Los mercados emergentes ofrecen a los inversores en renta fija potenciales beneficios en cuanto a diversificación y rentabilidad, pero consideramos que maximizar estos beneficios a largo plazo requiere un enfoque sin restricciones en la construcción de la cartera. Con la economía global paulatinamente saliendo de la ralentización provocada por el COVID-19 y volviendo a mostrar indicios de crecimiento, los inversores están considerando la deuda emergente como una clase de activo que ofrece beneficios.
La asignación a deuda emergente puede resultar un gran elemento diversificador para la cartera, ya que es amplia en cuanto a los impulsores de los rendimientos económicos, que pueden ir desde compañías chinas de Internet hasta la deuda nigeriana en moneda local. A su vez, puede servir como una fuente de valor potencial: los rendimientos actuales oscilan entre el 4% y el 7% en instrumentos ligados a los índices y suben a alrededor del 8% en aquellos con una calificación crediticia de B o inferior. Esta prima se hace más evidente si observamos instrumentos con una calificación y un perfil de riesgo similar en mercados desarrollados.
En un mundo con sed de crecimiento, creemos que las buenas valoraciones de la región, las perspectivas de mayor rentabilidad y la sólida recuperación prevista para 2021, en comparación con los mercados desarrollados, hacen a la deuda emergente considerablemente más atractiva.
Los mercados emergentes también están altamente infraponderados por los inversores internacionales, que han favorecido un sesgo doméstico durante la incertidumbre generada por la pandemia. Sin embargo, con una Reserva Federal prudente, un dólar estadounidense más bajo y Biden en la Casa Blanca, esperamos que la región tenga un mejor rendimiento en 2021.
Pero, ¿cuál es el mejor enfoque para acceder a la región? Históricamente, la mayoría ha optado por mantener la inversión en deuda emergente a través de índices de referencia, ya sea mediante la exposición a una clase de activos o mediante multiactivos. Ambas posturas ofrecen ventajas durante fases específicas del ciclo económico, pero el enfoque óptimo es aquel que pueda funcionar en todos los entornos. El ser agnóstico en cuanto al índice, sin restricciones, amplía el conjunto de oportunidades de la cartera y, por lo tanto, el potencial para añadir valor.
Cómo lidiar con la volatilidad
Como todos los activos volátiles, la deuda emergente es propensa a sufrir períodos de devaluación, lo que hace que los rendimientos suban. Esta inestabilidad indica que los inversores no deben esperar rendimientos positivos ininterrumpidos únicamente a través del carry. También se ve influida por factores técnicos como movimientos en el posicionamiento y los niveles de liquidez, más que otros sectores de renta fija.
Por lo tanto, aunque las soluciones long-only que siguen al índice pueden funcionar muy bien, dependen de la precisión del momento del mercado y la habilidad del gestor para evitar la volatilidad periódica; un enfoque sin restricciones está mucho menos limitado en este sentido.
La asignación a los diferentes tipos de activos
El universo de deuda emergente comprende cuatro subactivos:
- Deuda soberana denominada en USD
- Deuda corporativa denominada en USD
- Deuda soberana en moneda local
- Deuda corporativa en moneda local
Si bien todas ellas tienen una alta correlación a largo plazo, durante períodos de recesión pueden moverse en direcciones muy distintas. Las diferencias entre la deuda soberana y la corporativa son también significativas: tanto la corporativa denominada en moneda local como la denominada en moneda fuerte tienen por lo general una menor volatilidad. Por lo tanto, una asignación activa a las cuatro clases puede convertirse en una importante fuente de valor.
Si los inversores pueden beneficiarse de estas dispersiones mediante una asignación activa y la selección de valores, debería ser posible obtener mayores rendimientos. En nuestra opinión, solo una estrategia sin restricciones puede explotar sistemáticamente todo el espectro de oportunidades, convirtiéndose en la mejor solución para los inversores que buscan rendimientos superiores.
Oportunidades inexploradas
Los índices de referencia en todo el universo de emergentes son robustos y están diversificados, pero normalmente encontramos mayor valor fuera de estos. Su incorporación al índice puede ser una potente fuente de rendimientos: por ejemplo, en 2018, países como Qatar y Arabia Saudita se beneficiaron notablemente del apoyo técnico debido a su esperada inclusión en el JP Morgan EMBI Global Diversified, del que comenzaron a formar parte en febrero de 2019.
Aunque algunas de estas inversiones pueden incluirse en una cartera que siga al índice de referencia, solo una estrategia sin restricciones puede sacar provecho de estas oportunidades, debido a la posibilidad de tener una posición muy superior a la que le correspondería al seguir al índice.
En busca de rendimientos óptimos
Las estrategias que siguen a los índices de referencia dan la sensación de tener una rigurosa disciplina dados sus estrictas directrices y presupuestos en relación con el riesgo, pero pueden restringir la capacidad de los inversores para generar y preservar rendimientos en todos los ciclos del mercado.
Dados los numerosos giros de esta clase de activos, su naturaleza técnica, el amplio conjunto de oportunidades y la ineficiencia que conduce a la asimetría de los rendimientos, creemos que una estrategia sin restricciones es la más adecuada para satisfacer las necesidades de los inversores en mercados emergentes que buscan aprovechar los rendimientos óptimos ajustados al riesgo.
Tribuna de Polina Kurdyavko, jefa de mercados emergentes y gestora sénior en Bluebay Asset Management; y Anthony Kettle, gestor sénior
Acceda al documento íntegro pinchando en este enlace.