Hoy en día, las empresas que cotizan en bolsa son responsables del 47% de las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el mundo. Además, 161 empresas que cotizan en bolsa son responsables del 80% de los gases de efecto invernadero de la industria mundial.
Con estas cifras, en 2018 la Unión Europea diseñó un plan de acción con el fin de introducir la información ASG en los productos financieros y sobre todo, desarrollar nuevos índices de referencia climáticos. Estos nuevos índices han sido pensados para ayudar a los inversores a descarbonizar sus carteras y alinearlos con un escenario en el que la temperatura global del planeta no suba más de un 1,5°C hasta 2050.
La diferencia radica en que, hasta ahora, los índices existentes de bajo carbono buscaban reducir las emisiones en relación con sus índices core. Sin embargo, los índices de la UE se construyen con un objetivo absoluto de 1,5°C. Si el mundo aumentara su huella de carbono, estos nuevos referentes se ceñirán a su objetivo de descarbonización.
Los mayores proveedores de índices mundiales, tales como MSCI y S&P, basándose en las normas publicadas por la Comisión Europea, han comenzado a construir índices elegibles denominados Climate Transition (CTB) y Paris-Aligned (PAB).
Los índices de cambio climático de MSCI asignan un peso a cada valor en función de las oportunidades y riesgos asociados a la transición a una economía de bajo carbono. Para ello, la metodología de MSCI se basa en su propio modelo MSCI Low Carbon Transition (LCT), que sobrepondera los valores que más se beneficiarían de una economía baja en carbono, mientras que infrapondera aquellos valores que están más expuestos a riesgos asociados a la transición climática.
Respecto a los índices PAB de S&P, tienen como objetivo ir más allá de las regulaciones presentes, utilizando un enfoque de optimización. Estos índices no sólo colocan a la cartera en una «trayectoria de descarbonización», sino que buscan cumplir el objetivo en 2030 de reducir un 50% la emisión de carbono y el abandono total de actividades relacionadas con los combustibles fósiles. Estos son pasos clave para llegar a la neutralidad de carbono en 2050, y para asegurar la alineación con los objetivos del Acuerdo de París.
Cada vez son más los inversores, especialmente en Europa, que se comprometen explícitamente a alinear sus carteras con los objetivos de temperatura del Acuerdo de París. Estos objetivos solo pueden alcanzarse mediante la reducción de las emisiones de carbono y la consecuente descarbonización de las carteras. Siendo los inversores los principales accionistas de las mayores empresas, está en nuestras manos hacer que éstas se comprometan con el clima, especialmente las denominadas «emisores sistémicos» de CO2, que son actores críticos en la transición.
Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.