Wikimedia CommonsFoto: Thomas Bresson. ¿Cambió en algo la situación?
La Reserva Federal decidió aplicar un tono menos positivo en el comunicado de su más reciente reunión. Esto llevó a una nueva etapa de euforia en los mercados financieros que vieron como el jueves, el índice accionario S&P 500 alcanzaba su máximo histórico ante la perspectiva de que, al menos por ahora, la liquidez global iba a continuar sin cambios.
La pregunta es si esto seguirá siendo cierto para los países emergentes. La respuesta, es que, a pesar de que en julio las cosas han sido mucho más calmadas, los flujos de inversión financiera a nivel global, siguen llegando a manos llenas a USA, específicamente a las acciones. Incluso, los reportes más recientes muestran que muchos recursos que estuvieron parqueados en Money Market (fondos de efectivo) durante el mes de junio, empiezan a desplazarse a activos con mayor rentabilidad. Algo que sigue llamando poderosamente la atención, pues a pesar del muy buen precio que tienen en la actualidad los activos emergentes, los mismos no han tenido la capacidad de atraer recursos nuevamente de forma masiva. Es decir, estamos viendo unas valorizaciones recientes, pero no soportadas por altos flujos de inversión, sino por la toma puntual de algunos agentes que encuentran oportunidades interesantes.
Historia diferente a la que sucede en USA, donde esos recursos que llegan tienen, tarde o temprano, que sustentar un crecimiento sostenido en la bolsa por un período de tiempo largo. Claro, corro el gran riesgo de que, por lo menos en los próximos meses, los emergentes tengan un mejor rendimiento que la bolsa en USA (y con el consabido: se equivocó); pero corren aún mayor riesgo los analistas que siguen viendo un valor en emergentes, sin observar con detenimiento las cosas que están pasando: el apalancamiento del mundo emergente, no puede ser sustentable en el largo plazo, lo que implica a muchos, empezar a buscar soluciones desde el punto de vista fiscal, aún que hay tiempo, y no cuando el problema explote.
Pero lo que más me preocupa en la actualidad, es que se llegue al resultado correcto, con los supuestos incorrectos, lo cual es sumamente peligroso. Me explico: las acciones de emergentes pueden tener una valorización en los próximos meses; y muchos de los analistas que he leído basan la expectativa en el crecimiento económico que mejora en algunas regiones. Nada más falso, pues las acciones anticipan el movimiento económico; no al contrario. Pero esos analistas van a ver al final de este trimestre, que llegaron a la conclusión correcta (la valorización), con el argumento incorrecto; lo cual, aún más, mina la capacidad para darse cuenta del trasfondo de este asunto.
Esto no es nuevo, y gráficas y relaciones matemáticas de muchos analistas a nivel global, tanto independientes como los que no lo son tanto, siguen mostrando que los emergentes están por encima de lo que deberían estar. Y que tienen espacio para ceder. En el mediano plazo, claro está. Pero me parece importante que se vuelva a revisar, con detalle de relojero, las cuentas fiscales y el endeudamiento empresarial de países que nos parecen lejanos, pero que en un mundo altamente globalizado también nos podría afectar.
By Agência Brasil (Department of Press and Media). Is Brazil’s Economy Operating Below its Potential?
El mercado de renta variable brasileño, medido según el índice MSCI Brazil Total Return Index, cae casi un 25% en dólares este año (a 10 de julio de 2013), donde un 10% de la caída se debe a la debilidad del real brasileño frente al dólar. Las pérdidas en dos grandes compañías brasileñas, la petrolera Petrobras y la minera Vale, también contribuyen de forma significativa a esta caída. Creemos que buena parte de los problemas económicos actuales de Brasil se deben a una mala gestión de su economía doméstica y a la urgente necesidad de mayores incentivos para la inversión del capital privado. No creamos que haya un factor único, como pueda ser el menor crecimiento en China, la caída de los precios de las materias primas o los cambios en la política monetaria de la Reserva Federal, que pueda señalarse como culpable de esta situación; al fin y al cabo, Indonesia y Australia también exportan a China y están expuestos a las mismas fuerzas globales, y tanto sus economías como sus bolsas, gozan en general de una mejor percepción.
Podría argumentarse que la impopularidad de Brasil entre los inversionistas se debe sobre todo a la falta de confianza del inversor local y extranjero en la administración Dilma y su política económica.
Como ejemplo, las exportaciones brasileñas a China alcanzaron un máximo histórico en mayo de 2013, sumando 5.600 millones de dólares, un incremento del 5,5% respecto al mismo periodo del año pasado y cinco veces más que en 2007. (según datos de Bloomberg). La relación de Brasil con China es, de hecho, uno de los puntos fuertes de su economía, puesto que China ha ampliado la gama de productos que compra a Brasil. Podría argumentarse que la impopularidad de Brasil entre los inversionistas se debe sobre todo a la falta de confianza del inversor local y extranjero en la administración Dilma y su política económica. Las industrias financiera, minera, de transporte, de energía, las utilities y las compañías de bebidas han experimentado una creciente intervención gubernamental en su política de precios y en los impuestos, a menudo, a través de la manipulación por parte de grandes corporaciones con capital estatal que han perjudicado el interés de compañías cotizadas participadas por accionistas privados. Algunas industrias, como la de la construcción, que tiene lazos muy estrechos con el gobierno, han ido bien, pero por lo general tienen poca presencia en las bolsas y además dependen demasiado de grandes créditos concedidos por bancos estatales.
Las recientes protestas callejeras en Brasil fueron en su mayoría un medio por el que la clase media expresó su desacuerdo sobre temas de sobra conocidos por los inversionistas locales y extranjeros
La corrupción también se ha hecho más evidente en la relación entre el gobierno y algunas industrias clave. No esta claro si el gobierno brasileño actual tiene el deseo o la disciplina para reparar el daño que ha creado –este es el principal factor sorpresa, tanto positivo como negativo, que al que se enfrenta el inversor en Brasil en el futuro próximo. Las recientes protestas callejeras en Brasil fueron en su mayoría un medio por el que la clase media expresó su desacuerdo sobre temas de sobra conocidos por los inversionistas locales y extranjeros en la bolsa brasileña: que el gobierno no ha sabido invertir con inteligencia la nueva riqueza generada por las commodities, que la corrupción en el otrora intachable Partido de los Trabajadores de Dilma es cada vez mayor, y que los grandes proyectos, como los estadios para el Mundial de Futbol y los de Petrobras, han hecho un flaco favor a los proyectos de mejoras en educación o sanidad. Muchos brasileños son dolorosamente conscientes de que la descomunal apuesta del gobierno por Petrobras está desviando enormes sumas de dinero que podrían invertirse en proyectos sociales.
Este descuento ofrece a los inversionistas a largo plazo una buena oportunidad para invertir en una economía que está operando muy por debajo de su potencial de crecimiento
En cualquier caso, en la última década invertir en Brasil ha sido una buena idea. La bosa lo ha hecho muy bien (MSCI Brazil Total Return Index +538.4% versus MSCI World Total Return Index +112.4% en dólares, entre el 30 de junio de 2003 y el 30 de junio de 2013), los brasileños están mucho mejor y el país se ha abierto al comercio exterior. Sin embargo, la debilidad reciente pone de manifiesto que en los mercados emergentes, la política del gobierno, sea buena o mala, todavía tiene un impacto enorme en la economía. El comercio es un punto fuerte para Brasil de cara a 2014 ya que las exportaciones a EE.UU., Europa y Japón podrían acelerarse. Hay otros factores que podrían ayudar a los mercados financieros brasileños durante los próximos meses: en primer lugar, la decisión de subir las tasas de interés debería ayudar a contener las expectativas de inflación y como consecuencia las subidas salariales en 2014; en segundo lugar, una divisa más débil ha mejorado la competitividad comercial de Brasil; en tercer lugar, el gobierno ha prometido revisar su situación fiscal y ha dado señales de que algunos proyectos excesivos o despilfarradores, podrían eliminarse; en cuarto lugar, las protestas populares han hecho saltar la alarma en un gobierno que pensaba que la Presidente Dilma gozaba de popularidad universal; por último, creemos que Petrobras empezará a comunicar algún que otro éxito demostrable en sus yacimientos de aguas profundas –quizás no tanto, ni tan pronto como muchos críticos esperan, pero suficiente para mitigar los temores más acuciantes de los inversionistas. A niveles actuales la bolsa brasileña cotiza a un PER de 14x, a un price-to-book ratio de 1,3x y ofrece un crecimiento de beneficios en torno al 14% para los próximos 12 meses – sin embargo, hay que señalar que la volatilidad de la divisa y de los precios estimados para las materias primas provocan una amplia disparidad en el rango de estimaciones. En términos históricos, el ratio PER de 2008 era de unas 8,5x y el price-to-book ratio de 1,6x. Nuestra conclusión es que el mercado ofrece valor relativo en términos históricos pero que los beneficios empresariales están deprimidos. Este descuento puede estar justificado por los vientos de cara a los que se enfrenta Brasil de forma inmediata, aunque ofrece a los inversionistas a largo plazo una buena oportunidad para invertir en una economía que está operando muy por debajo de su potencial de crecimiento.
Columna de opinión de Christopher Palmer, director de Mercados Emergentes Globales de Henderson Global Investors.
Santiago Ulloa, managing partner de WE. Oportunidades de Futuro
Seis meses después del cierre del 2012, año mejor de lo esperado si consideramos los retornos de los inversionistas en los mercados financieros, nos encontramos con un ejercicio donde lo único que ha subido es la bolsa de los Estados Unidos. Por ello, debemos analizar los riesgos actuales de los distintos activos financieros, y sobre todo, las oportunidades que vemos para un futuro cercano.
La bolsa americana ha tenido una subida muy fuerte los últimos meses, a pesar de la grave crisis de deuda que tiene y las subidas de impuestos que realizo la administración del presidente Obama. El drama sobre el precipicio fiscal acabó como todos esperábamos, con un acuerdo de mínimos, que una vez más, pospone la solución total del problema, nos encontraremos de nuevo en esa situación en los próximos meses. Sin embargo, los mercados emergentes y europeos han sido gravemente penalizados por las expectativas de menor crecimiento en China y por las dudas persistentes sobre la salud de la economía europea. Todo ello ha tenido una incidencia muy importante sobre el valor del dólar que se ha apreciado fuertemente frente a las monedas de economías emergentes. Estas últimas vieron salir capitales importantes ante la mejor situación de las finanzas norteamericanas y los mensajes del presidente de la FED de frenar la compra de deuda y la consecuente subida de los tipos de interés en el mercado secundario en un futuro cercano.
Hace unos meses ya pronosticábamos que el mercado de renta fija no iba a dar ninguna sorpresa positiva, y que había que ir poco a poco saliendo del mismo. Con los tipos de interés tan bajos, hay que buscar oportunidades en sectores muy concretos que puedan dar rendimientos estables, que protejan ante una potencial inflación, y tengan intereses flotantes que se muevan cuando las tasas vayan subiendo. Vemos esa posibilidad en los mercados de crédito ligados a préstamos bancarios, en algunos sectores del sector hipotecarios, y en instrumentos que se beneficien de mercados en situación de reestructuración en los que pueda haber valor si se compran a precios bajos.
En este momento donde se ha movido mucho capital a los mercados bursátiles estadounidenses, es difícil ser valiente y buscar opciones en otras regiones, sin embargo, el dinero se hace cuando los precios están bajos y eso lo encontramos en este momento en Europa, y en algunos mercados emergentes. Hay que saber elegir en cuales, y buscar los instrumentos y manejadores de inversiones adecuados para entrar en los mismos, ya que las diferencias entre estos y los índices pueden ser sustanciales.
Dentro de las grandes apuestas de largo plazo hay dos que están interrelacionadas, la primera es el sector energético en los Estados Unidos. Las nuevas tecnologías están dando acceso a bolsas de gas y petróleo que antes no era viable explotarlas rentablemente. El fraccionamiento ha abierto un nuevo mercado que va a reducir los precios de producción y consecuentemente aumentar la productividad de las empresas americanas. El país va a pasar de ser importador de petróleo, a no solo ser autosuficiente, sino exportador para el año 2020. Esta revolución energética, basada en muchos pequeños empresarios que están invirtiendo de forma independiente, pero interconectada, va a producir un efecto riqueza que no habíamos visto en mucho tiempo.
Ligado a lo anterior y unido a las reformas políticas y económicas en el país vecino, pensamos que la economía mexicana se va a beneficiar de sus vínculos comerciales y la cercanía a los Estados Unidos. Los costos de la mano de obra en China y otras economías del Sudeste asiático han ido subiendo en la última década. En muchos casos es más barato hoy en día producir en México que en Oriente. Si a ello le unimos el menor coste de transporte y el acceso a mayores controles de calidad, vemos un boom de manufactura en México en los próximos años. Las reformas del sector de comunicaciones, de medios de información, y la tan esperada apertura del sector energético a la inversión extranjera, pueden ser un empuje importante a su crecimiento. Todo ello producirá un efecto riqueza en la población que pasara a tener capacidad de demandar bienes y servicios internamente y esperemos, que mucha gente pase de la pobreza a una clase media con capacidad de consumo.
La tercera posición que estaríamos viendo es invertir a largo plazo en algunos mercados en desarrollo (de los BRICs únicamente en China) que tengan gran potencial de crecimiento, y en sectores y compañías infravaloradas en Europa.
El capital financiero puede hacer mucho bien si se utiliza adecuadamente. Debemos pensar en invertir con sentido económico, pero también social, y lograr que los rendimientos se vean tanto en números positivos, como en mejoras tanto para los accionistas, los trabajadores y la sociedad en general.
By Brocken Inaglory. How to Catch an Investment ‘Wave’? Get in the Water!
Al comienzo del verano, siempre me pongo a cantar (o tararear) una canción de los Beach Boys como si de mi propia banda sonora personal se tratara, para esta temporada gloriosa y aparentemente despreocupada. La canción «Catch a Wave» tiene un significado particular, no porque yo sea surfista, sino porque uno de mis mentores de inversión, la utilizó para mi como una analogía.
Tal y como le gustaba explicar, el surf requiere una buena dosis de paciencia, perseverancia, habilidad y suerte. También requiere acción, no se puede decidir qué ola coger mientras se está de pie en la playa, agarrando la tabla. En el momento que tomas la decisión y te adentras en el agua, esa ola ya ha roto sobre ti o sigue su camino hacia la orilla. Para agarrar una ola, hay que perseguirla. Ya tienes que estar en el agua, remando, en busca de oportunidades. Puedes perder un par antes de coger la ola perfecta para encontrarse «sentado en la cima del mundo», como la canción de los Beach Boys.
La inversión también requiere acción
Al igual que el surf, las inversiones son una actividad dinámica. Si intentas encontrar el momento de entrada desde la barrera, corres el riesgo de perder la ola, perseguirla continuamente, o lo que es peor, ser aplastado por ella.
Permíteme algo de libertad con esta analogía…
La tabla es tu lastre, la inversión ‘core’ o base a la que aferrarse mientras esperas una buena ola. Debe contener una combinación diversificada de instrumentos que estén en línea con tus parámetros de riesgo para ayudar a generar, crecer y mantener los ingresos a través del tiempo. Un asesor financiero profesional puede ayudarte a tomar esas decisiones.
Tu solidez se apoya en el suave movimiento de brazos que realizas para flotar sobre el agua. Esto representa el dinero que añades o reinviertes como parte de tu continua actividad de inversión.
Las olas son las fuerzas externas que impulsan las valoraciones de estos instrumentos, en función de los estados de ánimo de la economía y los mercados.
Los océanos, al igual que los mercados financieros, tienen cambios de humor y mareas. Como dice el refrán, «una marea creciente levanta todos los barcos.» Lo mismo se ha dicho acerca de los buenos mercados financieros. Pero si estás en el agua el tiempo suficiente con la “tabla” adecuada (base diversificada), tienes la oportunidad de agarrar una ola!
Por lo tanto, recuerda tomar acción. Vete a la playa y trata de “Agarrar un ola” («Catch a Wave»).
Wikimedia CommonsBy Arend Vermazeren. China Property: A Tough "Bubble" to Pop
Recientemente me encontré con un artículo de un periódico viejo de febrero de 1989, que describe la «burbuja” del sector inmobiliario de Pekín, con los precios medios de venta que en aquel momento estaban entre 430 y 510 dólares por metro cuadrado. El artículo continúa diciendo que, dado que el trabajador medio con educación universitaria ahorraba en promedio menos de 13 dólares al mes, a esos precios, le tomaría un siglo o más poder comprar un apartamento de dos dormitorios. El autor llegaba a la conclusión de que la burbuja inmobiliaria estaba en marcha.
Actualmente, la media oficial de los precios de la vivienda en Pekín ha alcanzado un nuevo máximo en torno a 3.800 dólares por metro cuadrado (o unos 246.000 dólares por un pequeño apartamento de una habitación), a pesar de las estrictas restricciones a la hora de comprar una casa. La burbuja inmobiliaria de China ha sido un tema candente probablemente desde el comienzo del desarrollo de la vivienda del país como producto básico. Pero a pesar de algunos argumentos convincentes y ejemplos llamativos que sostienen que la burbuja existe, el mercado inmobiliario de China se ha mantenido fuerte. Por lo tanto, ¿es realmente el mercado inmobiliario una burbuja? Si es así, ¿por qué la burbuja está durando tanto tiempo?
En las zonas urbanas del país, el sector de bienes raíces es caro según los indicadores tradicionales. Pero los ingresos medios se han más que triplicado durante la última década. A pesar de que los salarios reales no crezcan a doble dígito, puede que sea demasiado pronto para sacar la conclusión de que hay una verdadera burbuja inmobiliaria, cuando los ingreso siguen al alza.
No hay duda de que China tiene desarrollados algunos proyectos de gran envergadura que están mal planificados. Al igual que Estados Unidos, China es un país enorme lleno de muchos ejemplos contradictorios. Por ejemplo, se pueden llegar a conclusiones opuestas sobre el mercado inmobiliario americano dado el estrechamiento en áreas como San Francisco o Detroit. La generalización sobre el mercado chino puede ser igualmente engañoso.
En comentarios anteriores hemos observado como la entrada requerida para la compra de la primera casa es un 30%, y generalmente un 60% para la segunda. A diferencia de Estados Unidos, los préstamos hipotecarios en China son préstamos con garantías. Como resultado, el propietario no puede esperar que le sea perdonada cualquier deuda pendiente en el caso de que no sea capaz de hacer frente a los pagos. Por lo tanto, los riesgos sistémicos son muy diferentes a los que se enfrentó EE.UU. en los últimos años.
Entonces, ¿qué factores han sustentado el mercado inmobiliario alcista en los últimos años? La principal fuerza impulsora ha sido la demanda real de urbanización y mejoras en los hogares. Algunos inversores están muy preocupados por la velocidad a la que la gente en China podría estar comprando varias propiedades como inversión. Los chinos son famosos por tener elevadas tasas de ahorro, tan altas como un 50%. Sin embargo, las alternativas de inversión del país son actualmente limitadas y los tipos bancarios tan bajos, han hecho que el hecho de mantener el dinero en el banco sea una manera segura de perder poder adquisitivo. Además, los mercados de renta variable nacionales son muy volátiles. Sumado a esto, la constante apreciación de la moneda china, el renminbi (RMB), durante la última década, ha supuesto un incentivo para invertir en activos denominados en esta divisa. La compra de bienes raíces, por lo tanto, ha sido una de las pocas alternativas disponibles para conservar la riqueza y el poder adquisitivo, especialmente a la luz de los costes, por lo general bajos, incurridos en las inversiones en vivienda. En China, hasta ahora sólo dos ciudades, Shanghái y Chongqing, han implementado programas experimentales de impuestos sobre la propiedad.
Aunque el mercado inmobiliario de China sin duda presenta algunos síntomas de burbuja, la causa parece estar profundamente arraigada en el crecimiento económico de China y el sistema financiero. El gobierno ha propuesto diferentes medidas en los últimos años para hacer frente a la inflación en la vivienda, pero los esfuerzos han sido infructuosos, ya que tan sólo suprimen temporalmente los síntomas. Con el continuo crecimiento de los salarios y la urbanización, el mercado inmobiliario de China puede ser una «burbuja» difícil de estallar.
Henry Zhang es gestor de carteras de Matthews Asia
Los puntos de vista y la información expuestos suponen una opinión y análisis sobre las condiciones de mercado en un momento específico y son susceptibles de variar. No deben tomarse como una recomendación de compra o venta de un título específico o de los mercados en general. La temática contenida en este texto deriva de varias fuentes que se consideran fiables y precisas en el momento de su compilación. Matthews International Capital Management LLC no acepta ninguna responsabilidad por pérdidas directas o resultantes del uso de esta información. La inversión en mercados internacionales y emergentes puede conllevar riesgos adicionales, como los derivados de inestabilidad política y socio-económica, mercados ilíquidos, fluctuaciones de tipo de cambio, alta volatilidad y normativa limitada. Adicionalmente, los fondos invertidos en un solo país pueden estar sujetos a mayor riesgo de mercado que los fondos diversificados por su concentración en área geográfica determinada. La inversión en pequeñas y medianas empresas conlleva mayor riesgo que la inversión en grandes empresas, puesto que pueden ser más volátiles y menos líquidas que las grandes compañías. Este documento no ha sido revisado ni aprobado por ningún organismo regulatorio.
Wikimedia CommonsNasa. El mundo de los impuestos está cambiando
Durante más de una década se ha debatido respecto de la posibilidad de incorporar al régimen fiscal mexicano el gravamen sobre la enajenación de alimentos y medicinas, específicamente por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), sin que hasta este momento haya fructificado. En virtud de la eventual Reforma Hacendaria que pudiera tener lugar en México en los siguientes meses y en el contexto económico que vive nuestro país, particularmente en cuanto a los planes de desarrollo y crecimiento que ha planteado el Gobierno Federal, un referente que será fundamental es la tendencia internacional. KPMG en México realizó un análisis sobre el gravamen aplicable en materia de IVA a la enajenación de alimentos y medicinas en un total de 75 países.
En el análisis realizado por KPMG en México se encuentran países de todos los continentes, incluyendo a los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el G-20, la Unión Europea y algunos países de América Latina y Asia que pudieran considerarse competidores de México. En esa categoría se incluyen varios de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y los MIST, el nuevo grupo de países emergentes que incluye a México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía.
Las principales conclusiones son: más de 65% de los países analizados grava con IVA la enajenación de alimentos y medicinas, y la mayoría de los países utiliza desde la tasa general del impuesto aplicable a cualquier tipo de enajenación, hasta una tasa reducida. Esto claramente es contrastante con lo que sucede en México en la actualidad donde la enajenación de tales productos está gravada a una tasa de 0%. ¿Cuál es el entorno de la tributación a nivel global?
La tendencia global de los últimos años muestra que, para la obtención de sus ingresos fiscales, los países han dado progresivamente mayor énfasis a los impuestos indirectos o impuestos sobre el consumo, como el IVA, respecto de los impuestos directos o impuestos sobre la renta. Este fenómeno ha obedecido, por un lado, a factores de política económica pero también a cuestiones fiscales y técnicas de recaudación, entre otras, a la necesidad de impuestos simples, menos volátiles, de impacto progresivo, que permitan la reinversión de utilidades y de amplio espectro geográfico y poblacional.
De manera resumida, podría decirse que ante la necesidad de los gobiernos de incrementar los ingresos públicos para cumplir sus objetivos de desarrollo de infraestructura y programas enfocados al bienestar social, los impuestos sobre el consumo representan una forma de recaudar más, ampliando la base de contribuyentes y con más eficiencia y menores costos.
En otras palabras, el mundo de los impuestos está cambiando, y la tendencia dominante privilegia los impuestos indirectos, que gravan el consumo, sobre los directos que se enfocan en los ingresos y las utilidades. Tal como señala el estudio global de KPMG The Corporate and Indirect Tax Survey 2012, en el citado año, mientras la tasa global promedio del IVA creció en 0.17%, la tasa global promedio del Impuesto sobre la Renta se redujo 0.09%. Es la propia OCDE la que, asimismo, constata la consolidación global de los impuestos al consumo en general y del IVA en particular como una herramienta eficaz de recaudación.
Los datos duros son contundentes: El IVA conjuntamente con el Good and Services Tax (GST) ya es de aplicación en 150 países del mundo, entre ellos 33 de los 34 países miembros de la citada organización (todos menos Estados Unidos). Asimismo, el IVA ya supone el 31% de la recaudación fiscal de los países miembros de la OCDE y el 20% de la recaudación fiscal a nivel mundial.
Fuera del ámbito de esa organización, la implementación definitiva de la reforma del IVA en China, que ha supuesto la potenciación y consolidación de este impuesto, es la noticia del año en relación a este impuesto en 2013. El estudio global realizado por KPMG The Corporate and Indirect Tax Survey 2012 confirma la clara tendencia global que señala un incremento de las tasas de los impuestos indirectos, mientras que a su vez se disminuyen las tasas de los impuestos directos. Algunos de los países europeos que están padeciendo una crisis financiera, como Grecia, Portugal, Irlanda o Italia, también han seguido esta tendencia, pero es necesario advertir que el cambio en el régimen fiscal no es la causa de la crisis financiera, y que por el contrario, sin ese cambio, los niveles de deterioro de las cuentas públicas de los citados países podrían haber sido peores.
La consolidación del IVA como un instrumento eficaz de potenciación del ingreso fiscal de los estados es una tendencia que se ha estado imponiendo a nivel global, mientras se disminuyen los impuestos que afectan los ingresos y las utilidades. Es un hecho que los impuestos indirectos son más sencillos de calcular y de enterar al fisco, y que deberían estar expuestos a menos excepciones y lagunas jurídicas que afecten a la recaudación.
De esta manera, los impuestos indirectos se han convertido en el recurso más favorecido por los gobiernos actuales, que requieren recaudar mejor y entre más contribuyentes para afrontar los crecientes compromisos de infraestructura y bienestar social. Esta tendencia también ha influido para que más gobiernos graven, aunque sea con una tasa más reducida, alimentos y medicinas que antiguamente habían exentado.
Wikimedia CommonsManuel García Ospina. Are Emerging Markets Vulnerable?
Suena duro hablar de que los emergentes pueden ser altamente vulnerables. Especialmente, porque durante los últimos años han tenido una bonanza tan grande, que ha llevado a pensar que estamos en un mundo en el cual los emergentes son una especie diferente a la que había años atrás. Aparecieron términos como BRIC, CIVETS, etc; todos los cuales permitieron que el “mundo desarrollado” los mirara con otros ojos. Pero hoy, ante la perspectiva de una reducción de los estímulos monetarios, se han desnudado algunas flaquezas.
En los últimos 10 años, la deuda gubernamental en moneda local de los emergentes en conjunto, pasó de cerca de 1.5 trillones de dólares, a cerca de 6 trillones de dólares, lo que representa un crecimiento promedio del 30% anual; lo cual, comparado con un crecimiento de la economía del 5% promedio anual en el mismo período, muestra un desequilibrio marcado entre la forma como los emergentes se endeudaron, y el impacto positivo que pudo haber generado dicho endeudamiento.
Podríamos pensar que este aumento de deuda pública local, fue de la mano con una disminución efectiva de otro tipo de endeudamiento, lo cual, infortunadamente, no se dio. Tanto el endeudamiento público como el privado, tuvieron un auge en los últimos 10 años, impulsado por las bajas tasas de interés nivel global, y un exceso de liquidez. Prueba de esto es que entre el período 2008-2013, los emergentes han recibido cerca de USD 300 billones, y las emisiones de deuda, ha sido de USD 292 billones.
Lo anterior suena como a encontrar petróleo en Arabia. Es decir, donde quiera que se buscara financiación, se encontraba. Sin embargo, los últimos años quizá nos muestran una estampa desdibujada de lo que ocurrió en verdaderas crisis emergentes. Digámoslo sin tapujos: luego de la crisis asiática, los emergentes no han tenido una crisis profunda. Distorsiones fuertes, si; como la época 2001 a 2003, que incluyó el default de Argentina; pero crisis agudas, no. Por eso, es que se vuelve tan importante que los analistas del sector financiero, empiecen a buscar en una ciencia que a muy pocos gusta: la historia económica.
Esa historia nos dirá que Tailandia, antes del 2 de julio de 1997 (oficialmente el día que comienza la crisis asiática), tenía un panorama muy parecido al siguiente: altos flujos de liquidez de Japón y Europa, que financiaban cualquier cosa, incluyendo entidades de financiamiento local; una especulación con el sector inmobiliario en su conjunto; una bolsa que había sido altamente dinámica en años anteriores; una moneda altamente sobrevaluada; y un ‘discurso’ de sus autoridades, de que los flujos de capital que entraban eran de inversión directa, lo cual disminuía su vulnerabilidad, porque no eran flujos de portafolio.
Al mismo tiempo, Tailandia empezaba a incrementar sus importaciones, y la industria, especialmente la tecnológica, que era el bastión de la prosperidad económica, de un momento a otro, por factores externos, vio cómo el precio de lo que vendía caía. Eso llevó, de forma clara, a que los dólares que entraban a Tailandia, terminaron pagando las importaciones, y ampliando el déficit de cuenta corriente.
¿Sonaría algo parecido si decimos, que en vez de una caída del precio de los tecnológicos, cae el precio de los bienes básicos? En realidad, aunque a los analistas de los mercados les gusta mucho más hablar de VIX, CDS y múltiplos de Ebitda; podrían sentarse a mirar el nivel de variables como el déficit de cuenta corriente, que es aburridísimo. Y establecer, si los indicadores que tenía Tailandia en muchas variables, como nivel de ahorro, entre otras cosas; son parecidos a los de algunos países emergentes en la actualidad. Se pueden sorprender de lo que encontrarán. Y esto lo saben muy bien, los fondos de cobertura, que también lo supieron en 1997; pero con una gran diferencia: el apalancamiento que se puede conseguir hoy, puede ser mucho más grande que el de 15 años atrás.
Photo: BenAveling . ¿A Sunny Summer or an Overcast One?
Por el momento disfrutamos de buen tiempo bursátil, pero probablemente durante los próximos días aparecerán algunas nubes. La cuestión es si las nubes serán pasajeras o nos acompañarán todo el verano.
Los índices bursátiles siguen mostrando fortaleza, sobre todo en USA donde han vuelto a marcar nuevos máximos históricos. En Europa, con el Dax alemán a la cabeza, rebotan los índices intentando alcanzar los máximos anuales. Lo lógico, después de las subidas registradas en julio, sería que se produjera una “pequeña y sana” corrección, pero ¿cuales son los niveles que no deberían perder los índices para mantenerse alcistas? Desde el punto de vista técnico, para mantener la estructura alcista iniciada en San Juan, pensamos que los índices no deberían perder los niveles de 8.000 pts. para el DAX30 alemán, 2.630 pts. en EUROSTOXX50 y 1.640 pts. en el caso del SP500.
Si dichos niveles no son rotos a la baja, el verano probablemente sea caluroso con subidas de temperaturas generalizadas. Si por el contrario, las caídas fueran más profundas, implicaría la llegada de una borrasca importante.
En el año 1998 tuvimos un verano movidito. Las bolsas llevaban subiendo varios meses consecutivos, hasta que en el mes de abril se detuvieron. A continuación realizaron una pequeña corrección, que finalizó a mediados de junio, coincidiendo con el vencimiento de futuros (¡igual que este año!) De nuevo las bolsas se recuperaron hasta finales de julio, donde marcaron nuevos máximos por pocos pts. Debajo de estas líneas podéis observar a la izquierda el DJ Industrial Average en el verano del ’98 y a su lado el mismo índice americano en la actualidad. La línea verde es la media de 200 sesiones. ¡La caída del año 1998 empezó el lunes 20 de julio, y su equivalente sería hoy lunes 22! ¿Se volverá a repetir la historia?
Ignacio Rodríguez Añino, responsable de M&G Investments en España, Portugal y Latam. Rodríguez Añino de M&G cree que sería sano que creciera la industria de fondos en España
Ignacio Rodríguez Añino, responsable de M&G Investment para España, Portugal, Andorra y Latinoamérica cree que la industria de fondos de inversión en España “está infrapesada” porque el peso que tiene es inferior al que debería tener si se mira respecto al PIB, por lo que subrayó que sería muy sano y bueno para la economía española que la industria de fondos creciera.
“Sería bueno para los que vendemos fondos extranjeros porque si crece vamos a crecer con ella”, recalcó. Rodríguez Añino hizo estas declaraciones en una entrevista concedida a Martín Huete, en el marco de la serie “Descubriendo la Industria de Gestión de Activos”, y que desde hace tiempo el experto publica en su blog.
Para el directivo de M&G Investments hay muchas razones históricas para que el sector de fondos de inversión no tenga el peso suficiente en el país y como razones señala, entre otras, a la gran cantidad de bancos y a la poca inversión a largo plazo que hay en España.
Si quiere escuchar la entrevista completa puede hacerlo a través de este link o del vídeo adjunto.
Wikimedia CommonsBill McQuaker (pictured), Deputy Head of Equities for Henderson, highlights the firm's Outlook for the second half of 2013. This is the third and last part of this investment outlook. Not too hot, not too cold
El repunte de la renta variable mundial desde el verano pasado ha sido impulsado principalmente por el aluvión de liquidez resultante de las políticas de los bancos centrales. Pero este aluvión no durará para siempre. La Fed ya ha dado las primeras señales relativas a una estrategia de salida. Tal como ha hecho desde el comienzo de la crisis financiera mundial, el banco central estadounidense marcará el ritmo para sus homólogos cuando decida empezar a retirar los estímulos y restablecer una relación más «convencional» con su economía. Todo indica que el proceso de vuelta a la «normalidad» ya está tímidamente en marcha, lo que no sería malo si el crecimiento sigue mejorando de manera constante. Desde 2010, el crecimiento económico mundial ha sido en cierta medida decepcionante pero, al mismo tiempo, no ha sido tan frágil como para generar un riesgo real de una nueva recesión. Esta especie de «mundo de Ricitos de Oro» en el que hemos habitado ha sido relativamente benigno: los bancos han conseguido mantener alejados a los lobos mientras la avena se calienta en el horno.
Duración, duración, duración…
Durante algún tiempo, venimos evaluando la vulnerabilidad potencial de las carteras de renta fija si las previsiones de tipos de interés cambiaran radicalmente. Si la economía mundial continúa recuperándose —y creemos que lo hará—, la renta fija podría perder el atractivo que tuvo en el pasado. Si el dinero en manos de grandes inversores (weight of money o «peso del dinero») comienza a salir rápidamente de los mercados de bonos, podríamos volver a experimentar problemas de liquidez. Tomar la decisión correcta en lo que respecta a la exposición a la renta fija podría ser más importante en términos de asignación de activos que el posicionamiento sectorial y regional en renta variable en las carteras multiactivo. Por ejemplo, actualmente tenemos una exposición muy limitada a los bonos del Tesoro británico o los del Tesoro estadounidense, pues preferimos los fondos de deuda corporativa con vencimientos cortos y mandatos flexibles.
La intensificación de la búsqueda de rentabilidad ha empujado a los inversores a asumir mayores riesgos en el mercado de bonos corporativos. El argumento de la valoración a favor de los bonos corporativos de alto rendimiento sigue centrándose en su diferencial respecto a los bonos públicos: el mantenimiento de las actuales políticas monetarias de los bancos centrales ha sido instrumental para la contención de los tipos de interés y de los rendimientos de los bonos, así como para el apuntalamiento de los mercados de renta variable y la limitación de los impagos en el segmento de deuda corporativa. Sin embargo, los bonos de alto rendimiento han registrado importantes entradas de capital, y el argumento de que sus cupones ofrecen una compensación suficiente por los riesgos asumidos por el inversor es cada vez más difícil de sostener, especialmente si los tipos empezaran a subir. De igual manera, la deuda emergente es otra área que nos preocupa.
…Ubicación, ubicación, ubicación…
Debido, en parte, a nuestra perspectiva sobre los peligros potenciales del mercado de bonos, hemos trasladado parte de nuestra exposición al mercado inmobiliario. En algunos aspectos, los activos inmobiliarios pueden considerarse como un escalón intermedio para los inversores que quieren salir de la renta fija pero no se sienten aún preparados para entrar en renta variable. Ofrecen rentabilidades similares a las de los bonos de alto rendimiento, pero presentan muchos menos problemas de valoración. En comparación con la gran cantidad de dinero que se ha destinado a la renta fija en los últimos años, el mercado inmobiliario ha atraído muy poca inversión directa. Aunque no esperamos grandes plusvalías a corto plazo, las rentabilidades actuales de los inmuebles terciarios son relativamente atractivas. Prevemos una rentabilidad de en torno al 4,5%-5% a lo largo del año si se aplican estrategias bien gestionadas.
Columna de opinión de Bill McQuaker, co-director de renta variable y director de Multiactivos de Henderson Global Investors.