Una de las frases más controvertidas de Gilbert Van Hassel, CEO de Robeco, es “el beneficio salvará el mundo”. Sobre el significado que encierra esta afirmación profundizó durante el encuentro online #Togetherness SI Recovery, en el que participó proyectado en forma de holograma. “Cuando hablo de beneficio, me refiero a beneficios no sólo para los accionistas, sino para todos”, matizaba Van Hassel al inicio de su intervención.
La gestora defiende que la recuperación económica a la que todos los países y economías se enfrentan tras las crisis del COVID-19 debe hacerse desde la sostenibilidad y entre todos. “Estamos ante un cambio de mentalidad. Tras esta crisis sanitaria, vendrá una crisis económica que va a afectar a los más necesitados. En este contexto, como gestores de activos, nuestra responsabilidad no es solo maximizar la rentabilidad y la riqueza, sino beneficiar a todos. El viejo paradigma debe ajustarse para lograr el bienestar de todos”, explicaba
Esta reflexión pone en primer línea aspectos como el clima, una de las “tareas más urgentes” que la sociedad debe de abordar. Según Van Hassel, la buena noticia es que la concienciación sobre la sostenibilidad y la voluntad de cambio dentro de las empresas es real, y la industria de gestión activos lo ha demostrado introduciéndolo en sus procesos de inversión y en su ADN.
“Es importante preguntarnos si, la creación de riqueza y bienestar mientras se invierte, son conceptos compatibles. Nuestra respuesta es que sí lo son, y la inversión sostenible es el eje vertebrador. Creemos que debe convertirse en una práctica estándar en la industria. Si hacemos una interpretación amplia de la sostenibilidad vemos que hay no solo factores como el cambio climático, sino también los conceptos de diversidad, la igualdad de ingresos y la pobreza. Está claro que las cosas tienen que cambiar. Si nos enfocamos en la sostenibilidad, seremos mejores gestores”, añadía Van Hassel.
Ideas de inversión
Ahora bien, el gran reto está en aterrizar esta filosofía, que sitúa a la sostenibilidad como parte de la solución ante la incertidumbre actual, en algo real y tangible que transforme la realidad. Para ello Robeco ha identificado una serie de tendencias ESG que darán forma al mundo tras el COVID-19.
“Hemos identificado cuatro tendencias y así poder aprovechar las oportunidades que acompañarán a este gran desafío. La primera es la regulación como dinamizador de los parámetros ASG; la segunda el cambio climático y la evolución hacia un transporte limpio; la tercera la reubicación de la producción para mitigar riesgos y hacer una mejor diversificación de proveedores; y la cuarta es la descentralización del trabajo y la salud. Ha llegado el momento de ponernos a trabajar con mayor ahínco para impulsar la inversión en sostenibilidad y su impacto, y así debemos exigirnos, porque resultarán claves en cualquier inversión con futuro”, apuntó Ana Claver, CFA, Country Head de Robeco Iberia y Chile, conductora del evento online.
Sobre la primera de estas tendencias, la regulación, Claver explica: “La fuerte recesión en 2020 ha motivado un incremento en el gasto fiscal para tratar de mitigar el daño y estimular una rápida recuperación. Estos programas significarán una mayor presencia de la Administración en asuntos sociales y económicos, lo que supone una mayor regulación y socialización de ciertos sectores de la economía. La parte positiva es que esta regulación supondrá una mayor consideración de los parámetros ESG”.
Respecto al cambio climático y evolución hacia un transporte limpio, destaca que los reguladores están invirtiendo en infraestructuras del vehículo eléctrico, subvencionándolos, y modernizando las infraestructuras ferroviarias. “Con esto, esperamos un rápido aumento en el gasto del consumidor en estas tecnologías sostenibles, a pesar de la situación actual, así como ciertos cambios frente a anteriores comportamientos, como la sustitución del uso del avión por videoconferencias y un mayor uso del tren de alta velocidad. Éste se verá impulsado en Europa tras la armonización del sistema ferroviario y su mayor competitividad si se materializa el intento político de aumentar las tasas en los vuelos de corto recorrido”, sostiene.
La tercera de las tendencias, la reubicación de la producción, ha sido uno de los asuntos más analizados durante la pandemia del COVID-19, porque la crisis ha puesto de manifiesto la debilidad de las cadenas de suministro. En este sentido, Claver apunta que se tenderá a mitigar estos riesgos diversificando los proveedores, así como devolviendo parte de la producción a los países de origen. Esto último, “implica una mayor inversión en automatización y en robótica (Industria 4.0) que suponga nuevos ahorros al reducir la dependencia de una mano de obra menos cualificada, y que permita una mayor flexibilidad ante una demanda cambiante, mitigando los riesgos ante eventos externos inesperados”.
Por último, la gestora apunta como tendencia: la descentralización del trabajo y la salud. Según explica Claver. “A raíz de la toma de conciencia general sobre la vulnerabilidad de la sociedad ante la expansión de una pandemia, pensamos que se dará un cambio en la demanda de mayor seguridad e higiene, que dará pie también a la mejora de tecnologías y servicios que permitan la realización de test, diagnósticos y tratamientos de una manera más ágil. Esto potenciará el sector salud, incluyendo el equipamiento de laboratorios, la telemedicina o los servicios de salud digitales como el monitorizado remoto, pero también la revisión de ciertas dietas en la industria alimentaria” .