sus clientes.

La industria de los activos en el mundo se enfrenta a retos importantes, pero también a oportunidades. Los gestores de activos que estén preparados para adaptarse a los cambios serán los que tengan más éxito en el futuro.

Algunas tendencias específicas:

– El aumento de la demanda de inversiones sostenibles y responsables socialmente.

– El crecimiento de la gestión de activos a través de plataformas digitales.

– La creciente importancia de la inversión en activos alternativos, como la inversión privada y el capital riesgo.

Algunas recomendaciones que se pueden hacer:

– Desarrollar estrategias de inversión que se adapten al entorno actual, con un enfoque en la protección del capital y la generación de rendimientos reales positivos.

– Invertir en tecnología para mejorar la eficiencia y la experiencia de los clientes.

– Desarrollar productos y servicios que se adapten a las preferencias de los inversores, como las inversiones sostenibles y responsables socialmente.

A continuación, se analizan algunas tendencias técnicas que podrían tener un impacto en la industria de los activos en el mundo en 2024:

Las tasas de interés han aumentado en todo el mundo. Esto podría tener un impacto negativo en los rendimientos de las inversiones tradicionales, como las acciones y los bonos. Los gestores de activos tendrán que buscar alternativas de inversión que sean menos sensibles a las tasas de interés.

Los mercados financieros están cada vez más volátiles. Esto podría dificultar la generación de rendimientos consistentes para los inversores. Los gestores de activos tendrán que desarrollar estrategias de inversión que sean capaces de gestionar la volatilidad.

La regulación de la industria de los activos está evolucionando. Los gestores de activos tendrán que cumplir con nuevas regulaciones, lo que podría aumentar sus costos y dificultar su actividad. Todo cambio regulatorio no tiene por qué ser apresurado.

En conclusión, la industria de los activos en el mundo se encuentra en un momento de cambio. Los gestores de activos tendrán que adaptar sus estrategias y modelos de negocio para hacer frente a los retos y oportunidades que presenta el entorno actual.

 

Por Jorge Sánchez Tello, vicepresidente Técnico de Amafore. Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad única del autor.

Inversión en renta fija en América Latina: desafíos y oportunidades en un contexto cambiante

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En medio de un escenario global marcado por el aumento de las tasas de los bonos del Tesoro de EE.UU. a diez años, hemos visto caídas en la renta fija para Latinoamérica. Aunque la política monetaria en esta región se encuentra en un momento más maduro, la volatilidad externa afectó negativamente las tasas locales durante la mayor parte del 2023.

Sin embargo, en el mes de noviembre vimos un cambio positivo en el desempeño de la renta fija y esperamos que se mantenga una visión positiva para los siguientes meses.

Los indicadores de crecimiento económico indican una desaceleración para las economías de Latinoamérica, las trayectorias inflacionarias tienen una tendencia marcada a la baja y es muy probable que, para el 2024, los recortes de política monetaria inicien en los países donde aún no han ocurrido.

Las tasas hacia los siguientes meses y, de cara al próximo año, brindan un atractivo importante, considerando los niveles actuales y la potencial disminución que habría para el siguiente año. Si se prevé una caída en las tasas de interés, los beneficios de las tasas de corto plazo no compensarán ni generarán un rendimiento superior al que ofrecen las de más largo plazo.

El peligro de aumentos en las tasas es menor que las potenciales caídas de rendimiento proyectadas para el próximo año. Por lo tanto, a pesar de que las tasas a largo plazo actualmente son más bajas, una estrategia de mayor duración puede ofrecer un rendimiento superior.

La estrategia de favorecer plazos de renta fija más largos se orienta, principalmente, a inversionistas con un mayor apetito por el riesgo y un horizonte de inversión más prolongado, pero aquellos con perfiles más conservadores y horizontes a corto plazo pueden optar por soluciones de menor duración.

México y Chile muestran un apetito por la mayor duración, mientras que, en Perú y Uruguay, la demanda se mantiene en el corto y mediano plazo.

 

Columna de SURA Investments firmada por Joaquín Barrera

«Funflation»: la inflación producto de la diversión

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La pandemia asociada al Covid-19 tuvo un efecto transformador en muchos aspectos. Las autoridades monetarias inundaron de liquidez gran parte de las economías del mundo, dando rienda suelta a un proceso inflacionario que, lejos de ser transitorio, se ha transformado en un dolor de cabeza para los Bancos Centrales y gran parte de la población.

Los consumidores norteamericanos post pandemia salieron al mundo con un exceso de liquidez en sus cuentas corrientes y una mayor propensión hacia el consumo, en particular, de servicios. El resultado fue un fuerte estímulo a la actividad económica; y también presiones inflacionarias que no se veían hace 40 años, a niveles que se resisten a converger a la meta del Banco de la Reserva Federal (FED), su principal autoridad monetaria.

En este entorno de inflación elevada y persistente, hemos sido testigos de una nueva realidad de tasas de interés. La tasa del bono del Tesoro de 10 años llegó al 5,0% anual, niveles no vistos hace más de 15 años, previo a la Gran Crisis Financiera de 2008.

Hay diversos factores que estarían detrás de esta subida de tasas tan pronunciada, en particular en los plazos “más largos de la curva”. Una pregunta interesante de abordar es: ¿Son estos factores de carácter transitorio, o más bien permanente?

Los indicadores de productividad ligados al sector servicios en Estados Unidos han mostrado un dinamismo asombroso los últimos 3 años. Esto daría cuenta de un giro en la orientación del consumidor norteamericano hacia los servicios y experiencias – conciertos, espectáculos, viajes y restaurantes – todo esto directamente ligado al entretenimiento. Es aquí que podemos acuñar el término “funflation”, como la “inflación producto de la diversión”.

¿Llegó esta nueva tendencia para quedarse? O, ¿es un fenómeno estacional asociado a la época estival post-pandemia en el hemisferio norte? Con la liquidez en cuentas corrientes secándose, gran parte de los consumidores han recurrido al endeudamiento vía tarjetas de crédito, que muestran un nivel agregado de deuda por sobre USD 1 trillion [1] (millón de millones), cifra sin precedentes. Esto ya comenzó a presionar al alza las cifras de impagos (delinquencies) de este tipo de deuda, en especial entre la población joven.

La reanudación del pago de créditos estudiantiles en Estados Unidos a partir de este año dejaría menor espacio disponible para otros gastos, e iría en detrimento del ahorro y la compra de bienes durables, como automóviles y casas (vivienda), estos últimos ejemplos tradicionalmente asociados al crédito.

El aumento en las tasas de interés, evidentemente, encarece el acceso a este tipo de bienes. Evidencia concreta de ello es el nivel actual de asequibilidad a la compra de vivienda (el índice de Housing Affordability [2] en Estados Unidos, que se ubica en mínimos desde su creación, en el año 1989).

Cabe preguntarse entonces si los jóvenes de hoy – Generación Z, nativos digitales con tecnologías como internet y redes sociales – justificarían su mayor propensión hacia el consumo de servicios y experiencias, postergando el “sueño de la casa propia” que sus padres persiguieron con anhelo. Esto, sin duda, sería un cambio de paradigma importante en el equilibrio consumo/ahorro, con el consiguiente impacto en la tasa de interés, que sabemos, es el premio por postergar consumo presente.

Por ahora, veremos si a medida que el hemisferio norte entra en su temporada invernal, llega también un enfriamiento de la demanda por servicios que permita a la economía norteamericana concretar su tan ansiado “soft landing” o normalización, sin entrar en recesión.

[1] FRBNY Consumer Credit Panel/Equifax

[2] National Association of Realtors

Tribuna de opinión de Andrés Alcalde Sánchez, Client Portfolio Manager y Assistant Portfolio Manager de Estrategias USD de Compass.

Qué tan rápido y preciso puede ser el análisis financiero con las nuevas tecnologías

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Los títulos a cinco años en UF han subido en torno a 200 puntos base en 2021
Pixabay CC0 Public DomainLos títulos a cinco años en UF han subido en torno a 200 puntos base en 2021. Los títulos a cinco años en UF han subido en torno a 200 puntos base en 2021

Un cable secreto sobre el que nadie debe hacer preguntas empieza a estirarse bajo tierra entre Chicago y Nueva Jersey, en 2009. Cientos de grupos de obreros solo saben que es una línea recta, y que, si alguien se acerca, lo más seguro es que se trate de una amenaza para el espumoso negocio que hay entre manos.

Así empieza el libro “Flash Boys”, obra del escritor y economista estadounidense, Michael Lewis, y que retrata la ambición de conectar, sin que se pierda un milisegundo, toda la información que corre por fibra óptica desde la Bolsa. Ha sido una forma de abordar la aparición y desarrollo de las transacciones de alta frecuencia (High Frequency Trading ‟HFT”, por su sigla en inglés), una manera de operar en los mercados financieros que comenzó a desarrollarse desde finales de los años 90 gracias al desarrollo tecnológico.

Hasta la fecha, esta tendencia, que utiliza sistemas cuantitativos y algoritmos matemáticos para la ejecución de órdenes, y que se caracteriza por la alta velocidad de sus operaciones, se ha popularizado entre inversores y brókeres de Estados Unidos y Europa.

Porque las transacciones de alta frecuencia componen un sistema automatizado que consiste en la compra y venta de activos financieros en marcos temporales muy cortos. Permite realizar un gran número de transacciones, por lo que se hace necesario tener alta velocidad de conexión de los sistemas informáticos a los mercados financieros mediante el empleo de poderosas computadoras.

Lo que describe la novela de Lewis es cómo acceder a través de este cable a la máxima velocidad y obtener ganancias en espacios microscópicos de tiempo. De hecho, la oportunidad vista por el personaje, Dan Spivey, es esclarecedora.

“Todos los días existían miles de momentos en que los precios no estaban sincronizados, en los que, por ejemplo, se podía vender un contrato de futuros por una cifra mayor que la suma de los precios de las acciones que lo formaban. Para ello, había que ser muy rápido en ambos mercados a la vez”.

¿Cómo impacta esta tendencia globalmente? La escena expuesta en el libro de Lewis ya es la más sólida realidad. La industria de las transacciones de alta frecuencia despegó definitivamente, y basta decir que hoy representa alrededor del 50% del volumen de negociación en los mercados de valores de Estados Unidos. Su influencia también se expande en Europa, ya que en los mercados de renta variable, su cuota está entre el 24% y el 43% del volumen de negociación, y alrededor del 58% al 76% de las órdenes.

Es decir, hablamos de cifras enormes, pero que se mueven con la misma discreción que el cable expuesto por Lewis como símbolo tecnológico.

Porque la evolución de esta instalación ha sido posible en mercados con alta liquidez, como ocurre con Estados Unidos y Europa, mientras que en mercados menos líquidos, como en Latinoamérica, todavía es más bien una fantasía. Lo más cercano para la región está relacionado con los derechos que habría adquirido la plataforma Netflix para que “Flash Boys” sea una serie o una película.

Más cerca en el tiempo, tras la resonante aparición de la aplicación de ChatGPT, en noviembre de 2022, surgió la pregunta de si la Inteligencia Artificial alcanzaría a predecir con más precisión los movimientos de la industria financiera. Parecía un paso lógico en medio del horizonte. Poco tiempo después, un estudio de investigadores de la Universidad de Florida estableció que esta tecnología justamente podía predecir los movimientos del precio de las acciones de empresas específicas con mayor precisión que algunos modelos de análisis más básicos.

El alcance realizado por el profesor de finanzas Alberto López-Lira pudo analizar los titulares de las noticias y ver si eran mejores o peores para una acción. El resultado fue que la capacidad del ChatGPT era mucho mejor que la aleatoria para predecir el comportamiento al día siguiente.

Para sorpresa de López-Lira, nada de esto, en cambio, estaba siendo utilizado por los inversores sofisticados en sus estrategias comerciales.

Suena como una alerta, más si en medio de este mismo entusiasmo, Goldman Sachs planteó que cerca del 35 % de los empleos financieros podrían ser automatizados por IA.

Pero lo cierto es que el despliegue de esta tecnología está dando sus primeros pasos, y por otra parte, no tiene efecto homogéneo en la industria mundial.

En Latinoamérica, la adaptación de tecnología financiera está cómoda en una etapa moderada y de ritmo cansino. Por más que se hable de la velocidad con que avanza la tecnología, hay una brecha que resolver. El cable creado por Michael Lewis sigue todavía muy escondido para mercados ilíquidos.

Pero si miramos con generosidad, podemos encontrar una mezcla de velocidad y precisión con la data en tiempo real de precios. Como ocurre con la Bolsa de Santiago, por ejemplo, existe hoy la posibilidad de encontrar información instantánea, segundo a segundo, lo que abre posibilidades más sofisticadas de análisis.

El FIX es el canal digital que registra vía streaming el movimiento diario en la Bolsa, es decir, entrega la información en tiempo real, lo que permite acabar con la limitación de trabajar con data parcial, como ocurre habitualmente.

En todos estos casos, la tecnología ya está modelando un mundo completamente nuevo. Incluso, como advierte Lewis en su libro, es evidente cómo queda obsoleta y en calidad de parodia la icónica figura del trader clásico.

“Apuesto que la imagen que tiene en la cabeza la mayoría de la gente sigue siendo una en la que aparecen seres humanos. En ella, un teletipo discurre sin pausa por la parte inferior de las pantallas de los ordenadores y numerosos corros de machos alfa con chaquetas de diferentes colores que indican su rango no quitan ojo a estas minúsculas pantallas mientras dan voces de un lado al otro de la sala”.

Lo que se impone, desde la instalación del cable oculto, son los nuevos tipos de inteligencia y creatividad financiera, donde las operaciones del mercado bursátil se desarrollan al ritmo vertiginoso de una tecnología a la que habrá que saber adaptarse.

¿Cómo fiscalizan las autoridades las cuentas en el exterior?

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Durante mucho tiempo, las Autoridades Fiscales enfrentaron un desafío significativo al intentar fiscalizar las cuentas bancarias de sus contribuyentes en el extranjero. Anteriormente, el Secreto Bancario suizo representaba un obstáculo insuperable, pero su declive inició en 2009 cuando Estados Unidos ejerció presión para revelar información financiera de sus ciudadanos con cuentas en Suiza. Este evento marcó el fin del Secreto Bancario y llevó al establecimiento del Intercambio Automático de Información Financiera (CRS), un sistema global, que no incluye a los Estados Unidos, país que introdujo FATCA en 2010 para supervisar las cuentas bancarias de sus residentes en el extranjero.

Este cambio ha sido fundamental para la identificación de activos no declarados, los cuales rondan los 32.000 millones de dólares en Latinoamérica, siendo Argentina el país con la mayor cantidad. Además, provocó un incremento del 46% en la recaudación fiscal, superando con creces el modelo anterior basado en la auto-declaración de los contribuyentes.

Mientras los países de Latinoamérica han completado la identificación de los beneficiarios finales de cuentas financieras y están avanzando en la identificación de los de sociedades, Estados Unidos carece de una regulación financiera sólida que permita la efectiva identificación de la residencia fiscal de sus titulares o beneficiarios finales de cuentas. Esto ha generado preocupación sobre la capacidad del sistema estadounidense para rastrear los beneficiarios finales de las cuentas, lo que conlleva a un déficit en la lucha contra la evasión fiscal y otros delitos financieros.

En un contexto global, el intercambio automático de información no solo resultó ser una herramienta poderosa para las Autoridades Fiscales, sino que también ha disuadido a los contribuyentes de cometer futuras evasiones fiscales. Sin embargo, persisten discrepancias en la regulación y prácticas de intercambio de información entre países, especialmente en relación con Estados Unidos y su sistema FATCA, que aún muestra limitaciones en la reciprocidad y la identificación efectiva de los beneficiarios finales.

El Informe completo elaborado por los especialistas de Insight Trust contiene los detalles de cómo funciona el Intercambio de Información entre países. Lea también en detalle las estadísticas de cuentas bancarias y recaudación de la AFIP de Argentina a través del Intercambio de Información.

 

 

 

Bonos para 2024 … ¿pero qué bonos? Los de calidad y media duración serán los grandes ganadores

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La economía global va a entrar en desaceleración el próximo año. Creo que en eso coincidimos todos los analistas, en lo que diferimos es en la magnitud de la caída. La mayoría se inclina por un “soft landing” y me aparto de dicha posición, pues creo que muchos indicadores muestran que la economía va peor de lo que se piensa: los impagos de tarjetas de crédito y préstamos de vehículos, entre otros, vienen creciendo; las ventas, tanto minoristas como mayoristas vienen estancadas desde hace meses; los ahorros familiares están en mínimos históricos; las quiebras corporativas, si bien porcentualmente no llegan a los niveles de otros momentos, sí muestran una pendiente mucho más pronunciada; por citar solo algunos de los datos que me llaman la atención. Sin contar con que, el empleo, la gran variable de mostrar de los más optimistas sobre la economía, está sustentado por dos sectores, que no deben aguantar muchos meses más produciendo cifras positivas.

Así, lo que debería suceder durante el año 2024 es una reducción de tasas de interés, como todos lo suponemos y anticipamos. Y esto llevará a una valorización de los bonos. Ahí creo que todos coincidimos. ¿Pero, qué tipo de bonos serán los más beneficiados durante este ciclo? Para mi gusto particular, los grandes ganadores serán dos tipos de bonos en específico:

  1. Bonos corporativos de empresas de sólidos indicadores financieros. La lógica detrás de esto implica que muchas empresas entraron con altos niveles de liquidez a este ciclo, producto de los beneficios acumulados que tuvieron durante años, y que ese efectivo, que tuvieron “parqueado” al cero durante años, de un momento a otro rentó casi el 5%.

Recordemos que las empresas del S&P 500 tienen dentro de sus balances casi el 12% del total de sus activos en efectivo, que implica que un activo altamente improductivo en años recientes, está generando mayores ingresos que deben brindar estabilidad y confianza al inversionista sobre la capacidad corporativa de responder por la deuda.

En vista de que procesos que en el pasado demandaron alto efectivo como los de M&A y las recompras accionarias están en puntos bajos, y que el CAPEX va a ser muy poco dinámico durante el próximo año; todo indicaría que muchas compañías entran a un año cargadas de liquidez, llamando la atención de inversionistas en general sobre sus activos (en este artículo estamos hablando de deuda, sin embargo este racional aplica también para acciones, entre las cuales las compañías con salud financiera y pagos de dividendos, serán las grandes beneficiadas).

Esta tesis de inversión se potencia con el hecho de que, según algunos analistas, vamos a entrar en un nuevo ciclo de bancarrotas corporativas, y de que hasta ahora parece que estamos en las etapas iniciales (la cual puede alcanzar su pico solo hasta dentro de unos 4 o 5 años); con mucha mayor razón los inversionistas van a privilegiar la solidez y la calidad, sobre el yield puro y duro (ver gráfica de expectativas de bancarrotas)

  1. Los otros grandes beneficiados de lo que se anticipa en los mercados, serán los bonos de la parte media de la curva. Si bien muchos inversionistas han optado por alargar duración —y ahí es a donde han llegado los grandes flujos de inversión recientemente—, la gran oportunidad de esa estrategia parece ya haber pasado (el que la anticipó y empezó a alargar duración un par de meses atrás, ya está bien posicionado, alguien que en este momento tome la estrategia, va a tener réditos menores) y ahora viene el momento de la parte media.

Miremos la gráfica anexa (parece compleja, pero en realidad es sencilla): la línea punteada es la tasa de T10 yr menos T 2 yr (que como sabemos, está invertida); la línea verde oscura (casi negra) es la tasa de la FED; y las líneas roja y púrpura son T 10 yr y T 2 yr respectivamente. Es claro que para que la línea punteada esté invertida, la tasa del Tesoro de 2 años debe estar por arriba del Tesoro de 10 años, lo que explica que la línea púrpura esté por arriba de la línea roja, y lo que llama la atención es que es el período de la época moderna donde la diferencia entre las dos ha sido más alta).

Recientemente, y a pesar de que grandes tenedores de deuda estadounidense han vendido Tesoros a manos llenas, hemos observado una reducción en la tasa de los Tesoros de 10 años; más no así en la parte menos a 5 años. Para que la línea punteada vuelva a niveles positivos (como va a suceder tarde o temprano), debe pasar una de dos cosas (o una combinación de ambas):

  1. Que las tasas de los Tesoros de 2 a 5 años bajen, a la vez que las tasas de los Tesoros a 10 años se estabilicen.
  2. Que las tasas de los Tesoros a 10 años suban, a la vez que los Tesoros de 2 a 5 años queden igual.

En vista de que el escenario económico más probable, es una contracción de la economía y una bajada de la tasa de interés de la Fed, y que históricamente los Tesoros de corto y mediano plazo están “más pegados” a la tasa FED que los Tesoros de largo plazo; me inclino a pensar que serán los Tesoros de mediano plazo ( de 2 a 5 años), los que lleven la siguiente parte del rally, y los grandes ganadores de 2024.

Bajo esta expectativa, mi aproximación de sobreponderación por tipo de activo en los portafolios de inversión durante el próximo año (que debe irse posicionando en este cierre de 2023), debe ser la siguiente:

  • Acciones de compañías de buena calidad, de solidez financiera y que durante el próximo año entreguen liquidez a inversionistas (dividendos serán clave).
  • Bonos corporativos de compañías de calidad, como describimos anteriormente.
  • Bonos del Tesoro entre 2 y 5 años.
  • Aprovechar los precios actuales del dólar para comprar, ya que, como a muchos una caída más fuerte de la economía los tomará por sorpresa y no esperan el efecto “fly to quality”, en el momento en que se confirme ese escenario, los capitales de manera desordenada (como sucede una y otra vez), buscarán activos refugio, incrementando el precio del dólar.

El autor se desempeña en la actualidad como vicepresidente de Inversiones Internacionales de Skandia Colombia. Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor a título personal, y no representan necesariamente la visión de Skandia Colombia sobre los temas tratados.

“Secar las Leliqs”, el desafío central de Javier Milei para poder controlar la economía argentina

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Pablo González (Flickr), billete argentino de 500 pesos

Con la elección de Javier Milei como presidente de la Argentina, se cierra el capítulo de la campaña electoral que consumió casi todo el 2023, para volver la atención al tan necesario plan de estabilización económica. Los desequilibrios macroeconómicos en Argentina no solo han sido evidentes en los últimos años, sino que se agrandaron en una magnitud considerablemente durante los últimos meses.

El plan integral depende de la consolidación coordinada en tres frentes: el fiscal, el monetario y el cambiario. A nuestro modo de ver, la rápida implementación de cambios radicales resulta imprescindible, aunque el respeto por la secuencia en la resolución de estos problemas también lo es.

La madre de todas las batallas es, sin duda, el frente fiscal. Con una necesidad imperiosa, Argentina debe ir hacia un nivel de, al menos, equilibrio en 2024 y superávit primario en 2025. La ausencia de crédito debería ser el elemento disciplinador de ese objetivo. El principal desafío se vincula en cómo se llega a ese destino final: con recorte del gasto, con mayor presión impositiva o con una combinación de lo anterior. A priori, según lo expresado por el candidato electo, el camino a seguir será la primera opción, algo que es bien recibido por inversores y agentes de la economía.

Pero además el horizonte luce bastante sombrío en el frente monetario. Acá las Leliqs es la “bomba de tiempo” que amenaza la frágil estabilidad actual.

Las Leliqs es la deuda que tiene el Banco Central de la República Argentina (BCRA) con los bancos comerciales. Es el mecanismo por el cual la autoridad monetaria retira la liquidez excedente, evitando presiones inflacionarias adicionales en una economía que ya navega por encima del 140% de inflación anual. La contracara de las Leliqs son los depósitos de los individuos y empresas, que muchas de ellas los utilizan como capital de trabajo.

¿Cuál es el problema de esta deuda?

En primer lugar, el stock actual de la misma. A un tipo de cambio de 900 pesos argentinos por dólar estadounidense, según la cotización del dólar libre en el mercado de capitales al 21 de noviembre, esta deuda llega a los 15.500 millones de dólares (más otros casi 10.000 millones de dólares de pases). Considerando la delicada situación macroeconómica, es un monto más que considerable.

En segundo lugar, si bien esta deuda no se encuentra indexada a ninguna variable particular, como inflación o tipo de cambio oficial, hoy está capitalizando a una tasa efectiva anual de 254,8%, lo que agranda exponencialmente el pasivo futuro en términos nominales.

Finalmente, si esta cantidad de pesos futuros llegará a salir a mercado por falta de renovación se constituiría en una oferta excedente de moneda doméstica imposible de atender con la débil demanda existente verificada en la actualidad. De mínima, esto generaría una aceleración inflacionaria adicional que podría derivar en un camino hiperinflacionario.

¿Cuál es la solución?

No podemos analizar este stock de deuda de manera aislada, ni tampoco la solución debería ir por esa vía. El plan de estabilización deberá cubrir todas las aristas y ángulos mencionados, con una integralidad de los aspectos fiscales, monetarios y regulatorios. Si el plan es exitoso, la demanda de pesos podría recuperarse paulatinamente de la mano de una mayor credibilidad. Allí, el temor sobre el stock de las Leliqs comenzaría a mermar.

Si se busca un camino resolutorio de shock, el peligro es que la mala praxis aumente los riesgos y costos que fueron planteados, alterando aún más la probabilidad de éxito de un plan de estabilización integral.

Las cartas están arriba de la mesa. Es cuestión de jugar las correctas en un escenario de altísima incertidumbre.

 

Columna de Diego Martinez Burzaco, jefe de Estrategia y Country Manager de Inviu Argentina

Por qué invertir en bonos de impacto tiene sentido financiero

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El uso del capital para respaldar objetivos sociales y medioambientales, a la vez que se mide e informa sobre el impacto logrado, forma parte de la ética de la inversión de impacto. Hasta ahora, los inversores se han centrado principalmente en ese aspecto altruista, pero creemos que la inversión de impacto tiene también sentido desde el punto de vista financiero.

El poder del capital

La inversión de impacto, limitada históricamente al sector privado, está cada vez más consolidada en los mercados públicos y puede ofrecer rendimientos atractivos. Mientras que la renta variable supuso un punto de partida para la inversión de impacto en los mercados públicos, los inversores están descubriendo que su exposición a renta fija también puede generar un impacto significativo, además de rentabilidades competitivas. Consideramos que la escala y el alcance de los mercados de renta fija los convierten en un instrumento interesante para los inversores que desean movilizar capital hacia proyectos destinados a resolver problemas de sostenibilidad a largo plazo.
​Actualmente, la clase de activos que más rápido crece dentro del universo de impacto es la deuda pública, con un incremento anualizado del 101 % en cinco años1.

Motores de rendimiento

  • Demanda. A medida que los consumidores se muestran más sensibles a los problemas medioambientales y sociales, se inclinan más por productos y servicios acordes con sus valores2. Las empresas que se enfrenten a estos problemas con soluciones innovadoras serán las que probablemente obtengan mayor demanda de sus productos, menor coste de financiación y, en última instancia, mayor rentabilidad.
  • Ventaja competitiva. Consideramos que los emisores que innovan para enfrentar retos medioambientales y sociales están bien posicionados para lograr una ventaja competitiva en sus sectores. El desarrollo de soluciones escalables y rentables les permite posicionarse como líderes y abrir nuevas fuentes de ingresos y mercados.
  • Orientación a largo plazo. La inversión de impacto, por su naturaleza, se centra en resolver problemas sistémicos a largo plazo. Esta visión a largo plazo anima a las empresas a adoptar estrategias que primen el crecimiento responsable y sostenible. Estas empresas tienen más probabilidades de emprender prácticas empresariales que fomenten la protección del medioambiente, la equidad social y una gobernanza transparente lo cual puede mejorar la gestión del riesgo, la reputación y las relaciones con terceros. Creemos que todo esto podría favorecer la creación de valor a largo plazo.

La importancia de la gestión activa

Creemos que el universo de impacto en el mercado público de renta fija cuenta ahora con la escala y la liquidez adecuadas para mediante la gestión activa poder batir al mercado y generar un impacto material, adicional y mensurable. El entorno actual, más cíclico y volátil, hace aún más necesario un enfoque activo.

En nuestra cartera Global Impact, por ejemplo, aplicamos una rotación dinámica de países y sectores igual a la que los inversores esperarían de una de nuestras estrategias «tradicionales». Además, contamos con un amplio y líquido universo propio de emisores de impacto desarrollado tras ocho años de inversión de impacto en los mercados públicos de renta fija.

Un aspecto fundamental es que solo invertimos en mercados públicos líquidos, que además de ofrecer liquidez diaria a nuestros clientes, facilita la rotación entre diferentes áreas del mercado en las que el riesgo y la rentabilidad nos resulten más atractivos.

Por último, como sucede con la renta fija tradicional, consideramos muy importante la construcción de una cartera sólida para mitigar los riesgos y aumentar las posibilidades de obtener una rentabilidad positiva consistente a largo plazo.

Conclusión

Los bonos, como instrumentos fundamentales de financiación, son clave en la transición hacia un futuro más verde y equitativo. Creemos que añadir un objetivo de impacto puede mejorar el rendimiento de las carteras de renta fija, ya que aporta una mayor diversificación y nuevas oportunidades de rentabilidad.

Para ver más contenido de Wellington Management visite su página web.

Tribuna de opinión escrita por Campe Goodman, CFA, Fixed Income Portfolio Manager