Las nuevas medidas fiscales adoptadas en España sumadas al impacto del COVID-19 están creando un revuelo en el sector de banca privada. Durante el evento anual de Banca Privada organizado por IKN, este tema no ha pasado desapercibido y varios ponentes han debatido sobre el efecto de estas medidas y sus posibles reacciones.
Adela Martín, directora del área de Banca Privada de Santander, considera que en el plano fiscal hay poco que se pueda decidir, es decir, es un terreno dado. “Por ello, tomamos decisiones de inversión en los vehículos más adecuados desde un punto de vista financiero o fiscal que se ajusten más a las necesidades de cada cliente”, señala.
Por su parte, Gonzalo Nebreda, director de Banca Privada Renta 4, coincide con el planteamiento de la experta de Santander y recomienda paciencia y cautela. “Todos estos cambios fiscales (igualar el impuesto en las comunidades, limitar aportaciones a los planes de pensiones etc.) ya venían hablándose antes y, lógicamente, afectan a nuestros clientes. En este escenario, somos partidarios de esperar a que la regulación salga y tomar las decisiones particulares según el cliente”, explica.
Para Juan Llamas, director comercial de Banca Privada en CaixaBank, este “entorno errático” de políticas fiscales no les favorece nada y, además complica su labor. “Echamos de menos un marco jurídico más estable y una reglas fiscales a las que atenernos”, expresa.
Si Llamas lo define como errático, Pedro Dañobeitia, director general de Sabadell Urquijo, considera que “todo el asunto fiscal que nos viene encima es un poco triste”. “Llega una reforma que va a aumentar la presión fiscal sobre el ahorro y el patrimonio y, por otro lado, una inseguridad jurídica permanente. El entorno no ayuda mucho. Todo esto se traduce en una incertidumbre por parte de los clientes y toca acompañarlos e ir paso a paso viendo que es lo más conveniente en este momento”, apunta.
José Luis Santos, subdirector general y director del área de banca patrimonial de Banca March, cree que en este cambio de paradigma un asesoramiento personalizado y cercano será aún más importante. “La nueva propuesta valor que va a marcar la era pos-COVID debe contener estos aspectos prioritarios que garanticen la transparencia. El papel de la especialización en esa relación cliente-empresa será clave”, vaticina.
Rafael Juan y Seva, de Wealth Solutions EAF, recupera un tono más positivo y, aunque comparte que el tema fiscal genera inquietud, acepta que es un plan en el que las reglas del juego vienen dadas, por lo que hay que adaptarse. “Para nuestra industria esto tiene algunos puntos positivos, muchos clientes han terminado de entender lo que significa tener un asesoramiento y que tener claros los objetivos, una política de inversión definida y una disciplina alejada de las emociones es la mejor receta para evitar decisiones equivocadas”, explica.
Aumenta la competencia
Otro de los grandes retos a los que se enfrenta la banca privada es la irrupción de nuevos competidores. Las aseguradoras, las fintech o roboadvisors y los bancos internacionales han entrado a formar parte del ecosistema, pero ¿cómo afecta a la banca privada?
Respecto a las fintech y los roboadvisors, los expertos coinciden en que es una tendencia que ya estaba presente y que, probablemente, el COVID-19 ha acelerado. Sin embargo, no todos están convencidos de que un modelo en el que no haya relaciones humanas vaya a triunfar. “No han tenido el éxito que esperaban y lo que se busca es un híbrido entre las fintech y la persona”, señala Dañobeitia, quien considera que para competir con las fintech hace falta una buena plataforma tecnológica, una buena relación remota con el cliente y una buena propuesta de inversión digital con la que el cliente se sienta cómodo.
En esta misma línea aborda Martín la irrupción de estos nuevos jugadores. “Creo que la competencia es buena y es lógica, y nos ayudará más a preocuparnos por la calidad y el servicio al cliente para distinguir lo bueno de lo peor”, admite.
Por el lado de los roboadvisors, la experta cree conveniente distinguir entre la relación a distancia y operatividad y la relación personal y el valor añadido. “Creo que todos estamos haciendo un enorme esfuerzo en mejorar nuestros procesos digitales, pero no olvidemos que en banca privada la materia prima es la confianza y la especialización y el ser capaz de hacerle al cliente un traje a medida. En nuestro negocio esa parte física de relación es fundamental. Una cosa no está reñida con la otra, pero un roboadvisor 100% digital sin interacción de personas yo no lo veo”, señala.
Gonzalo Nebreda, por su parte, no considera que hoy las fintech sean una competencia, pero advierte que en un futuro próximo sí lo serán. “Cuando estos clientes jóvenes empiecen a tomar las riendas de los negocios y crezcan en patrimonio e inversiones creo que no estarán muy por la labor de cambiar sus hábitos, por lo que tendríamos que hacer un esfuerzo en adaptarnos a las necesidades de este cliente futuro”, advierte.
Concentración y consolidación
En cuanto a los procesos de concentración y consolidación, José Luis Santos cree que este proceso es imparable y viene provocado por una regulación cada vez más exigente, el nuevo modelo que esto conlleva y el estrechamiento de los márgenes. “Solo queda la vía de la concentración para ser más grandes y rentables. Es un proceso que ha empezado y nos acompañará en los próximos meses”, insiste. Un proceso que, a ojos de Rafael Juan y Seva traerá jugadores más fortalecidos y con más capacidades.
Tal y como lo ve Llamas, “hay una tendencia muy clara: si se reducen los márgenes, u optas por jugar el gran partido o lo tienes complicado”.