Un reciente análisis realizado por Willis Towers Watson sobre la situación del mercado asegurador muestra que las duras condiciones actuales a las que éste se enfrenta persistirán durante todo el año 2021.
En este marco global, el endurecimiento de los precios se generaliza y afecta a todo tipo de riesgos. Los incrementos más altos se seguirán viendo en sectores específicos como alimentación/bebidas, energía, manipulación de residuos y reciclaje, industria química, automoción y en riesgos con exposición catastrófica. Por líneas de negocio, las predicciones respecto a los incrementos medios de precios para el último trimestre de 2020 y el primero de 2021, quedarían así: daños materiales, incremento entre 15% y 25%, responsabilidad civil, incremento entre 7,5% y 25%, construcción, incremento entre 5% y 25%, energía, incremento entre 5% y 30%, D&O (Directors and Officers), incremento entre 15% y 70%, responsabilidad civil profesional, incremento entre 5% y 50%, ciberriesgos, incremento entre 20% y 30%, crime, incremento entre 15% y 30%, instituciones financieras, incremento entre 10% y 30%, aviación-aeroespacial, incremento entre 20% y 40% y marine-transportes entre 10% y 40%.
Otra de las conclusiones que arroja el estudio apunta a que en los últimos meses muchas compañías han anunciado la inclusión de manera ya generalizada de exclusiones específicas por COVID-19 en varias líneas de negocio, principalmente en las de daños materiales, responsabilidad civil y D&O. Se observa además un aumento de las nuevas exclusiones relacionadas con ciberriesgos, principalmente en las pólizas de responsabilidad civil y daños materiales.
El análisis muestra también que las compañías de seguros mantienen una continua revisión de sus apetencias de riesgo, con el objetivo de controlar y limitar de manera mucho más minuciosa las exposiciones de sus carteras. En este sentido, en los últimos meses se han visto importantes retiradas de capacidad que obligarán a incrementar la retención de los clientes.
Por lo que respecta al área de siniestros, y aunque se empiezan a conocer las primeras cifras sobre el impacto que el COVID-19 está teniendo en la industria aseguradora, todavía existe mucha incertidumbre sobre el alcance total y la duración que tendrá esta catástrofe. En este punto, los analistas de WTW prevén un incremento de los siniestros rechazados y dificultades en los procesos de resolución de los mismos.
Javier Giménez, responsable de Broking para Europa Occidental e Iberia de WTW, señala: “De cara a las renovaciones de final de año, que ya se están estudiando con los mercados de seguros, destacamos una creciente falta de apetito por los riesgos más complejos y por aquellos que arrastran un amplio historial de siniestros y acumulan pérdidas. De nuevo, la información y el tiempo son los factores más críticos para encontrar soluciones y posibles alternativas: los mercados van a tener cada día más temas encima de la mesa y van a tener que elegir cuáles se van a estudiar con recursos limitados”.
En cualquier caso, y aunque sin esperar un retorno rápido a los precios “blandos”, el bróker es más optimista con respecto a que, de no producirse nuevas catástrofes, los aumentos de las tasas comiencen a moderarse y sean más predecibles a partir de mediados del próximo ejercicio. Todo parece apuntar a que se empieza a ver cierta moderación hacia un nuevo equilibrio que proporcione a los clientes certeza y protección contra sus riesgos y la creciente volatilidad del mercado.
El informe, que analiza las tendencias del sector durante el último trimestre de 2020 y el primero de 2021, arroja que las líneas de negocio más desafiantes, como ya se ha mencionado antes, serán las de daños materiales, responsabilidad civil, D&O y ciberriesgos. En el primer apartado, se están incorporando exclusiones específicas por COVID-19 y se está reduciendo el nivel de coberturas y la capacidad local de los principales mercados, debido a que cada vez más riesgos han de referirse a las centrales de suscripción, complicando y alargando los procesos de colocación.
En cuanto a la responsabilidad civil, distintas aseguradoras están registrando ratios combinados que superan el 150%, lo que hace anticipar un entorno muy complicado hasta, al menos, la primera mitad de 2021. La capacidad mundial se ha reducido en un 35% entre 2018 y 2020 por la consolidación de operaciones de M&A en el mercado, retiradas de capacidad y limitaciones en los apetitos de suscripción, y además persisten las restricciones de coberturas y se prevé mayor endurecimiento de los términos y condiciones durante los próximos trimestres. Las exclusiones que más importancia están teniendo son las de ciberriesgos, COVID-19 y enfermedades infecciosas.
En D&O muchas aseguradoras han dejado de suscribir nuevo negocio por el incremento exponencial en el número de reclamaciones de los últimos años, agravado además por la crisis generada por el COVID-19. Los informes de siniestralidad y evolución de precios del seguro de D&O ponen de manifiesto que la tendencia al alza, tanto en siniestralidad como en primas, no ha tocado techo, esperándose un endurecimiento aún mayor en los últimos meses de 2020 y durante todo 2021.
Respecto a los ciberriesgos, la capacidad para esta tipología está empezando a reducirse de forma clara, ya que las pérdidas siguen aumentando y muchas aseguradoras han tomado la decisión de reducir ampliamente su capacidad máxima (de 25 a entre 10 y 15 millones de euros, como máximo). Además, el teletrabajo ligado al COVID-19 ha conducido a un aumento de la actividad de phishing y hacking, llegando a provocar ataques cibernéticos con reclamaciones superiores a los 10.000 millones de dólares.
“La mayoría de nosotros recordaremos el 2020 como un annus horribilis. El coronavirus continúa dañando nuestra sociedad y nuestras economías, y ha acelerado de manera clara el endurecimiento del mercado, que dura ya 21 meses consecutivos. Todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Cuánto tiempo durará? Tanto si nos referimos al mercado duro como a la pandemia, resulta muy difícil señalar una fecha, pero lo que sí podemos afirmar es que ambos terminarán, aunque dejarán cambios indelebles para la industria del seguro”, concluye Giménez.