Pictet Asset Management: cuando estallan los conflictos, la reflexión serena triunfa sobre las maniobras de evasión

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Luca Paolini Pictet AM

Justo cuando la crisis de la COVID-19 estaba empezando a remitir, estalla el conflicto en Ucrania. El interrogante al que se enfrentan ahora los inversores es hasta qué punto la invasión rusa perjudicará la recuperación económica mundial. Las próximas semanas aclararán un poco esta incógnita.

Aun así, y siempre y cuando la invasión rusa no desemboque en un conflicto prolongado, lo más probable es que las consecuencias para los mercados mundiales sean manejables. Ni la crisis ucraniana ni la subida de los precios del petróleo son suficientes para hacer descarrilar lo que continúa siendo un crecimiento global sólido. 

Ambos países tan solo representan una pequeña proporción del PIB mundial y, aparte de las exportaciones rusas de energía a Europa junto con algunas otras materias primas, desempeñan un papel bastante modesto en el comercio global. Algunas industrias mundiales se verán potencialmente afectadas –aparte de las materias primas: los fabricantes de automóviles, los productores de alimentos, la siderurgia y la fabricación de chips–, aunque son los efectos secundarios sobre la inflación europea y la confianza de los consumidores los que se deben vigilar.

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El conflicto podría ser lo suficientemente preocupante como para dejar en suspenso algunas de las medidas más restrictivas de los principales bancos centrales del mundo, sobre todo de la Reserva Federal de EE.UU. Así pues, aunque la tendencia sigue inclinándose claramente hacia el endurecimiento de la política monetaria, podría producirse a un ritmo más lento de lo que los mercados habían descontado últimamente.

Teniendo presente todo esto, a muy corto plazo, es lógico que los inversores muestren cierta cautela. Por eso hemos incorporado algunas medidas de mitigación del riesgo a nuestro posicionamiento en renta variable. Pero, en general, nuestras principales asignaciones de activos –sobreponderación en renta variable, infraponderación en renta fija– se mantienen sin cambios. 

Nuestros indicadores del ciclo económico apuntan a una perspectiva positiva para la economía mundial durante el año próximo, con la previsión de que todas las economías principales crezcan entre un 3% y un 5%. Las ventas minoristas mundiales podrían haber tocado techo, aunque se mantienen por encima de la tendencia. La producción industrial y las exportaciones se están acelerando. Además, los servicios afectados por la COVID-19 están a punto de experimentar un auge –sobre todo los viajes y los eventos multitudinarios. 

La economía estadounidense, que es la que menos puede verse afectada por Ucrania, muestra una fuerte demanda de consumo subyacente y un sector de la vivienda resistente. Europa es vulnerable por su dependencia del gas ruso, pero la tendencia general es de recuperación y es probable que la política monetaria siga siendo favorable. Además, China está empezando a recuperarse. 

Por otra parte, incluso con la última subida de los precios del petróleo, la inflación debería alcanzar su punto máximo hacia finales del primer trimestre o principios del segundo en todas las regiones principales.

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Nuestros indicadores de liquidez ofrecen señales dispares. Frente a la enorme reserva de liquidez global que se ha acumulado durante la pandemia de coronavirus, los bancos centrales están empezando no solo a cerrar los grifos, sino a drenar parte del exceso –esperamos que la contracción neta de liquidez de los bancos centrales este año alcance el 3% del PIB mundial. La Fed está preparada para llevar a cabo un endurecimiento cuádruple –fin de la relajación cuantitativa, inicio del endurecimiento cuantitativo y subida de tipos incluso cuando la inflación toque techo y comience a ralentizarse. Sin embargo, esto se ve contrarrestado por el aumento de la provisión de crédito por parte de los bancos del sector privado. Además, los bancos centrales podrían considerar prudente rebajar el tono excesivamente duro de los mercados, sobre todo en vista de los acontecimientos mundiales.

Nuestros indicadores de valoración a corto plazo muestran que tanto la renta variable como la renta fija cotizan cerca de su valor razonable, y solo las materias primas parecen caras entre las clases de activos principales. Por primera vez en mucho tiempo, los mercados de renta variable no presentan datos de valoraciones relativas extremas ni en las regiones ni en los sectores. EE.UU. sigue siendo el mercado bursátil más caro, aunque moderadamente. El movimiento al alza de los tipos reales ha sido la causa de que últimamente la rentabilidad de los títulos de valor haya sido mayor que la de los de crecimiento –los beneficios futuros valen menos actualmente porque los tipos empiezan a subir–, pero esa situación podría haber llegado a su fin. Además, aunque puede haber una mayor presión bajista sobre los ratios precio/beneficio (PER), un descenso del 20% en los PER a 12 meses desde septiembre de 2020 indica que el margen para una mayor contracción de los múltiplos de beneficios de las acciones durante el resto de este año es limitado –así, por ejemplo, nuestro modelo sugiere que los ratios PER se estabilizarán durante el año que viene (véase la fig. 2).

Nuestros indicadores técnicos muestran que la renta variable está sobrevendida –especialmente tras las caídas provocadas por la crisis en Ucrania. Pero no se aprecian señales reales de pánico en el mercado. La confianza en la renta variable estadounidense es particularmente pesimista, una tendencia a la baja que ha sido confirmada por la última encuesta a gestores de fondos realizada por el Bank of America. Para nosotros, esto indica que el margen para una nueva caída brusca de los títulos estadounidenses es limitado.

 

Columna de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.

 

Descubra las perspectivas macroeconómicas y de asignación de activos de Pictet Asset Management.

 

 

Notas importantes

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¿Cómo pueden acabar los inversores con los sesgos de género?

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Antes de la pandemia, eran los sesgos y los techos de cristal; pero ahora, el agotamiento, el desgaste y el desempleo inducidos por la pandemia son los obstáculos adicionales para las trabajadoras. Las cargas y los sesgos que afrontan las mujeres se han intensificado, pero también sus contribuciones a las empresas y la sociedad. El mundo necesita empresas que combatan las fuentes de prejuicios que existen desde hace tiempo en las empresas, pero que también redoblen sus esfuerzos para hacer frente a las nuevas fuerzas que impiden el avance de las mujeres y reducen la diversidad de la mano de obra.

La pandemia ha sido una fuerza formidable que ha puesto al descubierto los esfuerzos de las mujeres para gestionar con éxito las exigencias de su vida profesional y su vida personal. Sin embargo, antes de la pandemia, las mujeres ya padecían la fuerza de los sesgos sistemáticos en el lugar de trabajo, que las dejaban en peor situación en cuanto a sueldos y promociones. Una encuesta reciente reveló que el 85% de los hombres y las mujeres estaban de acuerdo en que es más fácil para los hombres llegar a los puestos de liderazgo que para las mujeres igualmente cualificadas, opiniones que se han confirmado con los datos[i].

En Estados Unidos y en muchos países desarrollados, las mujeres suponen la mitad de la fuerza laboral, pero están muy infrarrepresentadas en los puestos de dirección y liderazgo. Un estudio reciente de sectores críticos en Estados Unidos reveló que las mujeres solo ocupan la cuarta parte del total de puestos ejecutivos y solo el 6% de CEO[ii].

Numerosos estudios sobre la fuerza laboral indican que existen sesgos que obstaculizan el avance de las mujeres. Entre las ideas preconcebidas que no se expresan están la tendencia a pensar que las mujeres dan prioridad a la familia sobre la carrera profesional, así como la percepción de que los hombres son líderes más eficaces. Las estadísticas mundiales muestran un patrón similar.

El precio de la pandemia

Además del elevado coste del sesgo, la pandemia también ha cobrado un peaje desproporcionadamente doloroso a las mujeres. En el mundo, las mujeres han sufrido un 5% de pérdida de empleo, frente a un 3% entre los hombres[iii]. En Europa, las pérdidas de salarios durante la pandemia fueron del 8,1% para las mujeres, frente al 5,4% para los hombres[iv]. A medida que avanza la pandemia, la brecha en los niveles de desgaste entre hombres y mujeres se ha duplicado[v]. En Estados Unidos, si las cifras de desempleo incluyeran a los casi dos millones de mujeres que han abandonado la población activa desde febrero de 2020, la tasa de desempleo femenina habría sido del 6,8% a finales de septiembre de 2021[vi]Aunque el empleo se ha recuperado algo desde entonces, no ha sido suficiente para compensar las pérdidas en materia de género a largo plazo. Basándonos en las estimaciones del Foro Económico Mundial, la brecha de género aumentó en 36 años, más de una generación[vii].

Beneficios sociales, financieros y medioambientales

Los beneficios de atraer, retener y promover a las mujeres en los mercados laborales son múltiples. Las mujeres adquieren un propósito y un empoderamiento personal, así como ingresos y estabilidad para sus familias. Desde el punto de vista macro, los estudios demuestran que la eliminación de la brecha de género en el ratio de participación en el mercado laboral incrementa el PIB nacional, hasta un 80% en algunos casos[viii]. Mundialmente, McKinsey ha previsto que un avance en materia de igualdad de género podría aumentar el PIB en 13 billones de dólares de aquí a 2030[ix].

Los beneficios también recaen sobre las empresas. Las empresas con diversidad de género que persiguen activamente la diversidad en sus políticas y prácticas presentan menores tasas de rotación de personal y niveles más altos de satisfacción y compromiso de los empleados[x]. [xi] Además de los indicadores sociales, las empresas con mujeres en puestos directivos consiguen mejores indicadores financieros, como mayores beneficios (BAII), mayor rentabilidad sobre los recursos propios (ROE) y mayor cotización de las acciones[xii]. Y cuanto más generalizada está la diversidad en una organización, mayor es la relación con los resultados financieros[xiii]

Además, las mujeres en la cima están ayudando a proteger tanto el clima interno de la empresa como el clima atmosférico externo. Un estudio de McKinsey realizado durante la pandemia reveló que las mujeres directivas mostraban más preocupación por el bienestar de sus subordinados en comparación con los hombres directivos del mismo nivel[xiv]. Y un análisis de Bloomberg New Energy Finance sobre más de 11.700 empresas extrajo una correlación positiva entre una masa crítica de mujeres en el consejo de administración y la gobernanza climática y la innovación[xv].

Inversión y compromiso con perspectiva de género

Los avances en las esferas socioeconómicas y medioambientales han hecho que retener y promover a las mujeres trabajadoras sea un imperativo estratégico para muchos países y empresas. Del mismo modo, el aumento de las aportaciones a las inversiones orientadas al género indica que cada vez es más un objetivo crítico para los inversores. Las carteras de inversión con enfoque de género (IEG) basan sus inversiones en criterios específicos de promoción de género, como la igualdad salarial, los ratios de representación, las tasas de retención y las políticas de trabajo flexible. Los activos de IEG se han multiplicado casi por cinco desde 2018, hasta casi 12 000 millones de dólares en 2021[xvi],[xvii].

Los hechos demuestran que las mujeres aportan más innovación, más creatividad y una toma de decisiones más reflexiva, todo lo cual se combina para mejorar los resultados finales. Para nuestras propias inversiones, tenemos en cuenta la diversidad del personal entre un universo de otros factores de diversidad e inclusión a la hora de seleccionar empresas para invertir.

Los beneficios de contar con diversidad e inclusión (D&I) en el ADN de una empresa han hecho que el equipo de titularidad activa de Robeco lo considere un aspecto clave. Este año marca el lanzamiento del programa de compromiso del equipo con la diversidad y la inclusión, que parte del trabajo previo en esta área. El programa apremiará a la dirección de las empresas para que avancen en materia de igualdad de derechos y oportunidades para todos los empleados, con especial atención a la participación femenina en la alta dirección y los consejos de administración.  Aunque las normativas y políticas de gobierno siempre serán importantes, estas son sólo algunas de las formas en las que los inversores pueden contribuir a romper viejos prejuicios y a volver a construir mejor una nueva generación de trabajadores.

Tribuna elaborada por Audrey Kaplan y Michiel Plakman, gestores del fondo RobecoSAM Global Gender Equality Equities.

NOTAS:

[i] «Women in Leadership, why it matters». Encuesta realizada por la Fundación Rockefeller en Estados Unidos. https://www.rockefellerfoundation.org/wp-content/uploads/Women-in-Leadership-Why-It-Matters.pdf

[ii] «Women C-Suite Ranks Nudge Up—a Tad» (2019). Estudio de Korn Ferry Management Consulting de sectores en Estados Unidos, incluyendo los de bienes de consumo, comercio minorista, energía, finanzas, sanidad, servicios y tecnologías de la información.

[iii] «El trabajo de la mujer en los países del G20: Medidas políticas desde 2020». OCDE/OIT. Revisión de junio de 2021.

[iv] Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021 de la OIT.

[v] Informe sobre la mujer en el lugar de trabajo. 2021. McKinsey and Co. / Lean In Org. Estudios sobre los niveles de desgaste medidos entre 2020 y 2021.

[vi] National Women’s Law Center (Estados Unidos), ficha técnica de septiembre de 2021. https://nwlc.org/wp-content/uploads/2021/09/Aug-Jobs-Day.pdf

[vii] Informe del Foro Económico Mundial sobre la brecha de género. 2021.

[viii] Boston Consulting Group. Igualdad de género. Infografía. https://www.bcg.com/capabilities/diversity-inclusion/gender-equality

[ix] COVID-19 e igualdad de género: Contrarrestar los efectos regresivos. 2020. McKinsey and Co.

[x] Catalyst.org., estudios sobre organizaciones (2019). «Not Just Good for Her: A Temporal Analysis of the Dynamic Relationship Between Representation of Women and Collective Employee Turnover».

[xi] Catalyst. Estudio académico que demuestra que los lugares de trabajo inclusivos maximizan el talento y la productividad. https://www.catalyst.org/research/why-diversity-and-inclusion-matter/. Acceso en febrero de 2021.

[xii] «Gender Diversity improves ROE, lowers risk» (2018). Estudio de Bank of America/Merrill Lynch. Estudio de Morgan Stanley, 2019. Informe de Credit Suisse 3000 (2021).

[xiii] Informe de Credit Suisse 3000 (2021). Informe sobre estudio de género de RobecoSAM, 2020. (Enlace al estudio de RobecoSAM: https://www.robeco.com/es/vision-del-mercado/2020/04/un-mayor-equilibrio-de-genero-impulsa-los-beneficios.html)

[xiv] Informe sobre la mujer en el lugar de trabajo. 2021. McKinsey and Co. / Lean In Org.

[xv] «More Women in Boardrooms Mean Better Climate Policy, BNEF Says». Diciembre de 2020. Bloomberg Green.

[xvi]A 30 de septiembre de 2021.

[xvii] «Gender Lens Investing in the Numbers». https://www.gendersmartinvesting.com/gender-lens-investing-in-numbers. Último acceso en febrero de 2022. Citando un estudio de Parallelle, Veris Wealth Partners y P&I/Crain Investments. Informe de Veris Wealth. «Bending the Arc of Finance for women and girls». 2018: Activos IEG bajo gestión por valor de 2 400 millones a diciembre de 2018.

 

Columna de Audrey Kaplan y Michiel Plakman, gestores del fondo RobecoSAM Global Gender Equality Equities, de Robeco.

Reflexiones sobre Rusia y Ucrania

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Max Kukuruziak Ukraine
Max Kukuruziak. Max Kukuruziak

El trabajo de un inversor consiste en cribar toda la información disponible y distinguir lo que es importante para los flujos de caja a largo plazo de lo que no lo es. En tiempos como estos, en los que la información llega a toda velocidad, lo primero que hay que hacer es detenerse, recopilar datos y pensar, y luego plantearse la pregunta: ¿cómo afecta la situación actual a la cuenta de resultados de una empresa concreta a largo plazo? Ya sea un cambio en la política del banco central, un cambio en el régimen normativo o el estallido de las hostilidades, el proceso sigue siendo el mismo.

Antes de que comenzara la crisis, llevábamos varios meses advirtiendo que el estímulo y el crecimiento económico se estaban desvaneciendo mientras los costes de los insumos aumentaban. La invasión rusa de Ucrania -y la reacción del mundo ante ella- tiene el potencial de acelerar esa trayectoria.

Teniendo esto en cuenta, a continuación, se exponen algunas reflexiones rápidas.

  • A medida que aumenta la lista de sanciones económicas contra Rusia, es lógico que siga aumentando la probabilidad de que se produzcan perturbaciones en los mercados del petróleo y el gas, dado que Rusia es el mayor exportador de gas natural del mundo.
  • Muchos han señalado que Rusia y Ucrania son pequeños componentes de los índices mundiales. Si bien es cierto, esto no refleja completamente el impacto del conflicto en la economía mundial o en los fundamentos corporativos.
  • Cualquier posible aumento de los precios del petróleo pesará sobre el crecimiento mundial y los beneficios empresariales. Y dado el elevado punto de partida de la inflación (7,5% en Estados Unidos y más del 5% en la eurozona), temo que los modelos económicos subestimen el impacto de una nueva subida en la inflación global.
  • Además de la energía, Rusia podría recortar las exportaciones de una serie de recursos naturales (incluido el paladio, insumo de los semiconductores), agravando los problemas de suministro existentes.
  • La anunciada exclusión de algunos bancos rusos del SWIFT puede crear problemas en los mercados mundiales de financiación (por ejemplo, provocando la demanda de monedas de refugio, como en otros periodos de crisis).
  • El riesgo de estanflación aumenta mientras la guerra endurece las condiciones financieras mundiales. Esta combinación suele poner de manifiesto la fragilidad financiera. Esto pone de relieve el hecho de que nunca sabemos cuándo van a llegar las crisis, pero cuando lo hacen, las empresas que menos dependen de cosas que están fuera de su control, como la financiación externa, tienden a obtener mejores resultados.
  • Durante más de una década, los inversores se han visto condicionados a «comprar las caídas». Pero, hasta hace poco, vivíamos en un mundo de baja inflación que daba a los bancos centrales un enorme margen de maniobra para acudir al rescate del mercado. 
    Con una inflación de un solo dígito y con los segmentos de la población de menores ingresos teniendo que elegir entre poner gasolina en sus coches o comida en sus mesas, ya no vivimos en ese mundo. La inflación se está convirtiendo en una cuestión política y, en el entorno actual, creo que los bancos centrales tendrán que actuar para ayudar a «Main St» (frenando la inflación), en lugar de a Wall St. 

 

Tribuna de Robert M. Almeida, Jr, gestor de carteras y estratega de inversión global en MFS Investment Management.

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MIL HK está autorizada para realizar operaciones con valores y actividades reguladas de gestión de activos y puede ofrecer determinados servicios de inversión a «inversores profesionales», según se defi nen en la Ordenanza de Valores y Futuros («SFO»). Para inversores profesionales en China – MFS Financial Management Consulting (Shanghai) Co., Ltd. 2801-12, 28th Floor, 100 Century Avenue, Shanghai World Financial Center, Shanghai Pilot Free Trade Zone, 200120, China, una sociedad de responsabilidad limitada china registrada para ofrecer servicios de asesoramiento de gestión fi nanciera. Japón – MFS Investment Management K.K. está registrada como Operador de Negocios de Instrumentos Financieros ante el Kanto Local Finance Bureau (FIBO) con el n.º 312, miembro de la Investment Trust Association y de la Investment Advisers Association, Japón.

Dado que las comisiones a cargo de los inversores varían en función de circunstancias tales como los productos, los servicios, el periodo de inversión y las condiciones del mercado, el importe total y los métodos de cálculo no pueden revelarse por adelantado. Todas las inversiones implican riesgos, incluidas las fl uctuaciones del mercado, y los inversores pueden perder el capital invertido. Los inversores deben obtener y leer cuidadosamente el folleto y/o el documento establecido en el artículo 37-3 de la Ley de Instrumentos Financieros y Bolsas de Valores antes de realizar cualquier inversión.

 

Carta de Zambia: ¿fueron las elecciones un punto de inflexión?

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Pocas veces se obtienen rendimientos extraordinarios en los bonos emitidos tanto en moneda local como en moneda extranjera de un país que ha entrado en suspensión de pagos. Dicho de otro modo, un acontecimiento crediticio puede constituir una atractiva oportunidad de inversión. Desde luego, resulta de gran ayuda cuando existe un catalizador para el cambio. O, en el caso del excelente rendimiento de Zambia en 2021, varios elementos catalizadores. El factor de partida fue la previsión de una reestructuración de la deuda que atrajo a los inversores especializados e hizo subir los precios de los bonos. El otro elemento clave fueron las elecciones presidenciales de agosto. En ellas se impuso el líder de la oposición, Hakainde Hichilema, comúnmente conocido como «HH». Consideramos el resultado de las elecciones como un «punto de inflexión » para el país.

Un resumen rápido

Retrocedamos en el tiempo para explicar cómo ha llegado Zambia hasta este punto. Nosotros fuimos uno de los inversores iniciales en su debut con eurobonos en 2012. La emisión tenía uno de los cupones más bajos de la historia para un mercado emergente que se convertía por primera vez en emisor de bonos del Estado. En ese momento creíamos que las perspectivas de crecimiento eran sólidas, la posición fiscal era manejable y la relación deuda/PIB, una de las variables clave para los inversores sin experiencia previa en la inversión en el país, era extremadamente baja, en torno al 30%. Nada de lo que preocuparse, como dice el viejo refrán.

En 2014, Zambia volvió al mercado de eurobonos. Sin embargo, en ese momento había signos cada vez más evidentes de un empeoramiento del panorama fiscal y de la deuda. Un año después, Zambia volvió al mercado y, aunque la prima de riesgo había aumentado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) seguía considerando que la carga de la deuda era sostenible. Cinco años después, el país se estrelló contra el muro. El gobierno de entonces incumplió sus eurobonos en noviembre de 2020, alegando la pandemia de Covid-19. La realidad es que el país estaba abocado al impago mucho antes de que se produjera el evento, debido a su falta de voluntad para abordar los problemas de sostenibilidad de la deuda. Muchos inversores estaban cada vez más preocupados por las prácticas de endeudamiento de Zambia en los años posteriores a su última incursión en el mercado de eurobonos en 2015. Se trataba de un accidente automovilístico que se sucedía a cámara lenta.

En ese momento, Zambia había emitido unos 3.000 millones de dólares en eurobonos. Pero, cuando ese recurso se agotó, el gobierno recurrió a los prestamistas chinos, que se mostraron más que felices de cubrir el vacío. Las condiciones de los préstamos eran opacas y el uso de los ingresos tampoco era transparente, un acuerdo que aparentemente convenía a ambas partes.

Aunque el Ministerio de Finanzas afirmó que el importe de la deuda china era similar al de los eurobonos, muchos medios de comunicación informaron de que el monto real era mucho mayor. Los esfuerzos de los tenedores de bonos por obtener información sobre los préstamos chinos resultaron infructuosos, lo que provocó una mayor preocupación por la sostenibilidad de la deuda. Mientras tanto, los funcionarios de Zambia afirmaron en numerosas ocasiones que estaban cerca de obtener un acuerdo con el FMI sobre la deuda. Esperaban que esto resolviera los problemas de sostenibilidad de la deuda. Por desgracia, el tan esperado acuerdo con el FMI nunca se produjo. El impago fue una consecuencia inevitable.

Zambia vuelve a rugir con fuerza

Como señalamos al principio, no es habitual que los precios de los bonos suban bruscamente cuando un país está aún en situación de impago y no ha mantenido todavía ninguna negociación significativa de reestructuración con los acreedores. Lo que suele ocurrir es que los precios de los bonos se disparan a la baja cuando un país entra en suspensión de pagos. Esto se debe a que los inversores se ven obligados a vender sus posiciones debido a las restricciones para invertir en valores en mora o si un bono supera un umbral de calificación, normalmente por debajo de la categoría B. También hay incertidumbre sobre el proceso de reestructuración, que puede provocar un descenso en los precios de los bonos. A continuación, se produce algún tipo de recuperación cuando intervienen los fondos conocidos coloquialmente en algunos círculos como inversores «buitre».

Esto explica, en parte, que los precios de los eurobonos zambianos hayan pasado de un mínimo de unos 42 céntimos a unos 70 en 2021. Pero la historia es más compleja. En nuestra opinión, el sorprendente resultado de las elecciones generales de agosto de 2021 también apoyó los precios de los bonos.

Y qué sorpresa. Después de haber perdido las cinco veces anteriores, incluidas las dos últimas elecciones por estrechos márgenes, nadie estaba dispuesto a decir «a la sexta va la vencida». La mayoría se conformaba con que Edgar Lungu, del Frente Patriótico, ganara por tercera vez, lo que habría violado el límite constitucional del mandato. Tal es el poder del gobernante en funciones, especialmente durante una pandemia. No obstante, «HH» consiguió ganar con un cómodo 59% del total de los votos. Lo que, teniendo en cuenta la situación, se considera una victoria aplastante y garantiza una transición pacífica del poder.

Antes de la consulta, el rendimiento de los bonos en moneda local superaba el 35%. Después de las elecciones, cayeron bruscamente, antes de descender por debajo del 20% en diciembre de 2021, después de que Zambia llegara a un acuerdo con el FMI sobre un nuevo acuerdo de préstamo. El kwacha zambiano también se revalorizó frente al dólar estadounidense alrededor de un 25% durante ese periodo. Así que la euforia del mercado ha sido bastante evidente.

Nosotros podemos entender la razón. Ya habíamos conocido a «HH», y fuimos uno de los pocos inversores que se reunieron con él en Londres el pasado mes de noviembre, cuando estaba de camino desde la COP26 en Glasgow. Su mensaje fue extremadamente poderoso. Habló de abordar el Estado de Derecho, de mejorar el clima de inversión y de hacer frente a la corrupción endémica del gobierno anterior. Esto fue música para los oídos de los inversores. También nos contó que había sido detenido 15 veces, así que es de admirar su perseverancia, entre otras cualidades de liderazgo.

Últimas consideraciones

No hay muchos países frontera, o países de mercados emergentes en general, en los que se pueda señalar una mejora de la historia crediticia y de las perspectivas ESG, pero Zambia es uno de ellos. Creemos que la elección de «HH» ha mejorado notablemente la situación tanto para Zambia como para los inversores internacionales en el país. Por eso consideramos su victoria como un «punto de inflexión».

Tribuna de Kevin Daly, Investment Director de abrdn

Cómo el conflicto entre Rusia y Ucrania puede amenazar la economía europea

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Pixabay CC0 Public DomainCómo puede afectar el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania a Europa. . Soldados rusos

La invasión rusa de Ucrania ha provocado una rápida respuesta de los gobiernos de Estados Unidos y Europa. La imposición de sanciones económicas está dominando los titulares financieros, pero hay otros dos aspectos de esta crisis que creo que tendrán un impacto más profundo en la economía mundial. El primero es el aumento del precio del petróleo, que ya supera ampliamente los 100 dólares por barril. Sabemos por casos anteriores de incertidumbre geopolítica, como cuando Rusia invadió Crimea en 2014, que el aumento de los precios del petróleo puede suponer un importante lastre para la actividad económica mundial.

Desde el punto de vista europeo, lo que más preocupa es lo que ha ocurrido con los precios del gas natural, que ya están en máximos. Esto refleja la preocupación de que veamos una interrupción significativa del suministro de gas ruso a la Unión Europea. La actual inestabilidad geopolítica probablemente hará subir aún más los precios del gas. Esto será especialmente problemático para países como Alemania e Italia, dos de las mayores economías europeas.

Gráfico 1

Las principales economías europeas ya han experimentado una fuerte subida de los precios de la energía. Los precios del petróleo suelen repercutir rápidamente en los precios al consumo. Pero la repercusión de los precios del gas de la venta al por mayor a la venta al por menor varía, especialmente por el apoyo de los gobiernos que tratan de proteger a los consumidores. Es probable que las recientes subidas sigan repercutiendo en los precios al consumo durante los próximos meses.

El comunicado de Alemania de que no certificará el Nord Stream 2, un nuevo gasoducto de Rusia a Alemania no tiene ningún impacto directo en el suministro, ya que aún no está operativo. Aun así, es posible que veamos una interrupción más significativa del suministro de Europa si Rusia toma represalias restringiendo las exportaciones a la UE. Esto también perjudicaría a la economía rusa, por supuesto, pero Rusia ha acumulado sus reservas de divisas para protegerse de tal eventualidad.

Otra cuestión apremiante es lo que los elevados precios de las materias primas podrían significar para la política de los bancos centrales. Puede que nos encontremos ante otro choque negativo de la oferta, que efectivamente eleva la inflación y deprime el crecimiento económico. Creo que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo procederán con más cautela en cuanto al endurecimiento de la política monetaria. Ambos esperarán probablemente a ver cómo reaccionan los mercados financieros y los precios de las materias primas. En última instancia, creo que la Reserva Federal subirá los tipos de interés, pero quizás lo haga de forma más gradual de lo que los mercados preveían hace unas semanas.

También espero que los gobiernos europeos aumenten las ayudas a los hogares y a las empresas para protegerlos del aumento de los precios de la energía, reforzando las medidas adoptadas en los últimos meses. En el peor de los casos, con graves interrupciones del suministro y precios elevados, los gobiernos podrían tener que reducir la demanda de energía y compensar a las empresas e industrias afectadas.

Aunque las principales economías europeas pueden hacer frente a las interrupciones del suministro a corto plazo y a la volatilidad de los precios, cada vez preocupa más la seguridad del abastecimiento energético de Europa a medio plazo. Será un reto para la UE reconstruir su almacenamiento de gas en primavera y verano si se producen continuas interrupciones del suministro y la demanda sigue siendo fuerte.

A medida que los países van eliminando el carbón, aumenta la necesidad de gas. El Gobierno alemán también ha confirmado el cierre de las centrales nucleares restantes para finales de 2022. Habrá una presión creciente sobre los gobiernos europeos para que continúen con la construcción de otras fuentes de energía. Pero esto llevará tiempo, dejando a Europa vulnerable a cualquier nuevo deterioro de las relaciones con Rusia.

 

Cinco factores para reparar el peldaño roto en la escalera de ascenso laboral de la mujer

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En la mayoría de los países, las mujeres ganan menos que los hombres. En 2020, las trabajadoras de Estados Unidos ganaron 83 dólares por cada 100 que ganaron sus compañeros. Aunque la cifra es mejor que hace 30 años, cuando la proporción era 72 a 100, la realidad sigue siendo poco agradable. Uno de los factores que provocan esta brecha de ingresos es el desequilibrio de género en las jerarquías de las empresas. Y dado el efecto agravante de la pérdida de ascensos en las primeras etapas, el equilibrio entre la antigüedad y la brecha salarial aumentan con la edad.

El «peldaño roto» es una expresión que se utiliza para destacar la fuerte caída de la participación femenina en el primer escalón, desde el nivel de entrada hasta el de dirección. La penalización de la maternidad desempeña un papel importante en la diferencia de ingresos entre los dos sexos. A nivel mundial, existe una diferencia de ingresos entre una madre que acaba de tener su primer hijo y las mujeres que no tienen descendencia a su cargo. Y la brecha tiende a aumentar según el número de hijos, a menudo en una magnitud creciente. Estudios de todo el mundo han registrado esta penalización. Un análisis de 2005[1] de 11 países europeos calculó la diferencia salarial por maternidad (entre madres y no madres) para las que tienen dos hijos: el Reino Unido era el país que salía peor parado, con una diferencia del 25%, seguido de Alemania, con un 15%, y Portugal, con un 10%.  En Estados Unidos, se estimó que la brecha[2] se amplió del 87% al 75% para las madres (2016). Y un estudio en 21 mercados en desarrollo mostró que las madres sufren una caída del 16% en el salario diario en los países de ingresos medios[3].

La Oficina del Censo de EE.UU.[4] publicó en 2017 un interesante artículo en el que se comparaban los ingresos individuales de las parejas después de tener un hijo. Mostraba que los ingresos de las mujeres acababan recuperándose (casi una década más tarde), pero como el hombre nunca experimentó un impacto inicial en sus ingresos, la diferencia de ingresos entre ambos no se recuperó. En otras palabras, el potencial de la mujer se vio arrastrado permanentemente por el hecho de tener un hijo. Dado que un tercio de la población activa de EE.UU. está formado por madres, se trata de un problema social de gran magnitud.

Las diferencias entre hombres y mujeres en el entorno laboral son evidentes. Pero eso puede y debe cambiar en beneficio de toda la sociedad. Y creemos que hay varios factores que pueden ayudar a que la situación mejore.

El proceso es impactante – Para dejar que el potencial evolucione, es fundamental el establecimiento de un proceso que reduzca los prejuicios subconscientes en los niveles de contratación y promoción, así como la tutoría continua. Un estudio realizado por investigadores de Harvard y Princeton estimó que entre el 30 y el 55% de la proporción de nuevas contrataciones femeninas se debió al cambio y, según ellos, a la «democratización» del proceso.

Brindar a las madres el apoyo que necesitan – Hay muchas evidencias de que el permiso parental remunerado mejora la tasa de participación de las madres. Hay 193 países en las Naciones Unidas, y sólo unos pocos no exigen el permiso parental remunerado, entre ellos: Nueva Guinea, Surinam, algunas naciones insulares del Pacífico Sur y Estados Unidos.

Regulación – Se espera que a corto plazo la UE introduzca cuotas mínimas de equilibrio de género en los consejos de administración.  Parece que la cuota será del 40%, en línea con el requisito noruego introducido en 2008.

Presión de los inversores – Ante la presión de los inversores, las firmas de gestión de activos se han centrado en cuestiones de ASG, y diversidad de género se ha convertido en un factor importante. Hay un buen nivel de beneficio propio en la presión por la meritocracia, especialmente en algunos de los mercados de la «etapa inicial» de la gestión.

Mejores datos – Los datos que reflejan la composición de las plantillas de las empresas serían potentes, por ejemplo, una presentación similar al formulario anual EEO-1 en EE.UU. Este formulario exige a las empresas privadas con más de 100 empleados que informen del desglose del número de empleados por categoría laboral, desglosado por sexo y raza. Las empresas no están obligadas a hacer públicos sus EEO-1, aunque algunas lo hacen. Sería bueno que se convirtiera en una obligación para todas las empresas que cotizan en bolsa.

Meritocracia – Tanto las empresas como la sociedad están mejor con una meritocracia que fluya plenamente y esto requiere diversidad. Para conseguirlo, las empresas necesitan dos cosas: una cultura de liderazgo que exija la incorporación de las mentes más competitivas a nivel mundial; y, estructuras internas para canalizar esa energía y esa variedad de personalidades hacia un objetivo compartido.

Los empleadores que privan a las mujeres de ascender y avanzar no sólo están limitando el potencial y el talento actuales, sino que también están poniendo límites a los modelos y mentores y, por tanto, a los líderes de las generaciones futuras. 

 

[1] La brecha salarial familiar en Europa: un estudio entre países, por Rhys Davies y Gaelle Pierre, Universidad de Warwick.

[2] Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos 2016

[3] Do children reduce their mother’s earnings? Evidence from developing countries, Aguero, Marks, Raykar 2011, University of Connecticut.

[4] ¿Los hijos reducen los ingresos de sus madres? Evidence from developing countries, Aguero, Marks, Raykar 2011, University of Connecticut.

 

Columna de Sudhir Roc-Sennett, Head of Thought Leadership & ESG Quality Growth Boutique.

La búsqueda de resultados mejores

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Pixabay CC0 Public DomainBruno Martins. Bruno Martins

¿Qué es un buen resultado? Como inversores a largo plazo, aspiramos a lograr resultados mejores para nuestros clientes consiguiendo rentabilidades atractivas. Para lograrlo, debemos invertir prestando atención a si las compañías pueden obtener mejores resultados no solo hoy, sino también dentro de cinco, diez e incluso veinte años. Respaldamos compañías que presentan las características necesarias para ser líderes a largo plazo, como ingresos recurrentes, capacidad de fijación de precios y equipos directivos competentes y que, lo cual resulta importante, sean conscientes de que deben invertir en gestionar y mejorar su impacto ESG.

Este fundamento va en línea con la evolución del ser humano: si creemos los últimos avances de la neurociencia (1), los seres humanos aspiran a lograr “resultados mejores” y, quizá en contraposición con la creencia habitual, no son los logros los que nos satisfacen, sino el camino hacia ellos. Procedemos de este modo porque un «sistema de búsqueda» nos brinda un sentimiento de recompensa y placer cuando exploramos nuestro entorno y buscamos información nueva para sobrevivir. De manera similar, las compañías que tratan de lograr resultados mejores y que se enfrentan a un mundo en cambio constante deben explorar su entorno y buscar información nueva para salir adelante.

Si echamos la vista atrás a 2021, las compañías se enfrentaron a numerosos cambios ante los que maniobrar. En lugar de un periodo de «regreso a la normalidad» en el sentido estricto, 2021 fue un año de obstáculos constantes. Aunque percibimos señales de rebote tras el levantamiento de los cierres y los confinamientos impuestos por la COVID-19 en primavera, así como un marcado crecimiento de los beneficios, persisten numerosos retos económicos: desde los problemas de suministro y la escasez de mano de obra hasta la escalada de las tensiones comerciales y políticas entre China y Estados Unidos.

A pesar de estas dificultades, los mercados bursátiles siguieron en auge, impulsados por las buenas noticias sobre la vacunación; las acciones growth y las value, más cíclicas, se alternaron haciendo avanzar al mercado, aparentemente ajenas a los máximos de beneficios y de márgenes o la persistente inflación. Crecieron los peligros sobre una corrección de los beneficios y los múltiplos, pero siempre parecieron lejanos. Los inversores comenzaron el año inclinándose hacia la subida cíclica, pero lo terminaron buscando un posicionamiento más defensivo, lo cual podría ser positivo para los inversores en calidad.
También percibimos que siguió aumentando el momentum en clave ESG en 2021, pues se destinaron 141.500 millones de dólares (2) a fondos ESG a escala global.

En Europa, el mercado de inversión sostenible más maduro, este giro hacia fondos ESG se ha producido a través de la gestión activa, lo cual no es una sorpresa. Resulta complicado mantener un enfoque pasivo ante retos como el cambio climático; si considera que el mundo va a cambiar significativamente, ya que comienzan a descontarse factores externos tocantes a la sostenibilidad, habrá ganadores y perdedores, lo cual creará riesgos y oportunidades de inversión. Es clave situarse en el lado correcto de ese cambio.
En la base del giro hacia cuestiones ESG se encuentra la evidencia de que cada vez más países están dando pasos para crear una sociedad y una economía más sostenible.

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La mayoría de las acciones que se emprendieron en 2021 tenían que ver con la COP26 (26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que se celebró en Glasgow en noviembre. La apremiante urgencia del reto climático trae consigo una serie de compromisos nuevos para reducir los objetivos de carbono, reducir paulatinamente el carbón, retirar las subvenciones a los combustibles fósiles, abordar las emisiones de metano y detener la deforestación.

Los países que representan el 70% de las emisiones y del PIB globales se han comprometido a alcanzar la neutralidad para 2050 o 2060, lo cual supone ingentes repercusiones para numerosas corporaciones (Gráfico 2). Los reguladores también han actuado y algunos, considerablemente. En Europa, entraron en vigor nuevos reglamentos sobre sostenibilidad (3) que tienen como objetivo brindar a los clientes más transparencia en torno a la inversión sostenible y el Banco Central Europeo presento un plan de acción para incluir cuestiones relativas al cambio climático en su estrategia de política monetaria (4). La Comisión de Valores y Mercados de Estados Unidos ha pasado de rechazar propuestas de los inversores destinadas a empujar a compañías como Exxon en el ámbito del cambio climático en 2019 a obligarlas a someter a votación entre los inversores sus objetivos de emisiones en 2021 (5). Con independencia de que el ritmo de cambio se considere demasiado rápido o demasiado lento, su rumbo está claro.

Para el año que tenemos por delante, el panorama sigue siendo incierto desde los puntos de vista económico, sanitario, político y de la sostenibilidad, se mire por donde se mire; sin embargo, consideramos que existen tres tendencias que perfilarán los resultados que obtendrán las compañías, las economías y las sociedades.

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En primer lugar, tras una pandemia que hasta ahora ha causado 230 millones de infecciones y cerca de 5 millones de muertes, auguramos un impulso más fuerte a los retos sociales, desde la diversidad hasta la desigualdad, según las economías se reactiven. La COVID-19 no solo ha afectado a compañías y economías, sino que ha tirado del mundo dos décadas hacia atrás en la lucha contra la pobreza, pues son los países y los grupos vulnerables los que se han llevado la peor parte (6). Es probable que continúe la presión para que las compañías hagan su parte en la lucha contra la desigualdad, desde la erradicación de las desigualdades por razón de etnia y género hasta la protección de los derechos humanos de los trabajadores de las cadenas de suministro. Este año ya hemos asistido a la introducción de nuevas normas del Nasdaq (7) que exigen a las compañías facilitar información estadística sobre la diversidad de sus consejos y tener —o explicar por qué no tienen— al menos dos miembros del consejo de bagajes diversos. La bolsa de Hong Kong también anunció medidas sobre diversidad similares que dejan claro que “un consejo con un único género no se considera diverso” y llaman a las compañías a nombrar a un miembro del consejo de un género diferente.

También estamos asistiendo a más acciones de los responsables de política y de los inversores. Al respecto de los derechos humanos, la UE se está planteando normas para hacer obligatorios los procedimientos de due diligene relativos a derechos humanos, mientras que la organización dedicada a la inversión responsable a escala global, la UNPRI, ha anunciado una nueva plataforma colaborativa global destinada a respaldar que los inversores actúen sobre problemáticas sociales (8). Es probable que estas medidas de presión se traduzcan en más medidas de índole social, en el marco de las cuestiones ESG.

En segundo lugar, los compromisos sobre el clima pasarán a ser políticas reales, por lo que deberemos estar atentos a la aprobación de más leyes e incentivos fiscales, a la presión de los inversores y a un aumento continuado de los litigios en materia de clima según continúe la transición a una economía baja en emisiones de carbono.

Esta evolución no solo incidirá en el sector de los combustibles fósiles: por ejemplo, en el caso de la industria del automóvil —ya sea por medio de propuestas orientadas a prohibir efectivamente los vehículos nuevos de combustibles fósiles ya en 2035 como en la UE, bien sugiriendo nuevos incentivos a los vehículos eléctricos como en Estados Unidos—, las reglas económicas del juego están cambiando. Todos los sectores tendrán que cambiar y las compañías que deseen permanecer en cabeza deberán adaptarse ahora o arriesgarán su existencia.

En tercer lugar, 2022 podría resultar el año de la «naturaleza», pues los países se reunirán para la COP15 (la 15ª Conferencia de Biodiversidad de la ONU), de la que no se habla tanto, para abordar el agotamiento de los recursos del planeta (9). En Kunming (China), se fijarán objetivos para la próxima década y ya se conocen diversos compromisos tanto de los gobiernos como del sector privado. Una coalición de más de 50 países se ha comprometido a proteger casi una tercera parte del planeta para 2030 (10). También asistimos a la aparición de marcos voluntarios de información para compañías (como los elaborados por el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con la Naturaleza) y a casos de inversores que prometen eliminar los riesgos de deforestación relativos a materias primas agrícolas de sus carteras e invertir en soluciones centradas en la naturaleza.

Si bien es improbable que la fijación de objetivos nuevos se traduzca inmediatamente en la aplicación de precios a recursos gratuitos como el agua, el aire, los bosques y el océano, es de esperar que acelere la acción de los gobiernos, las decisiones de las compañías y las asignaciones de inversiones. Las compañías interesadas en proteger de cara al futuro sus negocios deberán comprender lo dependientes que son de los recursos del planeta y cómo sus productos y sus servicios inciden en la naturaleza, de modo que puedan actuar con el fin de gestionar los riesgos y analizar las oportunidades.

Sea cual fuere el ritmo de cambio en 2022, las iniciativas orientadas a crear un futuro sostenible es un juego que dura décadas, no meses. Como con cualquier proceso, habrá obstáculos en el camino, pero creemos que, según avance la transición, las compañías que cuenten con un «sistema de búsqueda» sólido que las ayude a estar alerta del mundo que las rodea estarán en mejor posición para rendir al máximo de sus posibilidades y ofrecer a sus clientes rentabilidades a largo plazo.

Como especialistas en la selección bottom-up de acciones, y con mi función como responsable de Resultados Sostenibles del equipo International Equity, tenemos la firme determinación de seguir aspirando a obtener resultados mejores, aprender y mejorar la oferta que ponemos a su disposición, así como a seguir presionando en aras del progreso de las mejores compañías del mundo.

 

Tribuna de Marte Borhaug, gestora de carteras y responsable de resultados sostenibles del equipo de renta variable internacional en Morgan Stanley Investment Management

 

Anotaciones:

(1) https://qz.com/684940/neuroscience-confirms-that-to-be-truly-happy-you-will-always-need-something-more/
(2) Fuente: Morningstar, datos globales combinados sobre flujos hacia fondos sostenibles correspondientes al tercer trimestre de 2021
(3) Paquete legislativo que forma parte del plan de acción para unas finanzas sostenibles en la UE, donde se incluyen el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR) y modificaciones de la II Directiva relativa a los mercados de instrumentos financieros (MiFID II) y la Directiva relativa a los organismos de inversión colectiva en valores mobiliarios (OICVM).
(4) https://www.ecb.europa.eu/press/pr/date/2021/html/ecb.pr210708_1~f104919225.en.html
(5) https://www.ft.com/content/50b52600-dd43-427c-88a6-149cf790cb70
(6) https://news.un.org/en/story/2021/12/1107752
(7) https://listingcenter.nasdaq.com/assets/Board%20Diversity%20Disclosure%20Five%20Things.pdf
(8) https://www.unpri.org/investment-tools/stewardship/collaborative-stewardship-initiative-on-social-issues-and-human-rights
(9) https://www.stockholmresilience.org/research/planetary-boundaries.html
(10) https://www.theguardian.com/environment/2021/jan/11/50-countries-commit-to-protection-of-30-of-earths-land-and-oceans

 

 

INFORMACIÓN IMPORTANTE

Los puntos de vista y las opiniones y/o los análisis expresados pertenecen al autor o al equipo de inversión en la fecha de elaboración de este documento, podrán variar en cualquier momento sin previo aviso debido a las condiciones del mercado o económicas y podrían no llegar a materializarse. Además, tales puntos de vista no se actualizarán o revisarán de otro modo con el fin de recoger la información disponible o las circunstancias existentes y los cambios que se produzcan después de la fecha de publicación. Los puntos de vista expresados no reflejan los de todo el personal de inversión de Morgan Stanley Investment Management (MSIM) ni los de sus sociedades dependientes o filiales (en conjunto «la firma») y podrían no plasmarse en todos los productos y las estrategias que esta ofrece.

 

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Costos y desafíos de la transición climática para emisores soberanos

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Pixabay CC0 Public DomainTransición ecológica . Transición ecológica

A medida que las temperaturas globales promedio continúan aumentando a un ritmo acelerado, el consenso científico es que la actividad humana es la principal causa de los cambios a largo plazo en las temperaturas y los patrones climáticos, en gran parte debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. Ahora se reconoce ampliamente que la transición climática no es solo un imperativo ambiental, sino también cada vez más económico.

Como inversores en bonos soberanos, debemos ser conscientes de estos riesgos y tratar de incorporarlos en nuestro análisis, reconociendo que los riesgos relacionados con el clima son significativos, al igual que los costos de la transición a un futuro más sostenible y con bajas emisiones de carbono. Además, creemos que la etapa de desarrollo económico de un país, la calidad de sus estándares de gobernanza y su voluntad y capacidad para mitigar los eventos del cambio climático son particularmente importantes al evaluar la estabilidad financiera. En Colchester, evaluamos principalmente la vulnerabilidad de un país al cambio climático a través de dos canales, a saber, el riesgo físico y el riesgo de transición. Mientras que el riesgo físico tiene en cuenta la vulnerabilidad de un país a los cambios en el tiempo, el clima y los desastres naturales, el riesgo de transición es una evaluación estimativa asociada con el camino de transición de un país hacia una economía con menos carbono.

La reciente conferencia climática de las Naciones Unidas (ONU) en 2021, COP26, centró la atención del mundo en la necesidad urgente de abordar el cambio climático. El acuerdo final, el Pacto Climático de Glasgow, insta a los países a reducir el uso de carbón y los subsidios a los combustibles fósiles e insta a los gobiernos a presentar objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos para fines de 2022 a fin de mantener vivo el objetivo de 1,5 °C.

Una implicación clara es que, dada la disminución esperada en la demanda de combustibles fósiles en las próximas décadas, los principales productores de recursos de combustibles fósiles pueden eventualmente enfrentar una pérdida de ingresos de estos productos básicos y deberán diversificarse en otros sectores económicos. En el gráfico se muestran algunas de las economías más expuestas a los combustibles fósiles dentro de nuestro universo de inversión. Sin embargo, vale la pena destacar que los riesgos que rodean la fuerte dependencia de los combustibles fósiles pueden mitigarse a través de una gobernanza sólida y políticas acertadas.

Por ejemplo, el enfoque disciplinado de Noruega para gestionar los ingresos del petróleo (que se invierte en su fondo de riqueza soberana de 1,36 billones de dólares, según datos de final de 2021, y se rige por un marco fiscal sólido) amortigua su posición fiscal y proporciona recursos para apoyar la transición del país hacia una vía económica más sostenible a largo plazo. término. Además, los avances tecnológicos están reduciendo el costo de las fuentes alternativas de energía donde, por ejemplo, la electricidad y la calefacción de Noruega ahora están cubiertas en gran parte por la energía hidroeléctrica.

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Fuente: Indicadores del Banco Mundial, Colchester, 2019. Nota: “Las rentas de petróleo, carbón o gas natural son la diferencia entre el valor de la producción de petróleo crudo, carbón o gas natural a precios regionales y los costos totales de producción”, según lo definido por el Banco Mundial para los fines de esta fuente de datos.

 

La exposición a riesgos relacionados con el clima varía mucho entre países, y observamos que muchos países de bajos ingresos y productores de combustibles fósiles son más vulnerables. Por ejemplo, el primer ministro de la India, Narendra Modi, ha argumentado que los países más pobres deberían tener un período de transición más largo, incluido un período de aumento de las emisiones a medida que se desarrollan y ascienden en la curva de ingresos.

Sin embargo, el anuncio de India de que pretende alcanzar cero emisiones netas para 2070, y abastecer el cincuenta por ciento de sus requisitos de electricidad a partir de fuentes de energía renovables para 2030, es muy ambicioso. El carbón y el petróleo han apoyado el crecimiento económico de India hasta la fecha y el rápido crecimiento en el consumo de energía fósil ha significado que India es ahora el cuarto mayor emisor de CO2 del mundo. Sin embargo, en el futuro, India tiene la oportunidad de ser pionera en un modelo de mayor desarrollo económico que evite los enfoques intensivos en carbono. Según la AIE, la electricidad renovable está creciendo a un ritmo más rápido en la India que cualquier otra economía importante, con nuevas adiciones de capacidad en camino de duplicarse para 2026. A pesar del objetivo de la India, persisten los desafíos, sobre todo en términos del costo de financiamiento. India ha pedido un billón de dólares en financiamiento climático de los países desarrollados para ayudar a acelerar el cambio a la energía limpia, argumentando que los países en desarrollo históricamente han contribuido menos que las economías avanzadas a las emisiones y, sin embargo, se les pide que asuman una carga mayor en la transición neta cero.

La evaluación de Colchester de los riesgos relacionados con el clima es un trabajo en progreso. Nuestro análisis se afinará a medida que se desarrollen más fuentes de datos, medidas aplicables, herramientas y análisis que sean directamente relevantes para una evaluación de la deuda soberana. También somos un participante activo en los esfuerzos de la industria para diseñar marcos apropiados dentro de los cuales evaluar a los emisores gubernamentales. Un ejemplo de ello es la iniciativa de colaboración conjunta de ‘Evaluación de los riesgos y oportunidades asociados al cambio climático para soberanos”, conocida como «ASCOR» por sus siglas en ingles (Assessing Sovereign Climate-related Opportunities and Risk Project). Colchester se unió como miembro del Comité Asesor y la iniciativa tiene como objetivo proporcionar una visión y un marco común para comprender la exposición soberana al riesgo climático y cómo los gobiernos planean hacer la transición a una economía baja en carbono.

 

 

 

Este artículo no se debe considerar como una recomendación de inversión. Colchester Global Investors Limited está regulada por la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido (UK Financial Conduct Authority) y solo trata con clientes profesionales. https://www.colchesterglobal.com para obtener más información y descargos de responsabilidad.

La guerra en Ucrania provoca un cambio radical en las perspectivas económicas y energéticas

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Pixabay CC0 Public Domain. La guerra en Ucrania provoca un cambio radical en las perspectivas económicas y energéticas

La guerra en Ucrania está cambiando el panorama geopolítico y económico, con profundas consecuencias para el crecimiento y los mercados mundiales. Veintitrés años después de tomar el poder en el Kremlin, el presidente Vladimir Putin parece dispuesto a paralizar la economía rusa para obtener beneficios geopolíticos. En pocos días, la UE ha dado un vuelco a décadas de políticas de defensa y energía para responder con sanciones sin precedentes. La invasión llevará a Rusia a la recesión, socavando sus perspectivas a corto y largo plazo.

Tras semanas de desmentir los informes de los servicios de inteligencia occidentales, el presidente Putin ha iniciado la mayor guerra convencional en Europa desde 1945, ha amenazado con desplegar armas nucleares y ha utilizado Bielorrusia como base desde la que lanzar el brazo norte de la invasión de Ucrania. El presidente ruso ha descrito la invasión como una «operación militar especial» para «desmilitarizar» Ucrania. Las fuerzas ucranianas siguen contraatacando, movilizando a los reservistas para resistir y frenar la invasión.

Ucrania se independizó tras el colapso de la Unión Soviética hace treinta años. Con la atención del mundo puesta en la lucha contra el COVID-19, Putin comenzó a concentrar las fuerzas rusas en las fronteras de Ucrania en la primavera de 2021. Argumentó que Ucrania es inseparable de Rusia, con una identidad e historia comunes, y se opuso a que Ucrania se centrara en estrechar lazos con la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 

Las sanciones muerden 

La UE, EE.UU. y sus aliados han aumentado constantemente las sanciones, aislando gradualmente a los dirigentes e instituciones de Rusia. Antes de la invasión del 24 de febrero de 2022, la Unión Europea empezó a imponer sanciones a particulares rusos y Alemania suspendió su proceso de aprobación del gasoducto Nord Stream 2 a través del Mar Báltico. Desde el ataque, la UE y EE.UU. han congelado los activos de más individuos y han prohibido la negociación de deuda soberana emitida por el banco central. La UE también ha congelado los activos de Putin, del ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y de todos los miembros de la Duma rusa, su consejo de seguridad, así como de funcionarios bielorrusos vinculados a la guerra. Además, los 26 países de la UE han prohibido la entrada de todos los aviones rusos en su espacio aéreo.

Occidente ha bloqueado el acceso de varios bancos rusos al sistema de mensajería SWIFT que las instituciones financieras utilizan para realizar operaciones, confirmar pagos, cambiar divisas y transferir órdenes. Esto significa que los pagos de petróleo y gas de las empresas occidentales a los proveedores rusos siguen siendo posibles, aunque enrutados a través de un número más limitado de canales. Por ahora, el sector energético no se ha visto implicado en las sanciones, y el petróleo y el gas rusos siguen fluyendo, como lo hicieron durante toda la Guerra Fría

Cualquier conflicto requiere dinero en efectivo. Los países occidentales han congelado el acceso del banco central ruso a las reservas de divisas, socavando la capacidad de Rusia para financiar la guerra, así como para apoyar su propia economía y comprar rublos para apuntalar su moneda. Desde la anexión de Crimea en 2014, Putin duplicó las reservas de Rusia, con un valor de 630.000 millones de dólares en divisas antes de la invasión de la semana pasada. Estas reservas existen como activos en manos de bancos centrales extranjeros, incluidos el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos.

Desde 2014, Rusia y China han reducido su dependencia del dólar estadounidense en el comercio internacional hasta un 40% de las transacciones, pasando a utilizar el euro. El banco central de Rusia ha seguido una política de desdolarización desde al menos 2018. En junio de 2021, Rusia anunció que su Fondo Nacional de Riqueza, que gestiona más de 170.000 millones de dólares, vendería todas sus inversiones denominadas en dólares, dejando el 40% de sus activos en euros, el 30% en renminbi chino y el 20% en oro. La congelación del acceso a las reservas de divisas coloca a Rusia en una lista negra con sólo otros tres países: Irán, Venezuela y Corea del Norte.

El crecimiento de Rusia, una amenaza nuclear 

Las sanciones occidentales minarán gravemente las perspectivas de crecimiento e inflación de Rusia a corto plazo. El Banco Central de Rusia ha introducido controles de capital para impedir la salida de divisas del país, y el 28 de febrero aumentó los tipos de interés del 9,5% al 20%. La moneda rusa se ha hundido, cayendo más de un 45% en lo que va de año frente al dólar, y un 35% desde la invasión. Junto con el aumento de la inflación, la política monetaria tendrá que seguir siendo restrictiva, ahogando el crecimiento.

La magnitud de las sanciones ha cambiado drásticamente el sentimiento empresarial. El fondo soberano de Noruega, el mayor del mundo ha declarado que se desprenderá de todos sus activos rusos, mientras que BP Plc, la empresa energética con sede en Londres, ha declarado que dejará de hacer negocios con la empresa rusa Rosneft PJSC, en la que tiene una quinta parte.

A largo plazo, el ya bajo crecimiento potencial del país puede disminuir aún más. El modelo económico altamente centralizado de Rusia, con su dependencia de las exportaciones de energía, los escasos indicios de reformas, un entorno empresarial débil y el envejecimiento de la población son retos estructurales.

En respuesta, Rusia ha movilizado su fuerza de disuasión nuclear «a un modo especial de combate», dijo Putin en declaraciones televisadas el 26 de febrero: «Los países occidentales no sólo están emprendiendo acciones inamistosas contra nuestro país en el ámbito económico, sino que altos funcionarios de los principales miembros de la OTAN hicieron declaraciones agresivas con respecto a nuestro país». 

En lugar de responder con una alerta máxima, Estados Unidos parece estar tratando de desescalar la situación dejando su estatus de respuesta nuclear sin cambios.

Un giro político

La guerra ya ha cambiado rápidamente décadas de política y ha provocado respuestas coordinadas y duras de la UE. Por primera vez en su historia, la UE tiene previsto financiar la compra y entrega de armas de defensa aérea y antitanques, así como otros equipos militares y combustible para Ucrania.

«Es un momento decisivo», dijo la presidenta del bloque, Ursula Von Der Leyen. En un movimiento igualmente sin precedentes, el gobierno alemán ha anunciado que creará un fondo de 100.000 millones de euros para impulsar su gasto militar, superando el umbral del 2% del producto interior bruto.

La guerra está aumentando la determinación política en Europa de ser menos dependiente, o incluso independiente, de las fuentes de energía rusas, acelerando el cambio a las energías renovables y alejándose de los combustibles fósiles. Esto sólo puede debilitar aún más la economía rusa. Alemania, que actualmente importa alrededor de un tercio de su petróleo y la mitad de su gas natural de Rusia, anunció que planea acelerar su transición a las energías renovables. «Occidente se alejará de Rusia… Diversificaremos nuestro sistema energético», dijo el vicecanciller alemán Robert Habeck. «No compraremos carbón y gas ruso en tal cantidad en el futuro», añadió

Probando los límites, la dependencia energética 

Mientras Putin parece estar dispuesto a sacrificar la economía rusa para obtener beneficios geopolíticos, el país puede llegar a depender aún más de China desde el punto de vista estratégico. El 4 de febrero, tras una reunión entre el presidente chino Xi Jinping y Putin, emitieron una declaración conjunta en la que afirmaban que la amistad de ambas naciones «no tiene límites». Tras el ataque, China declaró que sigue abierta a las exportaciones de trigo ruso, como parte de una serie de acuerdos alcanzados en la reunión. China, uno de los principales clientes de las exportaciones rusas, ha manifestado desde entonces que desea que se ponga fin al conflicto. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino declaró el 26 de febrero que apoya los intereses de los «países pequeños y medianos», y pidió una solución negociada. Sorprendiendo a algunos diplomáticos occidentales, China, junto con los Emiratos Árabes Unidos y la India, se abstuvieron de una resolución de condena a Rusia en las Naciones Unidas la semana pasada.

Rusia depende de las materias primas, sobre todo del petróleo y el gas, para obtener divisas, y la guerra llega en un momento en que los inventarios energéticos de Europa son bajos, lo que amplifica la volatilidad del mercado. Rusia exporta 4 millones de barriles de crudo al día a Europa Occidental, alrededor del 30% de las necesidades de la región. La mitad se suministra a través de dos oleoductos que atraviesan Bielorrusia y Ucrania, y el resto por vía marítima. Con el alto riesgo de interrupción del suministro por parte de Rusia y la limitada capacidad de reserva de la Organización para la Exportación de Petróleo (OPEP), es probable que el precio del crudo siga subiendo, pudiendo alcanzar los 120 dólares/barril, desde los 102 dólares/barril actuales.

Irán y EE. UU. pueden, sobre el papel, suministrar más petróleo a Europa, aunque eso depende en parte de un acuerdo para permitir que los suministros iraníes vuelvan al mercado internacional. Dado que EE.UU. se enfrenta a niveles récord de inflación, la probabilidad de un acuerdo entre EE.UU. e Irán ha aumentado. Creemos que eso podría anclar los precios del crudo Brent en torno a los 110 dólares por barril.

Además, Rusia proporciona alrededor del 40% del gas natural de Europa. Con los bajos inventarios de 2022 y la paralización de la apertura del gasoducto Nord Stream 2, el suministro de gas natural ya era precario. Un invierno suave ha evitado que los precios suban aún más, sin embargo, los inventarios suelen rellenarse durante el verano y cualquier interrupción en las entregas rusas amenazaría esta acumulación. Por tanto, es poco probable que los precios bajen este año, lo que obligaría a la demanda europea a desplazarse gradualmente hacia el gas natural licuado estadounidense.

Impacto económico mundial

Vemos tres sectores económicos globalmente afectados por la guerra: la energía, los vínculos comerciales/financieros con Rusia y la menor confianza de los consumidores e inversores. Esperamos que parte del impacto negativo sea contrarrestado por los gobiernos que intervienen con nuevas ayudas fiscales. Por el momento, estimamos de forma conservadora que estos efectos recortarán el crecimiento mundial en torno al -0,4% en 2022, hasta situarlo entre el 3% y el 3,5%.

Esperamos que el crecimiento de la eurozona de 19 países disminuya un -1% en 2022, lo que dejaría la expansión económica -ajustada por cualquier apoyo fiscal de los gobiernos- en torno al 3,3%. Las perspectivas de los precios al consumo en la zona del euro se complican por la perspectiva de un aumento de los precios de la energía, que representan alrededor del 11% de la cesta de bienes de la zona del euro utilizada para calcular la inflación. Si el petróleo sube hasta 120 dólares/barril, esperamos que la inflación de la eurozona aumente un 3,6% a finales de 2022, y un 7% en Estados Unidos. EE.UU. y China podrían sufrir un descenso del 0,3% en el crecimiento de su PIB en 2022, hasta el 3,8% y el 4,7% respectivamente.

La política monetaria de la Fed y del Banco Central Europeo compensará algunos de los peores efectos. Sin embargo, con los tipos de interés de referencia ya en mínimos históricos y niveles récord de inflación, los responsables políticos tienen poco margen para flexibilizar más las condiciones de préstamo. La guerra puede retrasar la normalización monetaria de los bancos centrales, reduciendo el riesgo de subir los tipos de interés demasiado rápido. Sin embargo, los responsables políticos parecen seguir centrados en hacer frente a la amenaza económica de la inflación.

En este entorno incierto, conviene recordar que los mercados han demostrado históricamente su capacidad de resistencia frente a las perturbaciones geopolíticas, incluidos los conflictos militares. Aunque la recuperación mundial tras la pandemia del coronavirus aún no ha concluido y las cadenas de suministro siguen teniendo problemas, los fundamentos económicos siguen siendo sólidos, como los fuertes beneficios empresariales y la mejora de las valoraciones de las acciones. Los activos refugio, como el dólar estadounidense, el franco suizo y el yen japonés, junto con el oro, se comportan inevitablemente bien, ya que los inversores buscan calidad y seguridad.

Ante una volatilidad sin precedentes, estamos gestionando activamente y con cuidado los riesgos de la cartera. Hemos reducido las asignaciones a la renta variable europea y a los bonos convertibles, y hemos aumentado la exposición a una amplia gama de materias primas, como el oro, el petróleo y los metales industriales. En cuanto a los metales industriales, vemos que la demanda está bien respaldada, en el caso del cobre debido al repunte de la actividad en China, y en el resto por el aumento de la demanda en infraestructuras y tecnologías de transición, y como cobertura contra la inflación. La exposición a las materias primas también nos ayudaría a añadir una cobertura directa en caso de escalada.

La elevada incertidumbre de las próximas semanas aumentará inevitablemente la volatilidad de los mercados. Los inversores más reacios al riesgo pueden aplicar estrategias de opciones para amortiguar parte de su riesgo de renta variable, en forma de diferenciales de venta. Cualquier estrategia de este tipo deberá llevarse a cabo de forma táctica y cuidadosa dados estos elevados niveles de volatilidad.

 

Analisis de Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier.

Cuatro contrapuntos a los críticos de la inversión ESG

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Foto cedida. Cuatro contrapuntos a los críticos de la inversión ESG

Los fondos de inversión sostenibles se multiplican. Los activos gestionados en el universo global de fondos sostenibles de Morningstar aumentaron hasta los 2,75 billones de dólares a 31 de diciembre de 2021, casi tres veces el nivel anterior a la pandemia, según Morningstar. Las entradas netas aumentaron un 12%, hasta 142.000 millones de dólares, en el cuarto trimestre de 2021 con respecto al tercero, mientras que las entradas de todos los fondos cayeron un 6%. Los gestores de activos se han apresurado a satisfacer la creciente demanda y a contrarrestar los flujos más débiles de los fondos no sostenibles. Solo en el último trimestre de 2021 se lanzaron 266 nuevos fondos sostenibles, lo que eleva el total a la asombrosa cifra de 5.932.

El espectacular crecimiento ha atraído un mayor escrutinio. Recientes artículos en los medios financieros han argumentado que la inversión ESG es una burbuja y no funciona. Aunque los inversores merecen más transparencia, y algunos fondos sin duda no están a la altura, muchas afirmaciones sobre carteras sostenibles son engañosas, en nuestra opinión. He aquí nuestra opinión sobre cuatro críticas comunes.

Afirmación: Todos los fondos ESG tienen objetivos similares. No es cierto. Muchos artículos y estudios críticos asumen incorrectamente que todos los fondos ASG tienen los mismos objetivos y siguen procesos similares. En realidad, hay un amplio espectro de enfoques, desde los pasivos hasta los activos, y desde las estrategias diversificadas hasta las de un solo tema. Algunos tratan de poseer únicamente «buenos actores» con un impacto social positivo, mientras que otros se dirigen a los «malos actores» para fomentar un cambio positivo mediante un compromiso activo. Para algunos, las consideraciones ASG se integran con la única intención de reducir el riesgo, mientras que otros pretenden aprovechar las atractivas oportunidades de crecimiento a largo plazo. La inversión ASG no es un enfoque único y agrupar todas las estrategias es engañoso. 

Afirmación: La inversión ASG es una burbuja. ¿La avalancha de dinero en fondos ASG en los últimos años ha creado una burbuja que está destinada a explotar? No creemos que los datos apoyen esa opinión. Aunque algunos valores sostenibles (y no sostenibles) cotizan a valoraciones excesivas, son una pequeña minoría de todos los valores ASG. Dentro de nuestro universo de inversión global de más de 2.000 valores alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, sólo el 7% se negocia actualmente con una relación precio/beneficios futuros (para el próximo año fiscal) superior a 50 veces, mientras que el 22% tiene un PER de un solo dígito. Independientemente de cómo se definan las valoraciones de la burbuja, describir la inversión en ASG en general como una burbuja es una exageración, en nuestra opinión. El Wall Street Journal escribió recientemente: «Los populares líderes ESG de MSCI en EE.UU. terminaron el año 2021 con una relación precio-beneficio a futuro alrededor de un 6% más alta que el índice general», tal vez un poco caro, pero difícilmente una burbuja ESG por cualquier definición.   

Afirmación: El bajo rendimiento reciente demuestra que la inversión ASG no funciona. A diferencia de la caída inicial en 2020, la mayoría de las estrategias ESG no proporcionaron protección durante la venta de enero de 2022. La mediana de los fondos globales del grupo de pares definidos por Morningstar como grupo de pares sostenibles cayó más de un 9% y tuvo un rendimiento inferior al del índice de referencia más amplio en aproximadamente un 4,5%. Pero creemos que las preocupaciones sobre la eficacia continua de la inversión ESG son erróneas. Los recientes malos resultados se han debido más a los cambios en el estilo de inversión que a que las cuestiones ASG hayan dejado de estar de moda. Muchas carteras sostenibles se inclinan hacia los factores de crecimiento y calidad, que obtuvieron un rendimiento inferior en enero. Según Bernstein Research, la fuerte rotación hacia las acciones de valor en enero se situó en el percentil 99 de todas las observaciones desde 1978. Centrarse en períodos de tiempo muy cortos puede dar una imagen errónea de la eficacia de cualquier enfoque de inversión, incluidas las estrategias sostenibles.

Afirmación: La inversión ASG no puede impulsar el cambio en el mundo real. Varios artículos recientes concluyen que la inversión ASG fracasa porque la asignación de capital a los «buenos actores» y el alejamiento de los «malos actores», como hacen muchas estrategias ASG, no cambia el coste del capital lo suficiente como para influir en las decisiones empresariales del mundo real. Estamos de acuerdo en que los datos no son concluyentes y admitimos que la asignación de capital en el mercado secundario de acciones es, en el mejor de los casos, una forma indirecta de impacto. Pero no todas las estrategias ASG son estrategias de impacto. Y en el caso de las que lo son, la modificación del coste del capital no suele ser un elemento central de su estrategia.

Ejercer influencia a través del compromiso de la dirección es una forma eficaz de lograr un impacto. De hecho, la exitosa lucha de Motor nº 1 contra ExxonMobil en 2021 dio lugar al nombramiento de tres nuevos directores respetuosos con el clima. En términos más generales, el apoyo medio de los accionistas a las propuestas medioambientales en las empresas estadounidenses aumentó al 42% en el primer semestre de 2021, frente al 31% del año anterior, según Glass Lewis. El apoyo a las propuestas sociales aumentó 3 puntos porcentuales, hasta el 31%. Los inversores se centran cada vez más en las cuestiones sociales y alzan su voz para ejercer influencia, y las empresas están respondiendo. Entre las empresas de la lista Fortune 100, el 57% reveló objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en sus declaraciones de intenciones para 2021, frente a sólo el 35% en 2020. Y el 23% reveló objetivos de diversidad de la plantilla, frente al 10%.

Los reguladores intensifican los esfuerzos de transparencia

Sin duda, el auge de la inversión sostenible no está exento de riesgos. Los reguladores han expresado su preocupación por el rápido crecimiento de los activos ASG sin definiciones claras ni normas de información. El «lavado verde», o la tergiversación de los procesos y objetivos de inversión ante los clientes, es un riesgo real.

En la UE, el Reglamento sobre Taxonomía pretende ofrecer una definición única y clara de las actividades empresariales y las carteras de inversión que se consideran «ambientalmente sostenibles». Se trata de una de las iniciativas normativas más destacadas, y pretende ayudar a los clientes a comprender mejor las credenciales de sostenibilidad de una cartera. Se están llevando a cabo esfuerzos similares en Estados Unidos, Reino Unido y Asia. Ha habido cierta controversia; recientemente se ha cuestionado la inclusión de algunos proyectos nucleares y de gas como fuentes de energía sostenibles. La regulación nunca es perfecta. Pero celebramos los esfuerzos por mejorar la transparencia y la responsabilidad de los fondos sostenibles.

La inversión sostenible se ha hecho tan popular porque responde a necesidades reales que ganaron protagonismo durante la COVID-19. Durante la pandemia, los inversores tuvieron que hacer frente a la convergencia de las crisis sanitaria, económica, social y climática. La atención se ha trasladado, con razón, al enorme impacto social del sector privado y a los riesgos y oportunidades a los que se enfrentan las empresas al abordar estas crisis. 

Los inversores se han dado cuenta de que las cuestiones ASG son importantes desde el punto de vista financiero para las empresas y han mostrado una clara preferencia por las estrategias que las tienen explícitamente en cuenta de alguna manera. El mercado nos ha dicho que ceder la responsabilidad del cambio social únicamente a los gobiernos, como sugieren algunos críticos, sería un error y una enorme oportunidad perdida. Las carteras que puedan demostrar realmente su capacidad para cumplir los objetivos ASG y las expectativas de rentabilidad ayudarán a desmentir a los detractores y a ganar la confianza de los inversores. 

Tribuna de Daniel C. Roarty, director de Inversiones del equipo de Renta Variable Temática Sostenible de AllianceBernstein.