Para Christian Gattiker, director de análisis de Julius Baer, en 2020, el mundo tuvo una afectación sin precedentes cuando estalló el coronavirus y se convirtió en una pandemia mundial. “Fue un shock exógeno, ya que no se derivó de un desequilibrio auto infligido del sistema financiero, y afectó con especial dureza al sector servicios, columna vertebral de las economías modernas”, sostiene Gattiker.
A entender del director de investigación de Julius Baer, en los mercados financieros, la recuperación ha sido tan rápida como la caída. Es más, afirma que la recuperación económica ya está en marcha. “2021 consistirá en contener y sanar la crisis de salud, además de identificar los factores que podrán generar oportunidades para los inversionistas en 2021 y más allá”, indica Christian Gattiker.
Para entender el panorama y evaluar mejor las oportunidades, Gattiker, director de investigación de Julius Baer pone énfasis en los 5 factores clave. El primero es la propia recuperación que, a diferencia de recesiones anteriores, el sistema financiero actual es saludable. En su opinión, el daño estructural al sistema causado por la pandemia debería ser limitado y la recuperación debería comenzar a ganar fuerza tan pronto como aumente la disponibilidad de vacunas y las economías comiencen a normalizarse.
Sin embargo, advierte, la velocidad de la recuperación variará de un país a otro, por lo que las distintas naciones volverán a la «normalidad» en diferentes momentos. “El mundo debería alcanzar los niveles de producción anteriores a la crisis en la segunda mitad de 2021. China lo logró ya en la segunda mitad de 2020. Esperamos que Estados Unidos siga en algún momento a mediados de este año, mientras que la eurozona, Japón y es probable que la mayoría de los países emergentes tarden más. Hasta que la crisis de salud se resuelva en todo el mundo, esperamos que los ganadores sigan siendo aquellos países del hemisferio occidental donde el gasto fiscal es alto”, argumenta.
El segundo factor que apunta Gattiker son las elecciones en Estados Unidos. Sobre su resultado apunta: “Fueron un evento político enormemente significativo en 2020. Con Joe Biden, hay esperanzas de que la nueva administración estadounidense ayude a contener y sanar las relaciones globales. Esperamos que el tono pueda mejorar, pero ciertamente persistirán algunas tensiones en el mundo. Las relaciones geopolíticas son complejas y no hay soluciones rápidas.
En tercer lugar reflexionar sobre la renta variable. Para Christian Gattiker el precio de las acciones no es alto dado que las ganancias van en aumento. En parte debido a que hay una visión positiva sobre la tecnología de la información, la atención médica (incluida la salud digital) y las ciencias de la vida.“La pandemia ha acelerado los avances en salud digital, ya que evitar el contacto cara a cara, cuando es posible, se ha vuelto crucial. Además, la tecnología de ARNm utilizada en la carrera para desarrollar una vacuna para el COVID-19 representa un gran logro científico y podría redefinir el campo en el futuro”, explica.
Respecto al mercado de bonos, su cuarto factor, considera que es relevante mirar a Japón. Según apunta, como resultado de la fuerte compra de activos por parte del Banco de Japón en los mercados financieros, los diferenciales crediticios para los emisores corporativos en todo el espectro de calificación crediticia son más bajos que en cualquier otro lugar del mundo.
“Si los mercados de bonos mundiales se vuelven japoneses en 2021 como resultado de intervenciones sin precedentes de los bancos centrales, los inversores podrían considerar comprar lo peor de lo peor, la basura de la basura. Creemos que esto aún no es el caso, sin embargo, desde una perspectiva de riesgo/beneficio, los bonos en la frontera entre calidad de inversión y bonos basura son suficientemente atractivos”, argumenta Gattiker.
El último de los factores lo encontramos en las divisas, donde el director de investigación de Julius Baer ve el fin del mercado alcista del dólar estadounidense, una era que duró más de una década.
“Esperamos que el dólar estadounidense se debilite después de que la Reserva Federal (Fed) aumente la oferta monetaria en respuesta a la pandemia. De manera crucial, la Fed también cambió su compromiso con la estabilidad de precios, prometiendo ser más tolerante que nunca con una inflación más alta. Esto puede llegar a favorecer a las monedas de bajo rendimiento de Europa y Japón, así como a la de China. Es probable que las monedas de los mercados emergentes aún no estén a favor este año porque estas naciones no tienen la flexibilidad monetaria y fiscal para arreglar sus economías nacionales”, concluye Gattiker.