La inversión con criterios sostenibles está viviendo un momento dulce. Una afirmación que se demuestra en los datos de flujos de entrada a fondos de la gestora austriaca Erste AM, una de las pioneras en la inversión con criterios ASG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) en Europa, cuyos fondos distribuye Selinca AV en España.
No obstante, no estamos ante el inicio de una tendencia, sino ante su aceleración, como constatan desde la propia firma. Porque los Objetivos de Desarrollo del Milenio firmados en 2015, y el Plan de Acción Europeo de 2018 para la financiación del crecimiento sostenible, han actuado como dos importantes puntos de inflexión hacia la conversión del sistema financiero a la plena sostenibilidad.
Como resultado de ello, se ha reforzado el marco para la inversión sostenible, introduciéndose estándares mínimos, y haciendo hincapié en el papel clave de las compañías de inversión, que son las encargadas de canalizar el dinero que les confían sus inversores hacia compañías respetuosas con el medio ambiente. “El momento para este movimiento que comenzó en 2015 ha ganado una gran velocidad en los últimos años. La inversión sostenible ha pasado de ser tendencia a ser una revolución”, indican desde la gestora.
En este nuevo entorno, aquellas compañías que no sean capaces de desarrollar una estrategia sostenible y, por tanto, orientada hacia el futuro, pueden ser castigadas en los mercados de capitales en la forma de una rebaja de su calificación crediticia, una prima de riesgo más elevada, o peores condiciones de financiación.
Desde Erste AM insisten en que esta tendencia ya estaba presente antes de la llegada del coronavirus a nuestras vidas, y así lo evidencia la popularización del término “capitalismo de las partes interesadas” o “stakeholder capitalism”, pero también vaticinan que “probablemente la pandemia acelere este proceso”.
De hecho, en la gestora se apoyan en estudios publicados por el proveedor de índices MSCI, que respaldan que las compañías sostenibles no solo han capeado mejor la crisis, sino que además lo han hecho obteniendo mejores rendimientos. “Esta pandemia global ha demostrado claramente a las empresas la importancia de la forma en que gestionan su modelo de negocio, a sus empleados y sus valores corporativos”, explica Walter Hatak, responsable de inversiones sostenibles de Erste AM.
Sostenibilidad: casos prácticos
Además del propio comportamiento de las compañías a la hora de determinar la sostenibilidad de sus prácticas, desde la gestora también quieren llamar la atención sobre el poder que tienen los accionistas para intervenir en la agenda corporativa a través de sus votaciones. La propia firma ha actuado en ocasiones como activista, utilizando los derechos de voto que le conceden las posiciones en las que invierten en nombre de sus clientes para posicionarse a favor o en contra de acuerdo con una serie de principios que han hecho públicos y pueden consultarse en esta guía.
Pero el ejercicio de los derechos de voto no es la única manera de dar pasos hacia la sostenibilidad a través de la inversión. También es fundamental el compromiso, y por compromiso los expertos de Erste AM se refieren a “mantener comunicación directa con las empresas, mediante llamadas al equipo directivo, conferencias, workshops y cartas abiertas”.
Todas son acciones importantes porque, según explica Hatak, “el mayor éxito es haber mantenido el diálogo durante varios años y el haber tenido un contacto continuo con las empresas”. El responsable de sostenibilidad pone como ejemplo que, sólo en 2019, la gestora mantuvo más de 80 conversaciones con sus participadas sobre asuntos como las emisiones de dióxido de carbono o la presencia de mano de obra infantil en la cadena de producción.
En 2019, Erste AM apoyó –al igual que en años anteriores- todas aquellas mociones de accionistas relacionadas con la lucha contra el cambio climático, el bienestar y la salud, dando como resultado, por ejemplo, que los accionistas de Coca-Cola AGM lograran que la compañía incluyera advertencias sobre el alto contenido de azúcar en las acciones de marketing de sus bebidas.
Cómo participar en la revolución
Quizá el fondo más emblemático de la gama de Erste AM es el Erste WWF Stock Environment, un fondo de renta variable que invierte exclusivamente en títulos de empresas que, sobre la base de un proceso de selección predefinido, acreditan una utilidad medioambiental, y son calificadas por tanto como sostenibles.
Como resultado del proceso de análisis, la cartera está expuesta típicamente a compañías de sectores como el agua, las energías renovables, la eficiencia energética, la tecnología de almacenamiento, la movilidad, el aire o el reciclaje. Esta selección permite que el producto tenga un elevado active share, y ha dado como resultado una rentabilidad más que interesante, especialmente en este 2020 a punto de terminar, con cerca de un 70% de subida.