En mitad de la tormenta del COVID-19 y sus efectos, los principales bancos de todo el mundo continúan presentando sus resultados trimestrales. El último ha sido Wells Fargo, que la semana pasada presentó sus cuentas registrando una caída del 57% de su beneficio
Estos malos resultados han disparado los rumores, que recogía recientemente Reuters, sobre la posible venta de su negocio de asset management que, actualmente, gestiona 578.000 millones dólares. En principio, la entidad estaría explorando la opción de venderlo por más de 3.000 millones de dólares, pero se quedaría con la parte del negocio de wealth management.
Según indicaba Reuters, Wells Fargo habría mantenido conversaciones con potenciales firmas de gestión de activos y de capital privado, pero aún no se ha confirmado ningún acuerdo. Estos movimientos corporativos supondrían la primera gran decisión de Charles Scharf, CEO de Wells Fargo, desde que se unió a la entidad el año pasado procedente BNY Mellon. Scharf está inmerso en la transformación del banco, incluso estaría estudiando una reducción de costes y ahorros de 10.000 millones de dólares anuales.
Como el resto del sector financiero, el banco está sufriendo el impacto de la pandemia. «La trayectoria de la recuperación económica sigue sin estar clara, ya que el impacto negativo del COVID-19 continúa y no se sabe con certeza si habrá más estímulos fiscales, pero seguimos siendo fuertes con nuestros niveles de capital y liquidez muy por encima de los mínimos reglamentarios», afirma Scharf, en el comunicado del banco.
El beneficio de Wells Fargo cayó un 57% hasta situarse en los 2.000 millones de dólares, una reducción significativa frente a los 4.600 millones de dólares que obtuvo en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, la entidad señala que sus resultados son mejores que los registrados en el segundo trimestre del año, en los que perdió 2.000 millones de dólares al realizar provisiones para cubrir los préstamos morosos.