Pictet AM pone el foco en la cooperación internacional para solventar los grandes retos de la sostenibilidad

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Rocío Jaureguizar

En opinión de Rocío Jaureguizar, Senior Sales Manager especialista en inversión responsable de Pictet AM en España, en el Congreso de Oxford celebrado en septiembre de 2023 varios grupos de trabajo constituidos por profesionales de la inversión internacional, tanto gestores como propietarios de activos y autoridades de distintas nacionalidades, fueron conscientes de que no hay una sola manera de resolver los grandes retos sostenibles.

Según su experiencia, la sostenibilidad está en constante evolución, pero también que hay que dar pasos hacia una estandarización, así como ayudar a la comunidad inversora a comprender mejor las implicaciones de la integración de factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG).  «Efectivamente, en un mundo globalizado, lo ideal es alinear las regulaciones, para lo que es imprescindible la cooperación internacional, así como la colaboración entre la industria de la inversión y los reguladores en un marco común de divulgación. Incluso sabemos que a mayor alineación regulatoria hay menor probabilidad de greenwashing o de arbitraje regulatorio», explica Jaureguizar.

En este sentido, la experta considera que la Unión Europea ha sido pionera en regulación sostenible y en los últimos años ha habido un gran progreso en abordar riesgos y oportunidades ESG, con mucha más visibilidad, gracias al momento político y regulatorio, la demanda de los inversores y un mayor interés de las empresas. Pero al mismo tiempo existe una crisis energética y una elevada inflación, por lo que han surgido preguntas sobre la rapidez de la implementación y su coste/beneficio.

Uno de los grandes retos, en su opinión, es que la taxonomía de clasificación de actividades ASG está fragmentada globalmente. «Un marco común pasaría por principios que aseguren un estándar, aunque con distintos enfoques según la jurisdicción, al modo del acuerdo de capitales de Basilea sobre supervisión bancaria, según las necesidades de cada país», indica. Además, cree que el marco actual necesita aclarar conceptos clave y mejorar la integración del impacto medioambiental, así como el diálogo activo con los emisores. «También va a ser necesario adoptar criterios basados en la ciencia, aumentar la educación financiera del inversor final y clarificar qué hace y qué no un producto, para evitar diferencias con las expectativas del inversor», añade.

Según comenta  Jaureguizar, hay que ser capaces de hacer más comprensible la información ESG para el inversor retail, lo que pasa por un etiquetado fiable de productos financieros. «Lo que sí es cierto es que a día de hoy se necesita más tiempo para alinear las carteras con la taxonomía verde», matiza.  Además, añade que la taxonomía en la UE sólo ha desarrollado dos de seis objetivos medioambientales: mitigación y adaptación al cambio climático. «Están por desarrollar respecto a agua, biodiversidad, economía circular y polución, áreas en las que tenemos menos métricas disponibles actualmente», recuerda. 

En concreto, la experta advierte de que los riesgos del cambio climático pueden ser físicos, como el clima extremo, con consecuencias económicas de gran alcance: menor producción, mayores costes, interrupción de la cadena de suministros o destrucción de activos; mientras que los riesgos de transición están asociados a cambios legales, tecnológicos, dinámicas de mercado o riesgos reputacionales. `

«Se han previsto varios escenarios de cómo podría ser la implementación de la transición. En una transición ordenada las políticas climáticas se introducen rápidamente con 67 % de probabilidades de limitar el calentamiento global por debajo de 2º C.  En una transición desordenada las políticas se retrasan o implementan de manera divergente, con mayores costes y precios de las emisiones de carbono. En un escenario de transición diferida no se reducen las emisiones hasta 2030 y cuando se introducen son muy exigentes para limitar el calentamiento.  El tercer escenario es el de “mundo invernadero” donde algunas políticas se implementan en algunas regiones pero los esfuerzos a nivel global son insuficientes, con graves riesgos físicos, algunos irreversibles, como la subida del nivel del mar», explica.

En cualquier caso, apunta que la transición a una economía baja en carbono es un fenómeno de largo plazo que requiere esfuerzos coordinados y constantes a lo largo de las próximas décadas, con impacto material en el crecimiento y la inflación, donde una transición desordenada puede empeorar los efectos. Pero el riesgo de no hacer nada sería peor, especialmente en cuanto a inflación, dados los costes generados por la dependencia de los combustibles fósiles, como se ha visto en la guerra en Ucrania.  Por su parte, recuerda que la inversión masiva requerida puede generar mayor volatilidad de la inflación, incluso desequilibrios de oferta y demanda y riesgos geopolíticos. En su opinión, es el caso de los metales utilizados para turbinas de viento, vehículos eléctricos y otras tecnologías limpias -sólo la República Democrática del Congo supone 70 % del cobalto, clave para las baterías-.

Según su visión, existen varias definiciones de inversión sostenible, por lo que se puede acabar con diferentes porcentajes de alineación de la inversión. «Hay metodologías propietarias y es un reto comparar. Según el Reglamento de Divulgación hay fondos clasificados como artículo 8 con compromisos muy diversos y artículo 9 (de impacto) con compromisos muy elevados. Además, de momento las métricas disponibles de impactos adversos solo cubren menos de la mitad del índice mundial MSCI AW. Por su parte, los ratings ASG son cada vez más populares entre los inversores para evaluar la materialidad.  Por su parte, el desarrollo regulatorio ha generado métricas de impactos positivos y negativos», comenta. 

Por último, los apunta que correspondientes conjuntos de datos permiten analizar el comportamiento ESG de las compañías basado en el concepto de doble materialidad, que captura riesgos y oportunidades generados por aspectos medioambientales y/o sociales que afectan al valor de los agentes económicos, además del impacto positivo o negativo en el medio ambiente y la sociedad de las actividades económicas.  Las correspondientes dimensiones de materialidad están interconectadas.  Así, una empresa emisora de gases de efecto invernadero tiene impacto negativo en el cambio climático y su valor económico puede deteriorarse por el aumento de tasas o impuestos al carbono y fenómenos meteorológicos adversos.

Como conclusión a su comentario, Jaureguizar añade que hay una amplia variedad de información para analizar y evaluar inversiones, pero hay ambigüedad de definiciones y falta de homogeneización. «Los ratings ESG pueden agregar múltiples indicadores en una sola puntuación respecto a cómo un emisor o compañía aborda estos riesgos y oportunidades, pero hay baja correlación entre ratings y a veces señales contradictorias entre ellos. Las limitaciones incluyen falta de transparencia de las metodologías», concluye.

Además, añade: «La calificación agregada puede ocultar información relevante para un perfil completo de una compañía o producto financiero y no reflejar la incorporación de criterios ASG en el proceso de inversión. A ello se añade que pueden darse sesgos de mercado (desarrollados frente a emergentes) y de tamaño (grandes compañías frente a pequeñas).  Adicionalmente, se da la circunstancia de que en los últimos años los grandes proveedores de datos han ido adquiriendo pequeñas firmas, lo que puede dar lugar a aumento de precios y falta de innovación, calidad o incluso conflictos de interés. Así que, aunque las métricas y rating ASG se han convertido en indispensables para los inversores que quieren considerar la sostenibilidad respecto a riesgos y oportunidades, incluyendo los impactos negativos en el medio ambiente y la sociedad, deben de utilizarse con precaución. Es imprescindible el análisis». 

¿Qué oportunidades ofrece el aumento de los volúmenes de bonos ESG?

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Los bonos ESG han ganado recientemente un lugar importante en el universo de la inversión mundial. En opinión de DWS, en los últimos dos o tres años, estas inversiones han recibido un impulso significativo gracias a un animado debate público. Además, la sostenibilidad se ha convertido en parte integrante de muchos ámbitos de la vida cotidiana. ¿Y por qué no iba a ser así en los mercados de renta fija? «El alentador crecimiento ha sido impulsado por ambas partes. Los emisores han ofrecido una diversa gama de productos y los inversores parecen demandarlos cada vez más. Estos valores ofrecen la oportunidad de diversificarse y podría haber potencial para obtener un rendimiento superior durante periodos de tiempo», señalan desde la gestora.

El primer paso que ha tenido que dar esta clase de activos es adquirir una definición que sean entendible por los inversores. Por ello, a la hora de hablar de bonos ESG, la industria entiende por ellos aquellos valores de renta fija cuyos ingresos se utilizan para financiar o refinanciar proyectos o actividades medioambientales, sociales, o una combinación de ambos. La emisión de este tipo de bonos volvió a alcanzar un volumen impresionante en 2023, en gran parte debido a las ventas récord de bonos verdes, según datos recopilados por Citigroup. La emisión de los bonos verdes, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad ascendió a 895.000 millones de dólares en 2023, lo que supone un aumento significativo de alrededor del 8% en comparación con el mismo periodo del año anterior. «Sin embargo, esta cifra no supone un récord. El anterior se estableció en 2021, cuando la emisión alcanzó poco menos de 1 billón de dólares. Un segmento en el que se batieron récords en 2023 fue el de los bonos verdes corporativos y gubernamentales, que ascendieron a 571.000 millones de dólares, muy por encima de los volúmenes de 2022 y 2021, 486.000 millones de dólares y 516.000 millones de dólares, respectivamente», indican desde DWS.

Según el análisis que hace la gestora, este impresionante comportamiento de los bonos ESG en el mercado primario continuó en los tres primeros meses de 2024. Se emitieron bonos verdes por valor de 202.500 millones de dólares en todo el mundo, según datos de Bloomberg, la cifra más alta de la historia. «Con una participación del 60% del total de emisiones de bonos ESG en el primer trimestre, los bonos verdes han dejado muy atrás a los demás segmentos. Los bonos sociales representaron el segundo mayor nivel de emisión en el primer trimestre, con 63.900 millones de dólares, el 19% del total, seguidos de cerca por los bonos de sostenibilidad con 60.200 millones de dólares, el 18% del total. Con 11.800 millones de dólares -3,5% del volumen total en el primer trimestre-, las ventas de bonos vinculados a la sostenibilidad se mantuvieron débiles», explica en su último informe. 

Dos de los segmentos que la gestora considera atractivos son los bonos corporativos europeos de alto rendimiento y los bonos corporativos de alto rendimiento en general. La tendencia de los bonos ESG corporativos europeos denominados en euros en el segmento de grado de inversión y high yield fue particularmente fuerte, según cálculos de Bank of America. Durante los tres primeros meses del año, se emitieron bonos ESG con un volumen de alrededor de 46.000 millones de euros en el segmento investment grade, solo unos 1.000 millones de euros por debajo del primer trimestre de 2023, el primer trimestre más sólido hasta la fecha, y que ya equivale a alrededor del 33% del total de la emisión IG sostenible en 2023. En el segmento high yield, según DWS, ya estamos en torno al 43% del volumen total del año pasado, con una emisión de 6.000 millones de euros en el primer trimestre.

«Un vistazo al volumen pendiente también muestra claramente que el papel de los bonos ESG es cada vez más importante. Un 16% del índice ICE BofA Euro Corporate Index está formado ahora por este tipo de valores, frente a alrededor del 11% del índice High Yield correspondiente. En el conjunto de 2023, los bonos corporativos ESG representaron algo más del 28% de la oferta total de este sector, y los bonos verdes representaron algo más del 75% de las emisiones sostenibles. Dadas las crecientes inversiones que se están realizando en el sector de la transmisión de energía, la inversión sostenible será extremadamente importante en los próximos años. Para un futuro más lejano, representan un potencial factor de diferenciación, si el tema se persigue con el vigor necesario. Es probable que la emisión de bonos verdes se active incluso en sectores que hasta ahora han tenido poca o ninguna emisión de bonos verdes», argumentan desde la gestora. 

Para  DWS, la inversión en bonos sostenibles será cada vez más importante en los próximos años, impulsada principalmente, pero no sólo, por un discurso político y social favorable a la protección del medio ambiente y la sostenibilidad. Las inversiones en bonos ESG están en línea con los 17 objetivos climáticos de las Naciones Unidas, promueven la transparencia y contribuyen así a una economía más sostenible y baja en carbono para las empresas europeas. Además, cada vez existen más marcos y regulaciones que emisores reputados cumplen, lo que puede dar a los inversores la confianza de que los emisores no se están subiendo al carro de las inversiones verdes, sin ser realmente sostenibles. Según el estudio de DWS, el segmento de bonos corporativos sostenibles experimentará otro crecimiento acelerado en los próximos años, con nuevos aumentos en los volúmenes de emisión.

Los inversores parecen estar cada vez más interesados en hacer algo positivo por el medio ambiente con sus decisiones de inversión. Pero esto no es todo. Las inversiones deben tener sentido desde el punto de vista financiero. Lo que parece hacer que los bonos ESG sean especialmente atractivos (además de todos los riesgos que conllevan, al igual que los bonos tradicionales) es que, al menos en el pasado reciente desde principios de 2023, han tendido a comportarse mejor que los bonos tradicionales debido a su menor volatilidad, especialmente en fases de mayor incertidumbre del mercado. De hecho, también han tendido a perder parte de su rendimiento superior en tiempos de sentimiento alcista. Pero, al menos en el periodo que estamos considerando, es raro que tengan un rendimiento inferior al de los bonos sin una etiqueta de sostenibilidad. Por lo tanto, las inversiones sostenibles aportan ventajas: en opinión de DWS, tienen sentido desde el punto de vista medioambiental y financiero.

El interés de los LPs por el clima traspasa las fronteras de los distintos activos

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Foto cedidaEmily Pollock y Holly Turner, Schroders Capital

Emily Pollock, directora de Clientes, Soluciones de Schroders Capital, y Holly Turner, especialista en clima de Schroders Capital, abordan en esta entrevista la situación actual de las inversiones climáticas desde la perspectiva de la firma, destacando la división de su empresa en cuatro grandes temas de impacto climático: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático; vulnerabilidades sociales; y capital natural y biodiversidad. 

¿Qué tipos de inversores están creando asignaciones climáticas específicas y cómo las están desplegando?

Emily Pollock: Observamos interés en todos los segmentos de la base inversora asignaciones climáticas, y ese interés va en aumento. En Schroders Capital, segmentamos nuestros tipos de inversores en pensiones, seguros, propietarios de activos a largo plazo y patrimonio, y actualmente es el segmento de las pensiones el más activo. En él, estamos viendo compromisos específicos en materia de clima y descarbonización.

Estos inversores también están sujetos a las normativas más onerosas desde el punto de vista del reporting. A menudo vemos que el mercado institucional de pensiones lidera las tendencias de inversión, y también estamos observando un creciente interés por parte del mercado de contribución definida (CD). Los seguros son un segmento en crecimiento, mientras que los propietarios de activos a largo plazo, incluidos los family office, las fundaciones, las dotaciones y los fondos soberanos, también están asignando una parte de sus carteras a esta temática. En particular, las fundaciones y las dotaciones han sido históricamente grandes inversores en private equity (capital riesgo) y grandes defensoras de gestores emergentes, por lo que están bien posicionadas para comprometerse con los nuevos segmentos de la inversión climática.

Para el segmento wealth, en cambio, los activos privados son un mercado nuevo, pero en expansión. En lo que respecta al despliegue, los inversores acceden al mercado de diferentes maneras: algunos parten de una asignación básica y otros establecen compartimentos de impacto o asignaciones que se centran en determinados subtemas. Cada vez se reconoce más la necesidad de capital en los mercados emergentes y, por lo general, los inversores tienen compromisos en torno a la neutralidad o la descarbonización a largo plazo que fomentan la asignación de activos.

Holly Turner: Vemos dos motores reales de crecimiento a corto plazo. En primer lugar, hay muchas iniciativas del sector relacionadas con el clima que piden a los inversores que asuman compromisos específicos, centrándose en cuestiones como la descarbonización de la cartera, la propiedad activa o la asignación específica de una cantidad de capital a soluciones climáticas. En segundo lugar, está la regulación relacionada con el clima. Desde el punto de vista de los inversores, esto significa que cada vez se examinan con más detalle los riesgos y oportunidades relacionados con el clima, lo que fomenta una mayor consideración.

La crisis climática está dando lugar a estrategias que no encajan perfectamente en los distintos tipos de activos. ¿Qué observa en el desarrollo de fondos temáticos y multiactivos?

EP: El crecimiento de los mercados privados ha sido asombroso, con una proliferación de fondos especializados en diferentes industrias, geografías y tipos de inversión. Por ejemplo, el sector de las infraestructuras ha pasado de un puñado de gestores core/core-plus a un espectro completo de deuda y renta variable, junto con rentabilidades core hasta private equity. Durante el mismo período, observamos el auge de nuevas estructuras de fondos abiertos y alternativas semilíquidas que han aparecido gracias el crecimiento del mercado secundario, y la entrada de nuevos inversores procedentes del mercado de CD y minoristas, así como un aumento de las coinversiones y de los fondos secundarios dirigidos por GP (General Partners), lo que crea más puntos de acceso y opciones de riesgo-rentabilidad. En lo que respecta al clima, vemos más fondos temáticos, centrados en resultados más que en clases de activos. Sin embargo, la complejidad y la competencia hacen que la especialización sea clave. Este no es un mercado para generalistas.

Los cuatro grandes temas de impacto

En Schroders dividimos nuestros temas de impacto climático en cuatro grandes categorías: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático; vulnerabilidades sociales; y capital natural y biodiversidad. A los inversores les interesa desde el punto de vista de los resultados y la accesibilidad, por lo que podrían buscar inversiones que ya sean bajas en carbono, invertir en empresas que incluyan la acción o la transición climática entre sus objetivos, o respaldar a compañías que ofrezcan productos o servicios que aporten soluciones climáticas, como herramientas de mitigación o adaptación al cambio climático. Esta última categoría de soluciones climáticas es actualmente objeto de gran atención en los mercados privados.

¿Qué estrategias de soluciones climáticas son más atractivas hoy en día?

EP: Identificamos las tres estrategias que ofrecen soluciones climáticas y que destacan sobre el resto: las energías renovables y una infraestructura de transición energética más amplia; la transición energética vinculada al transporte sostenible, que puede incluir tanto infraestructuras renovables como financiación de capital privado; y la gestión de recursos y la circularidad, que es principalmente una estrategia de Private Equity (PE).

¿Cómo encaran los inversores de mercados privados las soluciones climáticas?

Dadas las oportunidades que ya existen, los inversores privados pueden enfocar la inversión en soluciones climáticas de muchas maneras, a través del tema, la clase de activos, la rentabilidad, la geografía o el impacto. En las clases de activos privados, el private equity y las infraestructuras ocupan una posición dominante, pero el capital natural, que supone una asignación mucho menor, también tiene el potencial de crear un impacto significativo. Vemos mucho interés por parte de los inversores en centrarse en el hidrógeno frente a la energía renovable tradicional, y en la gestión de los recursos naturales.

Otra nueva vertiente que nos parece importante es la adaptación al clima, que ayuda a las comunidades a ser más resilientes al impacto del cambio climático y constituye en gran medida una oportunidad para los mercados emergentes. Es fundamental que los inversores adopten una estrategia donde exista un equilibrio entre las nuevas y prometedoras líneas de soluciones climáticas y el despliegue de tecnologías viables ya existentes, y que no se dejen atrapar por áreas nuevas y llamativas.

¿Qué avances están viendo en torno a las soluciones basadas en la naturaleza?

EP: El capital natural, por ejemplo, es un tema que los inversores institucionales exploran cada vez más como un pilar importante de la mitigación del cambio climático. Cuando pensamos en los inversores que quieren alcanzar el cero neto, la captura de carbono puede hacerse a través de soluciones basadas en la naturaleza o a través de la tecnología, pero la tecnología todavía tiene mucho camino por recorrer. Las soluciones basadas en la naturaleza son acciones que ayudan a proteger, restaurar o gestionar los activos naturales, es decir, proyectos de conservación, restauración y forestación que, desde la perspectiva del universo invertible, tienden a ampliar las categorías básicas del capital natural: silvicultura, agricultura y servicios ecosistémicos. La silvicultura y la agricultura han sido invertibles durante muchos años, evolucionando con el tiempo para considerar elementos como el carbono y la biodiversidad más allá del simple rendimiento del producto comercializado. Los servicios ecosistémicos incluyen conceptos nuevos, como los primeros mercados de créditos de carbono y compensaciones, que trabajan para incluir el impacto medioambiental a las nuevas fuentes de ingresos.

Los inversores muestran mucho interés por las oportunidades basadas en la naturaleza relacionadas con la resiliencia al cambio climático o la adaptación al mismo, junto con la mitigación del cambio climático, pero la accesibilidad para el capital institucional sigue siendo bastante complicada y nos encontramos en una fase de profunda exploración. Los avances en materia de track record, reporting y nuevos mecanismos podrían impulsar esta oportunidad, lo que podría tener un impacto significativo teniendo en cuenta la ubicación de muchos ecosistemas críticos en los mercados emergentes.

La medición en inversiones climáticas avanza

Muchos inversores eligen inversiones climáticas por sus características de riesgo-rentabilidad, pero cuando la asignación está vinculada a un compromiso u objetivo específico, la medición del impacto adquiere gran importancia.

Consideramos la cuantificación del impacto climático de las inversiones de dos maneras. Por un lado,tenemos en cuenta la medición del impacto en general, pero, por otro lado, también adoptamos métricas específicas relacionadas con el clima, como las emisiones evitadas, el carbono capturado o la biodiversidad. Aún queda mucho trabajo por hacer en todos estos aspectos, pero es alentador que cada vez haya más directrices y normativas sobre la divulgación de información. Ello no hará sino contribuir a que el Reporting y la medición relacionada con el clima que las instituciones financieras quieren presentar en el futuro.

 

ETFs sostenibles: un mercado polarizado a nivel global con Europa como principal líder

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Los ETFs ESG han experimentado un crecimiento extraordinario, alcanzando 550.000 millones de dólares en activos bajo gestión al finalizar 2023, según un informe publicado por State Street y JP Morgan AM en el que han recogido las principales tendencias de la industria de gestión pasiva. Uno de las principales conclusiones que revela este documento es que hay una gran polaridad entre la situación y evolución de los ETFs ESG a ambos lados del Atlántico. 

El informe explica que los ETFs ESG han vivido un fuerte desarrollo durante esta última década. El aumento más pronunciado ocurrió durante los años de la pandemia, 2020 y 2021, cuando los activos bajo gestión crecieron en 335.000 millones de dólares, 275% más en comparación con los activos bajo gestión de 2019. «La pandemia del COVID-19 impulsó enormemente la inversión ESG, subrayando la importancia de abordar desafíos globales como las pandemias, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Este período enfatizó  la necesidad de una estrategia de inversión más completa que integre el análisis financiero tradicional con la consideración del impacto social y ambiental más amplio de una empresa», explican. 

Europa sigue reinando

El crecimiento y desarrollo de este segmento de la industria ha sido desigual a ambos lados del Atlántico. Según el informe, los inversores europeos han liderado consistentemente la adopción de los ETFs ESG, impulsados por marcos legislativos sólidos como, por ejemplo, el SFDR (Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles) y un énfasis cultural profundamente arraigado en la sostenibilidad.

A partir de 2023, la región mantiene una ventaja dominante, representando casi las tres cuartas partes del mercado global de ETFs ESG, con activos que ascienden a 402.000 millones de dólares. Aunque América del Norte ha quedado ligeramente rezagada respecto a Europa en el crecimiento de los activos de ETFs ESG, aún ha logrado mantener una fuerte presencia, con activos totales actualmente en 131 mil millones de dólares, apenas 10 mil millones menos que su máximo alcanzado en 2021. Según indica en informe en sus conclusiones, la tendencia fue apoyada por un aumento en las corporaciones estadounidenses adoptando estándares ESG y cambios favorables en las políticas del gobierno de EE.UU., haciendo que los fondos ESG sean más atractivos para los planes de jubilación.

Por su parte, la región Asia-Pacífico, aunque considerablemente menor en escala comparada con Europa y América del Norte, ha mostrado un crecimiento notable. Desde un comienzo modesto con 385 millones de dólares en activos de ETFs ESG en 2014, la región ha expandido su portafolio a 15 mil millones de dólares para 2023.

Según los datos del informe, desde 2014 hasta 2023, el número de ETFs ESG a nivel global se disparó de 148 a 1.826, destacando un cambio hacia la inversión sostenible. «La región de EMEA lideró este crecimiento, con los ETFs ESG expandiéndose de 107 a 1.281, demostrando un fuerte compromiso con los principios ESG. Los ETFs ESG de América del Norte crecieron de 34 a 430, reflejando un interés creciente en la inversión sostenible, aunque a un ritmo más lento que en EMEA. La región de APAC, partiendo de una base más pequeña, vio un aumento constante de 7 a 115 ETFs ESG. La tendencia reciente en los lanzamientos de ETFs ESG, especialmente en América del Norte, es bastante distintiva. A pesar de una desaceleración general en las nuevas introducciones de ETFs ESG en 2023, la marcada disminución en América del Norte es particularmente notable», añasde 

Tras un período de robusto crecimiento que culminó con 115 nuevos fondos en 2021, América del Norte experimentó una caída precipitada a solo 13 nuevos lanzamientos en 2023. Esta caída contrasta marcadamente con la tendencia previamente boyante y refleja cambios más amplios en las prioridades de inversión.

Los flujos cuentan la historia completa 

La postura completa de los inversores de América (región NORAM) sobre ESG, según muestra el estudio, se ilustra claramente a través de las tendencias de flujo de ETFs, destacando un marcado alejamiento de las inversiones ESG en la región. «En 2020, los flujos netos globales hacia los ETFs ESG se dispararon a 93.000 millones de dólares, alcanzando un cenit de 165.000 millones en 2021. Durante este pico, la región EMEA contribuyó con impresionantes 109 mil millones en flujos netos, representando el 65% del total, mientras que NORAM también experimentó un aumento significativo con aproximadamente 51.000″, indican los datos del informe», indica el documento. 

Sin embargo, esta trayectoria ascendente en América cambió notablemente en los años siguientes. Para 2023, los flujos netos en esta región no solo disminuyeron sino que también cayeron en territorio negativo. El informe explica que esto contrasta fuertemente con el crecimiento constante en EMEA, que registró cerca de 50 mil millones de dólares en flujos netos durante el mismo período. «Este cambio desmiente la suposición anterior de que América del Norte estaba escalando rápidamente y estaba lista para superar a Europa en el espacio de ETFs ESG. Las tendencias actuales, según el informe, apuntan a una reevaluación de las estrategias de los inversores de NORAM hacia las inversiones ESG, particularmente en los Estados Unidos», indica el documento.

Una conclusión relevante es que la caída en la inversión ESG, especialmente en los EE.UU. en los últimos años, se puede atribuir a varios factores, siendo uno clave el aumento en la legislación anti-ESG impulsada principalmente por cambios políticos. Esta tendencia comenzó a ganar impulso en el año 2021 y alcanzó nuevos niveles en 2023, con más de 150 proyectos de ley y resoluciones anti-ESG presentados en 37 estados. Aunque muchas de estas propuestas fueron rechazadas o detenidas, para diciembre de 2023, al menos 40 leyes anti-ESG habían sido aprobadas en 18 estados, según la Escuela de Derecho de Harvard. Las facciones conservadoras también han iniciado boicots contra marcas que consideran excesivamente progresistas. Esto ha resultado en una considerable oposición a dichas marcas y a las iniciativas ESG que las respaldan.

Además, el descontento de los inversores es un factor importante en el decreciente interés en las iniciativas ESG. Hay una preferencia creciente por estrategias que enfatizan los retornos financieros y un enfoque centrado en el lucro, llevando a un menor enfoque en causas sociales que no producen beneficios económicos inmediatos.

Según el informe, como resultado de estas dinámicas, las compañías, incluidos los emisores de ETFs, han comenzado a reducir las conversaciones sobre ESG, llevando a una disminución en la promoción de productos relacionados y un subsiguiente declive en los flujos netos hacia los ETFs ESG en comparación con años anteriores. Esta divergencia en la filosofía de inversión permitió a los emisores de ETFs introducir fondos Anti-ESG, los cuales han visto un aumento en el interés durante el último año. Estos fondos Anti-ESG enfatizan un enfoque más tradicional centrado en el lucro, atrayendo a inversores que priorizan los retornos financieros sobre los objetivos ESG más amplios.

Mientras que Europa, según el informe, exhibe un enfoque menos polarizado hacia la inversión ESG y ha establecido en gran medida un ejemplo global en la adopción de ESG, los últimos años han presenciado una ligera desaceleración comparada con el impulso de 2020 y 2021. A pesar de los significativos flujos de inversión en 2022 y 2023, el interés europeo en ESG se ha atenuado algo debido a incertidumbres económicas, tasas de interés altas, inflación y tensiones geopolíticas, que podrían haber inclinado a los inversores hacia otras inversiones.

Además, el rendimiento inferior de ciertas estrategias ESG, particularmente en áreas temáticas como la energía renovable, que han sido afectadas por el aumento de los costos de financiamiento, la inflación de materiales y las interrupciones de la cadena de suministro, entre otros factores, ha jugado un papel en fomentar este sentimiento cauteloso. Preocupaciones adicionales sobre el lavado verde y las regulaciones en evolución, que abarcan temas como la reclasificación de fondos y la implementación del SFDR, han creado incertidumbre para los inversores ESG, potencialmente llevándolos a pausar temporalmente las inversiones hasta que surja mayor claridad.

El enfoque activo

El análisis de los flujos netos negativos de NORAM en 2023 revela un patrón distintivo: 6.6 mil millones de dólares en salidas provenían predominantemente de fondos pasivos, mientras que los ETFs ESG activos estaban en demanda, atrayendo 5.3 mil millones de dólares en nuevo capital. Este cambio indica una preferencia creciente por la gestión activa en la inversión ESG. Los inversores, según el estudio, parecen estar moviéndose hacia estrategias que ofrecen mayor flexibilidad y alineación con sus objetivos de inversión específicos, divergiendo de las restricciones que a menudo se asocian con los fondos pasivos. Para algunos inversores, la inversión ESG activa podría ofrecer un enfoque más dinámico, permitiendo a los inversores tener un impacto social potencialmente mayor y una influencia más directa sobre el comportamiento corporativo a través del activismo.

Según el informe, involucra un análisis profundo y un compromiso con las empresas en forma de activismo, aunque típicamente conlleva tarifas más altas que las estrategias pasivas. Para finales de 2023, la proporción de ETFs gestionados activamente dentro del total de AUM de ETFs ESG en NORAM aumentó significativamente al 13%, comparado con solo el 3% en 2018. Este notable crecimiento subraya un cambio sustancial en la preferencia de los inversores hacia la gestión activa en el espacio ESG durante los últimos cinco años.

En Europa, los ETFs ESG pasivos siguen siendo la elección predominante para los inversores, manteniendo una significativa participación del 94% del total de activos de ETFs ESG. También mantienen una posición dominante en términos de flujos netos anuales. Esta tendencia persiste a pesar de una disminución general en los flujos de entrada hacia los ETFs ESG en el continente líder en ESG.

El acrónimo ESG significa gobernanza ambiental, social y corporativa, introducido por las Naciones Unidas en el documento de 2004 titulado «Who Cares Wins» (Quién se preocupa, gana). Este documento marcó un momento crucial, abogando por la integración de estos factores críticos en el análisis financiero y la toma de decisiones. A lo largo de los 19 años subsiguientes, ESG se ha transformado de un concepto de nicho en un elemento central de la estrategia empresarial, impregnando cada sector de la industria, incluyendo instrumentos financieros como los ETFs.

Los inversores de Asia-Pacífico y Europa consideran el cambio climático algo central en su política de inversión

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La cuarta encuesta anual de Robeco realizada a 300 inversores revela que las actitudes de cada región respecto a la inversión climática siguen siendo muy diferentes. Por ejemplo, el interés en Norteamérica se sitúa por detrás de la región de Asia-Pacífico (APAC), que va en cabeza. Además, el porcentaje de inversores de APAC para quienes el cambio climático desempeña un papel central o muy significativo en su política de inversión asciende al 79% y supera por primera vez al de Europa (76%).

Sin embargo, la encuesta revela que el interés sigue disminuyendo en Norteamérica en un contexto de disputas políticas sobre el coste percibido de la integración de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las inversiones, donde solo el 35% da prioridad a la inversión climática. Debido a esta situación, la media mundial ha disminuido hasta el 62% en comparación con el 71% de 2023, pero sigue indicando que la mayoría de los inversores consideran prioritaria la inversión climática.

«Los resultados de la encuesta revelan que muchos inversores están adoptando un enfoque centrado y diligente en lo que respecta a la descarbonización de las carteras de inversión y avanzando hacia una economía futura de bajas emisiones de carbono. A medida que se familiarizan con el duro trabajo que implica la transición climática, disminuye la ingenuidad y aumentan las deliberaciones y el escrutinio sobre lo que se necesita para integrar la sostenibilidad en los múltiples aspectos de la gestión de las carteras de inversión», señala Lucian Peppelenbos, estratega de clima y biodiversidad de Robeco.

Entre los inversores institucionales, el informe señala que las aseguradoras destacan por comprometerse a lograr las cero emisiones netas en comparación con otros inversores institucionales y mayoristas, según la gestora, «quizá debido a su particular exposición al cambio climático desde ambos lados del balance». En concreto, alrededor del 39% de las aseguradoras se han comprometido públicamente a lograr este objetivo y otro 20% está en vías de hacerlo. Los inversores de la región de Norteamérica tienen más «miedo al compromiso», ya que el 46% ha descartado comprometerse con el objetivo de cero emisiones netas frente al 26% del año pasado. 

Principales tendencias

Entre los datos que arroja esta encuesta destaca que más de tres cuartas partes de los inversores creen que la transición será algo desordenada y que solo una pequeña parte se realizará de forma colectiva. En concreto, el 15% cree que será una transición ordenada en la que los gobiernos y los mercados colaborarán para reducir las emisiones. Por otra parte, el 8% cree que el mundo alcanzará un nivel alto de calentamiento global (hot-house world) y se tomarán muy pocas medidas para evitarlo. A este respecto, hay menos inversores que opinan que se pueda lograr el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C. Solo el 30% lo considera posible, frente al 38% de 2023, mientras que el 41% lo considera imposible, frente al 30% de la encuesta anterior. 

En la actualidad, los inversores destinan más fondos a estrategias climáticas generales que a las centradas específicamente en empresas «en transición». Solo el 37% invierte en estrategias dirigidas a empresas con planes de transición creíbles, aunque la mayoría (63%) tiene previsto hacerlo en un plazo de uno a dos años. La cuestión de la transición influye en los estilos de inversión preferidos. Alrededor del 45% utiliza estrategias activas de renta variable centradas específicamente en invertir en empresas orientadas a la transición, mientras que el 43% invierte en bonos verdes o bonos centrados en la sostenibilidad. Este enfoque vuelve a ser más popular en Europa y APAC. 

«La transición de las empresas y otros sectores del modelo marrón al verde, a medida que se descarbonizan, solo es posible si los inversores participan activamente, recompensando a las que adoptan el cambio y retirando el apoyo a las que lo rechazan o se muestran reacias a formar parte de él. Un aspecto interesante de los resultados de este año es que los inversores de la región de Asia-Pacífico están avanzando con determinación en materia de sostenibilidad, puesto que están incrementando su apoyo a la transición climática», concluye Peppelenbos.

Una coalición de inversores alerta a seis grandes petroleras y gasistas europeas de las insuficiencias de sus estrategias climáticas

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Un grupo de 16 inversores internacionales, convocados por Ofi Invest Asset Management, y que representan más de 780.000 millones de euros en activos gestionados, ha emitido una carta abierta en la que pide a seis empresas europeas de petróleo y gas –Total Energies, Shell, BP, Eni, Repsol y Equinor– que detengan sus planes de expansión de los combustibles fósiles y potencien sus inversiones en energías sostenibles

En reacción a las estrategias climáticas de estas empresas, que consideran deficientes, estos inversores anunciaron que votarían en contra de determinadas resoluciones estratégicas, incluida la reelección este año de los presidentes de los consejos de Total Energies, Shell y BP. Esta iniciativa forma parte de una escalada del compromiso que se viene llevando a cabo desde hace varios años.

En una carta conjunta, los inversores expresaron su preocupación a seis empresas petroleras y gasistas por sus estrategias de expansión en curso. La carta señala que el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas por parte de las empresas es incompatible con los objetivos de limitar el calentamiento global a 1,5 °C y lograr la neutralidad de carbono para 2050, según las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y las investigaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). La carta también señala que las empresas invierten muy poco en energías sostenibles en comparación con las necesidades de la transición energética.

La coalición de inversores considera que, en los últimos años, las seis empresas petroleras y gasísticas han avanzado muy poco en la acción por el clima, y señala que algunas de ellas -Total Energies, BP y Shell– incluso han reducido sus ambiciones climáticas.

En consecuencia, el grupo de inversores pide a las seis empresas que revisen su estrategia climática para alinearla con una trayectoria que limite el calentamiento global a 1,5 ºC. Según la AIE, esto requerirá detener el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas e impulsar las inversiones en energías sostenibles, de modo que el 50% del gasto de inversión se dedique a proyectos de energía limpia para 2030.

En su carta, los inversores firmantes se comprometen a votar en contra de determinadas resoluciones estratégicas clave en las juntas generales de 2024 de estas empresas, con el fin de subrayar la responsabilidad de sus respectivos consejos de administración. Votarán en contra de la reelección del presidente del consejo o en contra de la reelección de al menos un miembro del consejo, o en contra de la aprobación de la gestión del consejo, en función de las resoluciones del orden del día de cada una de las empresas en cuestión. Estos votos demuestran la determinación de utilizar nuevas vías en el compromiso contraído con las empresas de petróleo y gas.

Decarbonization Partners supera el objetivo de recaudación con 1.400 millones de dólares para su fondo inaugural

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Decarbonization Partners, joint venture entre BlackRock y Temasek centrada en invertir en empresas privadas next-generation que apoyen la aceleración de la descarbonización y la transición a una economía de cero emisiones netas, ha anunciado el cierre final de 1.400 millones de dólares para su fondo inaugural de inversión de venture capital y capital privado en etapas más avanzadas, Decarbonization Partners Fund I, superando su objetivo de recaudación de 1.000 millones de dólares.

Además de los compromisos de BlackRock y Temasek, el fondo ha atraído a un variado conjunto de más de 30 inversores institucionales que representan a 18 países, incluidos fondos de pensiones públicos y privados, fondos soberanos, compañías de seguros, empresas y family offices de Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico.

Entre los inversores del fondo figuran, entre otros, Allstate, BBVA, KIRKBI, Mizuho Bank Ltd., MUFG Bank Ltd. y TotalEnergies; así como compromisos de capital del segmento de altos patrimonios. La diversidad y profundidad de la base de inversores refleja la naturaleza global de la oportunidad en torno a la inversión climática, que se alinea directamente con el enfoque global de Decarbonization Partners.

«Esta exitosa recaudación de fondos demuestra la fuerza única de nuestro equipo y plataforma, que hemos estado construyendo durante los últimos dos años. Los clientes han mostrado su convicción en nuestra capacidad para ejecutar nuestra estrategia de apoyo a la aceleración de la descarbonización y la transición a una economía de cero emisiones netas a través de nuestras inversiones. Decarbonization Partners se creó deliberadamente como una entidad dedicada específicamente a reunir y colaborar con los principales actores del ecosistema climático: empresas innovadoras, grandes corporaciones, coinversores, clientes y proveedores de capital en etapas avanzadas. Estoy muy orgullosa de dirigir este negocio junto a nuestros socios globales», ha señalado Meghan Sharp, responsable Global de Decarbonization Partners.

«Existe una enorme demanda de infraestructuras energéticas a medida que muchos países tratan de realizar la transición a fuentes de energía con menos emisiones de carbono y, al mismo tiempo, lograr la seguridad energética. Decarbonization Partners reúne lo mejor de Temasek y BlackRock para identificar oportunidades de inversión generacionales en tecnología climática que creemos que ayudarán a reducir la prima verde, permitirán una transición energética más asequible y generarán rendimientos financieros a largo plazo para nuestros clientes», ha añadido Larry Fink, fundador y consejero delegado de BlackRock.

«Abordar la crisis climática requiere innovación a escala, así como recursos financieros significativos y sostenidos que lo permitan. Ninguna entidad puede hacerlo por sí sola. Nos complace y anima ver que muchos otros socios e inversores se suman al fondo inaugural de Decarbonization Partners. Su participación apoyará la aceleración de soluciones innovadoras para la descarbonización a escala real. Este tipo de colaboraciones y esfuerzos colectivos son fundamentales a medida que nos esforzamos por acelerar el progreso hacia nuestra ambición global de cero emisiones netas», ha declarado Dilhan Pillay, consejero delegado de Temasek. 

La estrategia de inversión de doble propósito del fondo busca, según el grupo Albión, generar atractivos rendimientos financieros a largo plazo al tiempo que invierte en empresas que están impulsando resultados de descarbonización intencionales, materiales y medibles. Decarbonization Partners, un fondo del Artículo 9 del SFDR, invierte en empresas con tecnologías de bajo riesgo que están listas para escalar y pueden beneficiarse de las plataformas complementarias y el acceso profundo de BlackRock y Temasek.

El Fondo ya ha invertido capital en siete empresas que abarcan varias tecnologías innovadoras de descarbonización. Esto incluye inversiones en materiales sostenibles, entre otras cosas para mejorar el rendimiento de las baterías de iones de litio, hidrógeno limpio, servicios de gestión del carbono con base científica, reciclaje de baterías de bajas emisiones, gestión de flotas de vehículos eléctricos y almacenamiento de energía térmica para aplicaciones industriales. El equipo ha creado una sólida cartera de operaciones propias, que seguirá ejecutando en los próximos meses.

El equipo de Decarbonization Partners ha crecido hasta contar con más de 25 miembros, entre los que se incluyen profesionales experimentados en gestión de carteras e inversiones de venture capital y growth equity con oficinas en Nueva York, San Francisco, Singapur, Londres, París y Houston. El equipo se formó con el objetivo de proporcionar a las empresas en cartera socios de confianza que generen valor añadido y aporten una importante experiencia técnica y operativa.

Aegon AM reclasifica su estrategia de bonos soberanos sostenibles a Artículo 9 del SFDR

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Aegon Asset Management da un paso más en su compromiso con la divulgación sostenible. Según explica la gestora, para satisfacer la demanda de los clientes sobre información sostenible significativa y comprobar que se cumplen con los requisitos regulatorios, el Aegon Global Sustainable Sovereign Bond Fund ha sido reclasificado pasando de ser artículo 8 del Reglamento de Divulgación Financiera Sostenible (SFDR) a ser artículo 9.

El objetivo de esta estrategia es invertir en países financieramente sólidos que contribuyan a la mejora de los objetivos de sostenibilidad definidos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS de la ONU). «La actualización de la clasificación SFDR está bien alineada con el objetivo sostenible del fondo y refleja mejor el proceso subyacente de integración del análisis de sostenibilidad en la construcción de la cartera», indican desde la gestora.

Desde Aegon AM recuerdan, el propósito clave del SFDR es proporcionar a los participantes del mercado información transparente sobre los riesgos de sostenibilidad para aumentar la confianza de los inversores en los productos financieros con afirmaciones de sostenibilidad. Desde que la Comisión Europea introdujo su Plan de Acción de Finanzas Sostenibles en 2018, alinear más inversiones hacia objetivos sostenibles ha sido una parte importante de la construcción de un futuro próspero para la sociedad y el planeta.

Según el SFDR, los fondos clasificados como artículo 9 deben tener un objetivo de inversión sostenible específico y divulgar información obligatoria sobre cómo se logra ese objetivo. Además, al igual que los fondos del Artículo 8, los fondos del Artículo 9 deben proporcionar información obligatoria sobre cómo se consideran los riesgos de sostenibilidad y los impactos adversos. El Fondo de Bonos Soberanos Sostenibles Globales de Aegon se lanzó en 2021 y desde su inicio aplicó un proceso de integración de sostenibilidad exhaustivo consistente con los requisitos de divulgación del SFDR aplicables a la clase de activos.

«En Aegon Asset Management, valoramos los esfuerzos regulatorios para crear un marco de divulgación robusto para promover inversiones sostenibles, aunque reconocemos las deficiencias que conllevan los intentos de imponer información estandarizada ESG. El SFDR es solo uno de los muchos pasos dados en la UE para mejorar la práctica del mercado y proporcionar a los inversores divulgaciones de sostenibilidad significativas. La reclasificación del Fondo de Bonos Soberanos Sostenibles Globales de Aegon como un fondo del Artículo 9 refleja una evolución en nuestra comprensión e implementación de esta importante regulación, al tiempo que aumenta nuestra transparencia y responsabilidad ante los clientes que buscan divulgaciones de inversiones más sostenibles», afirman desde la firma de inversión.

Allfunds y MainStreet Partners presentan Sustainability Navigator, una herramienta para la creación y análisis de carteras sostenibles

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Allfunds  y MainStreet Partners (MSP) han anunciado el lanzamiento de Sustainability Navigator, una herramienta diseñada específicamente para crear y analizar carteras de inversión sostenible en línea con la regulación SFDR. Según explican ambas firmas, esta herramienta permitirá la creación de las carteras de inversión sostenibles en línea con los estándares regulatorios europeos y el análisis del perfil sostenible de una cartera de un fondo de inversión

Tras la adquisición de una participación mayoritaria en MainStreet Partners en 2023, Allfunds y MSP han trabajado conjuntamente en el desarrollo de una solución innovadora que integrase las principales fortalezas de ambas entidades. Allfunds aporta la tecnología necesaria para integrar y conectar Sustainability Navigator a la mayor red de distribución de fondos del mercado; y, por su lado, MainStreet Partners cuenta con un profundo conocimiento en materia de sostenibilidad, además de una potente base de datos ESG.

Según explica, Sustainability Navigator forma parte del ecosistema digital Allfunds Connect, facilitando a los gestores su actividad en el marco de sostenibilidad a través de una herramienta que permite la creación de las carteras de inversión sostenibles en línea con los estándares regulatorios europeos (SFDR). «Sobre la base de un universo de más de 8.500 compañías analizadas, y siguiendo la guía diseñada por nuestros expertos en materia de ESG y regulación, el usuario puede construir una cartera sostenible basándose en criterios tales como: sector, definición de la política de exclusión, objetivos de inversión sostenible (ODS), consideración de los Principales Indicadores Adversos (PAIs) e indicadores de gobernanza, sociales y medioambientales, obteniendo como resultado el conjunto de compañías que siguen dichos criterios, así como acceso a una amplia base de datos que complementa el análisis para la selección y construcción de un producto que cumpla con el Artículo 8 o 9 de SFDR», explican.

Además, la herramienta permite el análisis del perfil sostenible de una cartera de un fondo de inversión. Según indican, permite cargar la cartera de un fondo de inversión tan solo introduciendo los códigos ISIN, proporcionando de manera inmediata un desglose detallado de los principales atributos ESG: porcentaje de inversión sostenible, calificaciones ESG, exposición a actividades controvertidas, así como la alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Tras el análisis, la herramienta presenta la evaluación final en un reporte fácil de interpretar, descargar y compartir.

Los promotores de esta herramienta considera que ambas funcionalidades ayudan a los gestores en la creación de carteras sostenibles haciendo más eficiente el proceso de construcción y análisis, pudiendo atender mejor la creciente demanda y conciencia del inversor sobre la inversión sostenible, además de cumplir con el marco regulatorio y las normativas de sostenibilidad de la UE.

“Sustainability Navigator es el resultado de la estrecha colaboración entre MainStreet Partners y Allfunds de la que nos sentimos especialmente orgullosos. Combinando nuestras fortalezas y conocimientos hemos desarrollado una herramienta que no sólo responde a las necesidades del mercado, sino que también está a la vanguardia de las soluciones de inversión sostenible», ha destacado Juan de Palacios, Chief Strategy and Product Officer de Allfunds. 

Por su parte, Simone Gallo, Managing Director de MainStreet Partners, ha añadido que “el desarrollo de Sustainability Navigator acercará la experiencia de MainStreet a un público más amplio. Hemos construido junto con Allfunds una herramienta digital única para automatizar las principales necesidades de entidades que quieren construir un producto Art.8 o transformar un Art.8 en un Art.9 y que a menudo nos han preguntado: ¿cómo puedo construir y auditar de manera eficiente y rentable varios universos sostenibles utilizando miles de puntos de datos que hablan el lenguaje del marco SFDR?”.

Fidelity International lanza dos nuevos fondos sostenibles de renta fija

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En el marco de su compromiso constante con la inversión sostenible, Fidelity International (Fidelity) ha anunciado la ampliación de su oferta en renta fija sostenible con el lanzamiento dos nuevos fondos: el Fidelity Funds 2 – Sustainable Social Bond Fund y el Fidelity Funds 2 – Sustainable Global Corporate Bond Fund.

La gestora considera que son muchos los retos que se plantean para hacer avanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS), pero no actuar tendrá consecuencias irreversibles. Se calcula que existe una brecha de financiación anual de 4 billones de dólares entre lo que se necesita y lo que se ha aportado para alcanzar los ODS, siendo el grueso de estas metas de índole social. Este hecho ofrece una oportunidad a los inversores.

En este contexto, la firma señala que el fondo Fidelity Funds 2 – Sustainable Social Bond tiene como objetivo revalorizar el capital y generar rentas realizando inversiones sostenibles. Invierte al menos el 70% de sus activos en títulos de deuda emitidos por empresas de alta calidad crediticia (investment grade) de cualquier parte del mundo y al menos el 80% de la cartera se invierte en bonos que tienen una orientación social. El fondo invierte en emisores que suministran un producto o servicio que contribuye a los ODS de la ONU de carácter social y en bonos que contribuyen directamente a temáticas sociales mediante el uso del capital recaudado.

Según matizan, este nuevo fondo forma parte de un compromiso más amplio de Fidelity con el desarrollo de soluciones de inversión en renta fija temáticas que aborden el cambio climático, la biodiversidad, el agua y los problemas sociales.

El énfasis en estas temáticas obedece a una firme convicción: los bonistas tienen un papel importante que desempeñar para afrontar estos problemas y ayudar a reducir la brecha que existe en la financiación que se requiere para abordar estas cuestiones. Además, complementa la estrategia actual de bonos climáticos de la compañía por medio del Sustainable Social Bond Fund, que incluye la resiliencia y adaptación frente al cambio climático como una de sus subtemáticas y hace hincapié en la importancia de mejorar la capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático.

Para una mayor diversificación, el Fidelity Funds 2 – Sustainable Global Corporate Bond Fund trata de conseguir la revalorización del capital y generar rentas mediante inversiones sostenibles. Al menos el 70% de sus activos se invertirá en títulos de deuda emitidos por empresas de alta calidad crediticia (investment grade) de cualquier parte del mundo. «Estos títulos contribuirán a objetivos medioambientales o sociales que estén en consonancia con uno o más ODS de la ONU, lo que ofrece un enfoque más diversificado comparado con los fondos temáticos puros», sostiene la gestora. 

Ambos fondos están acogidos al artículo 9 del Reglamento de divulgación de información financiera sobre sostenibilidad (SFDR), lo que significa que el 100% del patrimonio, descontando la liquidez y los instrumentos de cobertura, se destinará a “inversiones sostenibles”. Los fondos estarán gestionados tanto por Kristian Atkinson (gestor principal del Sustainable Global Corporate Bond Fund) como por Shamil Gohil (gestor principal del Sustainable Social Bond Fund). Juntos, suman más de 42 años de experiencia y están respaldados por los amplios recursos de inversión e inversión sostenible de Fidelity en todo el mundo.

Con motivo del lanzamiento, Christophe Gloser, responsable de distribución para Europa de Fidelity International, señaló: “Estamos encantados de ampliar nuestra gama de fondos sostenibles con estos últimos lanzamientos, que se inscriben en nuestra determinación de ofrecer a los clientes la capacidad de invertir en estrategias acordes con los ODS y el artículo 9 del SFDR. Estos fondos constituyen una solución que complementa nuestras estrategias de renta variable mundial sostenible y brinda a los clientes un conjunto de componentes sostenibles para sus carteras. Además, se suman a los logros que estamos obteniendo en el desarrollo de la estrategia de bonos climáticos, que recientemente superó la barrera de los 320 millones de dólares de patrimonio gestionado”.