Puede que el COVID-19 no haya cambiado la forma de ver los mercados, pero, según han coincidido Marc Garrigasait Colomes, gestor de Gesiuris Asset Management, y Diego Parrilla, Managing Partner de Quadriga Asset Managers, durante el evento anual de Morningstar, el coronavirus ha sido un claro acelerador de tendencias que dificulta la construcción de carteras.
Según resume Garrigasait, con el COVID-19, en Gesiuris han penalizado mucho más el endeudamiento. “La crisis se ha llevado por delante a aquellas empresas que estaban endeudadas, por lo que, a pesar de que ya lo hacíamos, el COVID-19 nos ha hecho analizar más la deuda”, explica. Sin embargo, a pesar de que, debido a la aceleración de tendencias, intenten buscar esas empresas beneficiadas por los cambios en el consumo, el experto asegura que el corazón de su análisis no ha cambiado.
Por su parte, Parrilla resalta la importancia de la gestión del riesgo, tanto de forma individual con el apalancamiento como en la gestión de carteras por la diversificación.
La dificultad de construir una cartera
Según expresa Garrigasait, nunca había sido tan difícil construir una cartera. El experto localiza tres problemas: el riesgo enorme que asumes al invertir en bonos a cambio de un rendimiento cero o negativo, la necesidad de tomar mucho más riesgo y que el sistema está con todos los precios subvencionados por el exceso de liquidez continua.
Asimismo, considera que el orden monetario no es muy estable y ante ello recomienda tomar posiciones en activos que tengan respaldo económico real, como, por ejemplo, el oro, el inmobiliario o la agricultura. “La gran pregunta que hay que hacer es si vamos a un sistema donde las monedas pierdan mucho valor, no seamos conscientes de que el dinero no vale tanto, y, en algún momento, se pierda la confianza”.
Para el experto, una de las consecuencias de esa pérdida de confianza será la inflación. “Es un animal muy extraño que a veces llega de golpe y no hay que bajar a guardia”, advierte.
Por su parte, Parrilla entiende la construcción de una cartera como un equipo de fútbol. “Existe la percepción de que jugar al fútbol o invertir es solo meter goles y ganar dinero, por lo tanto, se tiende a formar un equipo con solo delanteros”. En este sentido, el experto considera que hay dos reglas que se deben conocer antes de iniciar el partido: entender que es un juego en el que para poder ganar primero no hay que perder y que, una vez tengas esa protección, hay que ganar sobre ese capital de forma compuesta.
A sus ojos, construir una cartera consiste en crear un equipo variado, delegar y rebalancear. “Mi primera recomendación es crear un equipo que tenga un perfil con delanteros, centrocampistas, defensas y porteros, es decir, una cartera más equilibrada. También debemos delegar algunas funciones a los expertos y rebalancear cuando sea necesario”, explica.
Concretamente, para los próximos 10 años, el experto recomienda evitar el crédito. “Los activos reales y los porteros antiburbujas como el oro serán más eficientes que los bonos de gobierno convencionales”, aconseja. Asimismo, coincide con Garrigasait y considera que, en la próxima década, uno de los mayores problemas será la inflación.
“Vamos a tener inflación y tipos cero por muchísimo tiempo y este cambio de paradigma, con sus riesgos y oportunidades, es algo que todavía no se entiende bien. Hay que entender que estamos en un momento histórico y hay que cambiar la mentalidad en la gestión de carteras”, expresa.
Las consecuencias de la actuación de los bancos centrales
Respecto a la actuación de los bancos centrales durante la pandemia, los expertos concluyen que, a corto plazo, son medidas acertadas, pero, a largo plazo, contribuyen a incrementar la inestabilidad del sistema. “Cuando hay una crisis, los bancos centrales actúan a corto plazo para mantener la liquidez del sistema, pero aumentan los riesgos a medio y largo plazo. Vamos a entrar en un nuevo paradigma algún día”, advierte Garrigasait.
Por su parte, Parilla aborda el tema remontándose atrás en el tiempo: “Me gusta resumir la última década como la transformación de interés sin riesgo a riesgo sin interés. En los últimos 10 años, se ha producido esta distorsión del precio del dinero hasta un punto en el que en Europa estamos con tipos nominales negativos, algo impensable hace 10 años”, expresa.
Para Parilla, esto implica varios problemas, el primero, que no sabemos dónde aparcar nuestro dinero, “uno de los pilares de las finanzas ha caído”, lamenta, y considera que el valor de los activos financieros está distorsionado. “Se toman medidas cortoplacistas en respuesta a las crisis, pero estas medidas no se revierten. Se supone que era algo excepcional”, alerta.
“El gran problema hoy son estas burbujas que hemos creado de forma paralela en todo el mundo. No nos podemos permitir que exploten y hacen que tengamos que responder a las crisis con más de lo mismo, más impresión de dinero y más deuda, algo altamente peligroso”, advierte.